Ese argumento sobre Rajoy podría valer si Rajoy hubiese llegado al gobierno hace un mes y se hubiese encontrado con el marrón tal como está.

Pero si es ser gran estadista y estratega dejar que situación se pudra y empeore durante años, colaborando activamente a su degradación, porque la estregia final consiste en que Cataluña (y de paso el resto de España) sea un caos para que la independencia no llegue; desde luego con estadistas así no necesitamos enemigos.

La versión familiar del concepto es que a los niños hay dejarles jugar con juego, comprarles los mecheros tú mismo, que la victoria final será verles en el hospital con quemaduras de tercer grado y, supuestamente, la lección aprendida.