Aporto otros ejemplos de "borboneo" de don Juan, siempre tan predispuesto a hacerse nombrar rey en cualquier territorio español que los aliados pudieran eventualmente invadir (cosa que por suerte no ocurrió), con la excusa de evitar que los republicanos en el exilio se hicieran de nuevo con el poder. En la hagiografía "Don Juan de Borbón, grandeza y servidumbre del deber" (Paneta, 1976) de Víctor Salmador leemos en la página 245:
"El grupo español afecto a don Juan, que cada vez creía menos en la victoria del Eje y, en consecuencia, cada vez propugnaba más un acercamiento a los aliados, proyectó otros capítulos que también pertenecen a la historia no contada.
En el comedor privado del Nuevo Club, Eliseda, Quintanar, Valdecasas, Urrutia y Ansaldo se reunieron con un alto personaje de la diplomacia norteamericana. Él escuchó el proyecto. La proposición contenía un doble movimiento inicial: el general Kindelán debería hacerse cargo del mando de Cataluña, proclamando inmediatamente la monarquía. Al propio tiempo, como réplica a la acción ofensiva que contra aquella región rebelde habrían de desarrollar las fuerzas alemanas (sic), se solicitaría el apoyo aliado, facilitándose el desembarco de sus tropas en la histórica bahía de Rosas.
El éxito de esta maniobra pondría a los anglosajones en el continente europeo sin resistencia alguna (sic) en los momentos difíciles del desembarco; ello hubiera adelantado posiblemente un año el final de la gruerra mundial en Europa (...) Y la España monárquica, moderada y si bandería, hubiera podido sentarse a la mesa de las naciones triunfantes en las conferencias internacionales posteriores a la guerra".
En la página 247:
"El plan de Cataluña, se abandonó porque entonces como siempre, lo mejor es enemigo de lo bueno. Y lo mejor (sic) parecieron las Islas Canarias (...) El 11 de agosto de 1941, Churchill anunció a Roosevelt que Gran Bretaña había decidido ocupar secretamente las islas.
(...) Detrás del plan de Churchill -que en definitiva era el plan anti-Miaja- sí aparecía el nombre de don Juan de Borbón, porque el grupo español que se hallaba en contacto con los ingleses enganchaba LA RESTAURACIÓN MONÁRQUICA y a don Juan de Borbón en aquel tren de alianzas con las democracias occidentales. "La única manera, decían los negociadores españoles con muy buen sentido, de que los británicos o los norteamericanos no establezcan un gobierno republicano en las Canarias para apoyar en él su invasión -que constituye un hecho decidido- es PACTARLA DESDE UN GOBIERNO MONÁRQUICO".
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