El arzobispado se apresuró a publicar una nota al respecto, y me consta que se realizaron actos de desagravio en la iglesia donde se cometió el sacrilegio, pero como se indica en el artículo que publicó Juan Manuel de Prada en ABC (http://hispanismo.org/religion/14452...catolicos.html), la nota fue mucho más floja de lo que correspondía. De todos modos, al menos hay que reconocer que, aunque sea con tibieza y con los tópicos habituales, el actual arzobispo al menos dice algo, mientras que el cardenal Amigo, que rigió hasta hace muy poco la archidiócesis, se habría quedado callado. El impresentable Amigo quería hacer honor a su nombre y se llevaba bien con todo el mundo, ya fueran comunistas, maricones o lo que fuera.