Re: Profanación judaica de la Catedral de Buenos Aires y valiente actuación católica
Sacrilegio. m. Rel. Profanación de algo sagrado.
(Diccionario del Estudiante. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 2005. SANTILLANA EDICIONES GENERALES S.L., 2010. Pág., 1240)
- El templo, el altar, mancillados y profanados, ¡sacrilegio!
- El insulto y la amenaza de un no creyente a un sacerdote católico dentro de un templo católico... ¿quién es el nazi?
- Nuestro Señor dijo que cuando varios se reunan en su nombre, allí estará Él. Los jóvenes tradicionalistas estaban rezando el rosario en nombre de Cristo. ¿En nombre de qué estaban profanando el templo de Cristo aquellos infieles y aquellos indignos que los habían invitado?
- Y aún hay que aguantar comentarios ofensivos, como se comprueban en las respuestas al artículo del Prof. Caponnetto. Insultos que afirman que siendo seguidores de Cristo (como si fuera un líder de alguna secta innombrable), los hay que se conducen con odio y rencor. Hay que ser verdadero golfo y un miserable moral para escribir semejantes expresiones con aberrante intención. ¿Es que hay que citar públicamente, y difundirlas ampliamente, por todos los foros de habla hispana las horrendas blasfemias contra Jesucristo y su Santísima Madre vertidas en el Talmud? Al respecto, pienso en esas palabras de que la justicia y la venganza son patrimonio de Dios pero cuidado, porque la necesaria información a los desinformados católicos posiblemente sea muy saludable para sus almas.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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