Re: Una presidente judía
Coincido en la precisión de Gianpaolo acerca de distnguir entre "judío" y "sionista". Aunque es verdad que la condición previa e inexcusable de un sionista es la de ser judío. Es decir, no se puede ser una condición sin la otra.
Pero no deja de ser lo mismo que afirmar que como fuiste "nacionalsocialista", eres un "genocida de las Waffenn SS". Hubo muchos nacionalsocialistas que no se enteraron de lo que pasaba y cuyo Estado se lo ocultaba. O todavía es peor falacia sofística afirmar que "alemán = nazi".
Hay judíos totalmente inocentes, que no pidieron nacer en ninguna de dichas comunidades, que viven como cualquier otro ciudadano del mundo y que no aprueban ni apoyan el movimiento sionista. Pero tal situación, tampoco ha de ser motivo, o causa, de que haya que mirarlos con simpatía. "Los amigos se eligen" y es algo que se suele hacer principalmente por afinidad basada en un pre-juicio positivo.
En cuanto al tema principal que estais tratando, qué Dios os coja confesados. De esa "señora" acá no se habla mucho en los medios, salvo cuando sale con alguna de las suyas, la última arbitrariedad, el embargo de Aerolíneas Argentinas, ¿será que le interesan personalmente? o ¿es que ella las va a sanear económicamente? y ¿a costa de quién, quiénes o qué?
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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