Católicamente, cabe suponer que un texto vigente más de 1500 años y que ha servido a innumerables declaraciones dogmáticas y teológicas no puede contener desviaciones, pues el Espíritu Santo ha asistido a la Iglesia en todo este tiempo y no hubiera sido posible. Paradojicamente es al revés, la nueva traducción aunque se ajuste más a originales es la que no está garantizada por el Espíritu Santo. Aunque esto no parece preocupar mucho a los amigos de novedades y de revoluciones en la Iglesia.
De la traducción que dices no tengo datos. Pero lo de Perez de Urbel... era un "estudioso litúrgico" en el Burgos de los años 40-50, con lo que eso conlleva, es decir: un reformador de la liturgia (con la mejor buena fe no lo discuto).
Su libro titulado "La Santa Misa", de los años 50, es todo un compendio del (condenado por Pio XII) arqueologismo litúrgico, ese que según los modernistas nos retrotraía a las "fuentes primigenias" puras purisimas, tan puras tan puras... que nos acabaron en la "Eucaristía" moderna modernísima que padecemos desde 1969. Con eso está dicho todo.
Marcadores