Contestando a Hyeronimus, aprovecho para estrenar mi escáner 
Requeté
[Jose María Iribarren, El porqué de los dichos, p. 289]
El Diccionario incluye esta palabra como «agrupación política de carácter tradicionalista, constituida a veces en cuerpo armado clandestino». En mi Vocabulario Navarro (Pamplona, 1952) aparece esta voz con las siguientes acepciones: «Afiliado a la juventud del partido tradicionalista (antes carlista y jaimista). Por extensión, afiliado al citado partido. Voluntario o combatiente de los Tercios de Requetés que pelearon junto al Ejército Nacional en la guerra civil 1936-39».
Como esta voz nació en Navarra, daré algunas noticias acerca de su origen.
El nombre de Requeté se aplicó en la primera guerra civil (1833-39) al Tercer Batallón de Navarra, predilecto de Zumalacárregui. A unos les suena dicha palabra como francesa; a otros, como valenciana. Algunos han supuesto que proviene del toque de corneta característico de dicha unidad. Otros, de cuando Zumalacárregui, comentando el comportamiento de sus tropas, solía decir: «Todos muy bien, pero los del tercero, requetebién».
Sin embargo, el origen de la palabra no puede ser más claro: proviene de la canción que entonaban los soldados del Tercer Batallón de Navarra; mejor dicho, del estribillo de dicha canción. Así lo afirman Tandé, Sabatier, Schwarzenberg, Henningsen y Chaho.
Los cuatro batallones de voluntarios a las órdenes de Zumalacárregui tomaron su nombre de los estribillos de sus canciones favoritas, como expresa el cantar de aquel tiempo:
El primero, la Salada;
el segundo, la Morena;
el tercero, el Requeté,
y el cuarto, la Hierbabuena.
El capitán vendeano Anastase de Tandé, que sirvió en el Tercer Batallón de Navarra, escribe en su libro Campagnes et aventures d'un volontaire royaliste en Espagne: «El Requeté debía este remoquete a su desnudez. Los soldados, sin uniformar, iban cubiertos de andrajos y cantaban:
Vamos andando, tápate,
que se te ve el... requeté.
(Allons, marchons, couvre-toi,
car l'on voit ta... nudité).
José María Azcona, en su obra Zumalacárregui. Fuentes históricas (página 42), consigna esta variante del estribillo:
Tápate, soldado, tápate,
que te se ve el... requeté.
Y añade: «El sentido indeterminado de esta palabra le daba cierta malicia inocente y estimulaba la picardía infantil de los soldados».
El capitán francés Alexis Sabatier, que peleó, como Tandé, en el Tercer Batallón de Navarra, dice en su libro Tío Tomás, Souvenirs d'un soldat de Charles V, que el Requeté era la «canción favorita del Tercero de Navarra que ha dado nombre a este batallón».
Otro voluntario carlista, el príncipe austriaco Federico Carlos Schwarzenberg, en su libro Aus dem Wen-derbuche eines verabschiedeten Lanzkechtes, consigna que «el Tercer batallón de Navarra, que se hizo famoso a las órdenes de Zumalacárregui, se denomina el Requeté. Requeté es el nombre de una música de baile, cuyas estrofas entona el batallón cuando se dirige al combate».
Lo mismo afirman el francés Chaho en su Viaje a Navarra en 1835 y el inglés Henningsen en su Campaña de doce meses en Navarra y las provincias vascongadas en el general Zumalacárregui.
En la segunda guerra carlista se aplicó el nombre de requeté a los soldados del Tercer Batallón de Navarra y a los muchachos de catorce a dieciséis años que, uniformados, constituían la guardia personal del príncipe don Jaime de Borbón, hijo de Carlos VII.
La palabra requeté retoñó en Cataluña a fines del siglo último, aplicada a los jóvenes de acción del partido carlista y a las milicias que se organizaron en Barcelona y otras localidades para luchar contra los «jóvenes bárbaros» de Lerroux y de Blasco Ibáñez.
De Cataluña pasó a otras provincias, donde se llamó requetés a los jóvenes de acción, constituidos en milicia más o menos clandestina, y afiliados al Requeté de cada localidad.
En nuestra guerra de liberación se llamó requetés a los voluntarios encuadrados en los Tercios carlistas que se formaron en Navarra, y más tarde en otras provincias, y a los combatientes de los mismos, aunque no fuesen voluntarios ni perteneciesen a la Comunión Tradicionalista.
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