Mi opinión del tema es que no es más que un movimiento planeado con premeditación por los separatistas para ganar una posición más firme a la hora de sentarse en la mesa a negociar el pacto fiscal. Se trata de la clásica coerción y chantaje, sólo que ahora se usa el separatismo catalán como arma arrojadiza para obtener las ventajas económicas que desean. Como bien dijo Valmadian, se esperaron al fracaso de Eurovegas para montar su numerito, y ahora para conservar sus privilegios de casta política chupasangres, le plantean la siguiente cuestión: o nos dejar seguir chupando del bote (lo que ellos quieren) o nos montamos nuestro propio chiringuito (amenaza).

El gobierno tiene un trabajo difícil de equilibrar los intereses a la imagen exterior de España (para que le conceda el rescate con unas condiciones razonables) y al mismo tiempo no ceder al chantajismo de los separatistas catalanes. Personalmente, creo que el actual régimen democrático tiene muchas dificultades para evitar la sedición de cualquiera de las provincias, porque la misma base ideológica de la democracia populista (se puede decidir sobre cualquier cosa votando en papelitos), hace que conseguir la separación de España no sea más que una cuestión de tiempo, cuando la mayoría de catalanes esté indoctrinada de la propaganda separatista. El régimen democrático también carece la cohesión que tenían otros gobiernos, cuyos ciudadanos eran educados en la unidad como base de la prosperidad (y la religión como base de unidad), no en el individualismo y egoísmo, en busca del beneficio particular. El gobierno ha cedido demasiado desde la transición (ej. en el tema de la educación) y ahora asoman las primeras consecuencias de estos años de negligencia y beneficencia (como lo oyen) a los separatistas.

El gobierno debería contraatacar con la verdad histórica, mostrando el porqué de la españolidad de cataluña (usando la historia), e impedir que los separatistas (ya sean vascos o catalanes) impartan su manipulada visión histórica a nuevas generaciones. Quizás ya sea demasiado tarde, pero a nivel particular hay que intentar siempre desmontar la mentira histórica formada por los separatistas, que pretenden la ruptura de la unidad de España. No esperemos que el régimen democrático sea capaz de resolver el problema separatista, porque el propio liberalismo es la base ideológica de estos nacionalismos. Aunque la patria se rompa en pedazos bajo el estado democrático, si se mantiene viva la verdad y la llama de la unidad patria, algún día volverá a resurgir como hizo por primera vez en la unión de los reinos cristianos. Quizás lo que España necesite sea, al igual que en la edad media, un enemigo exterior que haga darse cuenta a los españoles de lo mucho que tienen en común, y no de lo poco que los diferencian, a ver en cada particularidad regional algo que les une y no los separa. Quizás España necesite ser primero conquistada, para luego ser reconquistada.