Es pertinente sacar a colación el popularmente denominado "Santo Oficio" español, porque nuesrra canónicamente Santa Inquisición española era el órgano judicial competente para las investigaciones y procesos conducentes a denegar, u otorgar y expedir los certificados y títulos de Limpieza de Sangre, hasta que, abolido el Santo Tribunal, por la judeomasonería políticamente encumbrada, la competencia pasó a los tribunales ordinarios, durante el breve tiempo que duró en vigor la secular e insigne figura jurídica española, respaldada por la mente de los Romanos Pontífices a la sazón felizmente reinantes, y así fue hasta la derogación revolucionaria liberal de las leyes de Limpieza de Sangre.
Ek Erylar.