Dios no ha muerto, pero le queda poco tiempo
Eclesial | Mundo Moderno El progresismo no escarmienta. Ahora preveen "el mundo feliz" para el 2056. Entonces Dios morirá, esta vez sí, definitivamente. Al menos así lo afirman los "premios nobel"...
Escribe Vïctor Chéquer
En un discurso que ya publicamos, nos decía el Padre Julio Menvielle s.j., describiendo el proceso de florecimiento y decadencia de la Iglesia que, luego de 1000 años de Cristiandad y consiguiente Reinado Social de Jesucristo, ocurrió “la Revolución Moderna del Renacimiento y de la Reforma en que el hombre ya no quiere ajustar su vida a la Ley Evangélica sino a la de la pura razón y a la de la naturaleza”. Luego vendría la revolución del Capitalismo Liberal “en que el hombre no quiere ajustarse a la ley de la simple razón sino a la del instinto, de la pura libertad y de la avaricia; la acumulación de riquezas”, revolución que fatalmente engendraría el Comunismo “en que el hombre, despojado de Dios y del goce sensible del liberalismo se ajusta a la esclavitud de la sociedad colectiva”. La próxima etapa es la Revolución Tecnotrónica del funcionamiento perfecto en que cada hombre tendrá su dosis de trabajo, su dosis de placer, su dosis de cultura. Y en lo religioso, en lo cultural, en lo político, en lo económico, se ajustará al funcionamiento perfecto de un mecanismo de relojería. La Cristiandad, es decir el mundo humano bajo Cristo, habrá quedado entonces totalmente liquidado.
También el padre Leonardo Castellani s.j., nos advirtió que una de las armas del Anticristo y del Seudoprofeta podría ser la Tecnolatría, cuasi adoración de la Ciencia y de su aplicación, la Técnica; para entontecer y embaucar a las masas y conducirlas finalmente a la adoración del Sin Nombre.
Pues bien, parece que el cumplimiento de estos pronósticos ya tiene fecha según dicen en el informe que, con motivo del 50 aniversario de la revista científica británica New Scientist, emitieron destacados científicos internacionales y ganadores de Premios Nóbel (ÁmbitoWeb 17-11-06).
Luego de vaticinar que para 2056 “la población del planeta vivirá más de 100 años promedio, se hallará vida en Marte, podrán recrearse órganos y partes humanas con células madres y se construirán robots con inteligencia similar a la de las personas, los expertos afirman que ocurrirá “el fin de las religiones como consecuencia de los avances científicos”. Es que “la ciencia ofrecerá al hombre soluciones más prácticas y universales y moralmente más interesantes, que cualquier religión”.
¿Hace falta estudiar tanto, ser calificado de experto y hasta ganar un premio Nóbel para desconocer de este modo la naturaleza humana?
Mucho título, mucho premio pero cero en antropología. Porque lo que está ocurriendo no es el fin de la religión, sino el reemplazo de la Verdadera por la Idolatría. No puede el hombre dejar de adorar; sino a Dios, oculto hoy por nuestra cobardía, adoptará el ídolo que le ofrece la modernidad.
Y es que, como decía Gabriel García Moreno Presidente mártir del Ecuador, no puede ser doctor en Leyes (léase en ciencias humanas) quien no sabe el catecismo.
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