No hay una manera más explícita (dentro de lo cruel y perverso, se entiende) de decirle el estado a un padre "Tus hijos son míos, me pertenecen, y tú no te metas en esto".MADRID- «Mira, Santiago, defiende tus principios y lo que tú quieras, pero no metas a tu hijo en esto porque va a tener problemas serios».
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