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Tema: El error de Jacques Le Goff

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    Avatar de Emmanuel I El Sabio
    Emmanuel I El Sabio está desconectado Miembro graduado
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    El error de Jacques Le Goff

    Jacques Le Goff es un gran escritor medievalista, pero no es demasiado católico que digamos. (en el link de su nombre está su foto).


    Recientemente ha caído un libro suyo titulado “la baja edad media” (todo en minúsculas), que contiene valiosa información para nosotros, por lo cual recomiendo leer. Lo recomiendo no sin antes aclarar que es mejor haber leído con anterioridad varios libros medievales con una óptica católica, para evitar de esta forma quedar confundidos. Por ejemplo, me parece un magnífico libro el de Alfredo Saenz, que posteó nuestro amigo Hyeronimus, sobre la ciudad cristiana.



    Recomiendo haber leído antes éste, ya que es un libro que se puede leer cómodamente, recostado en el sofá, con las piernas estiradas, disfrutando, porque sabes que nadie va a darte sobresaltos innecesarios.

    No obstante al leer el libro que yo recomiendo hoy, la tensión y el estrés son dos presencias que no se separan ni un sólo instante de uno durante toda la lectura. La mente trabaja a mil por hora, contrastando, segundo a segundo, cada frase que aparece con nuestra pequeña biblioteca católica personal (aquella en que asentamos nuestros pies firmemente, donde sentimos que estamos sobre terreno seguro) y desconfiando de todo aquello que (a priori, hasta futuras investigaciones) esté en contradicción con nuestros solo-a-largo-plazo-variables bases.



    Mientras leemos debemos tener en cuenta dos cosas: la primera es que lo bueno a veces es presentado como malo y lo malo como bueno; la segunda es que seguramente, mientras lo lean, sentirán una sensación de desilusión (cosa que un libro medieval jamás debería transmitir) que le hace uno desear vivir donde está, en el siglo XXI.



    Con vuestro permiso, me gustaría poneros algunos extractos del libro para demostraros a lo que me refiero. (los extractos están hechos a mano, porque no tengo copia digital, por lo que este post tendrá una continuación articulada.




    El libro, como habéis podido sospechar, trata sobre la etapa que ellos llaman la baja edad media, que comprenden la plena edad media (XI al XIII) y el ocaso de la edad media (XIV y XV). Él, divide el libro en tres partes: expansión del occidente, apogeo y crisis. Hasta ahí bien.


    Hoy hablaré sobre los primeros capítulos que tratan sobre el siglo XI.


    Nada más comenzar, nos cuenta que la sociedad estaba muy atrasada poruqe la mayoría de edificios eran de madera en vez de piedra. En relación a ello nos cuenta la siguiente historia, sin elogiarla, lo cual es el mayor de los desprecios.


    “Después de su victoria en Hastings (1066), Guillermo el Conquistador hace construir con la piedra extraída de los alrededores de Caen[...]la abadía votiva de Batzulle (Battle Abbey), pero en cambio manda construir todavía en madera el castillo destinado a defender el lugar, y es preciso esperar un siglo para que Enrique II en 1171-1172, haga en construir n piedra la <torre de Hastings>.” (pag 13)
    Éste es un ejemplo de lo bueno presentado como malo. Que gran ejemplo el de Guillermo, priorizando a Dios sobre todas las demás cosas, incluso sobre su seguridad terrenal.








    A continuación, el autor describe las limitaciones de la sociedad feudal.


    “La más temible impotencia de los hombres del siglo XI frente a la naturaleza no es ya su dependencia con relación a un dominio forestal[...] sino que reside sobre todo en su incapacidad para extraer del suelo una alimentación suficiente[...]aquella tierra era ingrata. La debilidad de las herramientas impedía cavarla, removerla[...]Es preciso añadir la insuficiencia de los abonos[...]en estas condiciones, toda inclemencia climatológica era catastrófica.”(pag 16,17,18)
    No resalto esto para desmentirlo sino para que vean la importancia que le da Le Goff, importante para analizar lo que vendrá después. Pero sigamos con la pagina 18.


    “La cristiandad no acuña ya piezas de oro. Es hasta tal punto débil la parte que ocupa la moneda, que la economía puede ser calificada de <natural>. A este primitivo estado de la economía corresponde una organización social retrógrada, que paraliza el despliegue económico en tanto que ella misma está condicionada por el primitivismo de las condiciones tecnológicas y económicas. (negrita añadido)”


    Ya se puede intuir que es lo que le emociona a Le Goff, cual es su prisma al mirar hacia la Edad Media Su prisma es un telescopio de última generación, muy tecnológico, muy avanzado y muy desnaturalizado.


    A continuación, antes de que comience a hablar sobre lo que consigue hacer avanzar la sociedad, Le Goff habla un poco más sobre esta sociedad retrógada. Sobre la aristocracia:


    “De los beneficios de su dominio, una vez apartada a un lado la simiente, los señores apenas reinvierten nada, como hemos dicho. Consumen y despilfarran. [...]El lujo de la mansión, de los ropajes, de la alimentación, consume el beneficio de la renta feudal. El desprecio por el trabajo y la ausencia de mentalidad tecnológica hacen que consideren a las manifestaciones y a los productos de la vida económica como presas.”


    Él no tiene en cuenta que los señores feudales están obligados a defender a los siervos y para ello necesitan armas. Habla de lujos como si eso hubiera sido el despotismo ilustrado. Dice que despreciaban el trabajo, pero se debe referir al trabajo mecanizado de los robots, y me alegro que lo despreciaran. Si alguien despreciaba el trabajo eran los paganos. Y cuando dice que los trataban como presas cuesta saber si se refiere al mercadona o a los señor feudales.


    Sigamos ahora con la Iglesia:


    “La acción paralizadora de la Iglesia en este campo, a pesar de que en general se ejerce por medios no violentos, no fue menos gravosa. Las cargas que ella impone principalmente sobre los frutos de la tierra sobre el ganado[...]pesan sobre la producción más que cualquier otra cosas. El desprecio que predica, aunque no siempre lo pone en práctica ella misma, hacia las actividades terrestres, la <vida activa> refuerza la mentalidad antieconomica. El lujo con que envuelve a Dios realiza una punción severa sobre los mediocres medios de la miserable cristiandad.”


    Claro que sí, adoremos a Dios en una tienda Decathlon two seconds, pegamos en las paredes unos dibujillos de Jesus hechos a mano, ambientamos con velas de los chinos, colgamos una cruz de cartón, y las ostias las damos con la mano


    Pero esperad, porque remata la pagina 19 con esta declaración:


    Para arbitrar los conflictos de esta sociedad primitiva hubiera sido preciso un estado fuerte. Pero el feudalismo había hecho desaparecer el estado y hacía pasar, a través del juego de las inmunidades y las usurpaciones, lo esencial del potencial público a manos de los señores. La Iglesia, que participa por sí misma en la opresión de las masas, está además en poder de los laicos, es decir, de la aristocracia feudal, que nombra abades, curas...”
    Exceptuando la última parte que fue un problema real, hay que observar como admira el estado fuerte, como gusta de una ordenación arriba-abajo, en el que las leyes se imponen despóticamente, en vez de abajo-arriba con la tradición. Y la Iglesia oprimía a las masas, siempre la misma cantinela.


    Luego continua con el primer capítulo abriendo otro apartado titulado: calamidades y terrores:


    “Acechada por el hambre, la masa oprimida de los cristianos del siglo XI vive en la miseria fisiológica[...]Las hambres, la subalimentación crónica, favorecen ciertas enfermedades[...]Un hambre desesperada hizo que los hombres decoraran carne humana.[...]Estos shocks físicos se prolongaban en perturbaciones de la sensibilidad y en traumas mentales.[...]En este estado...los hombres sólo encuentran refugio y esperanza en lo sobrenatural (donde si no).[...]La cristiandad occidental revela a mediados del siglo XI debilidades estructurales en todos los campos, desventajas fundamentales...técnica y economía atrasadas, una sociedad dominada por una minoría de explotadores y dilapiladores.”

    Pero entonces es cuando apunta a los avances que facilitarán el apogeo de la edad media:



    “A partir de 1050-1060 se pueden descubrir los primeros signos de ese desarrollo y captar sus resortes. La cristiandad, al lado de sus debilidades, dispone de estimulantes y triunfos.[...]Lo más espectacular es el aumento demográfico.[...]La productividad de la población fue superior a su consumo La base de este auge occidental fue, en efecto, un conjunto de progresos agrícolas a los que...se ha dado el nombre de <revolución agrícola>. Los progresos en herramientas...métodos de cultivo...acrecentamiento de superficies cultivadas...y el aumento de trabajo animal.[...]El desarrollo artesanal, en algunos sectores incluso industrial, duplica el progreso agrícolas.[...]Los excedentes demográficos y económicos impulsan la formación y el crecimiento de centros de consumo: las ciudades. Indudablemente es el progreso agrícola el que permite y alimenta el auge urbano. La división del trabajo que se realiza en ella lleva consigo la diversificación de los grupos sociales y da un impulso nuevo a la lucha de clases que hace progresar la cristiandad occidental”


    No se hasta que punto es bueno el auge de las ciudades en el panorama de la Cristiandad, creo, me aventuro a decir, que más bien fue el rescate de las olvidadas ciudades la que lentamente preparó los posos que debilitarían las vigas de la Cristiandad.


    Bueno, así acaba el capítulo 1, para acabar me gustaría hacer una reflexión personal:
    ¿Fue la época que ellos llaman Plena Edad Media fruto de los logros que en esa época se manifestaron o fue más bien la consecución de un esfuerzo que llevaba siglos cimentándose? Yo no creo que en los siglos de formación de la Edad Cristiana se hicieran tan mal las cosas, , yo creo que a lo mejor se hicieron mejor de lo que creemos, pero sus consecuencias no fueron visibles hasta tiempo después. Tal vez, y lo dejo en el aire, las cosas que se hicieron en la Plena edad media no se hicieron tan bien, materializándose sus consecuencias en la crisis de la edad media. Tal vez no fueron tan grandes los logros ni las capacidades de los enemigos de la Cristiandad, sino que fueron mayores los errores que cometimos nosotros.
    Última edición por Emmanuel I El Sabio; 04/08/2013 a las 20:22

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