Que Dios la Guarde junto a los Bienaventurados, a quien dio el Buen Combate y conservo la Fe.
Que Dios la Guarde junto a los Bienaventurados, a quien dio el Buen Combate y conservo la Fe.
Madrid, 27 junio 2011. En la edición del diario ABC de este lunes 27 de junio, en la página 56, se publica un artículo necrológico sobre don Juan Vallet de Goytisolo bajo el título "Comprometido con la verdad", escrito por el profesor Miguel Ayuso.
Asimismo, la web de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación le dedica un obituario en su página de inicio.
La triste noticia (que dio FARO en primicia absoluta) de la muerte de Juan Berchmans Vallet de Goytisolo el pasado sábado, va siendo lenta e insuficientemente recogida por los medios. Una carta al director del confidencial digital Hispanidad pone el dedo en la llaga:
Vallet de Goytisolo merecía más
Sr. Director:
He sido discípulo de Juan B. Vallet de Goytisolo, sin dudas uno de los más grandes juristas del siglo XX en España, de dimensión mundial.
Pero su mayor virtud no fue ser un jurista extraordinario, sino un ser humano con vocación universal, de ejemplaridad sin límites y humildad perenne, para quien Dios estaba en todas partes y fue consecuente con él.
Sería lastimoso que la prensa española no evocara su figura.
Soy profesor titular de Derecho Civil en la Universidad de La Habana, donde di a conocer la obra de Vallet, que lamentablemente se desconocía.
Leonardo B. Pérez Gallardo
Los medios madrileños están, en general, más ocupados con las celebraciones en curso (pagadas por el Ayuntamiento del Partido Popular con el dinero de los vecinos) del "orgullo" aberrosexual. Los barceloneses, algo parecido. Los medios "católicos", por su parte, se concentran en la preparación (también con apoyo del Ayuntamiento del PP, entre otros) de la "JMJ 2011", además de en los preceptivos y variados diálogos ecuménicos.
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Otra carta al director de Hispanidad en elogio de Vallet de Goytisolo:
Juan Vallet de Goytisolo
Sr. Director:
La “asamblea de los justos” ha recibido este caluroso 25 de junio a uno de los juristas hispanos más importantes del siglo XX, Juan Berchmans Vallet de Goytisolo.
Ha fallecido a los 94 años de edad, tras una vida dedicada al arte de la justicia en sus más de 40 años de ejercicio como notario, pero, sobre todo, destacará por su labor académica, pues, es uno de los académicos de número con más antigüedad en la historia de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Sin embargo, si hoy escribo estas líneas no es por sus más que merecidos méritos profesionales ni por sus laureadas obras jurídicas, que han sido fuente de información para todos nosotros, los juristas. Si hoy escribo, es por fidelidad -pues la fidelidad es a la personas lo que la lealtad a las causas -y devoción a Juan Berchmans, quien desde el primer día me hizo fiduciario de su amistad y ciencia, presentes virtuosos con los que quiso me pertrechara para el desarrollo de mi carrera académica.
Él ha sido inspiración constante desde aquel febrero de 2006 en el que tuve la suerte de conocerle en su despacho de la calle Ramón y Cajal. Él ha sido baluarte de sabiduría en el escenario de la jurisprudencia española de nuestro siglo, pero lo que quizás se desconozca es su carácter afable y humilde, su permanente disponibilidad al diálogo y la alegría que derrochaba en las visitas de sus amigos.
Dos cualidades o dones de nuestro ilustre académico me gustaría resaltar: la humildad que ha demostrado en una vida dedicada a la ciencia jurídica, ámbito donde la “auctoritas” a menudo se confunde con la vanidad. Él ha sido vivo ejemplo de “auctoritas” reconocida lo que le llevaría al liderazgo de la Academia, liderazgo merecido para quien con su pluma iluminó el “seny natural” y la “bona rahó” de los juristas, muchas veces empecinados en automatizar su función social.
La segunda virtud que querría señalar es su bonhomía, esto es, en Juan Berchamns las bondades de su carácter son paralelas a su conducta y es sabido, en aquellos que le conocimos, que Juan siempre fue leal en su comportamiento a las ideas y convicciones adquiridas en su búsqueda de la verdad, labor última y primera de quien decide entregar su vida a la filosofía. Por todo ello, es Juan Berchmans Vallet de Goytisolo ejemplo de coherencia y rectitud, pero también de afabilidad, sencillez y honradez.
Juan es testimonio de fe desde la mente clara del filósofo. Juan es modelo del hombre que persigue la sabiduría, de quien no se cree poseedor de la verdad pero incansablemente se embarca en su búsqueda una y otra vez, como prueba que aún a sus 94 años sumara su voz y lecturas a las actividades de la Real Academia.
Gracias a su infatigable vocación y dedicación al conocimiento hoy podemos afirmar: “ha muerto el hombre, perviven sus obras”. Juan Vallet continuará entre nosotros gracias a la permanencia generacional de su familia y la inmortalidad de sus palabras, más aún, creo que allá, en la gracia de Dios, se le reconocerá al justo su lugar en la asamblea, para que el “eximio jurisconsulto” continué su labor de garante y artífice de la justicia.
Finalmente, deseo cerrar este recuerdo al hombre y al amigo, con los últimos fragmentos del Salmo XCI: “…14. Plantados los justos en la Casa del Señor, en los atrios de la Casa de nuestro Dios florecerán y se harán frondosos/ 15. Y aún en su lozana vejez se multiplicarán; y se hallarán con vigor y robustez,/ 16. para predicar que el Señor Dios nuestro es justo, y que no hay en él ni sombra de iniquidad/”.
Adolfo Sánchez
Hispanidad Confidencial
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tecnocracia y el hombre masa, camino al totalitarismo moderno
(…) Vallet define la tecnocracia como: “Una operatividad racionalizadora y cuantificadora del Estado respecto a la sociedad, que se extiende por todos los ámbitos y que tiende a conducirle al totalitarismo”
La tecnocracia encierra para Vallet la dominación del hombre y su entorno: supone la racionalización del espíritu, así como la cosificación de la vida que queda orientada hacia el artificio del bienestar material. El dominio de las cosas y el dominio del espíritu son las dos grandes áreas de actuación tecnocrática. (…)
Vallet comprende que la evolución del modelo liberal ha degenerado en una suerte de modelo de dirección de masas, principalmente a causa del auge del adjetivo “social” en el Estado. En este sentido considera que la evolución de las socialdemocracias tiende a un desenlace totalitario, literalmente dice: “Cuando exigimos del Estado que nos entregue nuestra ración de bienestar, confundiéndola con la libertad, le ayudamos a que nos imponga el totalitarismo”.
Considera Vallet que cuando se confunde la libertad con la situación del “ganado bien alimentado y cuidado”, soportaremos cuantas restricciones y límites nos imponga ese deseo de abundancia, como ganado manso y obediente que es la masa, estaremos a la espera del pasto al que nos guíen.
El nuevo “hombre masa” es caracterizado por Vallet por cuatro notas fundamentales: a) desarraigo; b) segmentación; c) pérdida del sentido de la realidad; y d) condicionalidad de su actividad a los designios de los imperantes.
El “desarraigo”, escribe Vallet, “religioso, que aísla al hombre de su origen y su fin trascendente; intelectual, producida por la pérdida del sentido de lo real, y existencial, en su relación con las cosas, con el propio medio geográfico, con los semejantes, a contar desde la familia y el medio social en que se convive, y de las raíces que le unen con las generaciones anteriores, de las que ha recibido tradiciones y costumbres”
La “segmentación” que es el resultado de la homogeneización del todo social, de una sociedad organizada mecánicamente desde el poder. El hombre queda sólo ante el poder, desprovisto de comunidades desde la que proyectar su dimensión social y la realización de sus fines.
La perdida del “sentido de lo real”, pues, como escribe Vallet, “es una sociedad masificada y mucho más si es tecnocráticamente educada y teledirigida, lo que está en el aire, en los medios masivos de comunicación, es lo que nos sirve de pauta”. Considera Vallet imprescindible “recuperar el sentido de la realidad, el sentido del orden natural, de la jerarquía de valores, los principios del derecho natural, conjunto de verdades que una razón sana puede descubrir mediante la meditación sabia y prudente del orden de los seres y las cosas”
Y la “condicionalidad” de toda actividad individual o colectiva a la necesaria supervisión, dirección y autorización del Estado. Como escribe Juan Vallet: “Pedimos todo al Estado; a él acudimos siempre que nos falta algo para obtenerlo de su omnipotencia. Olvidamos que el Estado nada puede devolver a la sociedad si previamente no se lo ha detraído de ella. Pero ese olvido, o mejor, aquella fe en el Estado, nos ata nuestra iniciativa y responsabilidad” (…)
En definitiva, para Vallet, si el nuevo modelo de Estado es el totalitarismo y el nuevo modelo de hombre es el hombre masa, no se trata de una síntesis ideológica del espíritu político sino, también una nueva ideología. La tecnocracia es, según Vallet, aquella ideología que trata de conducir o dirigir la vida pública según el criterio de “economicidad” por medio de la planificación elitista de unos pocos cerebros comandados por un líder, que goza de amplios poderes políticos y respaldados por los mass media (…)
Adolfo J.Sanchez-Hidalgo. El triángulo tecnocracia-masificación-totalitarismo en el pensamiento político de Vallet de Goytisolo. Verbo nº 491-492
http://elmatinercarli.blogspot.com/2...sa-camino.html
Última edición por El Matiner Carlí; 03/07/2011 a las 03:08
- Homenaje en São Paulo a Vallet de Goytisolo
- Más artículos y obituarios en memoria de D. Juan Vallet
San Pablo, Brasil, 2 julio 2011. Ayer viernes 1 de julio tuvo lugar en la Universidad Católica de São Paulo, en el postgrado de Derecho Notarial y Registral, un homenaje a la memoria del jurista catalán don Juan Vallet de Goytisolo (fallecido en Madrid, como en su momento informó FARO, el pasado sábado 25 de junio). Fue presentado conjuntamente por los profesores Ricardo Marques Dip (delegado de la Comunión Tradicionalista en el Brasil) y Vicente de Abreu Amadei.
Lima / Nápoles / Madrid, 29 junio 2011. A los artículos y notas necrológicas dedicados al recientemente fallecido don Juan Vallet, de los que FARO ha venido dando noticia, hay que sumar el publicado por Sergio Tapia Tapia en la columna "La Razón del Día" del diario peruano La Razón: "En memoria de Juan Vallet de Goytisolo".
Asimismo el día 26 recogía la noticia Lettera Napoletana notizie, de la cooperativa editorial Il Giglio: "Muore Juan Vallet de Goytisolo. Cordoglio per il fondatore della CIUDAD CATÓLICA".
Por otra parte, como no está disponible en línea, reproducimos a continuación el ya mencionado obituario publicado el pasado día 27 de junio por el diario madrileño ABC, obra del profesor Miguel Ayuso:
Comprometido con la verdad
Se nos ha ido a los noventa y cuatro años, lúcido hasta el final. Sus inmensas capacidades de memoria, inteligencia y voluntad habían ido declinando lentamente en los últimos años, tras haber cumplido los noventa casi en plenitud. Había tenido, decenios antes, algunos episodios (una úlcera de duodeno sangrante y un infarto masivo) de los que se repuso de modo increíble, volviendo pronto a su ingente actividad: los lunes el pleno de numerarios de la Academia de Jurisprudencia, los martes el de la de Ciencias Morales y Políticas y --a continuación-- la reunión de Verbo, los miércoles el seminario de derecho civil "Federico de Castro", los jueves las conferencias del Colegio Notarial... Recuerdo el día que lo conocí, en 1978: decidido (incluso enérgico) pero amable, dirigía las reuniones de Verbo apurando los tiempos para obtener los mayores frutos. Pronto empezó a llamarme por teléfono con frecuencia, incluso los sábados por la mañana, a las nueve, en tiempos en que --cosas de la edad, la mía-- no siempre madrugaba, para encargarme pequeños trabajos en lo que me fui fogueando intelectualmente. Llamaba desde su despacho notarial, donde lo mismo extendía con pulcritud las escrituras que atendía la abundante correspondencia, recibía visitas y, ¡en los ratos libres!, estudiaba.
Ha sido el príncipe de los civilistas del último tercio del siglo XX, con estudios que recorren todos sus sectores, aunque en particular el sucesorio, e incursiones en el derecho mercantil. Aunque su energía fue desbordándose, siempre ascendente, hacia la filosofía del derecho y de la comunidad política. En la primera quizá fue el provocador Michel Villey, que Vallet leyó cum mica salis sin quitar un ápice al agradecimiento, quien más le influyó en la elección irrevocable del Aquinate como su maestro. Eugenio Vegas Latapie, para la segunda, constituyó el acicate que le amplió un horizonte que, como jurista de raza, le llevó a enlazar la justicia particular con la legal pautada por el bien común. Como era generoso, en grado sumo, llamó maestros a otros tantos que, en una cosa u otra, le influyeron: el filósofo siciliano Michele Federico Sciacca, el dominico asturiano Victorino Rodríguez, el polígrafo extremeño Francisco Elías de Tejada... Para muchos él fue el maestro.
Quizá le conviniera por eso el calificativo de magnánimo. Porque no se encerró en el ya de por sí amplio radio de sus estudios profesionales y científicos, sino que se entregó al servicio de los demás. En la dedicación a las Reales Academias, donde es más fácil querer ingresar que trabajar, y donde por voluntad suya indoblegable ofició menos --en la de Jurisprudencia-- de presidente (1994-1999) que de secretario general (1977-1992). En la dirección de la revista Verbo, que va a cumplir cincuenta años, empresa de un equipo privado en su totalidad, única en el horizonte patrio, y aun a escalas mayores: sólo quien también lo ha hecho puede darse cuenta de la oblación, casi inmolación, que supone de la propia obra en pro del vehículo colectivo al servicio del bien también común. En la promoción y animación de un conjunto de vocaciones, ligadas a la obra de la Ciudad Católica, administradas no según criterios de poder (como en las extinguidas "escuelas" universitarias) sino de auténtico magisterio: y ese sello de autenticidad ha permitido que, sobreponiéndose al interés de la oposición o la carrera, perseveraran. Incluso, finalmente, en la caridad (fueran las Conferencias de San Vicente de Paúl o diversos monasterios de clausura) ejercida siempre sin que la mano izquierda lo advirtiera.
Como notario fue escrupuloso, como académico cumplidor, como estudioso agudo, como escritor oceánico, como maestro generoso. No resulta posible aquilatar siquiera mínimamente el valor de sus cualidades en tan varios y ricos ámbitos. Cabe, sin embargo, tratar de trazar el cuadro en que todas se conjugan: católico íntegro (que sufrió, disciplinadamente, eso sí, con el Concilio y sus avatares), jurista cultivador del realismo y amante del fuero (contrario, por ello, paradojas aparte, de los mitos actuales y del "derecho autonómico"), el pensamiento tradicional pierde con él a una de sus últimas cimas, quizá la más resguardada (tal era su prestigio) de los ataques enemigos. No me resulta fácil pensar en proseguir la travesía sin su orientación y consejo. Hoy somos muchos los que quedamos algo huérfanos. Requiescat in pace.
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Aprovecho la cita del primer post y pido disculpas por desviarme ligeramente del tema, pero ¿qué ha sido del blog Libro de Horas y Hora de Libros? Tenía unas entradas magníficas, a veces volvía a ellas para consultar alguna cosa, pero un día desapareció, sin más. Aunque no publicara más, sus entradas anteriores son dignas de recuperar para la web.
http://firmusetrusticus.blogspot.com/
"Haciendo no una revolución en sentido contrario, sino lo contrario de la Revolución"
Hace tiempo (en enero) que le pregunté por correo electrónico a Tautalo qué había pasado con su blog, y me respondió que lo tenía temporalmente bloqueado pero que ya me avisaría cuando lo tuviera "saneado" (no sé que quiso decir con esto). Desde entonces he intentado llamarle varias veces por teléfono a su casa, pero no contesta. No sé si se habrá mudado.
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