Ha sido el “tema estrella” de los últimos dos meses en las páginas o foros de información católica y se ha podido leer opiniones para todos los gustos. Particularmente me alegro, creo que es un paso valiente que da la Iglesia. A parte, del respeto que tengo a Monseñor Munilla como obispo, particularmente me cae bien. Puede quedar raro que opine de un obispo desde Cataluña, en cuanto no me afecta su “gestión”, lo hago simplemente en base a sus escritos. Tuve ocasión de “conocerle” cuando asistí a una Eucaristía en la catedral de Palencia (aprovechando unas vacaciones dedicadas a conocer el inabarcable románico palestino) y desde entonces visito la página web de la diócesis para seguir sus artículos y cartas. No sé si se queda “corto” doctrinalmente hablando, pero como pastor anda “sobrao”, creo que sabe llegar y sabe comunicar. Me da pena lo mal que se lo van a hacer pasar, pero sé que está presente en las oraciones de muchos católicos que dé algo servirán.
Por lo demás, en estos dos últimos días. ha sido divertido ver a la progresía zapateril vasca, peneuvistas, izquierda aberzatle, “curas pro eterras” (esgrimiendo el Concilio para hablar de la “identificación de pueblo y obispo) ... todos, toditos, subiéndose por las paredes (sobre todo los que habían asegurado que era imposible tal nombramiento y que “no sé atreverían”). Prácticamente todo hijo de vecino se ha creído en el derecho y obligación de dar su opinión. Se ve que áquellos a los que le gusta repetir como cotorras “la Iglesia no se debe meter en política” no se aplican la contraria
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