Irracionalidad es autodenominarse católico tradicionalista y no dudar en utilizar las mentiras de los pseudohistoriadores marxistas en lugar de fijarse en la verdadera versión de los hechos dada racionalmente por todos los católicos tradicionalistas que han conocido y tratado sobre la figura de Don Javier (Rafael Gambra, Blas Piñar, Manuel de Santa Cruz -sí, sí, ese mismo M. de Sta. Cruz que aparece citado a pie de página en todos sus mensajes-, Don Sixto Enrique de Borbón, etc..., etc...).Hombre, hablando de "irracionalidades" yo no tengo otra más a mano que llamar nada menos que rey legitimo a un socialista y revolucionario confeso como el tal Javier de Borbón Parma, alias "Rey Don Javier". Quiste dificilísimo de extirpar por lo que se ve.
Una cosa es realizar críticas al Rey legítimo por fallos en cuestiones de política prudencial (cosa perfectamente normal pues lo que se defiende, en última instancia, es la institución monárquica) y otra es tratar de falsificar los hechos imputando a alguien cosas que en realidad sólo son achacables a otra persona, en este caso su hijo Carlos Hugo (incluso en las mejores familias aparece en alguna ocasión una oveja negra).
Blas Piñar, en sus críticas a los horrores contrarios al bien común que estaba viendo durante la última etapa tecnocrática-demoliberalizadora del franquismo (1957-1975), achacaba las culpas a los Gobiernos y ministros de Franco y exculpaba a éste último. Esta interpretación es más difícil de defender, pues Franco tenía el control de todo en todo momento. Quizá en sus últimos dos años, cuando la enfermedad ya hacía mella en él, se le podría exculpar; pero no de todo lo anterior de los años anteriores (y cuando digo de los años anteriores, me refiero a... desde que se hizo con el poder político el 1 de octubre de 1936).
¡Pero es que yo no soy antifranquista! Estoy de acuerdo con usted en la irracionalidad del antifranquismo, es decir, en la irracionalidad de toda la oposición de corte revolucionario al franquismo y a Franco. Yo simplemente no soy franquista (igual que también no soy ni isabelino ni alfonsino, y estos ejemplos que pongo no son baladíes pues, en su momento, había publicistas católicos tradicionalistas que sí lo eran), simplemente porque defiendo el tradicionalismo (tanto religioso como político). Por eso soy crítico (al igual que con el isabelismo y el alfonsismo) con el franquismo (como lo fue, por ejemplo, Blas Piñar. Lo único que me separa de él es que él exculpaba a Franco, mientras que yo no lo hago. Igual que lo que me separa de los católicos tradicionalistas isabelinos y alfonsinos es que ellos achacaban la culpa a los Gobiernos y exculpaban a Isabel "II" y a Alfonso "XIII").Otro quiste es el antifranquismo visceral: inconcebible que un muerto pueda hacer tanto daño, pero de eso y más es capaz Franco. Lo que se le escupa rebota y es que los caudillos (como el Cid) aun ganan más batallas después de muertos. Habrá que rezar al Caudillo para que deje de dañar al pobre Martin Ant y salga de él de una vez.
Ojalá Franco hubiera sido como el Cid, porque el Cid jamás quiso ocupar el lugar de su Rey legítimo al que siempre fue fiel (a pesar de ser indigno dicho Rey en su comportamiento con el Cid).
Dios no quiera que aparezca otro "Franco" que dé al traste con el 18 de Julio. Precisamente lo que necesitamos es alguien que defienda y aplique esos mismos principios salvadores (principios que llevamos ya casi 80 años esperando su aplicación). Que yo sepa, hoy en día, la Comunión Tradicionalista (lo cual no deja de ser lógico, pues ella fue el único grupo politica que participó como tal en el Alzamiento) es la única organización política que los defiende (si pudiera usted decirme de alguna otra se lo agradecería).Y ese hombre valiente hasta el extremo de parecer a los ojos de algunos como un ser 'irracional' en su entrega, tal y como en su día hicieran otros grandes ilustres caudillos, es el que ahora mismo necesitamos.
Totalmente de acuerdo. Precisamente la Comunión Tradicionalista lleva 181 años diciendo lo mismo: que nos dejen ya de monsergas democráticas y liberales y que se apliquen de una vez los principios tradicionalistas conformadores del auténtico bien común (que nos dejen ya de liberalismos, democratismos, republicanismos, bonapartismos franquistas, socialismos, etc...). Y por eso mismo cuando algún miembro de la Familia Real legitimista española (Familia que ha estado defendiendo esos mismos principios contra todos los pelajes revolucionarios que se han dado en suelo español en estos 181 años de manera ininterrumpida) ha defeccionado o traicionado esos principios (como los casos excepcionales de Juan III o de Carlos Hugo) entonces han sido expulsados de la Familia y la Comunión ha seguido su curso.Y que me dejen de mandangas todos esos demócratas y liberales de todo signo y pelaje (incluidos en esa lista también algunos aspirantes a la corona, que luego resultaron ser hasta amigos de Carrillo).
Era lógico que Franco expulsara a los miembros de la Familia legitimista del 18 de Julio, pues él, como buen revolucionario, estaba conforme con los miembros de la Familia liberal revolucionaria o contrarios al 18 de Julio.¡Qué bien hizo Franco, devolviéndoles a su casa sin reparos!. Para que luego se diga de los caudillos...
Marcadores