AQUEL PERRILLO BLANCO
Caminando en solitario por caminos y carreteras,
En una noche donde la luna reinaba con poderío,
En una geografía privilegiada, a través de olivos y naranjos,
Se me paró un perro en la penumbra, mirándome con harto brío….
Dime, ¡ oh perrillo; tú que andas por el mundo….!
Dime, ¿ por qué tu mirada clavas en mi triste figura ?
En las sombras de un Aljarafe que hacia Doñana cabalga,
Tus ojos imitan al misterioso brillo de la luna,
Tus pelajes, tan blancos, mayormente te relucen,
En un momento confuso, sin saber cómo y por qué,
Nos fuimos a encontrar en unas de mis muchas andadas,
Y olvidar esa impresión no puedo; esa inocente desnudez….
El silencio coronaba ante el asfalto y los olivos,
Alguna luz se divisaba en un tímido horizonte,
Un maremagnum de pensamientos se adelantaba a mi sueño,
Y esa imagen me devoró, cual buena consorte….
Apenas notaba parpadeos en mi tristona mirada,
Y el ruido de mis pies me iba resultando pesado,
Aquel perrillo callejero, en medio de una carretera de penumbra,
Como si nuestro destino fuera bien enlazado….
No sé por qué, pero mi corazón palpitó con desparpajo,
Y mis ojos, como una cámara fotográfica parecían actuar,
Ese momento congelado, esa sublime grabación….
No creo que, por mucho tiempo que pase, pueda eso olvidar….
¿ Quién sabe si ambos somos hijos del agobio y del dolor….?
¿ O si algún antepasado puso una pica en Flandes ?
Fue un parón en el tiempo, algo así como un esquema mudo….
Mientras el invierno corría en ambos más que en Los Andes.