Traición al pueblo saharaui: ni dignidad ni territorios… ni gas
Marroquíes avanzan hacia las tropas españolas en 1975 el Sáhara durante la conocida como «Marcha Verde»
Publicado Por: CIRCULO CULTURAL ANTONIO MOLLE LAZO - MADRID abril 10, 2022
Como es sabido, España, desde finales del siglo XIX, está unida histórica, política y moralmente con el Sáhara Occidental, territorio que nunca ha formado parte de Marruecos. El Sáhara español llegó a ser, entre 1958 y 1976, la provincia española número 54. En 1975, Marruecos, con el general Franco agonizando, el apoyo de Estados Unidos y la complicidad desde Madrid de Juan Carlos el llamado I, invade a sangre y fuego el Sáhara Occidental en lo que se conoció como la Marcha Verde. A partir de ese momento la monarquía de Hasan II pasa a controlar militarmente la mayor parte de ese territorio. Y España, Mauritania y el propio Marruecos firman un tratado internacional por el que se comprometen a que los saharauis puedan decidir su futuro político mediante un referéndum con el censo de 1975. La ONU hace suyo este planteamiento y considera que jurídicamente España sigue siendo la potencia administradora de ese territorio que, dicho sea de paso, es rico en fosfatos.
Cuestión, esta última de los fosfatos, que daría para un tema aparte y que constituye, a su vez, una traición de los Gobiernos del régimen del 78 al pueblo español en la medida en que han regalado a Marruecos, que es lo mismo que decir a Francia, minas de un valor gigantesco, como la de Fosfatos de Bucra, SA.
Pero volvamos a la cuestión política. Desde 1975, esos Gobiernos españoles, a izquierda y derecha, han ido pasando muy de puntillas por el compromiso adquirido con el pueblo saharaui. Y han mirado para otro lado cuando Marruecos, en lugar de un referéndum, emprendía una guerra contra los saharauis con secuestros, torturas, bombardeos de poblados y ciudades, y asesinatos de civiles.
Y ahora hemos asistido a la penúltima claudicación del abyecto régimen del 78 (aunque, en realidad, todo este asunto comenzó, como señalábamos más arriba, unos años antes) ante Marruecos. El pasado 18 de marzo, el Gabinete Real marroquí hizo pública una carta en la que Pedro Sánchez reconocía a Mohamed VI que España admitía la soberanía de Marruecos respecto del Sáhara Occidental —con la idea de que los saharauis obtengan bajo la égida marroquí un estatuto de autonomía, menudo sarcasmo— como «la base más seria, creíble y realista» para dar carpetazo a este conflicto. Esta carta, salta a la vista, ha supuesto un viraje respecto de la histórica postura defendida, mal que bien, por España y la ONU de que la solución pasaba por celebrar un referéndum.
Esta claudicación debe ser entendida en un contexto en el que Marruecos ejerce frente a España un papel de agresor mafioso. Así, el régimen alauita extorsiona desde hace años a España en la medida en que no cumple con sus compromisos de controlar la inmigración, tanto la del Estrecho como la que llega a Canarias, Ceuta y Melilla. El objetivo marroquí no ofrecía dudas: conseguir, en un primer momento, esa soberanía que ahora España le ha reconocido sobre el Sáhara Occidental y, en última instancia, la soberanía sobre las propias Ceuta y Melilla —y, por qué no, sobre las islas Canarias—.Y el entreguista Gobierno español ha cometido el error de considerar que, dejando a su suerte la pieza de los saharauis en este tablero de la realpolitik, Marruecos cesará de chantajear con la inmigración y de aspirar a invadir militarmente Ceuta, Melilla y Canarias. Pero eso no ocurrirá por la sencilla razón de que Marruecos es un aliado geoestratégico preferente de Estados Unidos, mucho más importante que España, cuyo papel respecto de la potencia yanqui es el de ejercer de mero sirviente. Además, militarmente, Marruecos cuenta con la colaboración de Turquía, el segundo ejército más importante de la OTAN; Israel, una extensión de Estados Unidos; y Arabia Saudí, el amigo suní de referencia para Washington. Así, la entrega de los saharauis que ha realizado Pedro Sánchez, lejos de calmar a Marruecos, lo envalentonará más si cabe al comprobar la extrema debilidad, tanto política como militar, del régimen español.
Por último, a todo este panorama, hay que sumarle la noticia que conocimos hace unos días de que Argelia, principal proveedor de gas de España, se está planteando subir los precios del gas… a España —pero no al resto de compradores europeos—. Recordemos que, a raíz de la carta de Pedro Sánchez a Mohamed VI, Argel retiró a su embajador en Madrid. Y es que Argelia, tradicional enemigo de Marruecos, era el único valedor de la independencia del Sáhara Occidental. Sin ir más lejos, los campamentos de Tinduf acogen a 180.000 refugiados saharauis.
En definitiva, la carta del doctor Sánchez supone otro éxito más del régimen liberal, que perdió la dignidad postrándose ante el sátrapa alauí, va camino de perder más territorios y hará que los españoles pierdan, todavía más, sus euros en la factura del gas.
Gastón J. Guezmindo, Círculo Cultural Antonio Molle Lazo
https://periodicolaesperanza.com/archivos/11411
Traición! ¡Es traición! ¡Pura y dura traición!
Por Pedro de Alvarado
22/04/2022
La noticia llega como ladrón en la noche o chorro de agua fría: Marruecos procede de inmediato a materializar sus prospecciones de petróleo y gas en aguas… ¿saharianas? ¿internacionales? No: canarias, o sea, españolas.
Por mucho que quieran negarlo, y mira que lo están intentando, lo que va a hacer el moro es chuparnos el petróleo y el gas (y el telurio, cobalto, etc. que dicen que también hay) que nuestra desidia, estupidez, bobaliconería, y la cobardía y traición de nuestros desgobernantes de los últimos cincuenta años no han sido capaces de conseguir que nos lo apropiáramos y explotáramos; cuando además hace casi ese mismo tiempo que se conoce su existencia en cantidades industriales (1.000 millones de barriles de petróleo), pues se habla de que puede suponer hasta nuestro PIB anual.
Para más inri la decisión marroquí llega tan sólo dos semanas después de que el dictador e inepto Pedro Sánchez fuera a rendir pleitesía al sátrapa alauí. Lo que nos da la clave de lo ocurrido. Ahora sí se explica todo. Porque las cosas no ocurren porque sí. Porque en realidad nadie da puntada sin hilo… menos nosotros, claro.
España lleva décadas entregándose a Marruecos. Ya lo hizo el rey a la fuga antes, durante y después de la Marcha Verde, la cual se llevó a cabo con el patrocinio y supervisión de los EE.UU. nuestros «aliados y amigos». Entonces, y por internet andan desclasificados los informes de la embajada norteamericana en Madrid de la época, la cosa iba más allá, porque al sinvergüenza, cobarde y traidor del emérito se le pasó por la cabeza incluso entregar Ceuta y Melilla a medio plazo, todo con tal de que los yanquis le consolidaran en el trono. El otro traidor en aquello fue José Solís Ruiz que se bajó los pantalones hasta los tobillos ante Hassan II de cuyos intereses materiales en España era, según se dijo, representante a través de su despacho de abogados.
En las décadas siguientes, todos los presidentes de Gobierno han realizado su primera salida al exterior aterrizando antes que nada en Rabat para… rendir igualmente pleitesía al moro; y de la misma forma, o sea, con los pantalones y calzoncillos en los tobillos, humillándose ante el tirano que se partía de risa cada vez que uno de tan ilustres mentecatos llegaba a su feudo. Para qué decir de Juan Carlos I y ahora su hijo Felpudo VI, los cuales no pasa, sea en público o en privado, ni un año que no vayan a dejarse dar por el marroquí, renovando así nuestra pleitesía y sumisión.
Y todo ello, lógicamente –porque ante tales muestras de indignidad no puede ser de otra forma–, sin que el mohamed dé nada a cambio, porque a los lacayos sólo escupitajos y bofetadas, como poco.
De un tiempo a esta parte, y como no podía ser de otra forma, el mahometano se ha crecido en la misma proporción en que nosotros nos hemos hundido en un lodazal sin parangón en nuestra historia; y mira que los ha habido.
Nos invade a las claras enviándonos una chusma indescriptible a la que nosotros, en nuestra suma estupidez encima engordamos y fortalecemos. Se arma hasta los dientes habiéndose convertido ya en la primera potencia militar de África. Expande su economía, especialmente asediando la de nuestras plazas africanas. Ha conseguido ser el más fiel socio de los EE.UU./Israel (y del Reino Unido) con lo que eso significa. Y se hace con nuestras aguas canarias con un desparpajo propio sólo de quien ve enfrente a unos mindundis. Y, ante nuestra inepcia, idiocia, cobardía y traición de nuestros dirigentes, ahora, lógicamente, va a por sus riquezas petrolíferas, gasísticas y demás.
Y todo lo dicho ocurre ante nuestras propias barbas, mientras nosotros seguimos con paños calientes, inmersos en la crisis nacional de todo tipo más grave e importante de nuestra historia por la cual estamos a punto incluso de desaparecer como nación y pueblo; si es que ya no lo hemos hecho.
Mientras tanto nuestros intereses están, según nos dicen, en Ucrania, Letonia, Mali, Líbano, la UE, etcétera. ¡Qué pena! O como dice un amigo «Entregando nuestra soberanía y nuestros recursos a Marruecos, cuyos aliados son EE.UU., Israel y el Reino Unido. Sin embargo, enviamos armas a Ucrania, favoreciendo los intereses económicos y militares del mundo anglosajón. Todos los partidos apoyando a Zelensky, desde Bildu a VOX. Todo el mundo con la banderita de Ucrania. Muchos con mascarilla, incluso solos en el coche».
No se engañen: Sánchez sólo ha rematado la traición de décadas que destruye a España (lo de nuestra bandera boca abajo en la cena no fue error, sino otro sopapo más), porque todos los presidentes, sus partidos y votantes han traicionado a España. Es pura y dura traición. Sánchez sólo ha puesto la guinda a pastel tan putrefacto porque le tocaba, porque el horno sí estaba para este bollo. ¡Qué asco! La que nos espera.
PD.- ¿Y aunque fuera en aguas internacionales por qué no lo hemos hecho nosotros nunca? Pues porque no tuvimos el visto bueno de… ¿los EE.UU.?
https://www.elespañoldigital.com/traicion-es-traicion-pura-y-dura-traicion/
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