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Tema: Malvinas volveremos!!

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    Avatar de Mexispano
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    Re: Malvinas volveremos!!

    Von Hayek y la guerra de Malvinas: de teórico de la libertad a sicario intelectual

    March 31, 2020

    Lucas J. Carena





    Friedrich von Hayek


    La sorpresa invadió mi rostro un día de primavera, mientras leía un libro de Norberto Galasso, historiador revisionista argentino. Personaje, éste, interesante, que estudió en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, de donde egresó como contador, en 1961. Pero cuyo periplo intelectual, inusitado, lo llevó desde los ideales de la izquierda marxista hacia un nacionalismo populista o, en otras palabras, socialismo nacional, que tremolaba las banderas de Perón y la tercera posición.

    El libro se llama Cómo pensar la realidad Nacional. Crítica al pensamiento colonizado, publicado por Ediciones del Pensamiento Nacional, y cuya primera edición fue presentada por Colihue Editora en 2008, en Buenos Aires. Mi sorpresa, para no intrigar más al lector, se generó cuando en la página 161 de aquel estudio leí los siguiente referido Álvaro Alsogaray: “A muchas décadas de distancia, el fenómeno subsistía, y bastaba oír una exposición del ingeniero Alsogaray, para comprender que las mismas tesis económicas, con los mismos argumentos, resultan la manera natural de los jefes de los grandes monopolios extranjeros. La división internacional del trabajo que para estos es negocio suculento, coparticipación minoritaria, presidía una manera de reflexionar. Claro que Von Hayek, coherente con su liberalismo económico, le propuso a la señora Margaret Thatcher, en medio de la guerra de Malvinas, que lo mejor era bombardear Buenos Aires y el ingeniero Alsogaray no llegaba a tanto -exclusividad del almirante Rojas- aunque en días de huelga general no le faltaban ganas de bombardear el Gran Buenos Aires.”

    La cita despertó en mí estupor, porque de los enemigos ideológicos, como decía un amigo mío, “todo se puede esperar, pero no tanto”. La pluma de Galasso, comparaba la idiosincrasia desperonizadora de los militares en épocas del proceso y, en general del pensamiento liberal argentino, con quienes, contra Perón, (Rojas) no dudaron en bombardear a civiles durante septiembre de 1955. No olvidemos que Alsogaray, teniendo aún 90 años, en el año 2004 dijo que el único golpe de estado justificable fue el del año ’55, aunque no se definía como antiperonista (ello así por su cogobierno con Menem, contra quien, al igual que el radical Angeloz, compitió en las elecciones de 1989, pero con quien luego se asoció en el “neoliberalismo” digitado por el Consenso de Washington).[1]

    Pero, por supuesto, mi atención se puso inevitablemente en lo que Galasso decía de Friedrich August von Hayek, intelectual exponente de la Escuela Austríaca de Economía de origen judío, acerca de su inicua recomendación a la primer ministro, Margaret Thatcher, de bombardear a civiles indefensos en medio de la contienda del Atlántico Sur. Recomendación que suele aparecer en épocas de guerra, se dice, con fines de infundir terror y terminar más rápidamente las conflagraciones ahorrando recursos. Práctica abyecta, que tiene su rastro en la 2da Guerra Mundial y que, indudablemente, ya se había aplicado en nuestro país, en 1955, con el fin de matar a Perón, o, al menos, precipitar su caída.

    Pero mi sorpresa estuvo invadida por distintos y simultáneos aspectos. En primer lugar, porque me resultaba difícil creer fuera posible, o, al menos, probable, que alguien tenido por intelectual (incluso por una de las mentes más ilustres de fines del siglo XX) pudiera poner por escrito una recomendación de tal magnitud. Semejante recomendación, no sólo como argentino me escandaliza y me molesta, sino también, trastoca todos los posibles postulados morales que de un intelectual se puedan esperar, además de, por supuesto y como veremos, la contradicción que supone a su propio pensamiento. Pero todo lo antes dicho, claro está, era posible de ser indagado únicamente suponiendo que Galasso, como historiador documentado, no cometería tampoco la impericia de declarar algo tan fuerte, sin tener una fuente certera. Así que me vi obligado a dar con un documento que lo confirme. Así fue que me di a la tarea averiguar si tal recomendación de Hayek a Thatcher era plausible de ser hallada.





    Efectivamente, en el sitio web de la Thatcher Foundation, en los archivos desclasificados, con el número 117186[2], finalmente encontré la fuente a la que el historiador hacía referencia. El documento se titula: “Hayek letter to The Times” (Holding the Falklands) Britain justified in attack on Argentina.





    En términos un tanto más diplomáticos que la paráfrasis de Galasso, von Hayek recomendaba, en efecto, un bombardeo al territorio argentino y, con ello, no ha de descartarse, sobre civiles. La traducción del texto del pensador austríaco dirigido a Margaret Thatcher sería la siguiente:


    Reteniendo las Malvinas

    Del profesor F.A. Hayek, FBA.

    Señora, aunque bien puedo entender que el Gobierno británico no desea mencionar esto, quizá se debiera recordar a Argentina, que ninguna regla del derecho internacional prohibiría recurrir a otro ataque militar a lo que durante 150 años ha estado bajo la jurisdicción de Gran Bretaña, con algún contraataque a la fuente geográfica de semejante acción belicosa.

    Ello bien podría resultar una protección más efectiva que convertir las Malvinas en una fortaleza. Un agresor no tiene derecho alguno a exigir que las acciones hostiles queden delimitadas a la región que él mismo elija.

    Fielmente
    F.A. Hayek
    Urachstrasse, 27,
    d-7800 Friburgo (Breisgau)
    Alemania Occidental
    10 de febrero


    Detengámonos, entonces, en las implicancias de lo que aquí se “sugiere”. Ante todo, dos pequeñas apostillas preliminares: en primer lugar, la relación Hayek-Thatcher, que me retrotrae a lo que John Ranelagh escribe sobre el comentario de Margaret Thatcher en una reunión de política del Partido Conservador a fines de la década de 1970, “Otro colega también había preparado un documento argumentando que el camino intermedio era el camino pragmático que debía tomar el partido conservador [...] Antes de que terminara de hablar, en su papel, la nueva Líder del Partido [Margaret Thatcher] buscó en su maletín y sacó un libro. Era Los Fundamentos de la Libertad de Friedrich von Hayek. Interrumpiendo [al orador], levantó el libro para que todos lo viéramos. Dijo con severidad, ‘es lo que creemos’, y golpeó a Hayek sobre la mesa.”[3] En segundo lugar, inevitablemente, ello me recordó que en dicho libro, Hayek, escribe un epílogo o post-scriptum titulado: “Por qué no soy conservador”, donde se despega completamente del conservadurismo al que admite haber tenido que apoyar en la praxis electoral para combatir al socialismo. Allí el autor dice que el conservadurismo, en épocas de la revolución francesa (los franceses para Hayek barajan un concepto distinto de libertad como emancipación), fue la histórica oposición del liberalismo. Para Hayek el conservadurismo implica una legítima, seguramente necesaria y, desde luego, bien difundida actitud de oposición a todo cambio súbito y drástico, cosa que no necesariamente concuerda con el liberalismo. Incluso dice “Intuyen los conservadores que son sobre todo nuevos idearios los agentes que provocan las mutaciones sociales. Y teme el conservador a las nuevas ideas precisamente porque sabe que carece de pensamiento propio que oponerles. Su repugnancia a la teoría abstracta, y la escasez de su imaginación para representarse cuanto en la práctica no ha sido ya experimentado, le dejan por completo inerme en la dura batalla de las ideas.”[4] Con lo que no pude menos que esbozar una sonrisa, imaginando a la señora Thatcher, líder del Partido Conservador, en medio de una reunión plenaria, arrojando con firmeza y decisión un libro sobre la mesa, en el que se dice que los conservadores son carentes de ideas, diciendo “¡Esto es en lo que creemos!”.

    Ahora bien, Hayek, en dicho libro de 1960, y esto es lo que importa, en el capítulo I, esboza lo que, podemos decir, es su definición de “libertad”. Cabe recordar que la Escuela Austríaca de Economía, si bien con ese título es reconocida, no constituye, ni el conjunto de sus ideas ni sus integrantes, un corpus necesariamente unívoco, aunque sí existen miradas comunes de base (teoría del valor-utilidad por dar un ejemplo), y se la considera una escuela que reflexiona filosóficamente sobre los basamentos y fundamentos de “la libertad”, mientras que no se limita a brindar soluciones mecánicas de la economía. Y en su reflexión profunda de la libertad, Hayek, nos brinda una definición negativa: “la libertad es la ausencia de coacción arbitraria”. Y tal arbitrio, es necesariamente el arbitrio de un tercero. “En dicho último sentido, la ‘libertad’ se refiere únicamente a la relación de hombres con hombres y la simple infracción de la misma no es más que coacción por parte de los hombres”[5]. Así, el autor vienés limita la coacción arbitraria externa, a la imposición de la voluntad por parte de un otro. Una persona inválida que no puede practicar un deporte por culpa de su condición, en este sentido, no es menos libre. Asimismo, un montañés que, producto de un desmoronamiento, queda atrapado en una gruta, está privado de su libertad pero no en el sentido que incumbe a las relaciones sociales, que son las que a von Hayek interesan. Lo que importa es la libertad en sentido social como falta de coacción. Y la coacción es siempre coacción de un “otro” que me limita o me restringe, y la libertad es entonces la ausencia (de ahí el negativismo de la definición) de tal coacción. La esclavitud, el autoritarismo, la planificación central, el colectivismo, la imposición (o los impuestos) son todos ejemplos, por derivación, de enemigos del liberalismo, partiendo de la definición de libertad de la que se desprende el pensamiento hayekiano, donde necesariamente un “otro” es el que, arbitrariamente, coacciona. Pero no hay mayor coacción arbitraria, que la ejercida sobre el propio cuerpo, que para John Locke (1632-1704) padre del liberalismo político de quien Hayek pretendía ser de alguna manera continuador, es la “primera propiedad”. “Aunque la tierra y todas las criaturas inferiores pertenecen en común a todos los hombres, cada hombre tiene, sin embargo, una propiedad que le pertenece a su propia persona; y a esa propiedad nadie tiene derecho excepto él mismo. El trabajo de su cuerpo y la labor producida de sus manos, podemos decir que son suyos.”[6] Atacar a la “primera propiedad” individual del cuerpo y lo que con éste producimos, y, más aún, la búsqueda de la desaparición física del cuerpo, constituye el momento en que la coacción arbitraria alcanza su máxima expresión. No hay libertad, si otro me arrebata la vida. No tengo derecho a nada, si no tengo derecho a vivir. Si asumimos con Jorge Vergara Estévez[7] que el referente principal en la elaboración de la antropología Hayekiana fue el liberalismo inglés del siglo XVII y XVIII, especialmente el de Locke y Smith, no podemos sino asumir que hay en la sugerencia “diplomática” de von Hayek, una profunda incoherencia filosófica además de una terrible inmoralidad.

    La recomendación de Hayek[8], no sólo contradice su propia prédica de no practicar la coyunda con el conservadurismo, lo cual podría estar en última instancia justificado por las dificultades de una praxis política de las ideas de los austríacos a comienzos de los ’80. Incluso, todavía, tal contradicción podría quedar debidamente saldada si atendemos a que Thatcher, carente de ideas, hiciera propias las de Hayek y, con ello, al convertirse éste en su consejero, tal situación le permitiera llevar a los hechos algunas de sus consideraciones sobre el orden espontáneo, su teoría monetaria y ciclo económico, su teoría pura del capital o la desnacionalización del dinero.

    Sin embargo, la recomendación de Hayek atenta con los cimientos fundamentales de la definición misma de la libertad por él presentada. No se trata de una mera impericia o descuido, sino del más mendaz cinismo. Hayek anima a Thatcher a bombardear suelo continental argentino. El Nobel en economía, “protector de la libertad”, no creía en lo que pregonaba. Aprovechando un bache jurídico internacional, se resiste a admitir que sea en el suelo insular malvinense donde deba desplegarse la batalla aeronaval y le recuerda a Thatcher que atacar el territorio argentino “bien podría resultar una protección más efectiva que convertir las Malvinas en una fortaleza”.

    Si los libertarios me dijeran que, como argentino y, más aún, como nacionalista argentino que soy y me considero, debo hacer el esfuerzo, sin enojos viscerales, de tomar distancia y separar las cosas, es decir, de entender que en la situación de guerra y excepción (dado que Inglaterra es nuestro enemigo imperialista y colonizador histórico) las decisiones o recomendaciones que se toman o se dan no me pueden llevar por ello a invalidar las apreciaciones que el discípulo de von Mises, en favor de la libertad, ha hecho a lo largo de su obra, debo responder, por el contrario, que no es cierto que tal recomendación no invalide su teoría económica, al contrario, socava radicalmente el concepto de libertad sobre el cual se erige y emplaza todo su sistema de ideas. No todo argumento ad personam es falacia ad hominem. No estamos aquí discutiendo si Hayek en su fuero íntimo era autoritario con las mujeres o ejercía coacción sobre su vecino y no por esto su teoría y aportes quedarían invalidados. Estamos hablando de una cuestión de orden público (planificado) de implicancias sobre la vida de miles de personas y su libertad fundamental que Hayek no hace menos que despreciar, cuando en lugar de ello, debiera preservar.

    No estoy, tampoco, confundiendo la noción de libertad política con la de libertad individual que en el libro de marras está bien clara. “La aplicación del concepto de libertad en sentido colectivo más bien que en sentido individual se aclara cuando hablamos de los deseos de un pueblo de liberarse del yugo extranjero y de determinar su propio destino. En este caso utilizamos ‘libertad’ en sentido de ausencia de coacción de un pueblo como tal.”[9] Para el autor de Camino de Servidumbre, la libertad política y la independencia nacional, pueden conseguirse incluso renunciado a libertades de índole individual, prefiriendo a déspotas propios que a gobernantes garantes de la libertad provenientes del extranjero. Nos referimos al atentado contra la libertad individual que implica empujar un conflicto bélico, de manera ambigua, quitándolo de la neutralidad del terreno insular en disputa, y llevándolo a territorio argentino “habitado”.

    La definición de libertad negativa, está subordinada a la definición de coacción. “Por ‘coacción’ queremos significar presión autoritaria que una persona ejerce en el medio ambiente o circunstancia de otra. La persona sobre la que se ejerce dicha presión, en evitación de mayores males, se ve forzada a actuar en desacuerdo con un plan coherente propio y a hacerlo al servicio de los fines de un tercero. […] La coacción es precisamente un mal, porque elimina al individuo como ser pensante que tiene un valor intrínseco y hace de él un mero instrumento en la consecución de los fines de otro.”[10] Cabría preguntar, ¿cuáles son esos “males mayores” que la víctima de la coacción habría de evitar y mediante las cuales está dispuesto a ceder su libertad a la voluntad externa sino la violencia física y la muerte? ¿Cuál es el valor intrínseco de los individuos a los que la recomendación de Hayek pudiera significar la muerte? De allí que la coacción física legítima depositada en el estado, implique el monopolio de la fuerza. Aquí hay una contradicción cuya flagrancia supera la que según el autor existe entre economía planificada y libertad individual. El investigador del LSE, no se limita a sugerir la eliminación del individuo como ser pensante, sino que llega a proferir la justificación de un ataque al territorio argentino continental, donde la posibilidad de atentar contra civiles era indudablemente más grande[11]. En la guerra de Malvinas, se calcula que murieron 649 soldados argentinos, 255 británicos y apenas tres isleños. Hayek no dice, estamos pronto admitirlo, que habría sido licito matar civiles, pero pudiendo referirse con precisión a un ataque, por ejemplo, a la Base Naval Puerto Belgrano, en Bs. As., se limita a sugerir que se realice un contraataque sobre la “fuente geográfica de la acción belicosa” acercando el fuego a tierra habitada por seres humanos inocentes y con eso, abriendo la puerta, como lo interpreta Galasso, a convertir a Buenos Aires en un nuevo Dresde. No hay mayor liberticidio que el genocidio.

    Nunca pude saber, salvo que se lo pregunte, si Galasso, cuando dice “coherente con su liberalismo”, refiriéndose a von Hayek, lo hace en forma literal o irónica, aludiendo a un sinnúmero de contradicciones intrínsecas al derrotero intelectual del afamado economista. Aun asumiendo que Hayek, a favor de los ingleses, considerara a Argentina país invasor, nada explica que prefiera orientar el conflicto sobre territorio continental si la coacción ejercida entre una nación y otra no involucraba per se la puesta en peligro de la libertad individual alguna, por lo menos para Inglaterra, siendo el territorio en disputa una isla prácticamente despoblada, de clima hostil y temperaturas gélidas que los británicos quieren para obtener proyección antártica.

    Concluyendo, el pensamiento libertario se ha puesto a la moda. Hoy, que conmemoramos una vez más la defensa de nuestra soberanía, muchos jóvenes, embelesados y obnubilados por obras como las de von Hayek, al grito de “¡viva la libertad carajo!” como nuevas manifestación de demagogia liberal (pensamiento, éste, individualista y falto de sentimiento patrio y, por derivación, portador de una encubierta cuota de anglofilia), están siendo víctimas de un lavado total de cerebros, incluso, a costa de renunciar al justo reconocimiento de aquellos soldados argentinos que dieron la vida en la Gesta de Malvinas en pro de nuestra soberanía, idolatrando al enemigo ideológico e intelectual, incluso haciendo entreguismo de la Patria al pretender reconocer, como lo he visto con cada vez mayor frecuencia, en Margaret Thatcher, una mujer “audaz y tenaz”, cuando no encontró, en rigor, mejor salvaguarda para su pésima gestión como primer ministro, que hacer la guerra talasocrática contra nuestro país, para encolumnar tras sí el sentimiento de orgullo inglés y alcanzar con ello la aprobación, que venía en declive, de su pueblo. Veo con horror la penetración en la juventud argentina de las ideas liberales y anglófilas que sólo en la palabra “liberalismo” y en marco de vociferantes y declarativas arengas son defensoras las libertades individuales, pero en la praxis política histórica han sido instrumento ideológico y portaestandarte de la ocupación liberticida y opresora. No se trata simplemente de descalificar el pensamiento de un intelectual como von Hayek con el simple “mote” de “enemigo de la patria Argentina”. Cosa, ésta, que no necesariamente debiera descartarse, sino que, ad personam, en su rol de consejero, estuvo dispuesto a echar por la borda los propios fundamentos (los más axiomáticos y básicos) de su filosofía, como así también de su propia concepción antropológica. En favor del yugo y el poder opresor de la Pérfida Albión, Friedrich von Hayek devino en sicario intelectual.



    Bibliografía:

    - Hayek. F. (1960) Los Fundamentos de la Libertad. Unión Editorial.

    - “Hayek letter to The Times” (Holding the Falklands) Britain justified in attack on Argentina. - --- Documento desclasificado Nro. 117186. Thatcher Foundation. The Time, 17 de febrero de 1983 pág. 11.

    - Locke, J. (1993) Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil. Buenos Aires. Ed. Alianza. Pág. 56.

    - Ranelagh, J. (1991) Thatcher's People: An Insider's Account of the Politics, the Power, and the Personalities. Londres. Harper Collins.

    - Vergara Estévez. J. (2009) “La concepción del Hombre de Friedrich von Hayek”. en Revista de Filosofía Volumen 65. 161-176. Santiago. Universidad de Chile.



    Notas:

    [1] Álvaro Alsogaray: “El único golpe justificable fue el del 55” en La Nación, 21 de marzo de 2004 (compulsa 28/03/2020): https://www.lanacion.com.ar/opinion/...l-55-nid583935

    [2] Conforme: https://www.margaretthatcher.org/document/117186 (compulsa a 28/03/2020)

    [3] Ranelagh, J. (1991) Thatcher's People: An Insider's Account of the Politics, the Power, and the Personalities. Londres. Harper Collins.

    [4] Hayek. F. (1960) Los Fundamentos de la Libertad. Unión Editorial. pág.884

    [5] Ibídem. pág.33, 34.

    [6] Locke, J. (1993) Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil. Buenos Aires. Ed. Alianza. Pág. 56.

    [7] Vergara Estévez. J. (2009) “La concepción del Hombre de Friedrich von Hayek”. en Revista de Filosofía Volumen 65. 161-176. Santiago. Universidad de Chile. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-43602009000100010.

    [8] Además, claro está, de obviar que la custodia inglesa durante 150 años en Malvinas a la que hace referencia, no es sino la ocupación británica desde el 3 de enero de 1833, donde, con dos buques de guerra, desalojaron a la guarnición argentina de Puerto Soledad. Coacción arbitraria de antología.

    [9] Hayek. F. Op. Cit. pág. 39.

    [10] Ibídem. pág. 53.

    [11] No conforme, por cierto, con que se tratara de una guerra en que la población británica se encontraba en tranquilidad y a resguardo, a doce mil setecientos kilómetros de los bombardeos.




    ___________________________

    Fuente:

    Von Hayek y la guerra de Malvinas: de teórico de la libertad a sicario intelectual (wixsite.com)

  2. #2
    Avatar de juan vergara
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    Re: Malvinas volveremos!!

    Gracias por el aporte Mexispano!
    Hayek no fue el único que tuvo en miras el ataque a nuestra Patria en la guerra de Malvinas.
    Incluso hubo un desembarco de tropas especiales inglesas que pretendieron incursionar en una base aérea en el sur que finalmente
    no pudieron operar y tuvieron que retirarse.

  3. #3
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: Malvinas volveremos!!

    MALVINAS: a 40 años de una gesta nacional

    Se cumplen en estos días 40 años de la recuperación temporal de las Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur.






    Se cumplen en estos días 40 años de la recuperación temporal de las Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur. Sería largo de explicar los fundamentos jurídicos que legitimaron en su momento el dominio español sobre las mismas y luego – por aplicación del principio “utis possidetis iuris”- nuestra soberanía sobre todo el archipiélago. Los ilícitos y transitorios asentamientos de Francia e Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII no lograron empañar la pacífica posesión por parte de España,
    desde su descubrimiento en 1520 por la expedición de Magallanes – 72 años antes del avistaje realizado por el marino inglés John Davis – hasta la Declaración de nuestra Independencia en 1816.



    “De 1520 es, precisamente, el mapa más antiguo donde, por primera vez, aparecen cartografiadas las Islas Malvinas” [1], denominadas en aquel tiempo como “Islas de Sansón”. Esto explica los reclamos diplomáticos de la Corona cada vez que se produjeron incursiones por parte de ingleses, franceses y holandeses, como los 27 nombramientos de administradores de las Malvinas hechos por España entre 1776 y 1810.

    En 1820, consumada ya nuestra Independencia, se tomó posesión de las Islas en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata, izándose por primera vez el pabellón nacional.

    “Durante la década de 1820 los distintos gobiernos de Buenos Aires designaron gobernadores en Malvinas y legislaron sobre sus recursos pesqueros y el otorgamiento de concesiones territoriales”
    [2].

    Don Luis Vernet fue nombrado en 1829 su primer Comandante político y militar.

    Allí se trasladó “con su esposa María Sáez, oriunda de Montevideo, teniendo con ella una hija en Puerto Soledad: Malvina Vernet y Sáez.

    La población que había en la isla era de entre 120 y 150 residentes en total, y estaba compuesta fundamentalmente por cazadores y pescadores”[3]. Es decir que el territorio hoy en disputa estaba poblado y tenía un gobierno local.

    Por aquellos años, el Imperio Británico tenía interés en ocupar las islas por razones geopolíticas, militares y económicas. Los ingleses habían sido rechazados heroicamente por los criollos con ocasión de las famosas Invasiones a Buenos Aires de 1806 y 1807, y volverían a ser derrotados por la Confederación Argentina en la Guerra del Paraná, entre 1845 y 1848. Pero la guerra civil de unitarios y federales, unida a la Expedición al Desierto para consolidar nuestra soberanía sobre parte de la Patagonia, impidió que nos defendiéramos con éxito de la violenta ocupación inglesa del 2 de enero de 1833. La protesta del entonces gobernador argentino en Malvinas, José María Pinedo, como la recuperación temporal de las mismas realizada por un grupo de peones capitaneados por el entrerriano Antonio Rivero (conocido como el “Gaucho Rivero”) fueron inútiles.

    Gran Bretaña, violando el Tratado de Tordesillas entre España y Portugal de 1494, el Acuerdo de Madrid entre España y el Reino Unido de 1670, el posterior entre ambos Estados de 1771, el Tratado de San Lorenzo del Escorial de 1790 y el de Amistad entre las Provincias Unidas del Río de la Plata e Inglaterra de 1825, ocupó de modo ilegal las Islas y a partir de 1843 envió los primeros colonos a un territorio que no les pertenecía.Dichos colonos son, en muchos casos, los ascendientes de los actuales habitantes de las Islas llamados “kelpers”, a los cuales Gran Bretaña y algunos intelectuales argentinos – contrariando principios jurídicos de orden internacional, entre otros el de “integridad territorial” y el de “no prescripción de los derechos legítimamente adquiridos y conservados” – quieren otorgarles la “autodeterminación”, esgrimiendo la necesidad de custodiar, no los “intereses” (que la Argentina siempre prometió respetar), sino los “deseos” de los mismos. Naturalmente, si accediéramos a esa pretensión – que fue la utilizada por la diplomacia inglesa en 1982 -, los kelpers se constituirían en un estado independiente, integrante de la Comunidad Británica de Naciones.

    Sostener esa hipótesis (que la ONU rechazó como contraria a derecho en relación al Peñón de Gibraltar), carece de fundamentos jurídicos adecuados y sería hacerle el juego al imperialismo inglés.

    Con maniobras de ese tipo las Provincias Unidas del Río de la Plata se desintegraron parcialmente en el siglo XIX, separándose de las mismas el Alto Perú (hoy Bolivia), Paraguay, la Banda Oriental (hoy República Oriental del Uruguay) y las Misiones (tanto Occidentales como Orientales) que pasaron a manos de Brasil.

    Meditemos que mientras ciertos gobernantes argentinos esgrimían esta indiferencia, que implicó una disminución de casi la mitad de nuestro territorio – con la pérdida de riquezas históricas, culturales, religiosas y económicas – Brasil y EE.UU, en la misma época, no hicieron más que agrandar el suyo a costa de otras naciones…

    Los sucesivos gobiernos que tuvieron a su cargo las Relaciones Exteriores de la Argentina, desde 1833 hasta la fecha, hicieron las reclamaciones diplomáticas de rigor, en una larga y pacífica protesta, impidiendo de ese modo la prescripción de nuestros derechos. Gran Bretaña incurrió en cambio en numerosas contradicciones que, según la “doctrina de los actos propios”[4] del derecho internacional público, constituyen un argumento en contra de sus pretensiones, que se suma a las ilícitas ocupaciones de 1833 y de 1982. Inglaterra no sólo no hizo lugar a ninguno de los sucesivos planteos de la Cancillería argentina sino que desconoció de hecho las Resoluciones 1514 y 2065 de la Asamblea General de las Naciones Unidas referidas – de modo indirecto o directo – a esta cuestión. Intereses militares y económicos llevaron, por el contrario a que Gran Bretaña fortificara militarmente las Islas- antes de 1982 -y realizara sucesivas exploraciones en busca de hidrocarburos, situación que se mantiene hasta el día de hoy, cuando se conjetura con seriedad no sólo la existencia de petróleo en la zona, sino la ubicación del mismo a una profundidad menor que en las aguas del Brasil. Por informes de las expediciones de las empresas que ilegalmente exploran la cuenca de Malvinas, se supone que allí hay grandes “reservas (…) de barriles de petróleo de calidad comercial”.[5]

    La posesión de las Islas Malvinas por parte de una potencia colonialista, además de la injusticia que de suyo comporta, compromete nuestros derechos sobre la Patagonia y sobre la Antártida y nos priva de los recursos naturales propios de dicho espacio geográfico. Con el agravante de que, a partir de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa en 2009, Gran Bretaña consiguió que las Malvinas formen parte de la “región ultraperiférica de la Unión Europea”[6]. De ese modo, los 27 miembros de la Unión se han hecho “cómplices y garantes de la usurpación británica de las Islas”[7], europeizando su ocupación. De allí la importancia de “suramericanizar” el tema, teniendo en cuenta la solidaridad que la mayoría de las naciones hermanas de Hispanoamérica manifestaron durante la Batalla de 1982. Recordemos en especial el apoyo de Perú. Malvinas es no sólo una Causa Nacional de lo argentinos (sin distinción de clase, de partido o de sector) sino una Causa de la Patria Grande Suramericana y de toda la Comunidad Hispánica de Naciones. Generación tras generación, a los largo de cinco siglos, nuestros antepasados descubrieron, ocuparon y gobernaron esa porción de la Patria, y luego de 1833, la defendieron, tanto por la vía diplomática como por la militar. El último conflicto bélico, más allá de la derrota, de las imprudencias y de las traiciones, tuvo reconocidos actos de coraje que constituyen una verdadera gesta de nuestro pueblo. Gracias al mismo la Argentina redescubrió que tiene Héroes. No víctimas, sino Héroes, que encarnaron de modo paradigmático la virtud del patriotismo. Por eso es importante recordar que una Batalla perdida no es una Causa perdida. Podemos afirmar con José Hernández, el autor del “Martín Fierro” que “absorberle un pedazo de territorio (a los pueblos), es un doble atentado, porque no sólo es el despojo de una propiedad, sino que es también la amenaza de una nueva usurpación”.[8] . Y preguntarnos, con el célebre político e intelectual nacionalista Ramón Doll, qué significa, de hecho, el despojo de las Malvinas. “Ya podemos comprender perfectamente cuál es la función específica del dominio inglés sobre las Malvinas- decía en 1939-. Con respecto a la Argentina sirven como de una advertencia muda, como de un gesto simbólico de señorío sobre nuestro país. Desde el archipiélago malvinero, un inglés fue apostado ahí para que constantemente nos hiciera un signo imperativo de silencio y sumisión respecto a la situación de colonia vergonzante con que nos tiene subordinados. Adviértase fácilmente que la presencia de esa posesión inglesa, el recuerdo de que la obtuvo a base de la más cínica prepotencia, y el silencio irónico con que Inglaterra contesta nuestras reclamaciones, tienen una gran importancia psicológica sobre el espíritu público argentino (…). Las Malvinas son en manos de Inglaterra algo así como la fianza o si se quiere la prenda (…) que simboliza la venta total de la soberanía argentina”[9]. En otras palabras, tenemos una superficie importante de nuestro territorio ocupado por una Potencia extranjera y colonialista. La misma que – habiendo perdido gran parte de su Imperio – ejerce, en alianza con EE.UU, otros Estados del llamado Primer Mundo y poderosas multinacionales, el poder hegemónico dominante en el mundo actual. Ese poder con el cual tenemos una colosal e ilícita deuda externa y que, a través de organismos globales, fomenta la homosexualidad, el aborto, la contracepción, la ideología de género, el laicismo y el ataque constante a la Tradición católica de la Argentina. No es un secreto para nadie ya, el papel que en todos estos temas juegan la Fundación Ford, la Fundación Rockefeller, el Club Bilderberg, la Comisión Trilateral y sobre todo la Masonería inglesa, cuyo Gran Maestre es el Príncipe Eduardo, Duque de Kent. De allí también, el fervor no sólo patriótico sino también religioso con que muchos argentinos combatieron en 1982. Por lo demás, si tenemos en cuenta que según el informe oficial de la República Argentina presentado en 2009 ante la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, la superficie de nuestro territorio comprende unos 10.400.000 kilómetros cuadrados y no los 2. 791.810 km2 de la cartografía anterior (que no oficializaba el límite exterior de nuestra plataforma continental), la pérdida de las Malvinas e Islas del Atlántico Sur y sus espacios marítimos respectivos, significaría la de un total de 3 millones de km2, es decir cerca de un tercio de nuestra tierra.

    El patriotismo es una de las virtudes más importantes para un nación como la nuestra, sometida a un “colonialismo mental” desde hace casi dos siglos. Patria significa tierra de los padres y comprende todo el patrimonio material y espiritual heredado. Que estos 40 años de la Batalla del Atlántico Sur nos ayuden a ser conscientes de nuestra responsabilidad ante las generaciones pasadas y futuras, por esas tierras donde descansan los restos de quienes dieron su vida por recuperarlas y en función de los cuales tenemos importantísimos intereses geopolíticos, militares, económicos, culturales y religiosos. Defendamos esta Causa y honremos a los Héroes que supieron derramar su sangre por la Soberanía Nacional.

    Por Fernando Romero Moreno


    [1] AA.VV, 1492-2010- Malvinas. Una perspectiva suramericana, Ediciones de la Universidad Nacional de Lanús (EDUNLA), Bs. As, 2011, pág. 93[2] AA.VV, op. cit., pág. 110[3] AA.VV, op.cit., pág. 117[4] AA.VV, op. cit, pág. 133[5] AA.VV., op cit., pág 80.[6] AA.VV, op. cit. pág. 26[7] AA.VV, op. cit. pág. 26[8] AA.VV, op. cit. pág. 143.[9] Doll, Ramón, Hacia la liberación, Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, Ediciones Dictio, Bs. As., págs.. 366 y 369


    https://www.tradicionviva.es/2022/04...esta-nacional/



  4. #4
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    Re: Malvinas volveremos!!

    Luis Jorge Ramirez izó la bandera argentina en Malvinas






    «Tuve el honor de izar una bandera Argentina el 2 de Abril de 1982 en Puerto Argentina a las 8,20 de la mañana frente a la iglesia catolica a solo 400 mts de la casa del gobernador (donde aun sonaban disparos).
    Ellos se entregaron recién a las 9,30 Hs. ¿Pero como es que yo tenia una bandera Argentina?

    La noche anterior mi jefe el TCIM, Gazzolo, me dio la orden que lleve una bandera y la izé donde pueda y que no pida permiso a nadie. Así que esa madrugada cuando nos preparamos con nuestro equipo de combate, coloque el pabellón entre mis ropas y después de pasar primero la ansiedad de llegar a la costa, luego enfrentarnos a los Royal Marines que dispararon sobre nosotros (afectando el VAO 07 con mas de 100 impactos) y que fueron repelidos, ingresamos a Puerto Argentino a pie.

    Al llegar frente a la Iglesia católica observé que frente a la misma habia un mástil sin ninguna bandera, y recién ahí me acordé lo que llevaba en mi pecho.

    Cuando les comento que iba a izar una Bandera todos me miraron extrañados (por que no es parte del equipo individual el llevarlo) y ahi me dicen que no era conveniente hacerlo en ese momento, pero ante mi insistencia cruzamos la calle el SIIM Raúl David Acevedo, el CSIM Jacobo Godoy y yo el CPIM Luis Jorge Ramírez.
    Izé el pabellón en una posición no convencional (lo hice arrodillado) mientras que mis compañeros me dieron seguridad.

    Lo que yo no sabia es que hubo alguien que sacó una foto de esto que acabo de relatarles. Foto que durante muchísimos años la mantuve solo para mi y algunos conocidos, hasta que me hicieron ver que este hecho del cual he sido protagonista debía ser conocido y así fue que la publique hace muy pocos años. Mientras les relato esto se me llenan de lagrimas mis ojos por que se que sin proponérmelo entré en la historia. Muchas gracias por su interés, ojala les sirva mi relato».

    Luis Jorge Ramírez


    https://www.tradicionviva.es/2022/04...a-en-malvinas/

  5. #5
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    Re: Malvinas volveremos!!

    40 aniversario Guerra de las Malvinas: la última Cruzada

    Por sinnombre el 3 abril, 2022



    La ausencia de visión histórica de algunos ocasionales dirigentes no recusa ni anula el sentido y el magisterio de la Historia que siempre están vivos, más allá a veces de los hombres que son sus protagonistas. Por lo que, a pesar de todo, las viejas y nobles virtudes hispánicas, aquellas que responden a esos magníficos arquetipos guerreros tan bien descriptos por las plumas de Maeztu o García Morente, se hicieron realidad, vida y muerte, en muchos de los hombres que combatieron, en los que regresaron y en los que quedaron para siempre sepultados en la turba o en el mar.

    Podría traer aquí la memoria de muchos de ellos. Pero como es imposible, queden representados todos en la figura del Teniente Don Roberto Estévez, caído en acción, en Puerto Darwin, al frente de su Sección. La noche anterior a su muerte dejó escrita una carta, dirigida a su padre, en la que hay una clara premonición de su destino. Es una carta conmovedora donde aparecen nítidas las recias virtudes hispanas; es una página que podría haber escrito un cristero, o un defensor del Alcázar, en Toledo.

    Cuando recibas esta carta –comienza Estévez yo ya estaré rindiendo mis acciones a Dios Nuestro Señor. Él, que sabe lo que hace, así lo ha dispuesto: que muera en cumplimiento de mi misión… Dios que es un Padre Generoso, ha querido que este su hijo, totalmente carente de méritos,… deje su vida en ofrenda a nuestra Patria.

    ¡Qué notable esta misteriosa prefiguración de la propia muerte y esta serena y cristiana aceptación del sacrificio! ¡Qué notablemente hispánica! ¿Cómo impedir que acudan a la memoria aquellas páginas que alimentaron nuestra juventud, en las que Ramiro de Maeztu definía la esencia de lo hispano como un ideal de “Servicio, Jerarquía y Caridad” y García Morente, con el ardor del converso, plasmaba en frases de insuperable brillantez y fuego, el “typo”, el modelo del caballero español y por español cristiano. La intrepidez, la serenidad la aceptación humilde del martirio y hasta la alegría con que se va a su encuentro, toda una vieja prosapia, una añeja aristocracia del espíritu, todo un estilo, están presentes en estas líneas breves, concisas, desgarradoras y reconfortantes a la vez, del Teniente Estévez. Es el arquetipo, el modelo del combatiente argentino en Malvinas. Hubo muchos como él que hicieron reverdecer el viejo temple hispano de nuestra gente.



    Voy a permitirme una referencia que me toca muy de cerca, muy entrañablemente cerca, como que tiene que ver con la obra –la vida y la muerte- de mi padre. Voy a citar un testimonio de los propios ingleses porque nada más oportuno en este caso que la opinión del adversario y para evitar, también, caer en sensiblerías inadecuadas. En el libro Una Cara de la Moneda, los periodistas ingleses Paul Eddy, Magnus Linklater y Peter Gillman, en el capítulo El mirlo y el halcón, recuerdan y reconocen la influencia que tuvo Jordán Bruno Genta, filósofo católico de larga trayectoria doctrinaria de los pilotos argentinos que asombraron al mundo y merecieron el homenaje de los héroes aeronáuticos de la Segunda Guerra Mundial. Dicen allí, los autores, que mi padre les infundió la devoción no a la constitución sino a Dios y a la Patria; y es verdad, como casi todo lo que dicen que no citaré para no alargar demasiado.

    Es cierto aquello del “factor Genta” en los pilotos argentinos, como lo llamaron en algún informe de la inteligencia militar inglesa. Factor que definiría como una suerte de enamoramiento de Dios y la Patria por sobre todas las otras cosas, hasta el sacrificio final. Y esto no por desprecio a la vida (en el sentido de los “kamikazes”) sino por ofrendar aquello que el cristiano valora como el más gozoso don divino: la vida. Es cierto que mi padre tuvo que ver en la formación espiritual y ética de los pilotos. Y es cierto que los educó en el sentido, tan raigalmente hispánico, del gozo de la vida bien vivida y de la muerte como suprema ofrenda; y es cierto que los educó, sobre todo, con su última lección: la muerte mártir. Cuando este nieto de italianos me criaba en el descubrimiento gozoso de los arquetipos de la Hispanidad: el Cid Campeador, los Cristeros mexicanos, los Caudillos de mi Patria, el ejemplo de García Moreno, los héroes del Alcázar, yo estaba muy lejos de saber que su muerte sería la rúbrica de toda su pedagogía.

    He querido traer este recuerdo, no por vanagloria personal, sino porque se vea hasta donde el viejo espíritu de la Hispanidad Católica impregnó la Guerra de Malvinas.

    MARÍA LILIA GENTA, Publicado en Memoria, Buenos Aires, año I, n. 1, Abril de 1994


    DOCUMENTAL SOBRE LA GUERRA DE LAS MALVINAS




    Oración escrita por el célebre Cisnero, muerto en combate en Malvinas.

    “Oh! Dios, Señor de los que dominan, Guía Supremo que tienes en tus manos las riendas de la vida y la muerte.
    Escúchame!:

    Haz Señor, que mi alma no vacile en el combate, y mi cuerpo no sienta el temblor del miedo. Haz que te sea fiel en la guerra, como lo fui en la paz. Haz que el silbido agudo de los proyectiles alegren mi corazón. Haz que mi espíritu no sienta la sed, el hambre, el cansancio y la fatiga, aunque lo sientan mis carnes y mis huesos.

    Haz que mi alma, Señor, esté siempre dispuesta al sacrificio y al dolor, que no rehúya, ni en la imaginación siquiera, el primer puesto de combate, la guardia mas dura en la trinchera, la misión más difícil en el ataque. Pon destreza en mi mano para que el tiro sea certero, y caridad en mi corazón. Haz, por favor, que sea capaz de cumplir lo imposible, que desee morir y vivir al mismo tiempo. Morir como tus Santos Apóstoles, como tus Viejos Profetas, para llegar a Ti. Señor te pido que mi cuerpo sepa morir con la sonrisa en los labios, como murieron tus Mártires.

    Te ruego mantengas mi arma en vela y mi oído atento a los ruidos de la noche. Te pido por mi guardia constante en el amanecer de cada día y por mis jornadas de sed, hambre, fatiga y dolor. Si llegara a cumplir estos anhelos, podrá entonces mi sangre correr con júbilo por los campos de mi Patria, y mi alma subir tranquila a gozarte en el tiempo sin tiempo de la eternidad.

    Señor, ayúdame a vivir, y de ser necesario, a morir como un soldado.

    Concédeme Oh! Rey de las Victorias, el perdón de la soberbia. He querido ser el soldado más valiente de mi Ejército y el argentino más amante de mi Patria. Perdóname este orgullo, Señor.”





    https://somatemps.me/2022/04/03/40-a...ltima-cruzada/

  6. #6
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    Re: Malvinas volveremos!!

    El heroico Sargento Mario "Perro" Cisnero, Comando e Infante, que cayo en Malvinas contando con 26 años, tenía anotado en su libreta la siguiente frace:
    No se rendirme después de muerto hablamos.
    Al despedirse de su hermano le dijo: O Vuelvo victorioso o muero en Malvinas.
    Y haya nos esta esperando...
    MALVINAS VOLVEREMOS!
    ALACRAN dio el Víctor.

  7. #7
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    Re: Malvinas volveremos!!

    La gesta de Malvinas: Un llamado a malvinizar

    Es necesario que la historia hunda sus raíces en la filosofía pues, como señala Federico Ibarguren, la historia es “filosofía de lo encarnado”(1).

    El filósofo argentino Alberto Caturelli, con motivo del 10° aniversario de la Gesta de Malvinas, publicó en la revista Gladius un artículo titulado “Por qué es necesario malvinizar Hispanoamérica”(2), del cual hemos querido hacer eco y traer a colación algunas de sus conclusiones.

    El sentido de los hechos precedentes

    Se repite hasta el hartazgo que la Guerra de 1982 fue un capricho de un general borracho que un día quiso hacerle frente a una de las principales potencias bélicas mundiales, o que necesitaban prolongar su gobierno de facto, y la unión contra un enemigo común era la excusa perfecta. Sin embargo, es una visión miope y falaz de los hechos.

    Señala Caturelli que “el Imperio Español del s. XVI era sustentado por una concepción metafísica, realista y teísta en el Orden Natural y, en el Orden Sobrenatural, por una concepción teológica del mundo según la cual el poder político participa vitalmente del carácter misional del Cuerpo Místico… de ahí que el fin principal fin de la expansión del Imperio haya sido la implantación de la Fe, aunque subordinariamente no le hayan sido extraños los fines naturales de dominio terreno”.

    Ante este Imperio, a esta forma de concebir al mundo, se alzaba desde el s. XVI una cosmovisión antagónica -que surgiría en el seno mismo de la Cristiandad-. En ella, según el mismo autor, “ya no es el ser la medida de lo real; es la voluntad quien pone la norma y es la sola experiencia sensible la medida, garantía de verdad… En el orden jurídico deja de tener fundamento el Derecho Natural y tienden a identificarse el derecho y la simple posesión… la posesión pasa a ser el fundamento del derecho y, por eso, el derecho se fundamenta en la fuerza”.

    Estas dos cosmovisiones, figuras plasticas de las Ciudades descritas por San Agustin, encarnada la primera por el Imperio Hispano Católico y la segunda por el Imperio Británico, se enfrentarán en una guerra a muerte a través de varios siglos.

    Señalamos aquí una particularidad. Argentina y América Hispánica forman parte vital de aquel primer Imperio, no como colonia, sino como reino. Somos originados y, por lo tanto, herederos de aquella tradición. Aunque hoy en día se quiera acallar esta realidad.


    La batalla por las Malvinas y las Islas del Atlántico Sur.

    Pasando a un plano más concreto, el autor trae a colación, con rigor histórico, seis fechas claves para recordar en torno a la disputa de las Islas -las nombramos brevemente, la explicaremos en un artículo venidero-:


    • 1765. Inglaterra pone por primera vez los ojos sobre las Malvinas, Patagonia y Tierra del Fuego. Esto lo hace a raíz de un plan estratégico ideado por el Almirante Alson en 1748. En 1765 una expedición al mando del Capitan Bryon toma posesión ilegítima sobre las Islas (3). Son expulsados por Madariaga en 1770, por orden de la Corona Española.
    • En 1806 y 1807, Las Invasiones Inglesas.
    • 1833. Inglaterra invade nuevamente las Malvinas.
    • 1845. Inglaterra, aliada con Francia, invade por quinta vez el territorio argentino, al remontar con su flota el Rio de la Plata. Son repelidos por Mansilla en la Vuelta de Obligado (entre otras batallas y escaramuzas) en tiempos de Juan Manuel de Rosas.
    • 1982. Batalla por las Guerras Malvinas e Islas del Atlántico Sur.


    Como podemos observar, la cuestión bélica de Malvinas se enmarca en el afán imperialista de Gran Bretaña sobre el territorio argentino, seis veces invadido. La batalla de 1982 no estalló de un momento para el otro, ni a raíz de intereses mezquinos.
    El sentido Histórico de Hispanoamérica y las Malvinas

    El origen de Hispanoamérica se remonta al descubrimiento, en palabras de Caturelli, “acto inicial y progresivo que ha develado la originalidad hispanoamericana. Acto propio de la conciencia cristiano-católica, vehículo vivo de la tradición greco-romana-ibérica que transfiguró la originariedad precolombina en el “ser nuevo” iberoamericano” de donde nacen todas las naciones hispanoamericanas. De esta matriz proviene la unidad fraternal de hispanoamérica, “esta fraternidad subyace en toda la vida espiritual sobrenatural y natural, cultural, histórica y física y reclama ser expresamente reconocida y practicada”. Por ello la causa Malvinas es una causa común a toda Hispanoamérica, una muestra de esta“unidad pre-existente” es la adhesión inmediata de casi todas las naciones hispanoamericanas tras la restitución de las Islas Malvinas el 2 de abril de 1982.

    Alberto Caturelli termina el artículo con estas palabras que hoy, treinta años después hacemos, nuestras: “Quizas la guerra de las Malvinas -una de las pocas guerras justas de los últimos tiempos- tenga una significación histórica mucho mayor que el viejo desorden del mundo actual puede ni siquiera sospechar… es necesario “malvinizar” a Hispanoamérica”.

    Lucas N. Gómez Balmaceda v.I.



    • IBARGUREN, Federico. “Nuestra tradición histórica”, Dictio, Bs. As., 1978.
    • CATURELLI, Alberto. “Por qué es necesario malvinizar hispanoamérica”. En Revista Gladius, nro. 23. Ed. Gladius, Bs. As., 1992.
    • Para profundizar la cuestión recomendamos la lectura de los artículos de Enrique Diaz Araujo sobre el tema.





    https://peregrinodeloabsoluto.wordpr...-a-malvinizar/



  8. #8
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    Re: Malvinas volveremos!!

    A cuarenta años de la Guerra de Malvinas, seguimos con nuestra consigna inquebrantable, irrenunciable, innegociable:
    ¡MALVINAS VOLVEREMOS!
    ALACRAN dio el Víctor.

  9. #9
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    Re: Malvinas volveremos!!

    juan vergara dio el Víctor.

  10. #10
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    Re: Malvinas volveremos!!

    No parar hasta reconquistar!!!


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