Se cuenta que cuando Santa Teresa de Jesús era niña, después de haber leído historias de santos y martires, se fugó de casa con su hermano para irse a tierra de moros a ver si los martirizaban por Jesucristo, pero un tío suyo los alcanzó y los llevó de vuelta a casa. En el romanticismo, como tú mismo explicas, hubo casos de suicidio tanto en la literatura como reales, y claro, no me extraña que quien no tiene fe imite lo que ve en los libros, sobre todo en un ambiente como el romántico que exaltaba tanto el individualismo, la libertad y las pasiones exaltadas. Y por haber leído filosofía, no conozco ningún caso, pero no me extrañaría que después de haber leído a filósofos que hagan perder la fe más de uno se haya quitado la ida. No tendría más que leer a Sartre, por ejemplo. Si el hombre es una pasión inútil y la vida no tiene sentido, ¿para qué vivir? Sabe Dios el fruto que habrá tenido en sus lectores.
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