Lo que faltaba. Después de años de prejuicios nacionalistas y progresistas con el idioma, ahora los liberales -como el señor Alfaya- se han sumado a la fiesta.
Son los mismos que tras la traición de Feijoó han dicho que votarán a UPyD.
Es normal. Estos liberales amigos del pro-choice en el idioma son los mismos amigos del pro-choice en el aborto. Porque para esta gente sin un mínimo de pensamiento jerarquizado es preferible que gobierne un partido abortista de pro como UPyD que quiere escolarizar en castellano a los niños cuyos padres decidan no matarlos a que gobierne otro partido abortista (pero no de pro) como es el PP que permite escolarizar a los niños en una educación en Galicia que de derecho quiere ser trilingüe (gallego-castellano-inglés) aunque de hecho quedará bilingüe por falta de fondos (gallego-castellano).
Esos liberales - a los que siempre se les llena la boca de derechos que no son tales - parlotean como loritos el derecho a decidir la lengua de escolarización de sus hijos utilizando el mismo argumento por el que ayer se dejó de dar clase de religión obligatoria en la escuela (porque los padres tienen derecho) y mañana se dejará de dar lengua castellana obligatoria en el colegio (porque los padres tienen derecho), cuando el Anticristo nos imponga desde la ONU la escolarización en una inmersión lingüística en inglés porque el inglés (o el chino) será la lengua cooficial del planeta, y allí donde un padre la reclame para sus hijos, liberalmente se impondrá si hace falta hasta en San Millán de la Cogolla o en Santo Domingo de Silos, donde los monjes cantarán entonces la misa según el Novus Ordo -y saltándose la consagración- en el idioma de los ACDC.
Supongo que ese odio liberal por las variantes dialectales, por los idiomas regionales y por las lenguas nacionales, odio que también se manifiesta de manera mutante en los hijos anarquistas de los liberales como a través por ejemplo de la creación abstracta del Esperanto (por un judío como no), en el fondo no es más que un síntoma del plan deificador del Hombre, siempre queriendo levantar otra vez su torre de Babel para alcanzar el cielo a través de una sola lengua eficaz -y seréis como Dioses- contraviniendo el designio divino de la dispersión de los moradores de la tierra a través de la multiplicación de lenguas.
Pero dejemos los motivos teológicos. Son sin duda siempre los más importantes pero cuando la ceguera es voluntaria, los tuertos tradicionalistas ni servimos para guiar a los ciegos liberales.
Y dejemos también los filosóficos. Aclarados están porque de modo análogo que Galicia forma parte de España, España forma parte de Europa, Y Europa de la humanidad pero a nadie se le ocurre que si la lengua materna de un niño es el esperanto o el inglés, la educación en Redondela, Partovia o Corrubedo tenga que ser según la pérfidia de Albión o de Sión. Y no se me citen los argumentos contractualistas. Por favor un poquito de nivel. Y jerarquizado si es posible. Así que no me menten a la bicha ni a la constitución ni a los derechos humanos.
Pero hablemos de lo jurídico. No hay comunidad de derechos sin comunidad de deberes. Pero ¿Dónde están los deberes de los padres que quieren que sus niños sean educados en castellano en Galicia (salvo la clase de gallego)? Esos liberales que se han "liberalizado" de todas las cadenas religiosas, filosóficas, jurídicas, políticas, socioculturales y familiares que permiten la vida.
Liberaron el sexo del amor para el aborto, la economía de la política para la explotación, la política del derecho para la injusticia, el derecho de la filosofía para la arbitrariedad, la filosofía de la teología para la confusión, y la teología la han liberado de Dios para la perdición de nuestras almas. ¿Dejaremos ahora que se liberalicen de los idiomas regionales? Ya hay una clase liberal apátrida del dinero. ¿También de los idiomas?
¿Dejaremos que esos que viven en Galicia, es decir, esa región española construida durante generaciones por gallegos españoles que hablaban gallego, y que ahora disfrutan de los logros conseguidos con el esfuerzo de generaciones, se liberalicen de la lengua con la que se edificó el solar donde conviven, creen ellos, como caídos del cielo por merito individual y propio?
¿Es que el hombre liberal de Galicia que ha decido no tener hijos (demográficamente hablando), es decir liberarse del futuro, también quiere ahora liberarse del pasado?
Pues aunque quieran vivir esa mierda de presente hay que procurarles lo contrario. Hay que recordarles que al derecho individual de hacer lo que les pete se opone el deber comunitario de hacer lo que es debido y de honrar a los antepasados. Y no hay mejor forma de honrar a un antepasado que hablarle en la lengua propia. Si Galicia junto con otras comunidades de España ha sufrido primero el antiespañol centralismo regalista y luego el liberal que ha aniquilado la subsidiaridad (y con ella al idioma propio) no es algo solo para lamentar sino para contrarrevolucionar.
¿Y lo político? Si la comunidad política persigue el bien común qué común es que los niños o estudien en castellano o estudien en gallego. ¿qué bien común hay aquí? Lo que hay aquí es una segregación. Una división. Una ruptura. El germen de futuros conflictos entre flamencos y valones. Lo político es alcanzar lo común.
Pero, ¿y lo económico? ¿Pueda Galicia permitirse una educación a la carta en cuestión de idiomas? ¿Puede permitírselo una comunidad que recibe transferencias netas de Europa desde hace más de 25 años y de Cataluña desde ni se sabe cuando, que tiene una tasa de natalidad de 1 hijo por pareja reproductora y en Orense o en Lugo de 0,7 y 0,8? Económicamente no se trata de gallego ni castellano. En Galicia se acabará hablando bereber o rumano si no sacamos más al pajarito de la jaula.
Pero ¿y en lo social? ¿Pero realmente alguien se cree que está perseguido el castellano en Galicia? El gallego se habla en los pueblos. Los pueblos se están despoblando. La población se centra cada vez más en las ciudades donde se habla preferentemente castellano. Hasta cualquier persona medio tendenciosa averiguaría lo que Galicia Cunilingue se niega a saber.
En fin, de cualquier estudio medianamente riguroso que tenga en cuenta los aspectos teológicos, filosóficos, jurídicos, políticos, y socioeconómicos se derivan una serie de actuaciones que a las claras permiten afimar que la educación en donde fuere, ha de hacerse preferentemente en el idioma regional, seguido del nacional, y por último del internacional como la subsidiaridad manda además del sentido común.
Ahora bien, queridos comuneros tradicionalistas, aunque un típico cielo gallego encapotado nos anuncie tormenta y desfallezcamos porque no seamos capaces de impedir que el hombre liberal se libere del idioma de sus antepasados, resistamos hasta el final para que al menos el hombre liberal no se libere de ser hombre, porque al muy imbécil aunque mala voluntad le sobra, la verdad es que su inteligencia anda muy necesitada de la luz de los cielos despejados de Andalucía.
Por favor. Ni cretinos nacionalistas de solo gallego. Ni cretinos liberales del derecho a decidir.
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