Re: ¿Para qué sirve rezar?
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, yo si sé qué hubiese contestado a semejante utilitarista grosero con su ¿Y eso para qué sirve?. Esta podría ser una respuesta oportuna: ¿Y para qué sirve su pregunta si va a continuar sin entender lo que le responda?. Entiendo la oración como el medio de ponerme en contacto directo con Dios: "Padre Nuestro que estás en el Cielo, santificado sea Tu Nombre, venga a nosotros Tu Reino..., adoración, reconocimiento, esperanza, súplica, necesidad, intimidad... Creo en Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo... Profesión de fe, reconocimiento de la Santísima Trinidad...en "El Credo" manifiesto mi aceptación total, mi reconocimiento de toda la Verdad revelada y acepto a la Santa Madre Iglesia. Esa es la "utilidad" de la oración, por eso soy de los convencidos de que o tienes fe o no puedes entender cual es el misterio de todo. Por eso hay gente que cree que rezar es pedir. En mi opinión, rezar es adorar a Dios, ponerse en contacto con Él y esperar. Lo que no obsta para que coincida plenamente con lo expuesto en el anterior mensaje.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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