Los católicos somos mayoría, aplastante mayoría en España, así que pagamos la mayor parte de los impuestos con los que se sostiene este Estado putrefacto. Ya va siendo hora de que tomemos las riendas nacionales y así empezar a aplicar medidas profilácticas como, por ejemplo, que toda la educación pública esté fiscalizada y controlados sus contenidos. Es preciso que las futuras generaciones disfruten de una auténtica educación, libres de esta plaga de mentalidad troglodítica.