Bonjour Manu:
Porque usted ha sido siempre una persona muy alternativa y tolerante, voy contarle una acción antisistema en la que intervine con alevosía el viernes de la semana pasada. Nada fuera de lo común, no se vaya usted a pensar que accedí a la base de datos del Pentágono. Es todo mucho más modesto.
Estaba tomando un café antes acudir a clase cuando entró en el local un vendedor del “top manta”, que ahora y por aquello de la presión policial, se les debería llamar del “top macuto”. Yo que siempre he sido reacio a la compra fraudulenta -porque como bien me enseñaron en casa, lo barato sale caro-, me puse a ojear la mercancía en cuestión. Si he de ser sincero, de los doscientos CD que llevaba el susodicho distribuidor, el único que me llamó la atención fue su último trabajo. Todo en francés. Para que vea como está el panorama nacional.
Aunque ideológicamente nos encontremos en las antípodas, musicalmente ha de saber que lo soporto. Un ratito, claro. Especialmente en esos momentos que uno ha de pegarse el moco delante de las compañeras, que todo lo que tienen de buenorras, lo tienen de progres y de viciosillas. Y no es que le haga ascos a un buen Cara al Sol, pero esto lo reservo para momentos de mayor trascendencia, como es un acto político serio en donde no caben ni medias tintas, ni patrañas. Porque lo de cantar himnos patrióticos a destiempo, como por ejemplo en una barra de una discoteca o en una gradería de un campo de fútbol, siempre lo he considerado obsceno y de babosos.
Espero que no se me moleste por esta estafa inocua y sin precedentes. Usted que durante toda su vida ha dado cancha a “okupas”, porreros, antiglobalizadores, ecologistas de salón, sin papeles y demás fauna “alter ley” que viven a expensas de los demás y sin pegar palo al agua, podrá comprenderme sin rencor.
Siento que ese amable distribuidor en diez minutos le haya privado a usted y a sus compañeros greñudos de los lícitos beneficios de su trabajo, fruto de largas sesiones de pegarle a la guitarra -y al canuto, que de eso no tenemos duda-, y de exprimirse el cerebelo en su pisito del Raval. Debo de reconocer que eso es una canallada.
Espero que ahora comprenda mejor, la postura de un número creciente de ciudadanos y ciudadanas que reclaman a los políticos un mejor control de los recursos sociales que durante años llevan pagando.
Porque sucederá, y sino tiempo al tiempo, que a los trabajadores y trabajadoras de este país se les negará lo que se han ganado tras años de duros esfuerzos a favor de una discriminación positiva injusta.
No se trata de ellos y de nosotros. Es una cuestión más compleja. Se trata de que no podemos convertirnos en la oficina de empleo, ni en el hospital de medio planeta. Porque una cosa es ser solidario y otra bien distinta, ser suicidas.
Atentamente:
Chao, Manu Chao
P.D: El amable "alter" distribuidor era paquistanés y no tenía papeles. Y aunque soy "mileurista", le invité a un café.
P.D2: Para recuperar el dinero y las horas invertidas en su trabajo creo que no le quedará más remedio que patearse media España en una gira interminable de conciertos tras conciertos. Con lo bien que se está en casita viviendo de rentas.
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