11.
LA SUPUESTA DIVINA TRINIDAD, CONJUNTO DE LOS JEFES DESCONOCIDOS.


Tenemos ante nosotros la obra llamada «El Templo de Salomón, Carta General del Organismo, y Plan de Trabajo de la Alianza Revolucionaria», por el doctor Eduardo Emilio Ecker, abogado (Praga, 1855).

La explicación que la acompaña, nos da una idea clara de todo el conjunto de la Masonería — combinación diabólicamente ingeniosa— que ni debemos ni deseamos reproducir aquí. Solamente tomaremos de ella lo que nos resulte útil.

El templo de Salomón está construido sobre un tapiz de 16 cuadrados oblongos, que se llama el Vestíbulo. El templo consiste en 14 piedras cúbicas: 9 que forman el primer piso, 4 el «segundo, y 1 el tercero. Cada cubo representa una logia o una parte del universo. Uno de los cubos no es visible, por estar cubierto con los cuatro del segundo piso. Los demás, son sólo visibles en sus tres cuartas partes, con la excepción del que forma el piso superior, que está totalmente al descubierto.

Este último representa la sede de la luz; el cubo central del piso inferior representa la sede de las tinieblas. Así se nos ofrece una representación del dualismo divino, de la doctrina kabalística.

Pasamos en silencio el decrecimiento gradual de la luz que viene de lo alto, de la Inteligencia, y se pierde totalmente al llegar al último cubo, que representa la materia.

En el centro del cubo superior se encuentra el Hombre-Dios, que en seguida reconocemos como Adan Kadmon, el Hombre Arquetipo de la Kabala. Su símbolo es el Fénix. Es el portador de la doble corona, del imperio material o político, y del espiritual o religioso; como tal es representado por un águila bicéfala, cuyas dos cabezas están ceñidas por una sola corona. Como jefe del imperio político universal, se llama «Emperador del Mundo»; como jefe del imperio espiritual o eclesiástico, recibe el nombre de Patriarca del Mundo, como jefe de toda actividad viril en el Universo, se llama «Gran Arquitecto del Universo»; como jefe de la actividad del Poder que gobierna el mundo, se llama Gran Maestro y, en fin, como unidad personal de todos estos atributos, lleva el nombre de «Jehovah».

Lo que nos asombra, es hallar las designaciones de Patriarca, Emperador del Mando y Gran Maestro, junto a las de Jehovah y Gran Arquitecto del Universo.

Carlile nos enseña 33 que «El sentido primitivo de la palabra judío, era el de un hombre sabio y perfecto por su dedicación a la ciencia. El nombre tiene el mismo significado que el de Jehovah; literalmente es el de Hombre-Dios, Espíritu Santo del hombre inspirado por el hombre». Como tal, es el Gran Arquitecto del Universo. Este es un raro testimonio en favor de lo que ya hemos visto: el Hombre Primitivo o Adan-Kadmon es el ideal del judío.

Hay que distinguir, sin embargo, entre el judío ideal, que tiene identidad con Jehovah, y el judío encarnado en este mundo. Este último es el Gran Maestre de la Sociedad secreta por excelencia; tiene por ayudantes otros dos judíos o esclavos de los judíos: el Patriarca y el Emperador del Mundo.

Estos tres personajes, el Gran Maestro, el Patriarca y el Emperador, constituye lo que, blasfemando, se llama la Divina Trinidad.

Preguntemos aún: ¿Dónde están los jefes de la Masonería?

33. o. c. p. 117