Los insultos y descalificaciones a la figura de Suárez un día como hoy me parecen como mínimo de mal gusto. Además es muy fácil hablar desde la barrera y a toro pasado sin entender cuales fueron las circunstancias dificilísimas en las que Adolfo Suárez tuvo que moverse. Y no me refiero a los militares ni a los rojos, sino a todos los señoritos madrileños de UCD que le traicionaron.
Para empezar, hay que aclarar el que tenía el poder era el Rey, no Adolfo Suárez, por tanto la desastrosa transición es un reflejo de la personalidad del Rey (incluída la chapuza grotesca del 23 F). Suárez simplemente es culpable de poner la cara y hacer las cosas bien. La dignidad, elegancia y categoría con la que Suárez se desenvolvió en esos tiempos es de lo mejor que se ha visto en política en España durante décadas (yo diría que es de lo mejor que se vió en política en el mundo). Todo lo que vino después en España simplemente no estuvo a su altura.
Adios Presidente.
Descanse en Paz.
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