Nací y me crié en Puerto Rico. Soy puertorriqueño, aunque de niño me enteré que mis ancestros eran oriundos de las Islas Canarias.
Lo del reggaeton es algo reciente. Hasta hace veinte o treinta años atrás la música tradicional de Puerto Rico consistía en tocar una especie de guitarra que en Puerto Rico llamamos 'cuatro', y en una serie de músicas africanas llamadas 'bomba' y 'plena'. De la mezcla entre la música de 'cuatro', la bomba, la plena, el guaguancó cubano y el jazz y el blues nació la música llamada 'salsa'.
El cambio ocurrió cuando muchos puertorriqueños emigraron a la Ciudad de Nueva York durante las décadas de 1920, 1930, 1940, 1950, 1960 y 1970. No tanto los puertorriqueños emigrados como sus hijos y nietos se vieron influidos por las subculturas de los guettos neoyorquinos. En las décadas de 1960, 1970 y 1980, muchos de esos hijos y nietos de puertorriqueños, pero nacidos en la Ciudad de Nueva York, trasladaron las costumbres y vicios de la Ciudad de Nueva York a Puerto Rico. Y entre esos vicios que trajeron, está triste y lamentablemente el reggaeton, que yo aborrezco y detesto.
Tal vez sea yo el único puertorriqueño que deteste el reggaeton. El reggaeton no es música, es una orgía de ruidos que incitan al hedonismo y a la promiscuidad.
Espero esta información te ayude a comprender a Puerto Rico, estimado Joseán Figueroa.
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