Única forma de poder volver a suelo español los restos mortales de Reyes legítimos

Fuente: El Pensamiento Navarro, 20 de Octubre de 1977, página 1.



El Senado lo ha solicitado para Alfonso XIII, Azaña y Alcalá Zamora

Del Burgo y Sarasa piden el traslado a España, de los restos mortales de los Reyes carlistas fallecidos en el exilio



MADRID, 19.– Los senadores de UCD por Navarra, señores Sarasa Miquélez y Del Burgo, han remitido a la Mesa del Senado un ruego en el que piden que el Gobierno realice gestiones para conseguir el traslado a España de los restos mortales de los monarcas de la dinastía Carlista fallecidos en el exilio.

Los senadores firmantes dicen que no desean dar ninguna justificación política a su decisión; afirman que a ningún patriota debe negársele el derecho a que un trozo de tierra española cubra sus restos mortales.

Como se sabe, el Senado ha hecho suya una proposición no de ley por la que la Cámara solicitará del Gobierno el traslado a España de los restos mortales de Alfonso XIII, Azaña y Alcalá Zamora.


(Europa Press)

Fuente: El Pensamiento Navarro, 26 de Octubre de 1977.


AMNISTÍA POST-MORTEM

Por RAFAEL GAMBRA


Después de amnistiar a todos los vivos, se ha empezado a hablar de amnistiar a los muertos. Así, se ha pedido que se autorice el regreso a España de los restos mortales de Alfonso XIII, Azaña y Alcalá Zamora, fallecidos en el exilio.

Todo el mundo sabe que de lo que realmente se trata es de tributar un homenaje apoteósico a la memoria de Azaña a mayor gloria del partido comunista, que será quien lo organice y financie. Pero dejemos este aspecto de lado sin más que dar fe de que no nos chupamos el dedo. Incluso algunos titulados carlistas, entrando en el juego, piden también que se amnistíe a los reyes de la rama dinástica legítima (vulgo Reyes carlistas) y se permita su entierro en España.

Con carácter general, debemos decir que ninguna de estas personas solicitó amnistía ni retorno a España durante sus vidas, por entender ilegítima a la autoridad de quien habrían de solicitarla. Si así obraron en vida, nadie tiene derecho a contrariar esa voluntad después de su muerte.

Ahora bien: respecto a la confusa situación política presente, la viabilidad de esa amnistía y traslado es diferente para unos y para otros. Al decir viabilidad no quiero decir viabilidad física sino moral, honrosa o digna. Porque los muertos no reclaman alojamientos mejores, pero sí exige su memoria el ser honrada o, al menos, no deshonrada. Me limitaré aquí al criterio que sobre el asunto debe tener un carlista, dejando a los demás que expresen el suyo propio en lo que les concierna.

Para un carlista los restos de Don Alfonso (XIII) pueden volver a su patria, pero no al enterramiento real del monasterio de El Escorial, porque cuando él era rey (constitucional) de facto, lo eran de jure Don Jaime III y Don Alfonso-Carlos I. Del mismo modo, pueden ser traídos a España los cuerpos de Alcalá Zamora y de Azaña, pero para ser enterrados en su pueblo como cualquier particular, puesto que jamás la República tuvo existencia legítima para un carlista.

En cuanto a los restos de sus reyes legítimos (Carlos V, Carlos VI, Carlos VII, Jaime III y Alfonso-Carlos I) NO DEBEN volver a España mientras no sea para recibir sepultura en el Panteón Real con todos los honores y por un rey que se considere su sucesor legítimo. Si ellos no vinieron jamás a España más que como reyes, nadie tiene derecho, en su muerte, a traerlos por benévola amnistía o como ciudadanos particulares.

Es, por lo tanto, inverosímil y lesivo para la memoria de nuestros reyes que alguien titulado carlista se atreva a solicitar de un contubernio suareciano-tarradellista lo que ellos mismos hubieran juzgado infamante.

Fuente: El Pensamiento Navarro, 15 de Febrero de 1980, página 2.



Cada cual en su sitio


Con motivo de la reciente inhumación de los retos de Don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena en El Escorial junto a quienes le precedieron en el Trono de España, se ha dicho que sería justo que también se trajeran los restos de los reyes carlistas. La primera vez que oí este comentario, no hice caso; pero después, se ha repetido y aún escrito y por ello lo aprovecharé para recordar algunas ideas.

Existen personas con inclinación permanente al mestizaje. Su vocación es institucionalizar los mestizajes, en cualquier orden de cosas. Olvidan que el cruce de distintas especies da frutos estériles. Y luego se quejan de que hay mucha confusión. Les falta mentalidad jurídica para comprender que sabiendo redactar un buen articulado un pacto puede servir a cualquier proyecto conjunto sin sacrificar las esencias de los participantes. Éstas desaparecen en las unificaciones para alumbrar un fruto de resultados desconocidos e imprevisibles. La mezcla y la combinación química se diferencian en que en la mezcla los cuerpos que la forman conservan su identidad y se pueden volver a separar, y en la combinación química la pierden en beneficio de un cuerpo nuevo y distinto. La mentalidad tradicionalista está abierta a los pactos o mezclas precisamente por lo que salvaguardan, la pluralidad; pero no a morir en un experimento de combinación química unificadora, empobrecedora.

La sugerencia de traer a El Escorial los restos de los reyes carlistas tuvo un precedente en el Valle de los Caídos. Franco dispuso que allá se enterraran restos de combatientes nacionales y de rojos. Nadie entendió cómo el Derecho Canónico podía tolerar el entierro en un templo de restos simbólicos precisamente de la impiedad militante. Pero así se hizo con la protesta –que ha quedado para la historia– de las modestas publicaciones carlistas clandestinas de entonces, a falta de censuras canónicas de los obispos.

A mí me ha parecido muy bien que, precisamente ahora, se hayan traído a El Escorial los restos de Don Alfonso de Borbón. Me parece bien porque me gustan la lógica y los sistemas de ideas y de conductas coherentes y redondos. Este gusto es muy propio de los tradicionalistas y de las personas honradas. En cambio, los liberales aman la contradicción. Como genialmente formuló Mella, levantan tronos a las premisas y cadalsos a las consecuencias. Ahora que se ha expulsado a Dios de la Constitución, y que hay libertad de cultos, pornografía, huelgas y amnistías, y están legalizados masones y comunistas, los restos del último rey liberal eran la última pieza que faltaba para cerrar y redondear el sistema liberal y democrático que padecemos. Se podía haber aprovechado el viaje para traer también los restos de otros liberales.

He dicho que Don Alfonso de Borbón fue el último rey de la dinastía liberal, porque el Rey Don Juan Carlos I ha iniciado otra dinastía nueva y distinta nacida de la Ley de Sucesión de 1947 y de los Principios Fundamentales de Franco, en vez de continuar la Ley de Sucesión de 1713 de Felipe V y de la monarquía española.

Sigan en paz los reyes carlistas en sus tumbas de la capilla de San Carlos de la catedral de Trieste, y en Puchheim. Ellos fueron Borbones gloriosos y admirables paladines de la fe católica y de las Españas. Que nadie profane sus restos con sombras de liberalismo. Sigan allá, puros y tranquilos, hasta el día en que se instaure la Monarquía tradicional, católica, social y representativa.

Más confusiones, no, por favor.

Manuel DE SANTA CRUZ