Es exactamente el ejemplo irónico utilizado por Chesterton cuando hablaba acerca del control de natalidad. Venía a decir algo así como que dejemos nacer a todos los niños y matemos los que no nos gusten. Un planteamiento por el cual la gente se llevaba las manos a la cabeza y que demostraba (y demuestra) el grado de hipocresía de la sociedad.

Estupendo Eugenio.