El Apocalipsis no dice que a los mil años del reinado de Cristo seguirán otros mil de reinado del diablo. Sólo dice que al cabo de los mil años se soltará al diablo, que estaba atado, pero no por mucho tiempo. Que una vez retirado el Katejón el de los cuernos se despachará a su gusto, es innegable, y probablemente ya lo estamos viendo. Pero Dios tendrá que intervenir pronto antes de que la cosa acabe demasiado mal. De hecho, las Escrituras hablan de que los días serían acortados, de que el diablo estará furioso sabiendo que no tiene mucho tiempo, y cosas así. Lógicamente, desconocemos los tiempos y no se puede decir cuándo ocurrirá la Parusía, pero precisamente de lo que se trata es de que en todo momento estemos preparados. Lo cual no quiere decir sólo estar en gracia de Dios, sino también hacer todo lo que humanamente podamos mientras estamos en este mundo. Lo cual incluye defender a España hasta el final si hace falta; en ningún momento debemos desanimarnos y pensar que ya da igual todo y no podemos hacer nada. Todo lo contrario. Tendremos que dar cuenta a Dios de nuestros actos, y como no sabemos si vamos a ser testigos del fin de los tiempos aunque cada vez se vea más cerca, tenemos que mantenernos firmes hasta el final y seguir tan activos como siempre.