LA MUERTE DE HÉCTOR
Yace el divino Héctor,
Sobre el suelo de Troya,
Noble domador de potros,
Adalid de la gloria,
Hijo del noble Príamo,
Destructor del atrevido Patroclo,
Hermano del lascivo Paris,
Protegido de Febo Apolo,
El hijo de Peleo y Tetis,
Aquiles, el de los veloces pies,
El de la dorada cabellera,
Ofrece su gravísimo poder,
Caudillo de los argivos,
Furia de las naves,
Vengando a su camarada,
A Troya la guerra hace,
En mortal refriega acaba,
Con el héroe de Ilión,
Lágrimas de sangre dardania,
Avalancha de griega decisión,
Las Puertas Esceas tiemblan,
Mientras Aquiles furor derrocha,
Los aqueos ya no están acorralados,
Su viva potencia les arroja,
Aquiles, genio de velocidad y fuerza,
Odiseo, héroe de astucia y fama,
Un caballo colosal,
Prenderá la voraz llama,
Gran tesalio, no profanes el cadáver,
Del gran rey Príamo ten piedad,
Para que su estirpe pueda,
Justamente enterrar,
Victorioso serás, Aquiles,
Pero vigila tu talón,
Mira que una flecha inesperada,
Puede helarte el corazón,
Troya se ve desaparecida,
Mas de su raza una luz saldrá,
Que por un camarada de Héctor,
Romano nacimiento dará,
Llora Ilión, llora,
Llora porque Héctor murió,
En esta larguísima guerra,
El duro Aquiles lo mató.
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