Re: Patrimonio Nacional echa a los jerónimos del monasterio de Yuste para construir u

Iniciado por
D. Fco. de Bobadilla
Bueno.... el periódico de turno dice que los jerónimos se marcharon porque quisieron....
La resurrección de Yuste | Sociedad | EL PAÍS
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Los monjes jerónimos —dedicados al silencio y a la oración— aparecen acompañando al rey en los cuadros de tonos solemnes que se exhiben en Yuste, de donde fueron apartados por la desamortización del siglo XIX. No lograron revivir como orden hasta 1925. En 1958 regresaron a Yuste. La entrada de Patrimonio Nacional en la gestión marcó un nuevo hito en 2004. Pero cinco años después, los jerónimos decidieron marcharse al monasterio de Santa María del Parral (Segovia) para reagruparse, según Patrimonio."
En los años 40, los propietarios-Marqueses de Mirabel expresaron su deseo de hacerlo museo y mediante un Real Decreto en 1941 crearon la Fundación y su restauración. Esto significa que se donó el Monasterio de San Jerónimo al Estado por parte de los marqueses, pero está claro que había más intereses que "convertirlo en museo" porque en el 1942 el prior del Parral solicitó la cesión del monasterio para la instalación de una comunidad jerónima. El gobierno franquista deseaba recuperar la memoria carolina y conmemorar de esa forma el 400 aniversario de la muerte de Carlos V en Yuste. Cuando se concluyeron las obras en el 58 se cedió en usufructo. En 1996, el Ministerio de Cultura lo cedió mediante un convenio para fines culturales.
Parece que después de un cambio de gobierno en la orden Jerónima en el 2008, decidieron, por ser muy pocos (sólo 6) agrupar las comunidades de Yuste y de El Parral en el Monasterio Segoviano. El traslado se produjo en junio del 2010. La opinión pública en esos momentos pensó que se había propiciado el traslado de los Jerónimos de Yuste al monasterio de Santa María del Parral con el fin de construir en el conjunto del monasterio una instalación hotelera.
“La verdadera fe es incolora, por decirlo así, como el aire y el agua; medio transparente a través del cual el alma ve a Cristo. Nuestros ojos no ven el aire y de la misma manera nuestra alma no se detiene a contemplar su propia fe. Cuando, por consiguiente, los hombres toman esta fe como si dijéramos en las manos, la inspeccionan curiosamente, la analizan, se absorben en ella, se ven forzados a materializarla, a darle color para que pueda ser tocada y vista. En otros términos, sustituyen a ella, colocan sobre ella, cierto sentimiento, cierta impresión, cierta idea, cierta convicción, algo en fin en que la atención pueda prenderse. Cristo les interesa menos que lo que llaman ellos sus experiencias. Los vemos trabajando para seguir en sí mismos los signos de la conversión, la variación de sus sentimientos aspiraciones y deseos: los vemos ponerse a conversar con los demás sobre todo esto. ”. John Henry Newman
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