El horror de la “caverna”: el padre Vélez y el Filósofo Rancio.
Ambos pensadores cierran el catálogo de reaccionarios que Herrero nos cita en su libro. Sobre ellos descarga Herrero su furia, por el delito de oponerse doctrinalmente a la existencia y disposiciones de aquella ilegal Convención llamada “Cortes de Cádiz”.
Veíamos que Herrero aprovecha el vago término “Ilustración”, tanto en su sentido moderado del XVIII como el posterior francés-revolucionario, vigente tras la invasión napoleónica de España. Eso le brinda meter en un mismo discurso anticultural a quienes se oponían a las medidas revolucionarias de Cádiz (ya se fuera ilustrado moderado como reaccionario), considerando (tanto los gaditanos entonces como Herrero ahora) a todo crítico como “servil”; aplicándoles las mismas descalificaciones que pesaban sobre los antiguos críticos de Voltaire Rousseau etc., a pesar de que no atacaran otros aspectos válidos de la Ilustración dieciochesca, o de que, a la inversa, algunos ilustrados no comulgaran con los nuevos postulados revolucionarios.
Otra cosa es que la Ilustración moderada hubiera sido camino obligado para llegar a la revolucionaria, y que bastantes ilustrados hubieran hecho ese trasvase ideológico a la vista de las ínfulas y prebendas que en Cádiz se repartían.
Vélez y el Rancio constituirán el horror de la caverna, en su máxima expresión, para el progresismo; imaginados como con hábito frailuno, puñales, pistolas, cartucheras, crucifijos, bebiendo sangre de liberales en sus mismas calaveras...
16 – El padre Vélez (1777-1850)
Fraile capuchino, nacido en Vélez Málaga; se dio a conocer en el diario “El Sol de Cádiz y por sus obras “Preservativo contra la irreligión” (1812) y Apología del Altar y del Trono” (1818).
“Aclamado por los representantes de la tradición española como uno de sus grandes maestros... digno de ser puesto al nivel de las cartas del Rancio... su visión es clara, su argumentación recia, sólo pudieron sus enemigos oponerle el silencio” (Ferrer, Tejera y Acedo).
Contra él ya escribía la canalla de su tiempo: “Capuchinito acicalado de Cádiz, muy afeitadito siempre, pisaverde a la descalcez, su barba poblada y ensortijadita, muy preciado de buen mozo... salía por las mañanas del tocador y acababa de rizarse las barbas...”
Fue posteriormente arzobispo de Santiago entre 1824 a 1834; se le desterró a Menorca por sus actividades carlistas entre 1835 y 1844; siendo restituido al arzobispado por Narváez. Murió en 1850.
¿¿Así que el mismísimo régimen político español de siglos, tras un par de añitos de “soberanía popular” de Cádiz, ya no era más que “absolutismo”??Herrero: su espíritu corresponde a la identificación entre el absolutismo político y el religioso
Muy curioso eso de contraponer siglos a un par de años... Y el absolutismo de su amado Carlos III, ¿por qué no lo criticaba Herrero?
¿Y qué es el “absolutismo religioso”?. ¿Es que antes del siglo XIX la Iglesia no era “absolutista”?
Vélez en “El Sol de Cádiz” (de 1812 a 1813) denunciaba la actividad de las Cortes; apelaba a las sociedades secretas, a los francmasones y liberales como sus fautores; su fuente para ello serán Barruel y Hervás, pero comete la impostura de no citarlos (Herrero).
Llamará a sus enemigos, indistintamente, liberales o francmasones pues:
“el verdadero masón goza de una completa libertad: ni tiene rey que le mande ni papa que le excomulgue. El es para sí rey, papa, obispo, cura...”
Criticaba también Vélez el concepto masónico de libertad: una perfecta libertad que habría sido atacada por las Monarquías y la Iglesia, y de ahí el odio masónico contra esas dos instituciones “asirios avarientones, y de ahí provienen los nombres odiosos para ellos de principado y sacerdocio”; de ahí la añoranza masónica de la gloriosa Edad de Oro en que los hombres podían llegar a ser iguales...
Se ve que la “cultura ilustrada” no bastaba a hombres tan sabios como los diputadetes gaditanos; había que arramplar la pasta de los nobles y los curas, no estaba bien que unos diputados tan cultos fueran pobres...Herrero: “tal igualdad que ataca los privilegios de los grandes debía ser especialmente odiosa a los serviles que luchaban contra las reformas de las Cortes...
¿Y acaso los liberales azuzando al pueblo contra nobles y religiosos no desempeñaban otro “papel de primer orden” para la creación de la otra España anticlerical? (y con el agravante de que no hubo liberales hasta 1810, mientras que nobles y religiosos los había desde muchísimos siglos atrás)Herrero: “difunden (los serviles) una imagen de los liberales como traidores y antiespañoles que pronto culminará en una terrible explosión de odio popular... en ese mecanismo de creación de la anti-España, Vélez desempeña un papel de primer orden”
Su obra “El preservativo contra la irreligión” gozará de gran éxito editorial en “los tres centros de la reacción”: Cádiz; Palma de Mallorca y Santiago de Compostela.
Herrero: “será el primer tratado extenso dedicado a un análisis de la Ilustración, de la Revolución francesa y de las guerras napoleónicas, concebida de forma exclusivamente reaccionaria... como piezas de una gran conspiración de Satán contra Dios”...
Vélez: “ciertos hombres que se atribuyen el nombre de filósofos... se dicen liberales... se jactan de ser superiores a todos los de su especie: su patria es el mundo... son conocidos con los nombres de iluminados, materialistas, ateos, incrédulos, impíos...
Luego la religión y la patria nada deben esperar de tales sabios... y sí debemos temer que cooperen a nuestra cautividad y exterminio...
Herrero: “Vélez ve la religión cristiana más bien como garantía no sólo de la monarquía sino de la propiedad privada... la fórmula es habilísima puesto que la lucha política se cierne sobre un cambio en la naturaleza del poder y la propiedad”
Muchos eufemismos para justificar el robo. Vélez lo decía más claro: “La igualdad consiste (para los liberales) en saquear los templos y robar a los ricos, nobles, eclesiásticos y a todos los buenos.”
Si "laicizaramos" todos esos términos religiosos , Herrero estaría contentísimo de la obediencia “mansa” y “ciega” de los súbditos al liberalismo gaditanoHerrero, irónico: ...el pueblo español marchaba mansamente por el camino terrenal hacia la morada eterna. Protegido por la Inquisición de las asechanzas de la razón y la filosofía, pacientísimo hacia sus reyes y superiores, aceptando ciegamente las enseñanzas de los ministros del santuario arrojaba lejos de sí todas las falsas promesas de ciencia y conocimiento... pero las ideas francesas lo alteraron...
Vélez: “Nuestra ruina fue el resultado infalible de unos planes proyectados por los sabios, que en un siglo se habían distinguido en Francia...
Así recayó la dirección de España en manos de Godoy, dado a conocer por su palacieguismo, su guitarra y sus amores, inmoral, irreligioso, sibarita, déspota, sultán...
Por tanto, para restablecer el antiguo estado de cosas, es precisa, escribe Vélez, la vuelta del “angélico” Fernando VII ( “¡¡ Príncipe augusto!!, suspirado Fernando!!”) quien, según Vélez, “habría de de haber disimulado, fingido, y adulado a Napoleón, sacrificando sus sentimientos contra una familia que había matado a su esposa... dando su mano a la sobrina del homicida... para conciliar el bien de sus vasallos y la paz de su nación”.
Para que su vuelta fuera eficaz, aconsejaba Vélez: “a los sabios y ministros del santuario les compete descargar esta nube que todo lo asola y hacer ver que la libertad proclamada por Francia es esclavitud”
“Publicistas, sabios, políticos... presentaos en Sevilla, Ecija, Córdoba, y veréis a sus habitantes sacar las imágenes por las calles y gritar: “¡¡Viva María Santísima, Viva Jesucristo, Viva Fernando VII, Mueran los franceses!!”.
¡¡Aun no nos ha hablado de esas supuestas “represalias de 1814”, ni ha dado pruebas de ellas, y se permite llamar “cínicos insultantes” a los que duden de que las hubo y de que Vélez fue su instigador!! Aquí el único “cínico insultante” es Herrero.Herrero: “Vélez debía encender el más violento odio hacia las personas así señaladas y, en su día, las represalias que, efectivamente se produjeron en 1814; pretender negarlo es de un cinismo increíble e insultante”
¡¡Tendría su gracia que un reaccionario fuera el precursor de la “Memoria Histórica”, tan del agrado de progres y perjuros del siglo XXI!!Herrero: “Vélez, habiendo jurado la Constitución de Cádiz, la traiciona, cuando ya, a la vuelta de Fernando VII no había peligro de represalias... además se condena y encarcela a los que la establecieron, lanzándose contra ellas los peores ataques”
17 – El Filósofo Rancio (Francisco Alvarado) (1756-1814)
Se muestra muy ufano Herrero por haber logrado hacerse con textos del Rancio, dificilísimos de conseguir, regodeándose en su lectura y ridiculizando a autores conservadores, como Suárez Verdeguer, por hablar del Rancio solo de oídas y en base a afirmaciones gratuitas de Menéndez Pelayo (quien sitúa al Rancio entre los “atletas de la escolástica decadente”, encumbrándole a las más altas cotas del pensamiento):
Herrero: “es el Rancio un autor tosco y plúmbeo, cuya rudeza llega en ocasiones a la grosería más vulgar. Ha sido también y con razón, uno de los autores menos leídos de nuestra historia; el mismo don Marcelino, cuya formación filosófica es tan pobre, sin duda alguna se limitó a hojearlo... Es evidente que cuando Menéndez Pelayo se lanza a estudios políticos y filosóficos sus juicios proceden de simpatías y antipatías, basados, exclusivamente en rápidas intuiciones de identidad ideológica”.
Sus fuentes reaccionarias son, cómo no, Barruel y Mozzi aunque también aprecia muchísimo al P. Vélez. y su obra se plasma en “Cartas” donde rebate los principios de reformadores y de filósofos modernos.
Como sus tesis son comunes a los de los otros reaccionarios, veamos su peculiaridad tal como nos los expone Herrero.
Rancio: “los principios de dignidad, libertad, igualdad se hallaban ya en el Evangelio; lo que los filósofos esconden bajo esos nombres es: bajo “dignidad del hombre” que la miserable razón humana sea el supremo tribunal de todas las cosas; bajo “libertad” que hablen y obren según sus errores, pasiones e intereses; bajo “igualdad”, que los hombres viciosos roben a los que son más ricos que ellos...
Sus burlas hacia Rousseau
Según Rousseau, Dios (Ser infinitamente inteligente) habría creado al hombre en estado primitivo y salvaje; pero el hombre salvaje se habría puesto de acuerdo con otros salvajes para forma la sociedad civilizada...
Muy curioso... así que Dios, Ser infinitamente inteligente, creando hombres salvajes animalescos; pero hete aquí que los salvajes animalescos conociendo de antemano las ventajas de la sociedad hacen, inteligentemente, un pacto social para conseguirla. ¡¡Es decir, habrían sido más inteligentes que el mismísimo Dios!!
En tal absurdo radica la burla del Rancio hacia el Contrato Social de Rousseau, “con ese gracejo que deleitaba a don Marcelino”:
“Allá en los tiempos de entonces, antes de la fecha del pacto social, de que yo fui notario, los hombres eran unos salvajes que andaban por esos mundos de Dios dispersos cada cual por su lado, como los osos por las montañas, los borricos por los prados o como ahora las monas por sierrabullones...
Erraban por todas partes desnudos, sin artes, sin ciencias, sin auxilios y hasta sin palabras con articulaciones semejantes a los maullidos de los gatos y a los bramidos de los becerros... Más dígame usted: ¿Esos salvajes de dónde vinieron?¿se hicieron a sí mismos o los hizo alguien? y si alguien los fabricó ¿qué fabricante fue ese tan inepto que no supo darles las ventajas que ellos mismos pudieron adquirir después de siglos de haber andado de monte en monte como las cabras y de cenegal en cenegal como los cochinos?”
O dicho desde otra perspectiva:
- Rousseau presupone un pacto social para que toda sociedad (que proporciona ventajas al individuo) haya existido;
- El pacto social presupuso una misma lengua con la que pactaron los miembros;
- Ahora bien, si el pacto social es, por definición, lo primigenio de una sociedad, una de dos: ¿en qué lengua se entendieron unos hombres que aun no hablaban una misma lengua, viviendo separados y en estado salvaje?
y si hablaban una misma lengua, ¿cómo pudieron aprenderla, si aun no había pacto social para vivir juntos unos con otros?
Y si no pudieron entenderse para pactar, ¿cómo aparecieron entonces las sociedades en el mundo?
Luego, o no tuvieron más remedio que hacer el pacto social entendiéndose al modo de “cochinos becerros y gatos”... como el Rancio despotrica, o bien, hubo la sociedad de ser creada directamente por Dios, cosa que siempre nos dijo la Religión.
Irrebatible desde todo punto.
Aplícate a tí esos insultos, que no tienes talla ni para entender ironías.Herrero: luego el Rancio carece de toda categoría intelectual... obtuso sectarismo ideológico... crasa ignorancia... ciega irracionalidad... modelo de los españoles tradicionales de su época etc.
El Filósofo Rancio ataca a los jansenistas: “Por subir algún puestecito de la Iglesia que los hiciese visibles se decidieron a destrozar, desobedecer al papa, los obispos etc.”; a la Pompadour, “Madame de Pompadour, que de verdulera había sido saludada marquesa poseía el corazón del desgraciado Luis XV, estaba resentida contra los regulares”; a Godoy, “solemne cobardón, a quien todos los filósofos imitarían, de encontrarse en su lugar”...
Necio y penoso tú, defendiendo los intereses temporales de los cómplices españoles de franceses asesinos.Herrero: Los disparates que el Rancio acumula al formular el esquema político que opone a la Ilustración son tan grotescos que nos es penoso el resumirlos, ver las doctrinas del Evangelio puestas por un necio al servicio de intereses temporales
Afirma el Rancio que “sólo el Evangelio ha descubierto y afianzado los derechos del hombre” (“¿¿disparate grotesco??”)
Se extraña Herrero de tal afirmación y responde con mala uva.
Ah, ¿insinúa que la Ilustración comenzó por el “trato de perro” que la Iglesia consentía que se diera a los católicos? Cada vez entendemos mejor las razones del proceso “ilustrado”.Herrero: “al Rancio no se le ocurre pensar que el hombre puede sentirse y ser llamado “hijo de Dios” y ser tratado como un perro por sus semejantes, el verdadero problema político... cuando en Cádiz se está formulando el concepto de propiedad privada burguesa frente a la feudal...
Cristianamente, el único “trato de perro” es el que da el Estado laico y liberal al ser humano, cuando priva a la religión cristiana de informar los principios de la sociedad y de sus miembros.
Y muerte “de perro” es la que dieron los revolucionarios franceses a nobles y religiosos por el único delito de serlo, y es la que hubiera esperado a los nobles y religiosos españoles de haberse resistido a las Cortes gaditanas.
Cometería el Rancio, con “gran confusión intelectual”, la insolencia de insinuar que la desigualdad y la pobreza son necesarias para la sociedad, (dado que “hay en el hombre una enfermedad inveterada que coopera contra el Espíritu”) y por ello es necesario al hombre trabajar y sudar para la conservación y comodidad de los hombres...
Ya. Tú incluirás a Voltaire y Rousseau, que “sudaron” por la “comodidad” de los filosofillos y periodistas de Cádiz (todos ellos vagos redomados) ¿no?Herrero, gracioso: (no sabemos si el Rancio incluye en esa comodidad a los que deben sudar por los otros)
Prosigue el Rancio: “El pobre contempla como inviolable la propiedad del rico como obra de la Providencia... pero a veces en vez de la razón discurre la concupiscencia... si las fuerzas le bastan roba... ¡¡pero si es cobarde se suele meter a periodista y se vale de la filosofía como del puñal o la escopeta!! Tal tipo de armas vendrían a ser los llamados “derechos humanos”... el por qué de cómo el duque de tal ha de tener tantos palacios, estados, rentas y galones ¡¡y filósofos hambrientos y cobardes como Rousseau, Condillac, Pufendorf solo habrían de tener una casa”!!
Herrero se irrita ante una clasificación burlesca del Rancio:
Buenos: rey, pares, nobleza, monarquía absoluta, títulos, papa, obispos, curas, católicos, ricos
y Malos: filósofos (mocitos de primera tijera, que están pagando barbero de poco a esta parte... que han leído uno o dos libritos franceses... cuya ocupación es el café, el paseo, el teatro y las visitas), abogadillos, mediquillos, saltimbanquis, judíos, calvinistas, jansenistas y toda esa perra canalla ... (incluyendo abogadillos de agua dulce, corbatas, oficialillos, caballeros pobres, ricos entrampados, clérigos arrepentidos, abates de becoquín y pantalón...)
El Rancio, implacable: Fernando VII con “absoluto imperio” condenará los actuales errores y crímenes a la execración y castigo... el que se la haga a Dios, tiene que pagársela... no se la quedarán a deber ni Quintana, ni Gallardo, ni Canga-Argüelles, ni otros que yo me sé...Herrero: “así no nos sorprenderá que el Rancio y sus compañeros serviles pretendan exterminar esa raza maldita mediante el angélico, providencial e idolatrado Fernando VII”.
La Inquisición aplicará a los liberales la corrección que merecen...
Qué pena que no nos cite ninguna de esas páginas tan sabrosas. ¿Deberemos creer exactamente a Herrero?Herrero: “nuestro fraile emplea varias hojas en argüir que la Inquisición mediante santamente aplicada tortura forzará a los liberales a abjurar de sus errores y aceptar las grandes verdades serviles... su alma de verdugo le hace soñar en el placer de atormentar a Quintana hasta hacerle exclamar Viva la Santa Inquisición”
Rancio: “¿Quién ha dudado jamás que el palo y el castigo son el mejor medio para curar antojos cuando la razón no alcanza a curarlos?... Volverá la Inquisición... veremos a ustedes transformados de filósofos en hipócritas, de liberales en serviles y de despreocupados en supersticiosos”
La Inquisición no sirvió para nada; Fernando VII, tampoco. El “palo y el castigo” existió, sí, (y con el idolatrado Fernando VII) ...pero no fue contra los liberales, como soñaba el Rancio, sino de los liberales contra los religiosos españoles a partir del Trienio liberal en 1820-23.
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