Me pregunto por qué dedicaran tantos esfuerzos a cábalas, esoterismos y paranoides varias, y en cambio no fueran a la Catedral Valenciana y preguntaran directamente al obispo.
Montaña de Montserrat, en la provincia de Barcelona, España.
LOS NAZIS BUSCARON EL GRIAL EN ESPAÑA
Prof. Sebastián D´Arbó
(Extracto del dossier publicado por la revista Nuevos Horizontes nº 7) Septiembre de 2000
La ópera “Parsifal” de Richard Wagner se estrenó en Barcelona antes que en ningún otro lugar de Europa. En la Ciudad Condal existía un numeroso grupo de wagnerianos que supieron apreciar los primeros versos del poema:
“En el cielo hay un castillo y su nombre es Montsalvat”.
El grupo de intelectuales y artistas que figuraba en torno al Conde de Güell y que estaba creando la mitología catalanista, quiso entender que Montsalvat equivalía a Montserrat y que ésta era la montaña mágica del Grial.
Montserrat y el Grial
Montserrat encierra un mundo legendario por estar ligado a la ruta del Grial. Ciertamente un “Grial” apareció en Huesca en el período anterior a la invasión árabe. Un tal Audaberto, obispo de Huesca, huyó en 713 de su sede episcopal llevándose entre otras pertenecias, el preciado Grial. Audaberto escondió la copa en la cueva del monte Pano. Allí se fundaría el monasterio de San Juan de la Peña, que se convirtió en uno de los focos de la Reconquista. El 14 de diciembre de 1134, un documento consigna que en dicho cenobio de San Juan de la Peña se custodiaba el Cáliz de Cristo. El rey Martín el Humano, encontrándose en Zaragoza reclamó la copa. El documento de donación se conserva en Barcelona fechado el 29 de septiembre de 1399. El Grial, custodiado en el palacio de la Aljafería, pasó a la capilla de Santa Ágata, en Barcelona donde se encontraba el 31 de mayo de 1410, fecha de la muerte del rey Martín el Humano. De allí pasó al Palacio Real de Valencia bajo el reinado de Alfonso el Magnánimo. En 1424 fue trasladado a la Catedral donde puede verse en la actualidad. Montserrat no aparece en esta historia.
De Montsegur a Montserrat
... En los Juegos Florales de Barcelona de 1896 se estableció un paralelismo entre Montsegur y Montserrat y se identificó a ésta como la verdadera montaña del Grial. A ello contribuía un extraño paralelismo con Montsegur.
Una leyenda cátara asegura que poco antes de caer el castillo de Montsegur, en 1244, el Grial fue guardado en las entrañas de la montaña. Y junto al Grial el tesoro y la biblia cátara. A lo largo del siglo XX distintos investigadores, han intentado encontrar en el “pog” de Montsegur las cuevas del Grial, utilizando incluso dinamita para abrirse paso. Nada han encontrado; el bloque de piedra sobre el que está asentado el castillo parece compacto y sin fisuras. En cambio en Montserrat (al otro lado de la frontera franco-española) es todo lo contrario.
Monasterio de Montserrat
Montserrat: el mundo subterráneo
A diferencia de Montsegur, Montserrat cuenta no sólo con innumerables cuevas sino que además está asentada sobre un lago subterráneo...
El relato de un monje catalán del siglo XVIII, el padre Dr. Gerard Joana, fraile y científico a la vez, penetró por los pasadizos secretos del monasterio. Relatos posteriores confirman la existencia de una fuerte corriente telúrica que hiciera de Montserrat el “lugar mágico” que ha sido siempre.
El 30 de enero de 1933, el nazismo subía al poder en Alemania. Compuesto por distintas tendencias, algunas se mostraban interesadas en el esoterismo y en la búsqueda del Grial. Fue así como los nazis se interesaron por Montserrat intentando investigar la vía creada por el historicismo romántico catalán del siglo XIX.
Las SS y el Grial
“Das Schwarze Korps”, revista de las SS dirigida por Günter Alquen, quien acompañó Himmler a Montserrat. A su lado el Grial custodiado en la Catedral de Valencia. Roma certifica que el cáliz guardado en Valencia es el de la Última Cena, y como tal consta en el prefacio de la Santa Biblia oficial de la Iglesia Católica, en estos términos:
“El Santo Cáliz es venerado en la Catedral de Valencia (España), donde se conserva actualmente, como el cáliz con el que nuestro Señor Jesucristo celebró la Última Cena. La altura del Santo Grial es de 17 centímetros. El vaso, tallado en un bloque de ágata, tiene 9 centímetros de diámetro. Las dimensiones de la base de su soporte, de forma elíptica, son 14 x 16 centímetros. El resto del Santo Cáliz es de oro y en la base lleva engastadas 28 perlas, dos balaxes y dos esmeraldas, aunque ahora faltan dos perlas y una de las esmeraldas...”
El resto del texto, al que acompaña una foto del cáliz más arriba reproducido, cuenta la historia de la sacra reliquia.
El enigmático Otto Rhan
En marzo de 1936 Otto Rhan entró en las SS, fue asignado al Estado Mayor Personal de Himmler y realizó allí su portentosa carrera. Existía un departamento al frente del que se encontraba Karl Maria Willigut, alias “Weisthor”, un vidente que había sido llamado “El Rasputín de Himmler”. Especializado en ocultismo y ariosofía, Willigut decía tener una facultad parapsicológica llamada “memoria ancestral”: la posibilidad de “ver” episodios históricos del pasado, al encontrarse en los mismos lugares donde ocurrieron. Willigut formó un pequeño grupo de especialistas en ocultismo al servicio del Reichführer de las SS, Heinrich Himmler. Rhan fue uno de los elegidos.
Se había especializado en literatura medieval y catarismo. En 1931 fue por primera vez a Occitania; dos años después publicó su libro Cruzada contra el Grial y en 1937 La Corte de Lucifer. El primer libro es una historia del catarismo. El autor, sostiene que el Parsifal de Wolfram von Eschembach, uno de los libros fundamentales del ciclo del Grial escrito en el siglo XII, es una “guía” del catarismo y que la leyenda narra hechos que realmente sucedieron durante la cruzada contra los cátaros. El castillo del Grial, “Montsalvatje”, es, para Rhan, en realidad, Montsegur de los Pirineos o Montserrat.
Sin embargo el trabajo de Rhan no era solamente cultural, y si ha pasado a la historia del esoterismo como renovador de los estudios cátaros, su trabajo como agente secreto de la inteligencia alemana, aun siendo desconocido, no ha sido menor.
En efecto, Rhan fue destinado por sus superiores a un lugar particularmente clave: la frontera franco-española. Resultaba evidente que en 1935 la situación en España era muy tensa y que el país se precipitaba hacia la guerra civil. Alemania estaba interesada en contar con un régimen aliado en España (el del General Franco) que situaría a Francia entre dos frentes. No es raro que Rhan, desde su atalaya privilegiada en los Pirineos, buen conocedor de la zona, arraigado en ella, fuera elegido para esta misión...
Heinrich Himmler en Montserrat
Otto Rhan en las cuevas de Ornolac
... La abuela de Rhan se llamaba Clara Hamburger y su bisabuelo Leo Cucer... dos nombres habituales en el judaísmo centroeuropeo. Rhan había colaborado con las SS ignorando su ascendencia judía. ¿Qué hacer ahora, cuando había alcanzado un alto grado dentro de las SS? La idea partió del General Wolf: había que “matar” a Otto Rhan y seguir contando con los servicios de este agente especial tan hábil. No fue la única vez que se realizó una operación de este tipo en las SS (dada la gran cantidad de alemanes que poseen sangre judía sin saberlo, o sin quererlo saber). Otto Rhan se convirtió en “Rudolph Rhan”. Y desde Rhan los nazis estuvieron buscando el Grial.
Himmler en Montserrat
En 1940 Himmler, jefe de las SS, realizó una enigmática visita a España y específicamente a Montserrat. Himmler fue en todo momento acompañado por un séquito de 25 oficiales de las SS, dirigidos por el capitán Günter Alquen (director del diario de las SS, “Schwarze Korps”, “cuerpo negro”) y el General Karl Wolf, jefe de su Estado Mayor. No hay que perder de vista que el General Wolf fue el hombre que introdujo a Otto Rhan en las SS y a cuya sombra realizó toda su carrera... incluso cuando tras su desaparición, volvió a reaparecer como “Rudolf Rhan”. Rudolf Rhan fue enviado por Karl Wolf a Irak en 1941 para preparar una revuelta antiinglesa. Posteriormente y a la vista de su efectividad, sería nombrado embajador alemán en Roma en los últimos meses de la guerra. Wolf en aquella época estaba al mando de las SS que operaban en Italia. Para colomo, Wolf fue uno de los principales impulsores del esoterismo nazi: su propio hijo fue bautizado siguiendo el ritual elaborado por los “ariósofos” que trabajaban para las SS, y el mismo obtuvo uno de los primeros anillos que distribuyó Himmler entre los iniciados de alto rango en el esoterismo.
El anillo que indicaba el rango de iniciado en las SS
Cuando el 23 de octubre de 1940 Himmler fue a Montserrat llevaba consigo una guía singular: la elaborada por Rhan, La Corte de Lucifer, el libro que el jefe de las SS ordenó distribuir gratuitamente entre los altos oficiales del cuerpo. En función de este libro se sabe que Himmler no solamente buscaba la presencia del Grial en Montserrat, sino que también quería descubrir el secreto de la montaña mágica.
Himmler en Montserrat acompañado de jerarquías políticas falangistas españolas
Ninguno de los dos abades de Montserrat, los padres Marcet y Escarré, quisieron recibir personalmente a Himmler. Se le atribuía una actitud contraria a los católicos alemanes y prefirieron que fuera el padre Ripoll, que hablaba perfectamente alemán, quien le hiciera los honores... sorprende que hablara de los cátaros en el curso de la visita: “En Montserrat se propugnó la herejía albigense con la que nosotros tenemos tantos puntos de contacto”, dijo al padre Ripio, según refirió él mismo... Himmler se negó a visitar el interior de la basílica católica. Lo que le interesaba era el mundo oculto de la montaña. Fue el general Wolf quien advirtió al padre Ripoll: “Perdone, pero a su Excelencia no le interesa el monasterio, sino la naturaleza”...
Quería conocer el mundo interior de Montserrat pero no se salió con la suya, porque en el hotel Ritz de Barcelona, donde se alojó el Reichführer y su séquito, desapareció su maletín negro. Corrieron todo tipo de rumores sobre el contenido de la maleta donde quizás estaban los planos de los conductos subterráneos de la montaña mágica...
Himmler al llegar a Barcelona pasa revista a las tropas. Junto a él, el capitán general español Orzaj
Otto Rhan en Montserrat
En 1937 apareció el segundo libro de Otto Rhan, La Corte de Lucifer, la guía de un viaje iniciático realizado por toda Europa. Uno de los capítulos se titula “Puigcerdá en Cataluña”. Rhan explica en este capítulo la “doctrina oficial” de los nazis en relación al Grial escondido en Montserrat.
Como buen espía, Rhan no da muchos datos sobre su viaje. Explica sólo que pasó por Puigcerdá de camino a Barcelona. La situación política de la época era extremadamente tensa y se comprende que hubiera de abandonar su “estación” situada a los pies de las cuevas de Lombrives y analizar directamente la situación. Por lo que se deduce de la lectura de su libro, Rhan conocía bastantes cosas sobre la montaña mágica catalana.
Rhan en su libro, realiza una contraposición entre el mundo de los jesuitas (aprovechando que San Ignacio de Loyola escribió precisamente sus Ejercicios Espirituales en Montserrat) y el mundo de los cátaros (que asocia al Grial)... ¿Qué es lo que buscaban los nazis en Montserrat? Exactamente igual a lo que hicieran cien años antes las tropas de Napoleón, destrozando el monasterio buscando algo desconocido. ¿No será que pretendían apoderarse de algún tesoro oculto?
Rhan en España luciendo un jersey con el símbolo de las SS
Si tenemos en cuenta que el libro de Rhan fue editado por orden directa de Heinrich Himmler, jefe de las SS y que distribuyó 2000 ejemplares gratuitos encuadernados en piel de becerro entre los altos mandos de las SS, cuesta poco admitir que Himmler, cuando fue a Montserrat, estaba buscando el verdadero secreto de la montaña mágica. ¿Será el Grial?
Heinrich Himmler, un aprendiz de brujo al frente de las SS
La personalidad de Heinrich Himmler ha sido objeo de vivas controversias. Era un apasionado del esoterismo, fue iniciado en los secretos del ocultismo por el mago Louis Christian Hausser (llamado “el Precursor”), convirtiéndose en un “vampiro psíquico” cuya misión era controlar a la humanidad. Era un hombre sin una gran formación cultural, pero con inquietudes bien definidas: estaba atraído por el esoterismo y, más en particular, por las disidencias alemanas de la Sociedad Teosófica; en particular por la escuela “ariosófica”. En su biografía oficial aparece como miembro de la “Sociedad Alemana de Palingenesia”, es decir, que también se interesaba por la Alquimia y formaba parte de la secta esotérica “Thule”, utilizando sus conocimientos ocultos para escalar al poder.
Tras ser nombrado por Hitler el segundo del Reichsführer de Alemania en 1934, transformó un grupo de 300 guardaspaldas en la más importante fuerza de élite del nazismo, las SS, un cuerpo de inteligencia militar organizado al estilo de los Caballeros Templarios y de raíces claramente esotéricas.
Desde muy joven Himmler practicaba el espiritismo, el memerismo-magnetismo y la astrología, además creía ser la reencarnación del Heinrich “el Cazador”, fundador de la estirpe real de Sajonia, en el siglo X. Renegó del catolicismo y convertido al paganismo se transformó en adorador del dios Wotan. Sus creencias paganas tenían fiel reflejo dentro de las SS, quienes durante las noches de los solsticios y los equinoccios llevaban a cabo rituales mágico neopaganos ensalzando la raza aria para dominar el mundo.
Creo el departamento de investigaciones históricas de las SS, en el que se estudiaban las leyendas artúricas y también el Catarismo, todo ello conducido a la búsqueda del Grial; por ello fijaron su atención en Montsegur y Montserrat. Algo debieron descubrir porque todas sus investigaciones secretas y guardadas por las SS (manuscritos originales escritos en sánscrito, yidish, griego y latín), desaparecieron misteriosamente y su biblioteca fue quemada. ¿Qué extraño secreto guardaban los textos?
Himmler en Montserrat. Tras él, el alcalde de Barcelona Miquel Mateu i Pla
Guía del catarismo
Montsegur, los cátaros, el Grial, Otto Rhan, la prolongación del catarismo en España, han merecido el interés de muchos historiadores y divulgadores. A estos últimos pertenece Ernesto Milà, coordinador de la revista “Nuevos Horizontes” y al mismo tiempo autor de una formidable Guía de los Cátaros. Rutas heréticas de España, Francia y Andorra.
Es difícil encontrar reunidos en un solo libro todos los elementos necesarios para comprender el problema cátaro: su doctrina, su historia, no solo en Occitania sino en toda Europa y, finalmente, los recorridos turísticos relativos al catarismo que pueden vistarse tanto en Occitania como en España. Finalmente unos complementos nos llevan a dos temas específicos: las relaciones entre cátaros y templarios, frecuentemente mal entendidas y la prolongación del catarismo hasta nuestros días. Y es aquí donde reaparece la figura de Otto Rhan y sus relaciones con el ambiente neocataro occitano. Finalmente, el libro concluye con un anexo casi obligatorio: la ruta del tesoro de Rennes-le-Château. Resultaría difícil encontrar un compendio tan abigarrado de temas que haya sido tratado de manera tan completa.
De la entrevista realizada por el profesor D´Arbó al autor de este libro reproducimos algunas de las cuestiones más interesantes, que sin duda sorprenderán a más de uno, en lo referente, sobre todo, a las nuevos datos aportados sobre la relación entre cátaros y templarios:
P.- ¿Podía decirse algo nuevo sobre el catarismo?
R.- En la actualidad existe toda una corriente de estudios sobre el catarismo que está replanteando el tema. En los últimos diez años se ha producido un vuelco en el estado de la cuestión...
P.- ¿Un vuelco?
R.- Sí, en los años 30 Ferdinand Niel estableció que Montsegur era un “templo solar” orientado según los solsticios. Y logró demostrarlo... Sin embargo, hoy se sabe que el actual castillo de Montsegur fue construido tres décadas después de la rendición de los cátaros. Y por canteros vinculados a la Orden del Temple.
P.- ¿Así pues los templarios colaboraron con los cátaros?
R.- A decir verdad colaboraron en su exterminio... Hay que distinguir entre el esoterismo cátaro y el esoterismo templario. Son extremadamente diferentes.
p.- ¿Y la cuestión del Grial?
R.- Otto Rhan quiso ver en el Parsifal de Wolfram von Eschembach, verdadero relato griálico, una historia novelada de la cruzada contra los cátaros occitanos. Los trovadores serían los herederos de los cátaros. Y ya se sabe que los trovadores cantaban al amor y al Grial.
P.- ¿Es cierto que Otto Rhan no murió y vive actualmente en las proximidades de Montsegur?
R.- Rhan trabajaba para las SS y para la inteligencia alemana. Le interesaba el tema cátaro y, de hecho, es el renovador de los estudios cátaros; pero durante su estancia en Occitania elaboró una red de información que canalizaba datos procedentes de España. Rhan siguió trabajando para la inteligencia nazi durante la guerra y finalmente murió en los años sesenta dirigiendo un importante consorcio industrial alemán, víctima de una enfermedad pulmonar que ya se había manifestado en su juventud.
Guía de los cátaros. Rutas heréticas de España, Francia y Andorra
Ernesto Milà
Fuente: http://usuarios.lycos.es/Larmenius/Nazis_Grial.htm
Última edición por Lo ferrer; 27/02/2006 a las 21:38
"Donau abric a Espanya, la malmenada Espanya
que ahir abrigava el món,
i avui és com lo cedre que veu en la muntanya
descoronar son front"
A la Reina de Catalunya
Me pregunto por qué dedicaran tantos esfuerzos a cábalas, esoterismos y paranoides varias, y en cambio no fueran a la Catedral Valenciana y preguntaran directamente al obispo.
No se hasta que punto es verdad o fantasía todo esto... Pero el mero hecho de que se lo planteé como algo a tener en cuenta, aunque no coincida o contradiga en lo que cree (No se aquí como andará el asunto, Lo ferrer) demuestra bastante de su amplitud de miras.Me pregunto por qué dedicaran tantos esfuerzos a cábalas, esoterismos y paranoides varias, y en cambio no fueran a la Catedral Valenciana y preguntaran directamente al obispo.
España, tierra de María.
Vamos más que amplitud de miras diría yo apología al paganismo.Iniciado por Corocotta
Para tener un poco de información fiable al respecto:
El Príncipe de los Apóstoles en la Ciudad del Grial
Mañana domingo, día del Señor, 9 de julio de 2006, el Sumo Pontífice Benedicto XVI celebrará en Valencia (España) una misa con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias.
Es de destacar un hecho de gran simbolismo y trascendencia en unos tiempos en que todo lo sacro se desvirtúa, no sólo el significado real del misterio griálico, sino hasta el verdadero sentido de la familia y del matrimonio...
De nuevo un Papa celebra misa con el cáliz considerado por la Iglesia como el Cáliz auténtico de la Última Cena, esto es el Santo Grial, que es físico en su continente (la copa) y a la vez metafísico (el vino eucarísticamente transubstanciado en Sangre de Cristo).
Sirva el presente artículo del catedrático de Historia José Calvo Poyato para ilustrar histórica y tradicionalmente sobre el verdadero Santo Grial, y también para meditar sobre un misterio inefable, el Milagro Eucarístico.
El Cuerpo y la Sangre de Cristo están en el Pan y el Vino consagrados, cada vez que el Sacerdote, siguiendo el “hagan esto en memoria mía”, pronuncia las mismas palabras de Cristo en la Última Cena.
Como memorial de su muerte y resurrección en el curso de la Cena Pascual con sus apóstoles, Jesús tomó pan, "pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: 'Tomad y comed; éste es mi cuerpo'" (Mt 26, 26). De la misma manera, tomó la copa ceremonial de vino, "dio gracias y se la pasó diciendo: 'Este caliz es la nueva alianza sellada con mi sangre, que se derramará por vosotros'" (Lc 22, 20). Finalmente, les ordenó: "Hagan esto en memoria mía" (1 Co 11, 24).
EL FABULOSO VIAJE DEL CÁLIZ DE JESÚS HASTA VALENCIAEL CÁLIZ con el que Benedicto XVI celebrará misa el próximo domingo en su visita a España es para la Iglesia el vaso de Jesús en la Ultima Cena. Salió de la Roma de las catacumbas después de que sus dos custodios terminaran uno degollado y otro en la hoguera. En 1437 llegó a Valencia como recompensa de Alfonso IV «el Magnánimo» a la ciudad por la ayuda prestada en la conquista de Nápoles. El catedrático de Historia José Calvo Poyato narra el camino real del Grial de la catedral del Turia.
JOSÉ CALVO POYATO
(Catedrático de Historia y autor de la novela "La Orden Negra", sobre la visita que, en 1940, el jerarca nazi Himmler realizó a España en pos del Santo Grial).
Corría el verano del año 258, la persecución decretada contra los cristianos por el emperador Valeriano arreciaba. Ni siquiera las catacumbas eran un refugio seguro para los perseguidos. El papa Sixto II había llamado a su diácono Lorenzo para confiarle un sagrado tesoro, la más importante de las reliquias que conservaba la comunidad cristiana de Roma. Tenía el presentimiento de que su final estaba próximo porque, a pesar de que había logrado eludir en un par de ocasiones a sus perseguidores, el cerco se estrechaba. Con mucho sigilo, entregó a Lorenzo un cuenco, realizado en ágata cornalina de color rojo oscuro, indicándole que la pusiese a salvo. Sixto le explicó que, según era tradición entre sus antepasados en el episcopado de la ciudad, era el que Jesús había utilizado en la Ultima Cena.
Los malos augurios del Pontífice se vieron cumplidos pocos días después. Sorprendido en las catacumbas por un grupo de soldados romanos, fue degollado sin contemplaciones. Pero la preciosa reliquia estaba a buen recaudo porque su diácono, aprovechando el viaje a Hispania de dos soldados cristianos, destinados a una de las guarniciones de la Tarraconense, les encomendó entregar a sus padres, Orencio y Paciencia que vivían en Loreto, en las afueras de su Osca (Huesca) natal el preciado depósito, a la espera de mejores tiempos. Lorenzo actuó con astucia porque también él estaba en peligro. Poco después fue detenido y martirizado de forma cruel. Se negó a renunciar a su fe, por lo que fue sometido al tormento de asarlo, cual si de un animal se tratase, en unas parrillas. En los días que siguieron a su martirio corrió por Roma el rumor de que no perdió el sentido del humor en tan difícil trance. Algunos afirmaban que había llegado a comentar a sus torturadores que le diesen la vuelta, que ya estaba bastante tostado por uno de los costados.
El viaje estuvo lleno de complicaciones, pero los soldados cumplieron la misión que Lorenzo les había encomendado. La sagrada copa permaneció en Osca durante cuatro siglos y medio hasta que una nueva amenaza hizo que se trasladase a un lugar más seguro.
Hasta Osca llegaban noticias inquietantes. Unos infieles, que habían penetrado en la Península por las Columnas de Hércules, avanzaban hacia el norte. Al obispo Audaberto le llegó un aviso desde Caesar Augusta (Zaragoza) de que los caminos hacia Osca estaban expeditos para los musulmanes, nombre que se daba a los invasores. El Ebro bajaba tinto en sangre, después de la feroz resistencia ofrecida por la guarnición visigoda de la ciudad, antes de caer en manos del enemigo.
Audaberto, hombre previsor, decidió abandonar la población y poner a salvo la preciada reliquia que tenía encomendada. Encaminó sus pasos hacia las fragosidades montañosas que se alzaban en las tierras del norte, considerando que alguna de las cuevas de aquellas perdidas comarcas, podría ser el mejor refugio para el sagrado cáliz.
EN LA CUEVA DEL EREMITA
Una fría mañana del invierno del año 713 abandonó Osca, sin dejar rastro de su huida. Buscó con sumo cuidado el escondite más a propósito, pensando que debía ser seguro, pero también que quedase bajo la custodia de personas piadosas, que lo conservasen como era debido y guardaran memoria de su existencia. Después de muchas dudas y vacilaciones, lo depositó en las manos de un eremita que habitaba el monte Pano, llamado Juan Atarés. La elección de Audaberto fue adecuada porque con el paso del tiempo la cueva del eremita se convirtió en un importante cenobio benedictino: el monasterio de San Juan de la Peña.
El sagrado recinto alcanzó notoriedad en poco tiempo, a la par que el avance de los cristianos hacia el sur en su lucha contra los musulmanes dejaba cada vez más resguardado el tesoro que los monjes conservaban. La prosperidad de San Juan de la Peña llevó a que uno de sus abades encargase una peana y que un reputado orfebre engarzase el cuenco para darle forma de copa. El artista consiguió la peana de un artesano musulmán, quien dejó grabada en ella, utilizando los caracteres propios de su escritura, una hermosa frase: «Para el que reluce».
Así quedó configurado el Grial. Un día del verano de 1399 un mensajero exhausto rendía viaje ante el monasterio. Traía un mensaje para el abad e instrucciones muy precisas: había de entregárselo personalmente. Lo enviaba el mismísimo rey don Martín el Humano, y su contenido era explosivo. El monarca, muy aficionado a las reliquias, reclamaba el Grial para que recibiese el culto debido en lugar menos agreste. Debía ser llevado a la capital del reino, la ciudad de Zaragoza.
Se produjo una verdadera conmoción entre los frailes y hubo opiniones encontradas, pero el criterio de la mayoría fue someterse a los designios del soberano y un mes después de la regia petición, el Grial llegaba a Zaragoza; era el 26 de septiembre de 1399.En la ciudad hubo diversidad de pareceres acerca del lugar donde debería depositarse la reliquia. Unos sostenían que el sitio más a propósito era la Capilla Real de la seo -era el punto de vista mayoritario entre la clerecía-, mientras que la nobleza defendía como más seguro el palacio del rey. Se trataba de un conflicto de estamentos donde clérigos y caballeros trataban de llevar al agua su molino. Se impuso la voluntad del monarca y el Grial quedó depositado en la capilla del palacio de la Aljafería.Para tranquilizar su conciencia, don Martín, acuciado por el sector más vehemente del clero zaragozano, permitió que, en ciertas ocasiones, la sagrada reliquia quedase depositada en la Seo.
LLANTOS EN ZARAGOZA
Poco tiempo después el monarca decidió trasladarse a Barcelona y, en su equipaje, llevó con él la preciada reliquia. A pesar del poco tiempo transcurrido, el Grial había despertado la devoción de los zaragozanos por lo que sus lamentos acompañaron al rey en su partida. Los llantos no sirvieron para nada porque don Martín lo consideraba como una propiedad que deseaba tener junto a su persona. A la muerte del soberano, el Grial aparece recogido en el inventario de sus bienes, que se realizó el 10 de septiembre de 1410. Pero tampoco sería Barcelona la ciudad donde quedase definitivamente.
Alfonso V, conocido con el sobrenombre de el Magnánimo, diseñó una política de expansión por el Mediterráneo. No era la primera vez que se planteaba esa estrategia en la Corona de Aragón. El monarca había puesto sus ojos en el reino de Nápoles y se aprestó a su conquista. Para la empresa necesitaba de importantes recursos y acudió al préstamo para equipar flota y tropas. Recibió, además de generosos subsidios de la ciudad de Valencia, a la que dispensaba trato especial, un importante préstamo del Consell valenciano y del Cabildo catedralicio.
Era el mes de marzo de 1437 cuando don Alfonso, como prueba de su magnanimidad y para corresponder a la colaboración de las instituciones valencianas, hizo entrega de algunas preciosas reliquias, entre las que se encontraba el Santo Grial. Por la ciudad corrían toda clase de rumores, unos decían que el rey las había tenido que entregar en prenda para conseguir los dineros y otros afirmaban que había sido una muestra de su generosidad.
En medio de los rumores y comentarios, los valencianos acudían en masa a su catedral para comprobar que la famosa reliquia estaba allí depositada. Les traía sin cuidado si la causa era una donación real o el pago de una deuda. Lo verdaderamente importante era que allí estaba aquel 18 de marzo del año de gracia de 1437, vísperas del día de San José, y desde entonces se metió en el corazón de los valencianos.
Trescientos años más tarde, una noticia terrible recorrió la ciudad, que vestía lutos al conmemorar la pasión del Redentor.Era el 3 de abril de 1744 y, aunque sólo un puñado de personas, las más próximas al altar, fueron testigos, la muchedumbre que abarrotaba la catedral aquel Viernes Santo supo enseguida lo ocurrido. El rumor corrió como un reguero de pólvora por la ciudad. Todo eran murmullos y tristeza. Al arcediano de la catedral, el canónigo don Vicente Frígola Brizuela, mientras celebraba el ritual litúrgico, se le cayó el cáliz que se utilizaba en día tan señalado. El Santo Grial se fracturó y se rompió el cuenco de ágata cornalina, la parte más preciosa del Grial. El cuenco que el papa Sixto II había encomendado al diácono Lorenzo y que llevaba en España casi 1.500 años.
ROTURA Y RESTAURACION
Cuando el abrumado canónigo miró a su eminencia el arzobispo, pudo comprobar cómo tenía el rostro demudado. Aquello era una catástrofe. El arzobispo, pasado el primer revuelo y recogidos los trozos en que la sagrada copa se había fragmentado, dispuso que se llamase de inmediato al mejor de los plateros de la ciudad, el maestro Luis Vicent, quien tranquilizó los ánimos y, sin pérdida de tiempo, realizó un magnífico trabajo de restauración. A los pocos días se celebró, con toda solemnidad, una misa con Te deum para que los valencianos pudiesen contemplar de nuevo la reliquia en todo su esplendor.
Sesenta y cinco años después, los responsables de la catedral tomaron una drástica decisión porque todas las noticias que llegaban a Valencia eran del mismo tenor: los franceses no respetan las reliquias. Todos los que arribaban a la ciudad contaban y no paraban de los saqueos, las violaciones y los sacrilegios que cometían por todas partes los invasores napoleónicos. La víspera de San José del año 1809, ante el rumor de que los franceses se aproximaban, se sacó el grial de la catedral y se llevó hacia el sur, hasta Alicante. En los años siguientes viviría un periplo que incluyó a las islas Baleares. Más de cuatro años estuvo fuera la sagrada copa hasta que, en septiembre de 1813, con los franceses cruzando los Pirineos, a toda prisa, en dirección norte, regresó a la catedral de Valencia, las campanas del Miquelet doblaron jubilosas, mientras que en el inventario que se hizo después de tan azaroso itinerario, se anotaba: «La caxa de plata que contiene el Santo Cáliz de la Cena».
En 1916 hubo otro traslado, pero ahora no traspasó los muros de la catedral. Fue llevado desde la capilla de las Reliquias al aula capitular antigua, conocida desde entonces como la Capilla del Santo Cáliz.
Veinte años después la crispación que se vivió durante la Guerra Civil tuvo importantes episodios de violencia en Valencia. La catedral sufrió incendios y saqueos. El Grial corrió serio peligro, pero una mujer llamada Sabina Suey lo sacó de forma subrepticia, oculto entre sus ropas, y lo guardó hasta que la contienda concluyó y, en 1939, volvió a relucir como la más importante reliquia que guarda la catedral.
ORO PURO Y 27 PERLAS
La copa; labrada en calcedonia, mide 9,5 cmts. de diámetro en la boca y 7 cmts. de altura desde la base hasta el borde. Procede de un taller de Antioquía o Alejandría. Fue labrado entre el siglo IV a. de C. y el I d. de C.
El pie: un vaso algo ovalado e invertido, de 14,7 cmts. en el eje mayor y 9,7 en el eje menor. Lleva una guarnición de oro puro en el que van montadas 27 perlas y otras gemas valiosas. Tiene esgrafiada una inscripción en caracteres cúficos. (Siglos X y XI, de un taller cordobés)
Un vástago de 7 cmts. de altura sirve de unión a las dos piezas anteriores. Es de oro puro. Tiene elementos de orfebrería carolingia y reminiscencias mozárabes y mudéjares.
LOS PAPAS, EL GRIAL...
A lo largo de los siglos, tres papas han estado directamente relacionados con el Grial de Valencia, dos de ellos vinculados a la leyenda o la tradición. Sixto II, quien entregase al diácono Lorenzo la copa que se habían trasmitido desde Pedro a sus sucesores en el episcopado romano. Benedicto XIII, el famoso Papa Luna, un tozudo aragonés que se enfrentó al mundo. Se dice que influyó en los monjes del monasterio de San Juan de la Peña para que accediesen al requerimiento de Martín el Humano en su deseo de que le entregasen el Grial. El tercero es Juan Pablo II, quien, en noviembre de 1992, en su visita a Valencia, lo tuvo en sus manos durante la misa que presidió en dicha ocasión. El próximo sábado 8 de julio el Papa, Benedicto XVI, llegará a Valencia donde, presumiblemente, el Grial tendrá, una vez más, un papel relevante en la visita que el Pontífice realice a la ciudad que lo guarda desde hace casi seiscientos años.
"Si el Señor no protege la ciudad, en vano vigila quien la guarda"
Estoy de acuerdo con Templanza.
En cuanto al Grial de que hablaban Otto Rahn, Julius Evola y esa gente, es algo confuso y algo paranoico.
Por otro lado, siempre he interpretado que todo lo de la historia de la búsqueda del Grial de las leyendas artúricas, es un símbolo que representa la búsqueda del hombre de un crecimiento interior y de un alcanzar la Trascendencia, es decir a Dios.
Última edición por Pedro; 17/07/2006 a las 00:14
Muchas gracias a Lo Ferrer y a Templanza por tan valiosa información (aunque no coincidan)
Imperium Hispaniae
"En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."
¿ A qué Dios Pedro....?
Ya que hablamos de Otto Rahn, recomiendo leer su obra La Corte de Lucifer en la que narra sus viajes en busca del Santo Grial. Como libro de viajes y descriptivo de las zonas que visita, es muy interesante, además de ameno.Iniciado por Pedro
Acerca de dónde se halla el verdadero Santo Grial, en la revista de historia Clio se realizó un reportaje bastante interesante (aunque corto) sobre las diferentes versiones que existen. No recuerdo el número (lo miraré y lo diré por si alguien desea consultarlo), pero fue en el que salía como tema estrella el 50 aniversario de la División Azul.
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