Fuente: Así se hizo Mapfre, Ignacio Hernando de Larramendi, Editorial Actas, Madrid, 2000, página 31.
Alguna vez, viejo y triste, [Luis Hernando de Larramendi] pensaba que había fracasado y yo le señalaba: «¿cuántas personas hay en este mundo que siempre han dicho lo que han querido y que no se han sujetado a ningún yugo exterior de cualquier clase?». Éste fue su verdadero éxito. En algunas ocasiones fue demasiado enérgico con los que querían utilizarle; un caso digno de recordar es cuando abofeteó en plena Guerra Civil, en San Sebastián, a las dos de la tarde, en el Café Madrid, a Julio Muñoz Aguilar, marqués de Salinas, director del periódico La Voz de España (después Jefe de la Casa Civil del Jefe del Estado), porque añadió a un artículo suyo un elogio de Franco. He continuado algo en esa línea, pero mucho menos, y lo que tengo de ello es su herencia.
Marcadores