No está de más recordar que los Fueros no son libertades o derechos fundamentales al uso que de ellos hace el democratismo o la diversas concepciones (todas ellas totalitarias) del así llamado Estado de Derecho, del cual veo que eres heredero.
Los Fueros son pactos de común acuerdo entre la Corona y el Pueblo, que lo amaba (sic) y le defendía; como ha demostrado admirablemente Elías de Tejada y Vallet de Goytisolo.
Esa es la verdad histórica del Pueblo de Las Españas. Llamar ideólogos a Gambra, Mella o descalificar miserablemente al bueno de Ordóñez, te coloca no ya en las antípodos de la cortesía propia de un Caballero Español, sino que te muestra como ignorante de la esencia de nuestra Patria y de la más elemental doctrina política y social de la Iglesia.
Puestos a descalificar deberías también insultar a los Papas, ¿su magisterio es también el de pobres ideólogos?:
"Siempre fue la Iglesia fidelísima defensora de las libertades cívicas moderadas. Lo demuestran sobre todo las ciudades de Italia, que lograron, bajo el régimen municipal, prosperidad, riqueza y nombre glorioso en aquellos tiempos en que la influencia saludable de la Iglesia había penetrado sin oposición de nadie en todas las partes del Estado". León XIII, Libertas (20 de junio de 1888), 13.
"Hubo un tiempo en que la filosofía del Evangelio gobernaba los Estados. En aquella época la eficacia propia de la sabiduría cristiana y su virtud divina habían penetrado en las leyes, en las instituciones, en la moral de los pueblos, infiltrándose en todas las clases y relaciones de la sociedad.
La religión fundada por Jesucristo se veía colocada firmemente en el grado de honor que le corresponde y florecía en todas partes gracias a la adhesión benévola de los gobernantes y a la tutela legítima de los magistrados.
El Sacerdocio y el Imperio vivían unidos en mutua concordia y amistoso consorcio de voluntades. Organizado de este modo, el Estado produjo bienes superiores a toda esperanza.
Todavía subsiste la memoria de estos beneficios y quedará vigente en innumerables monumentos históricos que ninguna corruptora habilidad de los adversarios podrá desvirtuar u oscurecer". León XIII, Encíclica Immortale Dei, 9.
La tesis antiforalista en España no es sólo contraria a la justicia y verdad histórica; no te creas únicamente anticarlista: es anticatólica y haces juego al enemigo al sostener estas afirmaciones.
Estar en contra de los Fueros es atacar la doctrina de la Iglesia que ha elaborado el principio llamado de subsidiariedad. Según éste, ‘una estructura social de orden superior no debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior, privándole de sus competencias, sino que más bien debe sostenerle en caso de necesidad y ayudarle a coordinar su acción con la de los demás componentes sociales, con miras al bien común’ (Pío XI, enc. "Quadragesimo anno").
Las libertades forales no estaban muertas en Las Españas, aunque sea cierto que algunas cayeran en desuso en el viejo Reyno de León o en los Reinos de la Corona de Castilla, pero este desuso siempre recayó en el terreno de lo fáctico, no en la aniquilación en el terreno de los principios que pretendes tú...
Tranquilo: está situación de radical injusticia cambiaría radicalmente con el advenimiento de los Reyes Legítimos.
Así SM Don Carlos VII proclama: "Yo os devuelvo vuestros Fueros, porque soy el mantenedor de todas las justicias, y para hacerlo, como los años no transcurren en vano, os llamaré, y de común acuerdo podremos adaptarlos a las exigencias de nuestros tiempos".
Y así, sin solución de continuidad, ha sido mantenido por todos los Abanderado de la Tradición. El 26 de junio de 1950, Su Majestad don Javier I, padre de don Sixto Enrique de Borbón, juraría los Fueros vascongados bajo el árbol de Guernica, y en diciembre de 1951, los catalanes en Montserrat, como antes jurara Su Majestad don Carlos VII, los mismos Fueros vascongados, el 3 de julio de 1875 también bajo el árbol de Guernica, y los de la Corona de Aragón el 16 de julio de 1872, en la Frontera de España.
Vuelvo a citar, ahora in extenso, la proclama a de SM Don Carlos VII catalanes, aragoneses y valencianos:
«Hace siglo y medio que mi abuelo Felipe V creyó deber borrar vuestros Fueros del libro de las franquicias de la Patria. Lo que él os quitó como Rey, yo, como Rey, os lo devuelvo: que si fuisteis hostiles al fundador de mi Dinastía, baluarte sois ahora de su legítimo descendiente. Yo os devuelvo vuestros Fueros, porque soy el mantenedor de todas las justicias, y para hacerlo, como los años no transcurren en vano, os llamaré, y de común acuerdo podremos adaptarlos a las exigencias de nuestros tiempos».
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