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Tema: El maquis: guerrilla antifranquista para el comunismo (no para la democracia)

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    Re: El maquis: guerrilla antifranquista para el comunismo (no para la democracia)

    ...

    -Sin duda, la más importante para la causa guerrillera es la tercera etapa (1945-1948).
    En este periodo aumenta considerablemente el número de guerrilleros, por el rumbo favorable
    que adquiría la II Guarra Mundial para las democracias occidentales que luchaban contra
    Alemania; así pues, la presencia de partidas se extiende por buena parte de los macizos
    montañosos de España. No obstante, si se consideraba positivo este aumento, no es menos cierto
    que ello ocasionaba no pocos problemas, porque estos añadidos se presentaban en la sierra con
    lo puesto: hambrientos, desaliñados y sin armas. A este respecto, argumenta un guerrillero
    gallego en Así destruyó Carrillo el PCE, del mítico militar Enrique Líster: “La lucha (en la
    sierra) era dura y no precisamente por falta de la ayuda del pueblo sino, y sobre todo, por la
    carencia de armas y de municiones. Ya no éramos hombres escapados; éramos combatientes
    antifranquistas (…). Cada vez teníamos más hombres y más necesidades. Estos jóvenes…
    pedían armas y municiones. No pocas fueron las decepciones al ver lo mal amados que
    estábamos” (14). Y al mismo tiempo, desaparece aquella esperanza liberadora asentada en que
    Inglaterra y Francia vendrían a derrotar a Franco, y en que Rusia, que tanto había apostado por
    la República, apoyaría hasta el final a la guerrilla antifranquista… Y aumenta la desesperanza, y
    crecen las deserciones y las delaciones y las traiciones.

    Además, el PCE se desentiende de la lucha armada contra Franco. Resulta que en
    septiembre de 1948 se reúnen con Stalin en Moscú Santiago Carrillo, Dolores Ibárruri y
    Francisco Antón, otro dirigente comunista y el gran amor de Dolores, para tratar el tema de la
    resistencia del interior de España a Franco. Y Stalin les sugiere disolver las guerrillas que
    operaban en la Península porque los acuerdos internacionales excluían cualquier posibilidad de
    intervención aliada en España. Dolores Ibárruri “y que” se enfureció ante tal sugerencia, pero un
    mes después, el Buró Político del PCE trasmitió la consigna de olvidarse de la lucha armada, y
    al paso, de los guerrilleros. Ocurrió, en definitiva, que en 1948 el PCE cambió de táctica y
    apoyó el “entrismo” en las instituciones, principalmente en las organizaciones de masas.

    Así pues, el PCE, “especializado en redefiniciones ideológicas y balanceos tácticos a
    toque de corneta –dice Secundino Serrano en “Los comunistas cambian el paso” -(15), se instaló
    en una vía de ambigüedad: mientras que proclamó oficialmente el final de la resistencia armada,
    proseguían las actividades de los maquis en los montes españoles. En medio de este modelo de
    transición estaban los guerrilleros, que a los problemas con las fuerzas de represión añadían
    ahora los mensajes contradictorios de los dirigentes de Toulouse. Al mismo tiempo que se les
    informaba del fin de la guerrilla, los enviados del Partido les pedían que continuaran en el
    monte”. Y este verdadero galimatías teórico y práctico ocurre porque “el cambio de táctica no
    había surgido de un análisis riguroso de la situación española o de un debate sobre las
    prioridades de la oposición antifranquista, sino de una sugerencia de Stalin”, como señala
    Secundino Serrano (16). En cualquier caso, continúa Secundino Serrano, “la influencia de la
    URRS era tan sustantiva que nada mejor para resumirla que la frase favorita de los comunistas
    de la época: “Cuando Stalin lo ha hecho, sus razones tendrá”.

    En fin; ante este cambio de táctica, “Los hechos certificaron tozudamente que el viraje
    teórico anunciado a finales de 1948 (olvidarse de la lucha armada y centrarse en el entrismo)
    sólo se tomó en serio cuando las elecciones sindicales de 1950 confirmaron las posibilidades de
    la nueva estrategia, y todavía a principios de 1952 algunos guerrilleros seguían en los montes
    apoyados orgánicamente por el Partido Comunista” (17). Y al tiempo, como los aliados no
    apoyaron la causa republicana, el PCE optó, además de por el entrismo, por sustituir la táctica
    de la invasión masiva por la infiltración de pequeños grupos de guerrilleros por distintos puntos
    de la frontera para que se unieran a los grupos existentes y unificar la acción guerrillera.

    Pero estos bandazos se traducen, en la práctica, en animadversión contra los
    guerrilleros;
    así, cuando acudían, agotados y desesperanzados de manera individual a Madrid en
    busca de su apoyo, son maldecidos y obviados por los comunistas, ya instalados en trabajos,
    casi todos, de imprenta
    . Y no digamos de los pocos que logran llegar a Francia y les piden
    ayuda. No obstante, es en este periodo cuando la guerrilla antifranquista supuso un problema
    importante para el Régimen de Franco, concretamente entre 1945-1947.

    Y si estos bandazos ocurrieron con el PCE, hay que señalar que las demás
    organizaciones políticas y sindicales –socialistas, anarquistas, republicanos, etc.- no secundaron
    el planteamiento armado convencidos de que las instituciones multinacionales eran la solución
    del problema de España, pues vendrían a derrotar a Franco. El PSOE y la CNT los habían
    abandonado desde los mismos inicios,
    apoyándose los primeros en la propuesta de Indalecio
    Prieto de no a la lucha armada, opuesta a los argumentos de Negrín. A este respecto, oigamos lo
    que escribe Moreno Gómez: de los dos grandes contratiempos ocurridos en el verano de 1946 y
    sufridos por la 2ª Agrupación, el segundo fue mucho más grave. Se trata de “la desbandada de
    socialistas y anarquistas durante el verano, que abandonaron sus puestos en la Agrupación,
    conforme a unas pretendidas consignas del PSOE y de la CNT, según las cuales la solución del
    problema español no podría lograrse por la lucha armada, sino por la mediación de las potencias
    occidentales a través de la ONU” (18).

    En 1945 tiene lugar el fatídico episodio de “Cerro Ballesteros”, en el término de
    Navalvillar de Ibor, ocurrido en la noche del 30 de diciembre, tan grave y desastroso que se
    considera el principio del fin de la guerrilla en Cáceres, no sólo por los muertos que hubo (tres,
    uno de ellos del pueblo) y detenciones (cinco), sino por la desmoralización que causó y la
    oleada de deserciones que ocasionó. Y el mismo desastre se debió a la traición de uno del grupo,
    ¡y era del pueblo!, que se entrega a la guardia civil dos días antes del desastre con otro de
    Valdelacasa en el arroyo “Navalgallo”, que todos conocemos.

    Pero existe otro hecho muy fundamental en estas fechas de mediados de 1945 y 1946
    que no se ha de olvidar: el gran optimismo que reinaba en el ánimo de los guerrilleros ante el
    desenlace favorable para sus intereses de la II Guerra Mundial se convirtió en desánimo y
    desolación, y con ellos llegaron las delaciones y traiciones de los guerrilleros. Y este desánimo
    general y las entregas “simuladas” de muchos guerrilleros y sus posteriores traiciones aumentan
    con el acoso de la represión. Además, una de las efectivas medidas adoptadas por Eulogio
    Limia Pérez (que había tomado el mando de la C.G.C. de Ciudad Real en agosto de 1947) para
    luchar contra los bandoleros fue potenciar el papel de las contrapartidas, que ya habían
    participado en la zona centro, pero fue en la segunda mitad de 1945 cuando se generalizó su
    uso, con unos resultados demoledores para los guerrilleros. Y una de las principales misiones
    que les asigna, según él mismo declara, “era descubrir y captar enlaces, encubridores y
    confidentes de los bandoleros (…), y mediante la colaboración de los que se atraían a nuestro
    servicio, perseguir y atacar las partidas y detener las organizaciones y colaboradores de
    aquellas” (19).

    Así pues, la represión, que ha aumentado con la Contrapartida y ha supuesto un
    tremendo azote para la causa guerrillera, las deserciones, que se multiplican, y la desesperanza y
    el abandono, tejen el desenlace final de la guerrilla. Porque ocurre que “en las confrontaciones
    armadas en las que no existen frentes definidos y el enemigo puede ser el vecino, la lucha se
    vuelve sucia. En el caso que nos ocupa, hubo actos de coraje y de cobardía, de egoísmo y de
    abnegación, de tragedia y de traición”, como anota David Baird en su libro Historia de los
    maquis. Entre dos fuegos (20). Y también de grandeza y de generosidad suma, como el caso de
    nuestro recordado paisano Victorino Rodríguez Olmo, “Resorte”…

    Entre muchos de los guerrilleros desertores y acompañantes de la contrapartida (21),
    están, Enrique Álvarez “El Lobo”, el primero de todos los traidores. Se entregó en un prostíbulo
    de Cáceres en junio de 1945, e hizo verdaderos estragos en la División de “El Francés”;
    Vicente Díaz Laguna, conocido como “Colón” o “Padre Eterno”, de Bohonal de Ibor, que guió a
    los guardias civiles hasta el escondite de Diego Montealegre Delgado; Juan Estrella Barroso,
    “Petaca”, también de Bohonal de Ibor, “que cayó como nube de pedrisco sobre sus ex
    compañeros de Ciudad Real “, como dice Moreno Gómez; Justo García Gil, “El Americano”,
    de Carrascalejo; “El Lechuga” o “Cazalla” se llamaba, en realidad, Luis López Fernández y
    pertenecía a la CNT . Secuestró, junto a otros dos, al hijo del dueño de una finca, y el joven
    secuestrado los convenció para que se entregaran y colaboraran con la guardia civil, y así lo
    hicieron. “Cortijo”, “Tánger”, “Sancho”, “El Andaluz”, Crescencio Sánchez Carrasco; “Valle” o
    “Pitarra”, que fue capturado junto con Eugenio Gómez Román, y fue, también, condenado a
    muerte, pero se le conmutó la pena por su colaboración con la guardia civil, y ello ocasionó la
    muerte de “Quincoces”; Fausto Navas Navas, “El Viruta”, de 35 años y de Porzuna, que cayó
    preso el día en que mataron a “El Francés” (31 de julio, 1946), allá por Serradilla. “El Viruta”
    había sido nada menos que jefe del Estado Mayor de la 14 División, la de “Quincoces”, quien le
    envió a Gredos, y de ahí pasó con “El Francés”, hasta que, preso, se convirtió en el ojo derecho
    de Limia, y como guía de la Contrapartida causó tremendos desastres entre sus ex compañeros.
    El 28 de septiembre de 1947 guiaba a la Contrapartida como “práctico”, y aniquilaron a la 23
    División por los alrededores de El Viso del Marqués. En esa ocasión murió el sargento Ruano
    (22). Adelardo Tena, “Timochenko”, de Cabeza el Buey, evadido del campo de trabajo de Hato
    Blanco en 1943 (23), delató ya a su compañero, Manuel García Peco, “el Templao”, de
    Belalcázar, de cuya cárcel también se escapó en agosto de 1939 condenado a muerte, que se
    escondía entre unos zarzales en el momento de su detención. Otro detestable delator es José
    Martínez, “El Chunga”.

    Pero “Con todo, los grandes peones de brega del teniente coronel Limia Pérez fueron”
    (24): Dionisio Castellano García, “Palomo”, de 44 años, casado, de Belalcázar, socialista,
    gañán, evadido el 4 de agosto de 1939, Honorio Delgado Blanco, “René”, de 30 años, de
    Felguera (Asturias), estudiante. Por segunda vez en manos de Limia Pérez. Es uno de los pocos
    adiestrados en el maquis francés, de donde vino a España en 1945 con esa encomienda, y
    Manuel Guerreiro Gómez, “Antonio”, de 34 años, soltero, natural de Orol y vecino de Madrid,
    dependiente. Había llegado a Ciudad Real en 1945 llamado por su hermano “Julio” para
    incorporarse a la II Agrupación (25). Durante dos años actuó como enlace entre la guerrilla y
    Madrid y se dedicó a la propaganda y a la confección del periódico Lucha. El teniente coronel
    los adhirió a las contrapartidas y trabajaron ahora mucho más que lo habían hecho antes como
    guerrilleros. Limia se llevó a los tres a su nuevo destino, Granada, en octubre de 1949, y
    contribuyeron de manera decisiva al exterminio de la resistente guerrilla granadina.

    También están entre los grandes traidores “Pedro el Cruel” (Vicente Rubio Babiano),
    de Agudo. ¡Éste sí que fue cruel para sus propios compañeros!, “porque en abril de 1948 se
    entregó a la guardia civil, se puso al servicio de Limia e hizo caer toda la dirección de la 2ª
    Agrupación, y él mismo intervino en la muerte de algunos ex compañeros, como en la de
    “Julio” (Ramón Gerreiro) y en la de su propio ex jefe “Manco de Agudo”; y Manuel Hidalgo
    Villalón, “Palomero”, de 29 años, soltero, de Almadén. Estuvo dos años colaborando con la
    guardia civil, hasta el 14 de febrero de 1950, en que “no siendo ya necesarios sus servicios”, se
    le envió a la prisión de Carabanchel, para sustanciar su proceso bajo la batuta del coronel
    Eymar. Sobre “Palmero” informaba Limia el 28 de marzo, 1949, que “está colaborando con
    lealtad e interés como confidente y guía de la contrapartida”, que descubrió enlaces y bases,
    preparó y realizó el servicio que dio por resultado la eliminación total de la partida de “El
    Manco de Agudo”, por lo cual se ha propuesto a la Superioridad se le recompense con 5.000
    pesetas. Al final, fue condenado a muerte en Ocaña con “Palomo” el 5 de julio de 1951, pero
    “Palmero” se libró de la ejecución “in extremis”; “Palomo”, sin embargo, fue ejecutado (26).
    Muchos de los mencionados aparecen en plena acción en mi novela La golondrina. Y si
    me ensaño con todos ellos, y con muchos más que no menciono para no alargar la triste letanía
    de desertores y de traidores, es porque me han decepcionado. Y no sólo ellos, pues he
    comprendido que la inmensa mayoría de “los de la sierra” se echó al monte para resolver sus
    problemas particulares con la justicia, y el modo de lograrlo era acabar con el franquismo. Y
    como no fue posible, intentaron alcanzar la frontera o se entregaron y se convirtieron en fieles
    confidentes de la guardia civil y en traidores de sus compañeros. Y aquí surge la excepción:
    firme, tesonera y única entre todos los pobladores de las sierras y montes de España en esas dos
    décadas señaladas. Y es del pueblo: Victorino Rodríguez Olmo, “Resorte”, el único entre todo
    el movimiento guerrillero que ha estado en la cárcel veintitantos años por no delatar a sus
    compañeros. Y era un hombre que no tenía las manos manchadas de sangre, y durante su
    estancia en la sierras, casi dos años, ostentó el sabroso encargo de cocinero.
    -La cuarta etapa es la del desmoronamiento de la guerrilla en la década de los cincuenta
    y su desaparición en 1963. No obstante, Santiago Carrillo, a mediados de 1952, realizó una
    autocrítica sobre las guerrillas, y apunta que “sobreestimamos la experiencia clandestina de los
    camaradas enviados desde Francia”, y continúa: “no conseguimos nunca que la lucha guerrillera
    fuese una lucha de masas”, e insiste en que “sobreestimamos la importancia de la lucha
    guerrillera… y no acertamos a retirar a tiempo, por lo menos, a parte de nuestras fuerzas de este
    sector de la lucha, mientras que se producía su aislamiento creciente de las masas campesinas y
    se desarrollaban en su seno elementos de descomposición” (27). Y, francamente, la lucha
    guerrillera había desaparecido en la mitad justa del siglo XX, aunque son conocidos episodios
    aislados posteriores, como los de “Juanín” y “Bedoya” en Cantabria, y el descubrimiento de
    algunos topos en la década de los sesenta.

    Y cómo llamarlos: EnEspaña, para referirse a estos hombres empecinados en continuar
    la lucha antifranquista, surgen varios términos: “huidos”, “fugados”, “rojos huidos”;
    “bandoleros” y “bandoleros huidos”. Se impuso, sin embargo, la etiqueta de “los de la sierra”, y
    así serán llamados hasta octubre de 1944, momento en que el PCE les asigna el nombre de
    “guerrilleros”.
    Señalo antes de continuar que el inicio de la II Guerra Mundial sorprendió a gran
    parte de excombatientes republicanos en territorio francés, y muchos se incorporaron a la
    Resistencia francesa desde la Agrupación de Guerrilleros Españoles. A partir de 1944, con los
    alemanes en retirada, parte de estos españoles reorientó su lucha hacia España y, aunque el
    fracaso de reconquistar España aquel octubre de 1944 fue mayúsculo, algunas fracciones
    lograron enlazar con las partidas que habían permanecido en el monte desde febrero y marzo de
    1939. Y con estos infiltrados se introduce también el vocablo “maquis”, y con él son designados
    los hombres y mujeres que resistieron en el monte y en el llano contra Franco.

    Pero no olvidemos que esto ocurre en la segunda etapa, por lo que ya existía en España
    una oposición armada contra el Régimen franquista cuando surge el término “maquis”, palabra
    francesa procedente del corso y del italiano MACCHIA (paisaje de arbustos, matorrales), y en
    Francia empezó a usarse en 1942 para referirse a grupos de guerrilleros que peleaban contra los
    alemanes. Eran los “maquisard” (luchadores emboscados), y, por extensión del término, pasó a
    España con ese significado
    . Así pues, España que exporta y acuña en el exterior las palabras
    “guerrilla” y “guerrilleros” y “partida” ya en el siglo XIX, y existen en la actualidad, adopta
    ahora ese término para referirse de manera incorrecta –por incompleta- a la lucha antifranquista
    mantenida, eficientemente, en la década de los cuarenta. . Por tanto, en España, hasta 1944, a los
    huidos se les conocía como “huidos políticos” y, popularmente, como “los de la sierra”;
    después, erróneamente, se los unifica bajo la nominación de “maquis”, pero en España había
    luchadores antifranquistas antes de que existiera el término importado.

    Y se ha impuesto el nombre de “maquis”. Pero he de añadir lo siguiente y con ello
    termino: Cuando empecé a estudiar el tema que nos ocupa, descubrí lleno de entusiasmo que el
    mejor sobrenombre para designarlos, emulando con ello el título de una novela de Pío Baroja,
    era el de “los últimos románticos”. Y con ese entusiasmo acepté en 1996 la invitación para
    participar en el Congreso Internacional que sobre el maquis se celebra anualmente en Santa
    Cruz de Moya, pueblo de la serranía de Cuenca. Y allí participé con una ponencia, y me referí a
    los hombres de la sierra como “los últimos románticos”. Y allí estaba mi amigo el escritor Julio
    Llamazares y la malograda escritora extremeña Inma Chacón, y nos saludamos, y cenamos
    juntos y… Luego, Julio Llamazares ha pregonado la etiqueta por mí inventada con mucha más
    voz que yo. Pero hace ya bastantes años, y después de estudiar el tema que hasta aquí nos ha
    traído cerca de treinta, que les retiré ese glorioso sobrenombre por muchos argumentos que he
    comentado y por otras muchas que por falta de tiempo y por otras razones he callado, y sólo los
    considero, de la mano de Blas de Otero, hombres “fieramente humanos”.


    NOTAS:
    1. Datos recogidos de SERRANO, Secundino: Ob., cit., págs. 368-369.
    2. Lo más destacable en la reunión de Postdan (17 de julio-2 de agosto, 1945) relacionado
    con España en que Stalin propuso la ruptura de toda relación con el gobierno de Franco.
    Además, se aceptó por las tres potencias reunidas Rusia, Gran Bretaña y Estados
    Unidos que España no entrara en la ONU.
    3. DÍAZ DÍAZ, Benito: Huidos y guerrilleros antifranquistas en el centro de España,
    1939-1955. Toledo. Editorial Tilia, 2011, pág. 44.
    4. DÍAZ DÍAZ, Benito (coordinador): La guerrilla en Castilla-La Mancha. Ciudad Real.
    ALMUD Ediciones, “Biblioteca Añil”, 2004, pág. 46.
    5. DÍAZ DÍAZ, Benito: Huidos y guerrilleros…, págs.45-46.
    6. TRAPIELLO, Andrés: La noche oscura de los cuatro caminos. Una historia del
    maquis. Madrid. 1945. Madrid. Aguilar, 2001. Información tomada de Moreno Gómez:
    La resistencia armada contra Franco. Barcelona. Editorial Crítica Contrastes, 2001,
    pág. 43.
    7. MORENO GÓMEZ, Francisco: La resistencia armada… Ob.cit., pág. 2.
    8. Nimalón Toral. En 1945, el PCE intentó enviar a Nilamón Toral a Córdoba con el fin
    de que se incorporara a la guerrilla para instruirla y organizarla, pues era un personaje
    muy conocido porque al final de la guerra había mandado una agrupación de divisiones
    en el frente Sur. Pero cuando esperaba a que unos enlaces le llevaran a Córdoba fue
    detenido por la policía.
    9. DÍAZ DÍAZ, Benito: Huidos y guerrilleros…, pág. 156.
    10. Uno de los presos, Lázaro Leal, “El Perdigón”, maestro albañil, y su hijo de 16 años,
    también en esa ocasión recluido, hicieron un agujero en el muro del convento de las
    monjas concepcionistas, por la parte de la sacristía, y en medio de la noche salieron al
    huerto y a las calles del pueblo. Los guardianes dieron la voz de alerta y mataron a seis
    fugitivos.
    11. Ha salido un libro sobre este personaje: Dionisio Castellano García, Palomo”. Su
    historia y la de otros guerrilleros con él relacionados. Autor Dionisio Guerrero
    Castellano. Edita Aebius, 2011. En el sumario incoado contra Dionisio Castellano
    García, “Palomo”, se hace alusión en sus declaraciones a la partida de “Corruco”.
    Después de la evasión el 4 de agosto de 1939, anduvo ese mes y el de septiembre solo
    por el monte, refugiado en la sierra de Alcudia (Ciudad Real), alimentándose de lo que
    cogía de noche en las huertas y de algún ganado. Al cabo de ese tiempo, se topó con
    cuatro paisanos suyos, también evadidos… Moreno Gómez, Ob. Cit., págs.42-43.
    12. En realidad, el término se introduce y se afianza con la ofensiva del valle de Arán, al
    surgir la lucha guerrillera en Levante y Aragón.
    13. VIDAL, César: “¿Fueron los maquis una fuerza democrática?” en Enigmas de la
    Historia, 7 de julio, 2001, versión digital.
    14. La cita, según Enrique Líster, pertenece al último jefe de la guerrila en Galicia, en Así
    destruyó Carrillo el PCE. Barcelona. Editorial Planeta, 1983. Tomada la cita de la
    versión digitalizada.
    15. SERRANO, Secundino: “Los comunistas cambian el paso”, en Ob. Cit., pág. 287.
    16. SERRANO, Secundino: “Los comunistas cambian el paso”, en Ob. Cit., pág. 287.
    17. SERRANO, Secundino: “Los comunistas cambian el paso”, en Ob., cit., págs. 288-289.
    18. MORENO GÓMEZ, Francisco: Ob. Cit, pág. 346.
    19. DÍAZ DÍAZ, Benito: Huidos y guerrilleros… Benito, pág. 193.
    20. BAIRD, David: Historia de los maquis. Entre dos fuegos. Córdoba. Editorial Almuzar,
    2008, pág. 21.
    21. Véase sobre el tema de desertores y delatores y traidores Secundino Serrano: “Tiempo
    de traidores”, en Maquis. Historia de…, págs. 297-305.
    22. Los datos de esta cita proceden de Moreno Gómez, Ob. Cit., págs. 582-583-584.
    23. MORENO GÓMEZ, Francisco: Ob., cit., pág. 349. 576 y 592-596.
    24. Datos procedentes de MORENO GÓMEZ, Francisco: Ob., cit.
    25. La II Agrupación comprendía parte de La Mancha y tenía su centro en Ciudad Real,
    provincia que se convirtió en encrucijada de partidas por su situación geográfica. Estaba
    encabezada por Ramón Regueiro Gómez, “Julio”, y a ella se incorporó se hermano
    “Antonio” como comisario político y, después, enlace con Madrid. El jefe del Estado
    Mayor era Dionisio Castellano García, “Palomo”; también pertenecía al núcleo
    dirigente Eusebio Liborio Lombardía, “Lavija”. Esta Agrupación disponía de tres
    divisiones, gobernadas por Francisco Expósito Prieto, “Gafas” (21ª), José Méndez
    Jaramago, “Manco de Agudo” y, alternando, Dionisio Castellano García, “Palomo”, y
    Honorio Molina Merino, “Comandante Honorio”, datos tomados de Secundino Serrano,
    Ob., cit., pág. 174.
    26. MORENO GÓMEZ, Francisco: Ob., cit., pag. 595.
    27. SERRANO, Secundino: “La guerrilla como anacronismo: nuevas formas de lucha”, en
    O. cit., págs.339-342

    http://www.ateneodetoledo.org/wp-con...e-maquis-1.pdf
    Última edición por ALACRAN; 26/09/2020 a las 18:39
    “España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio...; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad: no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los reyes de Taifas.

    A este término vamos caminando: Todo lo malo, anárquico y desbocado de nuestro carácter se conserva ileso. No nos queda ni política nacional, ni ciencia, arte y literatura propias. Cuando nos ponemos a racionalistas lo hacemos sin originalidad, salvo en lo estrafalario y grotesco. Nuestros librepensadores son de la peor casta de impíos que se conoce, pues el español que deja de de ser católico es incapaz de creer en nada. De esta escuela utilitaria salen los aventureros políticos y salteadores literarios de la baja prensa, que, en España como en todas partes, es cenagal fétido y pestilente”. (Menéndez Pelayo)

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    Re: El maquis: guerrilla antifranquista para el comunismo (no para la democracia)

    Francia, protectora y atizadora histórica de la subversión en España


    Revista FUERZA NUEVA, nº 493, 19-Jun-1976

    Los niños de manos rojas

    El “ruedo ibérico” es algo que los franceses tienen al sur de su país y al que se asoman con frecuencia, ya que es una diversión de infinitas posibilidades. Cuando en ese ruedo la sangre no corre o no lo hace con la frecuencia deseada, azuzan a los gallos, afilan ciertos espolones y ¡a asomarse otra vez a la barrera a ver qué pasa allá abajo!

    Conviene comprobar cuánta sangre se ha derramado en España desde el final de la guerra y cuánta parte de culpa tienen nuestros vecinos del norte. Leyendo el libro del coronel Aguado Sánchez “El maquis en España” indigna el constatar la gran parte de culpa que Francia o su Gobierno o quienes fueren tienen en la sangre que en esas tierras españolas se ha venido derramando. 227 guardias civiles muertos, 370 heridos, 953 asesinatos de civiles, entre “ejecuciones”, represalias, rehenes o simple ansia de matar, cosa muy desarrollada entre aquella fauna que a España vino a “liberar del terror franquista”. De estos bandoleros, 2.173 quedaron para siempre en montes, vaguadas, caseríos, quebradas o en los lugares de ejecución. Aparte hay que contabilizar raptos, sabotajes, asaltos, robos…

    ***
    Estos “guerrilleros de la República” eran preparados, entrenados, armados, curados, escondidos (pocas veces), animados, respaldados… por un muy numeroso sector de franceses y en Francia. Naturalmente que la cabeza comunista visible era española, a la sombra de Francia y dirigida desde Moscú. Leyendo el libro antes citado queda uno perplejo de la catadura moral de aquellos desgraciados que vinieron a España engañados, respirando odio, para morir aquí revueltos en sangre, miseria, polvo y mugre. Terror de los campesinos a los que decían venir a liberar.

    Mientras tanto, sus jefes y jefecillos, que jamás se atrevieron a traspasar la frontera, se quedaban cómodamente en la Francia acogedora, cuando no en otros países “paraíso” como Rusia, Yugoslavia o Polonia. Y no venían porque la cobardía es a veces libre y ellos preferían enviar a morir en España a esta carne de cañón, malencarada y cruel; carne miserable a la que despreciaban y de la que se servían para los fines del partido.

    Años más tarde, cuando surge el fenómeno ETA y demás siglas del sindicato del crimen, sus jerifaltes y asesinos son elevados a la categoría de héroes, se les da cobijo, se les mima, se les arma, se les ayuda y se les esconde. Cuando muere un “guerrillero” con el alma encallecida por el odio, por la desesperación, por la desesperanza…, se lanzan los vates de allende el Pirineo a ensalzar al “héroe”. Y otra vez se acodan en la barrera del ruedo ibérico para ver la próxima fiesta.

    ***
    Cuánta sangre vertida aquí con la ayuda de Francia. Hijos de Francia que sestean por nuestras costas plácidamente gracias a que por la acción de aquel denigrado guardia civil el “héroe guerrillero” ya no está cerca. Con el tiempo, motivado por esas misteriosas razones de la genética y de la influencia del medio ambiente sobre la conformación de las razas, los niños franceses, muchos niños franceses, van a nacer con las manos enrojecidas. Enrojecidas por la sangre española que sus divertidos padre y abuelos ayudaron a derramar en esta España nuestra.

    Desde que los franceses se asomaban desde su tranquilo jardín para observar cómo los españoles nos destrozábamos en Irún (1936) hasta hoy (1976), cuántas cosas han pasado. Cuánta sangre de uno y otro bando se ha derramado gracias a la criminal y cobarde actitud de muchos franceses y de muchos de sus “humanitarios” gobiernos. Cuántos odios mantenidos, provocados y alimentados desde esas emisoras francesas, malolientes de tanto escarbar en cubos de basura. Cuántos odios provocados por ese locutor de Radio París, que con su voz atiplada bombardea implacablemente año tras año, día tras día para mantener el ruedo ibérico siempre animado con rencores y con odios (…)

    Jesús FLORES THIES

    Última edición por ALACRAN; 01/11/2021 a las 15:41
    “España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio...; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad: no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los reyes de Taifas.

    A este término vamos caminando: Todo lo malo, anárquico y desbocado de nuestro carácter se conserva ileso. No nos queda ni política nacional, ni ciencia, arte y literatura propias. Cuando nos ponemos a racionalistas lo hacemos sin originalidad, salvo en lo estrafalario y grotesco. Nuestros librepensadores son de la peor casta de impíos que se conoce, pues el español que deja de de ser católico es incapaz de creer en nada. De esta escuela utilitaria salen los aventureros políticos y salteadores literarios de la baja prensa, que, en España como en todas partes, es cenagal fétido y pestilente”. (Menéndez Pelayo)

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