No me cabe la menor duda, aunque el paralelismo con las fases finales del Imperio Romano es más que notorio.
En todo caso lo que parece evidente es que nuestro ejército, además de la atención real por parte de los gobernantes de turno y de las clamorosamente necesarias inyecciones presupuestarias (unas dotaciones prtesupuestarias dignas), lo que necesita es una reforma integral desde la base. Hay tanto funcionario podrido entre los mandos, que es imprescindible hacer una entresaca contundente. Simplemnete con unos exámenes físicos severos, y no la "simulación" actual, tendríamos al menos unos militares en forma física, que ya sería andar un buen trecho.
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