No creo que sea absurdo, creo más bien al contrario que ambos fenómenos correlacionan perfectamente.
Para mi la clave está en tres aspectos:
a.) La gestión del tiempo.
b.) La masificación urbana, abandono del campo, la pérdida de raíces.
c.) Los medios de comunicación, sus mensajes y su control.
Con la gestión del tiempo me refiero a que en nuestras sociedades hay mucho espacio para la molicie, y la molicie es además de la fuente de todos los vicios, la fuente de todas las depresiones (debilidad psicológica). En el extremo contrario la sobrevaloración del tiempo hace que hagamos todo de prisa y corriendo, sin las pausas debidas, con lo que al final se acaba por no valorar nada, o por algo peor, por necesitar de constantes estímulos, cada vez más intensos, para seguir buscándole sentido al día a día.
Creo en este sentido, y aquí enlazo con el segundo punto, que las sociedades agrarias eran más sabias, que había espacio para el no hacer nada sin caer en la molicie, esos viejos sicilianos de los que habla Sciascia, simplemente mirando, sentados. Esas conversaciones en la plaza al salir de la iglesia, los domingos, las tardes de verano. Ese estar en contacto permanente con la naturaleza, ese ver pasar día a día las estaciones, ver florecer los árboles, salir los frutos, ese sembrar para recoger, con toda la cultura de trabajo que hay detrás. Eso pone las cosas en su sitio. Eso da valor a las cosas. Todo supone un esfuerzo y una planificación importante pero Natural.
Ahora todo es demasiado fácil en muchos sentidos. La suma del dinero FIAT, dinero artificial creado de la nada y multiplicado por los financieros vs. las viejas monedas de plata y oro, tan físicas, tan intrínsecamente valiosas... más los avances tecnológicos, el divorcio con el campo... ha llenado de superficialidad nuestras vidas. Y luego los más superficiales entre los superficiales se encargan de regar con la gasolina de los medios que controlan, el mundo con consignas que van dirigidas a hacer todo más liviano, superficial y fugaz aún, aumentando la velocidad de la espiral del tiempo que te autoexige que sigas y sigas consumiendo y demandando superficialidades y que olvides la progresiva degradación de tu entorno, que te reserva un espacio cada vez más pequeño y más cutre, al haber sustituido la gran casa rural de tus abuelos, por el piso de tus padres, el estudio tuyo, y próximamente la habitación comunal de tus hijos...Por que todo tiene un precio.
Me decía hace poco alguien, que antes se vivía mejor porque se gastaba mejor. La madre decidía en qué se gastaba la renta, sin duda más baja que la actual, la renta que traía el padre, y que quizás había menos viajes, menos equipos electrónicos, menos cenas en restaurantes, menos salidas al teatro, pero más reuniones en familia, más vida comunitaria en la localidad donde se vivía, y menos, en definitiva presión consumista.
Donde se instala la superficialidad, viene todo los demás que has contado. El progreso tecnológico, al eliminar el "yugo que suponía la lucha diaria en el campo por garantizar la supervivencia", nos aparta del trabajo físico "tan redentor" y nos subsume en un mundo de vanidades cada vez más estresante por su propia dinámica de presión del tiempo y consumo.
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