Copiado de Pío Moa:

Dice Rajoy que la ETA ha conseguido doblegar al gobierno. Miente a los ciudadanos, y miente a conciencia. La realidad clamorosa es que la ETA y el gobierno, juntos, han logrado doblegar al estado de derecho, dando la libertad a un asesino desalmado y jactancioso, después de aplicarle una “pena” ad hoc. Los enterradores de Montesquieu han infligido un tremendo golpe, uno más, a la democracia, para favorecer a sus amigachos etarras.
Tras mostrar su endeblez moral, Rajoy ha tenido el desparpajo de pedir a los españoles que le “ayuden a reparar esta deuda de justicia”. ¿Qué piensa hacer este hombre? ¿Revocar la sentencia del asesino? Sin duda nos está tomando el pelo. Como con los estatutos balcanizantes que él mismo promueve. O como con la Constitución europea, por poner dos casos que vienen enseguida a la cabeza. Lo preocupante es que no se vislumbra en el PP al Churchill que denuncie claramente a estos chamberlains de tres al cuarto y pueda regenerar al partido.
Pero vamos con el asunto De Juana, uno más entre tantos premios del gobierno a los terroristas, aunque puede ser la gota que colme el vaso por sus especiales características de crueldad y humillación a las víctimas y a la sociedad entera. Realmente, ¿qué podía esperarse? Zapo, cargo importante del PSOE cuando este practicaba el terrorismo desde el poder, con el ministro portavoz del GAL y la corrupción… Es la solidaridad entre terroristas. El problema no está en que el asesino haya sido liberado por su amigo Zapo. El problema está en que Zapo siga en libertad y en el poder. Un problema muy grave, muy serio, para la democracia. Desde que subió al gobierno, el niñato habilidoso no ha cesado un momento de favorecer al terrorismo nacionalista vasco y al islámico. Ya he explicado la razón profunda de ello: todos comparten un fondo ideológico, que les lleva a pintar a las democracias como las responsables de los “océanos de injusticia y pobreza”… causados efectivamente por gente como ellos.
Cuando señalo estas evidencias, surge un coro demasiado unívoco para ser espontáneo, un coro obviamente entrenado por el partido-GAL, el partido-Filesa nunca regenerado, que me acusa de haber sido a mi vez terrorista. Voy a aclarar un par de cosas a esos rufianes: yo luché contra una dictadura cuando la mayoría de ellos no hacían nada o trepaban en la administración franquista. Considero que la violencia contra una dictadura está moralmente justificada. Otra cosa es que pueda ser políticamente estúpida, como lo fue; y que quienes luchábamos, con violencia o sin ella, buscáramos una tiranía cien veces peor que la de Franco, lo cual también ocurría. La oposición activa antifranquista, con poquísimas excepciones, era mucho más antidemocrática que aquel régimen. Lo dejó de relieve el episodio Solzhenitsin; y cualquiera con un mínimo de sentido crítico lo comprende en cuanto escarba bajo las pomposas declaraciones de aquella gente en pro de las “libertades”.
En cambio el gobierno GAL y sus amigos y beneficiados de la ETA están luchando en plena democracia contra ella, contra la convivencia en paz y en libertad producto de la Transición, una transición que ya entonces quisieron impedir mediante la "ruptura".
Y aun si lo que llamábamos lucha armada nunca pasó de terrorismo, sigue habiendo una distancia entre quienes arriesgábamos la vida frente a una dictadura y quienes asesinan o benefician a los asesinos en una democracia, desde la impunidad –que esperemos no se prolongue demasiado– y saqueando los fondos reservados.