Respuesta: El mito de la Revolución Francesa.
El genocidio francés ha sido "ocultado" deliberadamente durante estos 220 años transcurridos, bajo el manto masónico de los derechos humanos y demás zarandajas para engatusar a los ignorantes. Fue un crimen de lesa humanidad y, por tanto, es imprescriptible. Dado que no se puede sentar a sus actores en el banquillo, pues no nos vamos a comportar tan neciamente como cierto juececito-estrella, si es importante que cada vez que se narren, comenten, estudien, se realicen trabajos, o se participe de conferencias, debates, etc., se le llame por lo que fue: genocidio.
Esto supone que se entrará en polémicas, pero qué se le va a hacer, hay que desenmascarar los hechos y su realidad. Recuerdo que hasta hace muy poco tiempo no se le ha empezado a aplicar su mención verdadera, pero está ganando adeptos muy rápidamente y hay que seguir.
Desde luego, todas las fuentes recomendadas son excelentes, aunque tengo debilidad por Pierre Gaxotte, y es que su testimonio es más que historia.
También son muy importantes las Reflexiones sobre la Revolución francesa (1790) de Edmund BURKE, inglés y gran defensor de los colonos americanos y de los católicos irlandeses. Arremete sin piedad ni cuartel contra esa revolución... "La Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano" provoca sus sarcasmos más vehementes. No es un historiador, es un filósofo de las ideas políticas que vivió en directo aquel horror. Te lo aconsejo para tu trabajo sin ninguna duda, porque apoyándote en él podrás rebatir cualquier oposición lobotomizada que puedas encontrar.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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