Búsqueda avanzada de temas en el foro

Resultados 1 al 20 de 146

Tema: Problematica y mitos del protestantismo contra la fe católica

Vista híbrida

  1. #1
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Problematica y mitos del protestantismo contra la fe católica

    Reinicio el posteo de las refutaciones. En efecto, en general son bastante buenas aunque como están tomadas de un portal católico no tradicionalista puede que por aquí o por allá nos topemos con alguna cosa rarita modernista, como llamar "hermanos" a los herejes, y pueden citar el CIC y algún documento del CV II. Pero dejando aparte detalles así, los argumentos son bastante buenos y están muy bien documentados.

    Mito 18: El ayuno los Viernes y durante la cuaresma fue impuesto en el año 998 A.D.
    Ayuno cristiano es la privación voluntaria, evangélica y solidaria, del consumo de bienes materiales, a imitación del Maestro, por vivencia anticipada del Reino de Dios.

    Mito 18: El ayuno los Viernes y durante la cuaresma fue impuesto en el año 998 A.D. Fue impuesto por Papas que estaban interesados en el comercio de la pesca.

    La practica de obtener permiso para comer carne, algunas autoridades dicen, comenzó en el año 7OO A.D. Esto está contra la clara enseñanza en la Biblia. (Mat.15:10 1Cor. 10:25; 1Tim. 4:1-3)

    Refutación:

    Veamos ahora la enseñanza de la Iglesia católica que está en consonancia con la auténtica tradición apostólica como es la Didaché.

    El ayuno ya se encontraba prescrito en la Didaché o enseñanza de los 12 apóstoles. Sabido es que en ella se nos ha transmitido uno de los primerísimos textos de la literatura patrística. La fama de que gozó en la antigüedad se refleja en las alusiones presentes en otras obras de diversos autores (Pastor de Hermas, Clemente de Alejandría, Orígenes, Eusebio, Atanasio...). Entre otras cosas, la Didaché consiste en una colección de instrucciones y de prácticas de la Iglesia primitiva. En los capp 6-9 aparecen instrucciones litúrgicas sobre el bautismo, ayuno y oraciones. Ete texto encierra un incalculable valor histórico por las cuestiones que trata y por el tiempo en que se sitúa.

    Esto es lo que enseña el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica

    1430 Como ya en los profetas, la llamada de Jesús a la conversión y a la penitencia no mira, en primer lugar, a las obras exteriores "el saco y la ceniza", los ayunos y las mortificaciones, sino a la conversión del corazón, la penitencia interior. Sin ella, las obras de penitencia permanecen estériles y engañosas; por el contrario, la conversión interior impulsa a la expresión de esta actitud por medio de signos visibles, gestos y obras de penitencia (cf Jl 2,12-13; Is 1,16-17; Mt 6,1-6. 16-18).

    1438 Los tiempos y los días de penitencia a lo largo del año litúrgico (el tiempo de Cuaresma, cada viernes en memoria de la muerte del Señor) son momentos fuertes de la práctica penitencial de la Iglesia (cf SC 109-110; CIC can. 1249-1253; CCEO 880-883). Estos tiempos son particularmente apropiados para los ejercicios espirituales, las liturgias penitenciales, las peregrinaciones como signo de penitencia, las privaciones voluntarias como el ayuno y la limosna, la comunicación cristiana de bienes (obras caritativas y misioneras).

    1969 La Ley nueva practica los actos de la religión: la limosna, la oración y el ayuno, ordenándolos al "Padre que ve en lo secreto" por oposición al deseo "de ser visto por los hombres" (cf Mt 6,1-6. 16-18). Su oración es el Padre Nuestro (Mt 6,9-13).

    2043 El cuarto mandamiento (abstenerse de comer carne y ayunar en los días establecidos por la Iglesia) asegura los tiempos de ascesis y de penitencia que nos preparan para las fiestas litúrgicas y para adquirir el dominio sobre nuestros instintos, y la libertad del corazón (cf CIC can. 1249-51; CCEO can. 882).
    El derecho canónico dice esto en los números 1251-1252
    1251: Todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

    1252: La ley de la abstinencia obliga a los que han cumplido catorce años; la del ayuno, a todos los mayores de edad, hasta que hayan cumplido cincuenta y nueve años. Cuiden sin embargo los pastores de almas y los padres de que también se formen en un auténtico espíritu de penitencia quienes, por no haber alcanzado la edad, no están obligados al ayuno o a la abstinencia.

    En cuanto a que esta práctica "fue impuesta por Papas que estaban interesados en el comercio de la pesca", la verdad es que no he encontrado nada que lo avale en los diversos libros de historia de la Iglesia que he consultado. Gregorio V fue Papa del 996 al 999. No era italiano, sino originario de lo que hoy es la Carincia austríaca. Se mencionan ciertos hechos para el año 998 como la existencia de un antipapa, Juan XVI, a causa de una sedición organizada por Crescencio II Nomentano que logró echar de Roma a Gregorio V. Fue un acto de mucha ingratitud por parte de Crescencio, ya que Gregorio había intercedido por él ante el emperador que lo había castigado con el destierro. Crescencio se nombró entonces patricio y cónsul de los romanos.

    El Papa se refugió en Espoleto gracias a la hospitalidad que le ofreció Corrado de Espoleto; el año 997 se dirigió a la Lombardía. Tuvo un sínodo en Pavía en que se excomulgaba a Crescencio. Pero éste no hizo caso sino que promovió la elección del calabrés de origen griego Juan Filagato como antipapa, antiguo arzobispo de Plasencia. El emperador decapitó a Crescencio y mandó a Filagato a la cárcel. Para el año 998 Gregorio pudo volver a Roma. Esto ocurrió entre febrero y abril. El Papa confirió a Gerberto el palio episcopal de Rávena para finales de abril.
    En el mes de junio Papa y emperador llevaron a cabo una acción militar contra Cervéteri, ocupada por un pariente de Crescencio, Benedicto II.
    Pero eso del ayuno por intereses pesqueros de los papas, nada de nada.

    En cuanto a la afirmación de que "la práctica de obtener permiso para comer carne, algunas autoridades dicen, comenzó en el año 7OO A.D", quisiera saber qué autoridades son las que lo refieren. El año 700 era Papa Sergio I. Fue un pontífice muy eficaz y enérgico, que de varias maneras supo afirmar la autoridad papal en occidente. El obispo de Rávena dispuso acudir a Roma para recibir la consagración. Sergio dedicó buena parte de sus energías a la Iglesia inglesa: el 689 bautizo a Caedwalla, joven rey de los sajones occidentales; el 693 ofreció el palio a Bertwaldo de Cantórbery; el 700 ordenó que Wilfrido fuera restablecido en la sede de York. El año 693 autorizó la misión en la Frigia (Holanda) de Willibrordo y el 695 le entregó el palio.
    El año 700 readmitió Aquilea a la comunión, ya que se había separado de Roma desde el 553 a raíz de la condena de los tres capítulos.

    Sergio fue muy resuelto en su autoridad al oponerse a Justiniano II que deseaba que aceptase el concilio Trulano II. Este emperador había reunido para el año 692 una asamblea de obipos para completar los trabajos de los concilios V y VI (de ahí el nombre de "Quinisexto"), pero no había invitado al occidente. Estos concilios, de inspiración oriental, ignoraban los cánones de la ley occidental: eliminaban el celibato eclesiástico, el ayuno el sábado de cuaresma, y querían promover el canon 28 de Calcedonia, rechazado por el Papa, que definía a Constantinopla segunda sede patriarcal después de Roma. Los apocrisarios fueron obligados a firmar las actas del concilio, pero Sergio se negó tanto de firmar como de permitir que los cánones se leyeran aun públicamente.

    Justiniano se mostró indignado y quiso recurrir a la violencia: hizo deportar a Constantinopla a los consejeros principales del Papa; envió una delegación para obligar a Sergio a firmar, para que en caso de que aún se negara, lo condujeran prisionero a la capital imperial. Pero las tropas imperiales defendieron al Papa no sólo desde Rávena, sino de toda Italia. Forzaron el lugar donde la expedición de Justiniano se había refugiado, y la persigueron, de suerte que Zacarías, que era el protospatario de dicha expedición, se escondió bajo el lecho del Papa. Sergio intercedió para que no dieran muerte a Zacarías. Todo esto constituyó una verdadera lección para Justiniano, de la que no se pudo vengar. Fue destronado el 695 y luego exiliado. Sergio restauró y embelleció muchas iglesias de Roma, como san Pedro, san Pablo, Santa Susana. Fue él quien introdujo el canto del "agnus Dei" en la Misa. Fomentó procesiones en cuatro fiestas marianas: anunciación, dormición, natividad y purificación.


    Catholic.net - Mito 18: El ayuno los Viernes y durante la cuaresma fue impuesto en el ao 998 A.D.

  2. #2
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Problematica y mitos del protestantismo contra la fe católica

    Mito 19 : La misa fue desarrollada gradualmente como sacrificio; el asistir a la misa se hizo obligatoria «Cuantas veces se renueva sobre el altar el sacrificio de la cruz, en que nuestra Pascua, Cristo, ha sido inmolado (1Cor 5,7), se efectúa la obra de nuestra redención».

    La Biblia enseña que el sacrificio de Cristo fue ofrecido una sola vez para siempre para nunca ser repetido, sino solamente ser conmemorado en la Santa Cena. (Heb.7:27; 9:26-28; 10:10-14)

    Refutación:

    En este enunciado hay una afirmación que deja muy perplejo al que la lee: ¿la Biblia enseña que el sacrificio fue ofrecido para ser conmemorado en la santa cena? En las citas que se colocan de la carta a los Hebreos no se dice eso, por un lado. Por otro lado, sus afirmaciones se dirigen contra ellos mismos: si se trata de un único sacrificio y si ¿cómo es que Cristo hace presente su sacrificio en la cena de Pascua su pasión por las referencias al cuerpo partiro y la sangre derramada? ¿Cómo se puede hablar de conmemoración de las palabras de Cristo en la santa cena si no se puede conmemorar el sacrificio precisamente teniendo como base los textos de la Escritura que ellos citan? Si Cristo se ofreció a sí mismo una vez para siempre, ¿qué necesidad hay de conmemorarlo? Sólo cabe una respuesta plausible: la negación de la Misa como sacrificio no es bíblica; es una tradición protestante más. Esto es seguir tradiciones de hombres.

    Ahora veamos lo que dicen las diversas citas que el mito recoge para constatar que no prueban ni confirman lo que el mito enuncia.
    Hebreos 7,27
    Que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.

    Hebreos 9,26-28
    De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

    Hebreos 10,10-14
    En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.


    En segundo lugar, conviene recordar que la Iglesia no dice que el sacrificio de Cristo ha de ser repetido; más bien ella obedece el mandato de Cristo de hacer eso en memoria suya por medio de sus sacerdotes. Se trata de un único sacrificio, que no es repetición, sino que se hace presente en cada celebración eucarística, celebrada válidamente por los ministros de la Iglesia que han recibido la imposición de las manos conforme a la sucesión apostólica.

    Entre las palabras que Cristo pronunció durante la fiesta de Pascua a parece el término "anámnesis" (Lc 22,19; 1Cor 11,24-25) y que se remonta al zikkaron hebreo; zikkaron proviene de la raíz de zkr y que en griego corresponde a la raíz minnesko o mimnemi, y que en la Escritura no indica un mero recuerdo sino la presencia del mismo Dios -el hoy de Dios se hace presente- con las mismas gracias y beneficios con que se hizo presente la noche del Éxodo. El memorial es un hacer presente las hazañas realizadas en el pasado por parte de Dios, fiel a sí mismo, y a su designio salvífico. El memorial por excelencia era la Pascua. Por la consumación de los alimentos pascuales los judíos podían revivir los acontecimientos salvíficos de la salida de Egipto. Se hacían así contemporáneos de sus padres. Se daba una especie de fusión de dos tiempos de la historia, el presente y la salida de Egipto en la comida pascual (cf Ex 12,14;13,3-10; Dt 13,3). Cristo en la institución de la Eucaristía emplea el término "memorial" cuando da la orden: touto poieite eis ten emen anámnesin: "Haced esto en conmemoración mía".

    Ya que la Misa es memorial del sacrificio en la cruz, cabría hacer algunas preguntas. ¿Cómo es que Juan presenta a Cristo crucificado como el cordero pascual: a la frase "no quebrantarán ninguno de sus huesos" (Jn 19,35; cf Éxodo 12,46) se han de sumar otros detalles relevantes como la alusión a la "rama de hisopo" (Jn 19,29; cf Éxodo 12,22); y a la condena de que Cristo Cristo es objeto por parte de Pilato en el momento en que los corderos eran sacrificados en el templo (Jn 29,14-15). ¿Cómo es que en el Apocalipsis donde se presenta la liturgia celeste, Él aparezca como cordero de pie como degollado? ¿Por qué, si la Misa fue desarrollada gradualmente como sacrificio, encontramos estos indicios sobre el sacrificio en la Escritura misma y en el Apocalipsis en contextos litúrgicos (Ap 5,1-14)?

    En cuanto a las citas de los padres, me limito a preguntar por qué Justino en el Diálogo con Trifón (117,2; PG 478) habla de los sacrificios que realizan los cristianos en conmemoración de la pasión que por ellos sufrió el Hijo de Dios. ¿Cómo es que Orígenes ante el carácter de memorial que tenían los panes de la proposición coloca el pan eucarístico, cuya eficacia propiciatoria no tiene parangón: "Y si miras aquella conmemoraciónd e la cual dice el Señor ´haced esto en memoria mía´ encontrarás que es la única conmemoración que hace que Dios sea propicio a los hombres?" (Hom 13,3; PG 12, 547). ¿Cómo es que Cipriano en su carta a Cecilio habla de la Eucaristía como sacramento de la pasión de Cristo: "El sacrificio que Cristo ofreció al Padre mandó que se hiciese en su conemoración, de suerte que el sacerdote hace las veces de Cristo, imitando lo que Cristo hizo y ofreciendo así un sacrificio verdadero y pleno para Dios en la Iglesia . Y dado que hacemos mención de todos los sacrificios de su pasión, pues la pasión es el sacrificio del Señor que ofrecemos, no debemos hacer otra cosa diversa de lo que Él realizó" (Carta 63,14.17; PL 4,383.387)?

    En cuanto a esta afirmación: "el asistir a la misa se hizo obligatorio en el siglo once", me limito a preguntar, ¿cuándo se hizo obligatorio el asistir a la "santa cena" protestante concebida gradualmente como no sacrificio de Cristo en la cruz, ya que no está en la Biblia? ¿Cómo es que la santa cena tiene lugar el domingo, si quien estipuló el domingo como día de descanso fue Constantino? ¿Se ha de pensar que los protestantes evangélicos se resienten del influjo de Constantino? Curioso, ¿no?


    Catholic.net - Mito 19 : La misa fue desarrollada gradualmente como sacrificio; el asistir a la misa se hizo obliga

  3. #3
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Problematica y mitos del protestantismo contra la fe católica

    Mito 20 El celibato del sacerdocio
    El Celibato Sacerdotal, que la Iglesia custodia desde hace siglos como perla preciosa, conserva todo su valor también en nuestro tiempo, caracterizado por una profunda transformación de mentalidades y de estructuras.

    Mito 20 El celibato del sacerdocio
    20. El celibato del sacerdocio fue decretado por el Papa Hildebrand, Bonifacio VII, en el año 1079 A.D. Jesús nunca impuso semejante regla, tampoco ninguno de los apóstoles. Al contrario, el Apóstol Pedro era un hombre casado, y el Apóstol Pablo dice que los obispos
    deben tener esposa e hijos. (1 Tim. 3:2,5 y12; Mat. 8:14-15)


    Es curioso que se hable del Papa Hildebrand y no Hildebrando y que se emplee la abreviación común en inglés para AD, cuando se indica el supuesto decreto de dicho Papa (1079). ¿Ojalá alguien dijera por qué...
    Sobre este tema se ha hablado hasta la saciedad en el foro de Catholic.net.
    El evangelio habla de la suegra de Pedro, pero no de su esposa ni de sus hijos. Cabe pensar que era viudo. El evangelio de hecho nos dice que los discípulos lo dejan todo para seguir a Jesús (Lc 5,11.28). ¿Cabría pensar que Jesús va a romper el vínculo matrimonial de Pedro para hacerlo su apóstol?

    Vuelvo a colocar una respuesta que ofrecí no hace mucho. Las citas donde figura la afirmación de que el obispo sea "mias gynaikos andra" (marido de una sola mujer) son 1Tim 3,2 [en 3,12 se dice lo mismo de los diáconos], Tito 1,6.

    Aquí van (Reina Valera):

    1Tim 3,2-13
    2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;
    3 no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;
    4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad
    5 (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);
    6 no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.
    7 También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.
    8 Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas;
    9 que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia.
    10 Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles.
    11 Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.
    12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas.
    13 Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.

    Tito 1,5-9
    5 Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé;
    6 el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía.
    7 Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas,
    8 sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo,
    9 retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.

    La expresión se ha interpretado de 4 maneras diversas:

    [1] Ha de estar casado: ha de rechazarse, ya que el énfasis de la frase recae sobre la palabra "mia" (una sola) y no sobre el estado marital; en tal caso ni Pablo ni Tímoteo pueden ser obispos. Va contra la enseñanza de Pablo en 1Cor 7,17; 25-38; asimismo, para que este modo de razonar sea coherente, requeriría que el obispo tuviera más de un hijo, ya que "tekna" (hijos) es un plural; y la mayoría de los adultos estaban casados, de suerte que sería un punto igualmente conflictivo.

    [2] No ha de ser polígamo: al parecer ésta es la interpretación más plausible. Es el mejor más natural de comprender "mias gynaikos", la poligamia existía en el judaísmo (Josefo Aant 17,12, pár 14; Justino, Diálogo con Trifón 134; Strack Billerbeck 3: 647-50), de suerte que las leyes rabínicas lo regulan (Sanh 2.4; m. Yeb 4.11; m. Qid 2.7...). Otro hecho que ha de tomarse en cuenta es la frecuencia de la infidelidad matrimonial en el ambiente cultural no sólo del Asia Menor, sino del imperio. Aun en el caso de que los judíos fueran polígamos, no hay evidencia de que los cristianos lo fueran, pero las siguientes dos interpretaciones incluirían consigo esta interpretación.

    [3] Ha de ser fiel a su esposa aun en el caso de que se hubiera divorciado: de ser así, se pide del obispo que sea ejemplo de moralidad estricta. De este modo, cabría concebir la posibilidad de que el obispo se pudiera casar tras la muerte, divorcio o posible adulterio, pero la prohibición de poligamia e inmoralidad sexual seguiría en pie. La fidelidad marital goza de la ventaja de que es de todos modos un requisito, y ello estaría en paralelismo con las aseveraciones positivas del versículo.

    [4] No ha de volver a casarse o divorciarse, y ésta era la postura de la Iglesia primitiva. Aunque hay modos más claros para especificar un solo matrimonio, ésta se presenta como la lectura más fáicil; en la Iglesia primitiva hay una amplia evidencia de que se veía el celibato después de la muerte de la esposa como una elección meritoria:
    Clemente de Alejandría, Stromata 3.1. Los montanistas consideraban la prohibición de las segundas nupcias un artículo de fe; Atenágoras (+ 177) las consideraba una especie de adulterio; Tertuliano en el De Pudicitia, 8, decía que si bien la ley permitía un segundo matrimonio, no todo legal es conveniente. El Pastor de Hermas (Mand 4.1) dice que si un hombre se ha divorciado de su esposa infiel y se casa, comete una apostasía. Si la esposa de uno muere, el viudo puede casarse, pero si permanece sin casarse, se habrá investido de un honor mayor.

    Conviene recordar algunos puntos: en la Iglesia de los orígenes, aun dentro de una mentalidad de preferencia acentuada por el celibato «con vistas al Reino de los cielos», el ministerio presbiteral no estaba vinculado a la obligación del celibato, a partir del s. IV se introduce esta ley como norma disciplinar la para los presbíteros de la Iglesia latina, con decretos aprobados por los concilios de Elvira (306) y de Roma (386). Esta ley canónica encontró una confirmación a lo largo de los siglos y, en nuestros días, en particular con el decreto Presbyterorum ordinis del Vaticano II y con la carta apostólica Sacerdotalis coelibatus de Pablo VI.

    Conviene recordar lo que la Iglesia católica enseña acerca del celibato en el Nuevo Catecismo

    1578 Nadie tiene derecho a recibir el sacramento del Orden. En efecto, nadie se arroga para sí mismo este oficio. Al sacramento se es llamado por Dios (cf Hb 5,4). Quien cree reconocer las señales de la llamada de Dios al ministerio ordenado, debe someter humildemente su deseo a la autoridad de la Iglesia a la que corresponde la responsabilidad y el derecho de llamar a recibir este sacramento. Como toda gracia, el sacramento sólo puede ser recibido como un don inmerecido.

    1579 Todos los ministros ordenados de la Iglesia latina, exceptuados los diáconos permanentes, son ordinariamente elegidos entre hombres creyentes que viven como célibes y que tienen la voluntad de guardar el celibato "por el Reino de los cielos" (Mt 19,12). Llamados a consagrarse totalmente al Señor y a sus "cosas" (cf 1 Co 7,32), se entregan enteramente a Dios y a los hombres. El celibato es un signo de esta vida nueva al servicio de la cual es consagrado el ministro de la Iglesia; aceptado con un corazón alegre, anuncia de modo radiante el Reino de Dios (cf PO 16).

    1580 En las Iglesias Orientales, desde hace siglos está en vigor una disciplina distinta: mientras los obispos son elegidos únicamente entre los célibes, hombres casados pueden ser ordenados diáconos y presbíteros. Esta práctica es considerada como legítima desde tiempos remotos; estos presbíteros ejercen un ministerio fructuoso en el seno de sus comunidades (cf PO 16). Por otra parte, el celibato de los presbíteros goza de gran honor en las Iglesias Orientales, y son numerosos los presbíteros que lo escogen libremente por el Reino de Dios. En Oriente como en Occidente, quien recibe el sacramento del Orden no puede contraer matrimonio.

    Finalmente, ¿qué fue lo que ocurrió el año 1079? Entonces era Papa no Bonifacio VII, sino Gregorio VII. Se llamaba Hildebrando y era originario de la Toscana (zona de Florencia). Era un hombre dotado de habilidad, determinación y experiencia nada comunes, y de gran altura intelectual. El meollo de su programa en la sede de Pedro fue la reforma. Se esforzó por restableder el gobierno eclesiástico, contra los abusos morales en la Iglesia y contra el dominio de algunos laicos; lo llevó a cabo con sínodos cuaresmales (1074-1075) y confirmando los decretos de sus predecesores contra el matrimonio de los clérigos y la simonía. Ello le granjeó la desestima de muchos, sobre todo en Francia y Alemania, que se doblegaron gracias a los legados que logró enviar a tales regiones de Europa. Prohibió asimismo las investiduras laicales (ingerencia de laicos en los nombramientos eclesiásticos), lo que trajo consigo no poca tirantez con Enrique IV...

    Catholic.net - Mito 20 El celibato del sacerdocio

  4. #4
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Problematica y mitos del protestantismo contra la fe católica

    Mito 21. El rezo del Rosario fue introducido por Pedro el Hermitaño, en el año 1090 A.D.
    El Rosario forma parte de la mejor y más reconocida tradición de la contemplación cristiana.

    Mito 21. El rezo del Rosario fue introducido por Pedro el Hermitaño, en el año 1090 A.D. Copiado de los Hindús y de Mahometanos en 1090 A.D. La repetición de rezos es una práctica pagana y claramente es condenada por Cristo (Mat. 6:5-13)
    Refutación:

    El contexto de Mt 6,5-13 muestra claramente que Cristo no se refiere al rezo del rosario (es otro anacronismo, que por lo demás no es una práctica pagana). Hay una cosa que debemos recordar y que es la frase de este versículo: “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles” (Reina Valera), el original griego pone προσευχοµενοι δε µη ßατταλογησητε ωπερ οι εθνικοι δοκουσιν γαρ οτι εν τε πολυλογια αυτων εισακουσθησονται. Una mejor traducción sería: “Mas, orando, no parloteéis como los gentiles, pues creen que en la abundancia de sus palabras serán oídos”.

    Por lo tanto, no se refiere Cristo a la repetición de rezos, sino a la creencia de que por la verborrea el dios oirá al gentil. El verbo “battalogeo” es probablemente una onomatopeya, que deriva de batallos / battos, tartamudo.

    El hecho es que Cristo dio orden a los discípulos de rezar el Padrenuestro, y desde entonces la Iglesia católica lo ha hecho fiel a su mandato, es decir, ha seguido rezando con la oración que Él enseñó a los discípulos (Mt 6,9; Lc 11,2). ¿Cómo puede contradecirse Cristo que impide se repitan rezos por un lado, mas por otro da la orden de rezar el padrenuestro? Por otro lado, Cristo mismo en Getsemaní repitió varias veces las mismas palabras con que pedía al Padre que si fuera posible le librara de esa hora, pero que se hiciera su voluntad: “Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño.Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras (Mt 26,39-44).

    Asimismo, la repetición de palabras en oraciones e himnos está presente en la Biblia, como es la presencia del “aleluya”:

    Salmo 113,9:Él hace habitar en familia a la estéril, Que se goza en ser madre de hijos. Aleluya.

    Sl 15,8: Pero nosotros bendeciremos al Señor desde ahora y para siempre.Aleluya.
    Sl 116,19: En los atrios de la casa del Señor, En medio de ti, oh Jerusalén. Aleluya.
    Sl 117,1-2 Alabad al Señor, naciones todas; Pueblos todos, alabadle. Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, Y la fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya.

    Ap 19,1-6:
    Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro;

    2 porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella.

    3 Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos.

    4 Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya!

    5 Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes.
    6 Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!

    El hecho de que se utilice una cuerda con cuentecillas o nudos para contar es algo común a cualquier pueblo. En dado caso, deberíamos quitar a los niños el ábaco con el que aprenden a contar, o deberíamos proscribir el empleo del Apocalipsis, que emplea el verbo típico para contar con piedrecillas o guijarros como es psefizo (Ap 13,18, cf Ap 2,17). El hecho es que no sólo los católicos emplean el rosario, sino también los monjes ortodoxos y aun algunos anglicanos.

    En el Islalm se trata de un conjunto de entre 33 y 99 granos de ámbar para recitar los 99 nombres de Alláh. Se emplea entre hinduistas y budistas se trata de 108 granos (112 del budismo japonés). En el budismo los granos indican los 108 pecados de la humanidad.

    Ahora bien, quisiera aclarar que en los diversas obras que he consultado, no se indica que Pedro el ermitaño se resintiera de influjo mahometano, budista o hindú; pero es que tampoco se dice que fue él quien introdujo el rezo del rosario. Pedro el ermitaño era de Amiens. Parece que fue primero soldado y luego se hizo eremita. El año 1095 se hizo artífice de una de las campañas militares más desafortunadas de la historia. Hizo, en efecto, a la población francesa llamados vigorosos en favor de la cruzada. Se le sumó todo tipo de personas (se habla aun de mujeres y niños). El 1096 llegaron a Constantinopla, pero fueron exterminados por los turcos, pero Pedro sobrevivió a la reyerta. El año 1099 Pedro se adhirió a las huestes acaudilladas por Godofredo de Bouillón en la conquista di Jerusalén. El año siguiente regresó a Europa y fundó la abadía de Neufmoûtier en Bélgica.

    Según otras fuentes, sin embargo, parece que la práctica del rosario inició en el S. XII como oración sustitutiva de los 150 salmos en los monasterios para los monjes iletrados. El hecho es que es también medieval la tradición de llamar a María “Rosa mística”, al tiempo que ha sido común adornar sus imágenes con corona de rosas, o se le canta como “jardín de rosas” (“rosarium” en latín). Los monjes se servían, pues, para contar las avemarías de granos enhebrados o nudos hechos en cuerdas.

    En el S. XIII en Inglaterra el abad Étoienne de Sallai escribe unas meditaciones en que aparecen los 15 gozos de la Virgen, y cada uno terminaba con un avemaría.

    En el S. XIV el cartujo Enrique de Kalkar subdividió el conjunto de las 150 avemarías en 15 decenas, insertando un padrenuestro entre decena y decena.

    Sea lo que sea, quien más contribuyó a su propagación fue Santo Domingo de Guzmán, motivado sobre todo por la herejía albigenese a la que combatió con la devoción al rosario. En tiempos de Santo Domingo se relataban los misterios evangélicos y hacía recitar a los oyentes las avemarías. Lo que no lograba el predicados con sus “buenos” esfuerzos, lo insinuaba el avemaría en el interior de cada fiel.

    La estructura actual se remonta sobre todo al XV gracias a los dominicos Alain de Rochelle en Flandes, Santiago de Sprenger y Félix Fabre en Colonia. Desde entonces se propaga la práctica del rosario con aprobaciones pontificias y cofradías.


    Catholic.net - Mito 21. El rezo del Rosario fue introducido por Pedro el Hermitao, en el ao 1090 A.D.

  5. #5
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Problematica y mitos del protestantismo contra la fe católica

    Este tiene algunos párrafos incompletos en el original, pero se puede leer casi todo.

    Mito 22: La inquisición de los herejes fue instituida por el concilio de Verona en el año 1184.

    Mito 22: La inquisición de los herejes fue instituida por el concilio de Verona en el año 1184. Jesús nunca enseñó el uso de fuerza como medio de llevar su salvación a los perdidos... Fue adoptada en 1184 A.D.

    Antes que nada, cabe aclarar dos cosas. Primera, que uno de los temas más recurrentes entre los protestantes es el echar en cara a la Iglesia católica los diversos abusos que perpetró la inquisición católica, sin parar mientes en los de la propia inquisición protestante. En efecto, ¿cómo es que -unsando sus propios términos- si Cristo nunca enseñó el uso de la fuerza como medio para llevar su salvación a los perdidos, Lutero, Enrique VIII, Calvino, el gobierno calvinista holandés que se estableció en el norte del Brasil, etc., hayan recurrido al uso de la fuerza?

    Pondré a continuación algunos comentarios que se han colocado en otras ocasiones en los foros de CN, pero que no se han de descuidar para hacer una valoración más o menos seria de hechos tan complejos.

    De Lutero se sabe que fue implacable ante la rebelión de los aldeanos de 1520, acaudillados por Thomas Müntzer y Nicolás Storch. Los historiadores parecen convenir en que con las prédicas de libertad e individualismo de Lutero, se daba un pábulo abundante al fanatismo apocalíptico que comenzó a cundir entre ciertos estratos sociales. Así se comprende por qué Müntzer deseaba hermanar las doctrinas luteranas sobre el sacerdocio universal y la certidumbre de la salvación a ciertas utopías sociales. Para ellos la transformación del mundo implicaba el cambio completo de la sociedad; por lo que juzgaban necesario suprimir el bautismo de los niños: como no creían en el momento de recibir el sacramento, éste era inválido. Dicho orden implicaba según ellos la eliminación de la jerarquía, ya que sólo así se viviría sin ley y sin culto. Se establecieron en las cercanías de Wittenberg y se les sumó Karlstadt. Juntos abolieron los estudios y obligaron a los estudiantes a realizar labores manuales, a los obreros les manda

    En cuanto a Enrique VIII, en 1538 Pablo III emitió la bula de excomunión contra Enrique (el terreno estaba de algún modo preparado por el consistorio de marzo de 1534, en que Clemente VII hizo clara la sentencia definitiva del proceso iniciado y confirmando la validez del matrimonio de Enrique y Catalina). Enrique no se quedó con los brazos cruzados: en marzo de 1534 el parlamento aprobó la ley de sucesión, en que se declaraba a la hija de Enrique y Ana, heredera de la corona inglesa: pero era una ley que debían aprobar y jurar todos los súbditos del rey, cosa a que accedió la gran mayoría de ellos. El 3 de noviembre de 1534 el parlamento votó el acta de supremacía, acto por el cual se reconocía en el rey la suprema y única cabeza de la Iglesia de Inglaterra y se le atribuía toda la plenitud del poder civil y la jurisdicción eclesiástica, lo que se sumó otra ley: el soberano inglés podía nombrar o despedir a los obispos. Al mismo tiempo, se enmendaron las famosas "leyes de traición" por las que se declaraba
    Pocos súbditos ingleses se opusieron al rey y rehusaron jurar el acto de supremacía, entre ellos la religiosa benedictina Elisabeth Barton, los cartujos Honthoh, Webster y Law, Reynolds religioso de la orden de Sta. Brígida, el sacerdote Hale. Los cartujos en general no se doblegaron (tampoco los agustinos del Monte de Sión); y como represalia contra los cartujos, el rey cerró los siete monasterios londinenses y encarceló a sus miembros, Juan Fisher (obispo de Rochester e insigne teólogo, cuyas ideas influirían en el Concilio de Trento, el Papa lo hizo cardenal cuando estuvo preso en la Torre de Londres, pero ni eso sirvió para salvarle la vida) y Tomás Moro (gran humanista y amigo de Erasmo; desde 1527 se expresó como contrario al matrimonio de Enrique con Ana; se le acusó de complicidad con Isabel; cuando se le condenó a muerte, habló finalmente contra la ley de supermacía), decapitados en 1535 junto con otros religiosos y sacerdotes. Lo que más sorprende es que los eclesiásticos y religiosos tenían que de

    Ahora vayamos a Calvino. No ha de olvidarse que muy hábil en dominar a los opositores de su "teocracia" suiza. Con todo, hubo de hacer frente a ciertas "escaramuzas" más o menos intensas: con los pastores, a los que no permitió disentir de las opiniones de él, por mucho que abrazara el principio luterano del "libre examen" (destituyó a S. Castellion al haber avanzado una interpretación particular de la Biblia). El carácter autoritario de Calvino encontró antipatías entre los llamados "libertinos" que deseaban sacurdirse el yugo del reformador; éstos no dudaron en colocar planfletos públicos contra él. Calvino acusó a Jacobo Gruet y fue condenado a pena capital. En 1551 exilió a Jerónimo Bolsec, excarmelita que se había hecho protestante y contrario a la doctrina sobre la predestinación. Quemó vivo a Miguel Servet por negar el dogma de la Trinidad... Servet era un médico de origen hispano, gran conocedor del hebreo, latín y griego. Deseó incursionarse en cuestiones teológicas y ese mismo año de 1551 publicó u

    En cuanto a la Iglesia católica, ha de reconocerse que cunde mucha manipulación en este tema, sin negar que sea muy extenso. Me limito a poner aquí unas ideas generales. La Iglesia tiene el deber de conservar intacto el depósito de la fe, de ser maestra de la verdad, de no permitir que la revelación divina se oscurezca y falsee, tiene el deber de atraer a sus hijos extraviados. Lo hace de diversos modos: predicación, enseñanza, amonestación. Muy a menudo la persona equivocada se obstina y la Iglesia ha de recurrir a censuras. La más grave es la excomunión y si es muy solemne la expresión de la excomunión se llama anatema. La Iglesia tiene un poder coercitivo al aplicar así estas penas, pero han sido más benignas que los poderes civiles y protestantes. El hecho es que varios reos civiles se hacían pasar por herejes y evadir así castigos más severos. Ha habido excesos, pero se debe descuidar el contexto histórico. En la Edad Media la Iglesia no se recurrió a los castigos duros antes de 1148, ya que quien lo ha

    La inquisición constituyó ante todo una técnica judicial ("inquisitio" = indagación), pero terminó por designar un tribunal eclesiástico especial o excepcional que obraba en colaboración con la autoridad civil. No debe nunca perderse de vista el contexto en que nació. En un principio miraba sólo a la solución de cuestiones disciplinares como la simonía, etc...; mas en un segundo momento se aplicó como lucha contra las herejías que se hicieron tanto más amenazadoras como antítesis de una tedencia a encuadrar más rígidamente los sujetos y los creyentes. En la alta edad media el hereje se consideraba un infame al que era necesario excluir de la comunidad con la excomunión, a fin de ayudarlo a convencerse de su error y de castigarlo con medidas temporales y medicinales como el exilio, la confiscación de bienes pero por medio o auxilio del brazo secular. En el S. XII el hereje aparecía sobre todo como un perturbador del orden, un enemigo de la sociedad. La legislación canónica se remontó no sólo al derecho penal.

    Los historiadores afirman que el rigorismo de los príncipes terminó por ir influir paulatinamente en los pontífices y sus decisiones. Así Enrique, arzobispo de Reims y hermano de Luis VII de Francia disentía de la benignidad que el Papa aconsejaba en el trato con los herejes. En 1162 el rey de Francia pidió al Papa que le dejara mano libre para acabar en Flandes con la herejía maniquea. El Papa estaba refugiado en los dominios de Luis, obligado huir de Roma, de suerte que tomó en cuenta los deseos del monarca. En el concilio de Tours se tomaron enérgicas medidas contra los herejes; se encargó a los príncipes seculares que se apresara y castigara a los albigenses. El tercer concilio de Letrán (1179) lanza el anatema contra los cátaros, y se abordan los casos de otros herejes -como los de Brabante y del sur de Francia- que cometen todo tipo de atrocidades contra los cristianos, que no respetan iglesias, monasterios, ancianos, niños. En 1184 tuvo lugar la dieta de Verona, en la que Barbarroja se puso de pie, ap

    García Villoslada, a quien se sigue para esta exposición, dice que la inquisición pontificia nace el año 1231: Gregorio IX opta por instituir un juez extraordinario que a nombre suyo haga la debida inquisición y juicio de los herejes. Estamos aproximadamente en febrero de 1231. Los inquisidores se eligieron entre los frailes predicadores. En 1233 el Papa dirá que lo que le movió a ello fue el ver que los obispos se encontraban abrumados de ocupaciones, de suerte que no podían hacerlo; sin embargo, el deseo mayor del Papa era evitar que la autoridad civil del emperador asumiera tales derechos que no le competían: de hecho, Federico II era quien quería arrogárselos en sus ansias de colocarse por encima de la potestad del Papa, y avidez de riquezas; de ahí que el Papa reivindicara tales derechos para la sola Iglesia en contra de las medidas arbitrarias del poder civil. De no haber actuado del Papa, todos los herejes, aun los de sospechas leves habrían quedado al arbitrio de la pasión política e ignorancia de lo

    Tema aparte es el de la inquisición española...
    La importancia de este tema se debe en parte a que España se constituyera como paladín del catolicismo del S. XVI. Gracias a ella se conservó la pureza de la fe y se lograron impedir los trastornos y guerras de religión que asolaron otras regiones como Francia.

    La establecieron los reyes católicos a fin de oponerse al peligro de los falsos conversos judíos. La aprobó Sixto IV en 1478.
    Se distingue de la medieval, que fundó Gregorio IX en 1231 en su estrecha dependencia de los monarcas españoles y en su perfecta organización por parte de su primer inquisidor, Fr. Tomás de Torquemada, que organizó diversos tribunales en Sevilla, Toledo, Zaragoza, Barcelona...

    Los procedimientos consistían en:
    Denuncias; con ellos iniciaban formalmente los procesos. Se recogía como resultado de la promulgación de edictos de fe, en que se exponían al pueblo los errores más característicos, sobre todo cuando se veía algún conato de error o herejía, cargando la conciencia de todos los cristianos para que denunciaran a los sospechosos. También los mismo encarcelados constituían buena fuente de denuncias, que por debilidad, por congraciarse con los jueces, descubrían fácilmente a sus cómplices. Por medio del espionaje para lo que servían de un modo especial los así llamados "familiares" de la inquisición.

    E. Schäfer prueba que la inquisición tenía un cuidado particular en contar con la solidez de las denuncias, prescindía de las anónimas y procedía con máxima objetividad. Sobre las cárceles, Schäfer comenta que no eran calabozos lóbregos y oscuros, pues de los procesos se ha deducido que los reos leían y escribían mucho. Eran "relativamente suaves" en comparación con otros tribunales.

    Los puntos más débiles eran el secreto de los testigos, el sistema de defensa y el tormento: se ocultaban los nombres de los denunciadores. Sin embargo, sin tal silencio era arriesgada la denuncia debido a represalias. Y se introdujo en la Edad Media. El sistema de defensa perdía parte de su eficacia porque los abogados eran nombrados oficialmente por el tribunal y no por el reo. Con todo, los estudios ponen de relieve que la defensa trabajaba con mucho afán y muchas veces obtenían resultados favorables al reo. Uno de los medios más comunes era el testigo de abono, citado por el acusado, a quien atendían fielmente los jueces y a menudo influían en la marcha del proceso. Por lo que hace al tormento, no puede uno fiarse de lo que un hombre confiesa bajo su efecto. Todos los tribunales de la época empleaban ciertamente este recurso, bien que se recurría a él en pocos procesos (se habla de un dos por ciento); eran ciertamente más benignos que los que empleaban los tribunales ingleses en la Torre de Londres contr

    En relación con las penas aplicadas por la Inquisición, se aplicaron las leyes ya existentes y admitidas por todos los estados católicos. A partir de fines del S. XII todos los estados católicos admitieron la pena de muerte o penas violentas para los casos de herejía. Además, los herejes no se limitaban a la defensa subjetiva de un principio religioso, sino que se unían y rebelaban contra los príncipes católicos, como los hugonotes. A ello se debe que los estados católicos consideraran perturbadores públicos y enemigos a los herejes, y su herejía, un crimen contra el estado.

    En el S. XVI los estados católicos castigaban la profesión de protestantismo con la pena de muerte y la Iglesia lo reconocía. A pesar de que hubo ciertas deficiencias, como partidismo y apasionamiento de parte de algunos inquisidores, y del arzobispo de Toledo como Bartolomé de Carranza en la segunda mitad del S. XVI, la inquisición española se esforzó por cumplir sus instrucciones y cumplir su objetivo: mantener la unidad de la fe en el gran imperio español. Más aún, fueron incomparablemente mayores las crueldades y muertes causadas en Francia por las guerras de religión que las ocasionadas en tres siglos por los tribunales de la inquisición.

    Gracias a la inquisición se debe en gran parte el que en España se viera el S. XVI y siguientes libre del protestantismo, manteniendo de este modo la unidad de la fe.

    1. Atajó el peligro de los falsos conversos. Este fue el motivo que impulsó a los reyes católicos a establecer este tribunal: las cosas habían llegado a tal extremo, que ya se trataba del ser y del no ser de la España católica. La inquisición entregó al brazo secular, y éste a las llamas, a algunos centenares y tal vez a algún millar de falsos conversos judíos; pero con este rigor de la inquisición y con el castigo de los obstinados, desapareció el peligro constante de la infinidad de asesinatos y tropelías a que se entregaba el pueblo católico como reacción contra los taimados conversos. En Sevilla el año 1391 el pueblo dio muerte a más de 4,000 personas; a mediados del mismo año en Navarra perecieron unos 10,000; en Valencia a inicios del S. XV, en el que el celo de san Vicente Ferrer salvó innumerables vidas. Entre 1467 y 1473 ocurrieron los levantamientos de Córdoba y Toledo con un sinnúmero de víctimas.

    2. Preservó de la falsa mística y de la brujería. Cuando en el S. XVI ya parecía haber desaparecido el peligro de los falsos conversos, apareció este otro peligro: tales personas se presentaban como inspiradas por Dios, despreciaban toda autoridad jerárquica y se creían autorizados para favorecer aun las promiscuidades más escandalosas: se tenían por impecables y consideraban que para ellos todo era lícito. Por lo que hace a la brujería, hubo cerca de 30,000 víctimas de entre verdaderas y supuestas brujas en el solo centro de Europa. En España bastaron como advertencia algunos célebres castigos, como el auto de fe de Logroño de 1610. En España las brujas no pasaron de doce con los muchos miles de condenados a muerte de Alemania y el resto de Europa.

    3. Se detuvieron los pasos al protestantismo. Los más "sonados fueron el Dr. Agustín Cazalla, Carlos de Seso, Fr. Domingo de Rojas, y Pedro Sarmiento; los Dres. Juan Egidio y Constantino Ponce de la Fuente, junto con once monjes del monasterio de San Isidoro de Sevilla. Gracias a la inquisición se mantuvo la unidad religiosa y el catolicismo íntegro contra los esfuerzos del protestantismo luterano y calvinista por penetrar en la nación. También se evitaron las interminables guerras religiosas que tanta sangre costaron a Francia y a todas las naciones de Europa

    La inquisición ante la ciencia y la santidad. Los enemigos de la inquisición española tienen a probar que la inquisición fue enemiga de la ciencia y de los sabios, incluso que puso constantemente obstáculos a los santos y hombres de virtud.

    Es contrario a la inquisición española que haya perseguido a los humanistas del S. XVI. El Card. Cisneros fue el más decidido protector junto con los reyes, de todas las empresas culturales; la fundación de la Univ. de Alcalá y la publicación de la Políglota Complutense son ejemplos claros, en que trabajaron los mejores hebraístas, helenistas y latinistas del tiempo. Los escritos de Erasmo se leían y estimaban en gran medida por parte de Luis Vives, Alfonso y Juan Valdés, Juan de Vergara, Luis Núñez Coronel, Damián de Goes. Los más decididos defensores de Erasmo fueron durante mucho tiempo los respectivos arzobispos de Toledo y Sevilla: Alonso de Fonseca y Alonso Manrique. Tras la muerte de Fonseca, se inició una intensa campaña contra Juan de Vergara y Bernardino de Tovar, que fueron hechos presos y procesados por el tribunal: de hecho sí defendían ideas colindantes con las de los alumbrados y protestantes. A la muerte de Erasmo en 1536 y del inquisidor general, Manrique en 1538, se prohibieron sus escritos
    La inquisición nunca persiguió la verdadera cultura y el humanismo sano y ortodoxo: constantemente se protegían los hombres y las obras culturales en cuanto que no afectaban la pureza de la fe. Precisamente en los SS XV-XVI, cuando la inquisición española tuvo su mayor influjo, tuvo lugar el máximo apogeo de los grandes escritores eclesiásticos, de la literatura y artes de España.

    Conviene ver algunos casos particulares:
    -Francisco Sánchez, el Brocense: se le procesó no por haber sido un gran filólogo, sino por excederse en sus frases peligrosas contra los teólogos.
    -Luis de Cadena, canciller de Alcalá: tuvo una sola denuncia, pero no huno proceso ninguno; se dirigió a París y allí se le nombró profesor en la Sorbona.
    -Antonio de Nebrija: algunos teólogos lo tenían por sospechoso a causa de sus impugnaciones de la Vulgata, pero no tuvieron efecto, al gozar de la protección de Deza y Cisneros.
    -Arias Montano, autor de la Biblia regia de Amberes: acusado por defender ideas rabínicas, pero la inquisición lo calificó favorablemente. No hubo proceso, sino que incluso se le encomendó la redacción del Índice de libros prohibidos de 1583.
    -Fray Luis de León : procesado dos veces ; en ello tuvieron que ver la envidia de algunos doctores y las exageraciones del mismo Fr. Luis en la impugnación de la Vulgata. Pese a haber sido dura y desconsiderada, la inquisición lo absolvió, por lo que pudo escribir con toda libertad.

    También se afirma que la Inquisición española persiguió a los místicos y a los santos. Pero precisamente en el período de mayor apogeo de la inquisición española se distinguieron como nunca los santos y escritores ascéticos y místicos en España. Pero es verdad que los inquisidores y los teólogos del S. XVI se dejaron llevar por un verdadero prejuicio contra la ascética y la mística, a lo que dieron ocasión los focos de alumbrados y falsos místicos. El resultado fue que a veces se persiguió la verdadera mística mas al fin reconocieron la inocencia de los verdaderos místicos y no fueron obstáculo para la santidad.

    -San Ignacio de Loyola: se le procesó tres veces en Alcalá y una vez en Salamanca porque se le tenían sospechas de alumbrado. Pero no fue la inquisición, sino el tribunal diocesano el que siguió el proceso; se debió a un exceso de prevención, pues acababan de descubrirse los focos de alumbrados en Toledo, Guadalajara y Salamanca. Suscitaban por entonces ciertas sospechas ciertas prácticas de san Ignacio al igual que determinados excesos de sus seguidores. Sin embargo, siempre fue absuelto y logró dar seguimiento a su vida penitente y apostólica.

    -Beato Juan de Ávila: después de muchas molestias inquisitoriales, logró seguir su vida de apostolado. Se puso en el Índice el "Audi, Filia" en 1559, mas no era obra de él, sino de un amigo, que a los apuntes del beato, había añadido diversas cosas por su cuenta. El tratado legítimo no estuvo nunca en el Índice.

    -Fr. Luis de Granada: en el Índice de 1559 se incluyó su obra "Tratado de la oración" debido a algunas expresiones que podían favorecer la doctrina de los alumbrados. No se dudó de la buena intención del autor. Una vez que suprimió las expresiones, el libro circuló libremente, y no perdió nunca nada de su gran prestigio.

    -Sn Fco. De Borja: se le presenta a menudo como una nueva víctima del terrorismo inquisitorial. Lo que de veras sucedió fue que en 1559 se condenó una obra que corría con su nombre, pero luego se descubrió claramente que se trataba de un volumen en el que se contenían tratados de varios autores: dos de ellos de Sn Fco. de Borja, mas no eran estos los que eran causa de la prohibición.

    -Teresa de Jesús y Juan de la Cruz: la Inquisición no les amonestó nunca. En cuanto a Sta. Teresa, la princesa de Éboli entregó la autobiografía a los inquisidores que la aprobaron sin corrección ninguna. Más aún, tanto ella como todos sus escritos gozaron siempre del mayor prestigio. Tampoco ninguno de los escritos de san Juan de la Cruz fueron nunca objeto de sospecha por parte de la Inquisición. Algunos teólogos recelaban de ellos, pero la Inquisición hizo caso omiso de tales denuncias.

    -Bartolomé de Carranza, arzobispo de Toledo: Carranza hubo de sufrir un proceso muy largo. En ello influyeron pasiones humanas, como los celos del inquisidor general Fernando de Valdés y la enemistad con su hermano de orden, Melchor Cano. Dichas vicisitudes hicieron que el proceso asumiera visos de odio y violencia; incluso intervino Felipe II. En el fondo sí había fundamento para el proceso, como se reconoció en Roma.

    Catholic.net - Mito 22: La inquisicin de los herejes fue instituida por el concilio de Verona en el ao 1184.

  6. #6
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Problematica y mitos del protestantismo contra la fe católica

    Mito 23. La venta de la Indulgencia
    Es Cristo el que acoge a cada hombre, por el ministerio de la Iglesia, para decirle, como le dijo al paralítico: “Tus pecados están perdonados, coge tu camilla y echa a andar”.

    Mito 23. La venta de la Indulgencia, vista comúnmente como la compra del perdón y como permiso para complacerse en pecado, comenzó en el año 1190 A.D. El Cristianismo, según lo enseña la Biblia, condena tal práctica, y era la protesta contra esta práctica que trajo la reforma Protestante en el décimosexto siglo.


    Refutación:


    Ante todo hay que aclarar una cosa, esta afirmación es falsa al menos para los católicos, ya que no es eso lo que la Iglesia enseña:La venta de la Indulgencia, vista comunmente como la compra del perdón y como permiso para complacerse en pecados. Quisiera saber en qué documento del magisterio se dice eso.

    Esto es lo que enseña la Iglesia Católica sobre las indulgencias:


    1471 La doctrina y la práctica de las indulgencias en la Iglesia están estrechamente ligadas a los efectos del sacramento de la Penitencia (Pablo VI, const. ap. "Indulgentiarum doctrina", normas 1-3).

    Qué son las indulgencias


    "La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos".

    "La indulgencia es parcial o plenaria según libere de la pena temporal debida por los pecados en parte o totalmente"

    "Todo fiel puede lucrar para sí mismo o aplicar por los difuntos, a manera de sufragio, las indulgencias tanto parciales como plenarias" (CIC, can. 992-994).

    Las penas del pecado


    1472 Para entender esta doctrina y esta práctica de la Iglesia es preciso recordar que el pecado tiene una doble consecuencia. El pecado grave nos priva de la comunión con Dios y por ello nos hace incapaces de la vida eterna, cuya privación se llama la "pena eterna" del pecado. Por otra parte, todo pecado, incluso venial, entraña apego desordenado a las criaturas que tienen necesidad de purificación, sea aquí abajo, sea después de la muerte, en el estado que se llama Purgatorio. Esta purificación libera de lo que se llama la "pena temporal" del pecado. Estas dos penas no deben ser concebidas como una especie de venganza, infligida por Dios desde el exterior, sino como algo que brota de la naturaleza misma del pecado. Una conversión que procede de una ferviente caridad puede llegar a la total purificación del pecador, de modo que no subsistiría ninguna pena (Cc. de Trento: DS 1712-13; 1820).

    1473 El perdón del pecado y la restauración de la comunión con Dios entrañan la remisión de las penas eternas del pecado. Pero las penas temporales del pecado permanecen. El cristiano debe esforzarse, soportando pacientemente los sufrimientos y las pruebas de toda clase y, llegado el día, enfrentándose serenamente con la muerte, por aceptar como una gracia estas penas temporales del pecado; debe aplicarse, tanto mediante las obras de misericordia y de caridad, como mediante la oración y las distintas prácticas de penitencia, a despojarse completamente del "hombre viejo" y a revestirse del "hombre nuevo" (cf. Ef 4,24).

    En la comunión de los santos


    1474 El cristiano que quiere purificarse de su pecado y santificarse con ayuda de la gracia de Dios no se encuentra sólo. "La vida de cada uno de los hijos de Dios está ligada de una manera admirable, en Cristo y por Cristo, con la vida de todos los otros hermanos cristianos, en la unidad sobrenatural del Cuerpo místico de Cristo, como en una persona mística" (Pablo VI, Const. Ap. "Indulgentiarum doctrina", 5).

    1475 En la comunión de los santos, por consiguiente, "existe entre los fieles -tanto entre quienes ya son bienaventurados como entre los que expían en el purgatorio o los que que peregrinan todavía en la tierra- un constante vínculo de amor y un abundante intercambio de todos los bienes" (Pablo VI, ibid). En este intercambio admirable, la santidad de uno aprovecha a los otros, más allá del daño que el pecado de uno pudo causar a los demás. Así, el recurso a la comunión de los santos permite al pecador contrito estar antes y más eficazmente purificado de las penas del pecado.

    1476 Estos bienes espirituales de la comunión de los santos, los llamamos también el tesoro de la Iglesia, "que no es suma de bienes, como lo son las riquezas materiales acumuladas en el transcurso de los siglos, sino que es el valor infinito e inagotable que tienen ante Dios las expiaciones y los méritos de Cristo nuestro Señor, ofrecidos para que la humanidad quedara libre del pecado y llegase a la comunión con el Padre. Sólo en Cristo, Redentor nuestro, se encuentran en abundancia las satisfacciones y los méritos de su redención (cf Hb 7,23-25; 9, 11-28)" (Pablo VI, Const. Ap. "Indulgentiarum doctrina", ibid).

    1477 "Pertenecen igualmente a este tesoro el precio verdaderamente inmenso, inconmensurable y siempre nuevo que tienen ante Dios las oraciones y las buenas obras de la Bienaventurada Virgen María y de todos los santos que se santificaron por la gracia de Cristo, siguiendo sus pasos, y realizaron una obra agradable al Padre, de manera que, trabajando en su propia salvación, cooperaron igualmente a la salvación de sus hermanos en la unidad del Cuerpo místico" (Pablo VI, ibid).

    Obtener la indulgencia de Dios por medio de la Iglesia


    1478 Las indulgencias se obtienen por la Iglesia que, en virtud del poder de atar y desatar que le fue concedido por Cristo Jesús, interviene en favor de un cristiano y le abre el tesoro de los méritos de Cristo y de los santos para obtener del Padre de la misericordia la remisión de las penas temporales debidas por sus pecados. Por eso la Iglesia no quiere solamente acudir en ayuda de este cristiano, sino también impulsarlo a hacer a obras de piedad, de penitencia y de caridad (cf Pablo VI, ibid. 8; Cc. de Trento: DS 1835).

    1479 Puesto que los fieles difuntos en vía de purificación son también miembros de la misma comunión de los santos, podemos ayudarles, entre otras formas, obteniendo para ellos indulgencias, de manera que se vean libres de las penas temporales debidas por sus pecados.

    Así es que, por lo tanto el cristianismo no condena tal práctica. Otra cosa es que a Lutero no le convenciera que la Iglesia lo hiciera.

    De hecho se sabe de Lutero que se veía siempre angustiado interiormente por el pensamiento del juicio severo de Dios y del peligro de no salvarse, al verse tan arrastrado por las propias pasiones. Tras iniciar sus clases de Biblia en Erfurt lee un día el pasaje de Rm 1,17, en que san Pablo habla de la justificación del hombre por la fe. Llegó a la conclusión de que el hombre esta del todo corrompido y se salva porque se aplican e imputan los méritos de Cristo, pero de modo externo y no interno.

    De ahí que, a su decir, las obras no sólo no sean necesarias sino que carezcan de valor alguno. En 1515 León X promulgó una bula para recabar fondos para la construcción de la basílica de San Pedro en Roma (León X realizaba una clara distinción entre la remisión del pecado y la remisión de la pena temporal, de suerte que se consideraba la indulgencia aplicada a las almas del purgatorio al modo de una intercesión y no de un derecho automático). Se trataba de una práctica antigua que consistía en la entrega de una limosna, a la que había de preceder la confesión y comunión, así como el estar en las disposiciones adecuadas, con lo que se obtenía la indulgencia. Sin negarse la existencia de abusos, el pueblo recibía con agrado dicho sistema. De hecho, ciertos predicadores establecían una relación automática entre la ofrenda y la redención de las almas del purgatorio. Pero el abuso no niega nunca la realidad del principio, pues la Iglesia, es ministro de la redención, de suerte que dispensa y aplica el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos, ya que goza de la autoridad que Cristo le ha conferido.

    Entre el verano de 1516 y todo el año de 1517, el dominico J. Tetzel se puso a predicar con mucho éxito la bula de León X. Para Lutero esto significaba la guerra, la total corrupción del Evangelio, de modo que decidió fijar en 1517 sus 95 tesis sobre la puerta de la universidad de Witenberg. En ellas criticaba la doctrina y práctica cristiana de las indulgencias, de las promesas y votos, de los ayunos y peregrinaciones; negaba el poder de la Iglesia de perdonar los pecados (tesis 6 y 38), la existencia del purgatorio (tesis 8,10 y 13); también fustigaba con particular severidad la figura del Papa (tesis 86). Por lo tanto, en vez de limitarse a los abusos que se cometieran en tales prácticas, Lutero fue más lejos, negando el principio mismo de la indulgencia. Es como negar la autoridad de la Escritura, por el hecho de que algunas sectas realicen traducciones que no respeten el texto original, sino que lo acomoden a sus doctrinas erróneas.

    ¿La práctica de las indulgencias comenzó, como dice el enunciado, el año 1190 d.C.? Entonces era Papa Clemente III (1187-1191). En los manuales de historia se dice que una vez que Clemente III se estableció en Roma instauró un régimen administrativo severo, y puso al frente de ello a Cencio Savelli (futuro Honorio III). Entonces se preparaba también la tercera cruzada (1189-1191): su organización y guía eran competencia de los príncipes seculares; y Clemente también colaboró mucho con su promoción, de suerte que envió legados a toda Europa para promover la armonía para la difícil situación de la cristiandad. Estos aciertos lograron que el papado fuera centro de unificación y colaboración. Otra ventaja que trajo consigo la centralización realizada por Clemente III fue la integración e unificación de la legislación canónica por medio de decretales: precisamente a Clemente III se reconoce la actividad en situaciones como cuestiones matrimoniales, medidas en contra de la simonía, abuso en la concesión de prebendas, crímenes cometidos por clérigos con menoscabo de los laicos, así como fórmulas de juramento. El año 1188-1191 Clemente III pidió que se realizara una investigación seria y concienzuda sobre los escritos de Joaquín de Fiore y de Radulfus Niger. Fue incansable asimismo en la pacificación entre Pisa y Génova, Parma y Piacenza; logró que Venecia e Hungría depusieran las armas, así como Sicilia y Bizancio; Felipe Augusto de Francia y Enrique II de Inglaterra dejaron de pelear entre sí, se reconciliaron y prometieron ir a Palestina; se les uniría Federico Barbarroja. Contra ellos el curdo Saladino, por otro lado, predicará la guerra santa o contracruzada.

    Pero eso de que que en estas fechas inician las indulgencias no es verdad.
    De hecho, durante mucho tiempo el término consistía en una expresión técnica para designar la remisión de las penas canónicas. A partir del S. VIII se comienza a sustituir el término remisón (en latín remissio) por redencitón (en latín redemptio), de suerte que el término se hace clásico en el tiempo de las Decretales (De poenis et remissionibus 1.V, 38 véase en particular el c. 4, decretal de 1172 en que Alejandro III habla de remissiones que son la remisión de las penas temporales por haber cometido determinados pecados y que atañen a la jurisdicción eclesiástica). Para 1215 el término indulgencia (indulgentia en latín) se hace de uso corriente como se tiene hoy día.


    Se han de distinguir dos épocas principales en la historia de las indulgencias: desde los inicios hasta el S. XI; y desde el S. XI hasta la fecha.

    En los primeros siglos del cristianismo, se obraba en tres fases: primero, la indulgencia consistía en la reconciliación anticipada de los penitentes públicos (cuando se cometían pecados de adulterio, homicidio, idolatría; y se realizaba con obras expiatorias que duraban mucho tiempo aun hasta el final de la vida, en estos casos se encuentran los testimonios más claros de las remisiones oficiales de la pena debida al pecado; tomando en cuenta las disposiciones de los penitentes, los obispos podían anticipar la reconciliación del penitente; pero es de notar también que para el S. finales del S. II e inicios III se hace referencia explícita a los méritos adquiridos por los mártires de los cuales la Iglesia podía hacer que el pueblo cristiano se beneficiara en su conjunto (testimoniado por Eusebio HE 1. VI LXII No. 2, y que se percibe en el Tertuliano católico, cf De Pudicitia XXII) las redenciones individuales (a partir del S. V comienza un período en que se desarrollan los elementos penitenciales privados introducidos por los misioneros celtas), y las remisiones generales de fines del S. XI (válidas para todos los fieles, aplicados por el sacerdote, el cual interviene en los diversos casos para determinar las condiciones de la remisión de la pena según sea cada caso).


    Catholic.net - Mito 23. La venta de la Indulgencia

  7. #7
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Problematica y mitos del protestantismo contra la fe católica

    Mito 24: El dogma de la Transubstanciación fue decretado por el Papa Inocencio III, en el año 1215 A.D.
    Nos enseña la santa fe católica que Nuestro Señor Jesucristo está verdadera, real y sustancialmente presente, en el Santísimo Sacramento del altar.
    Mito 24: El dogma de la Transubstanciación fue decretado por el Papa Inocencio III, en el año 1215 A.D.


    En esta doctrina el sacerdote finge realizar un milagro diario cambiando una hostia en el cuerpo de Cristo, y entonces él finge comerlo vivo en la presencia de la gente durante misa. La Biblia condena tales absurdidades; La participación de la Santa Cena es un recordatorio del sacrificio de Cristo. La presencia espiritual de Cristo se implica en la Santa Cena. (Lucas 22:19-20; Juan 6:35; I Cor 11:26)

    Refutación y Argumentos Católicos

    Lo primero que quisiera saber es de cuál documento de la Iglesia católica ha obtenido el autor del mito siguiente para lo que se ha escrito aquí acerca de la transustanciación: "En esta doctrina el sacerdote finge realizar un milagro diario cambiando una hostia en el cuerpo de Cristo, y entonces él finge comerlo vivo en la presencia de la gente durante misa". Repito, que el autor de este escrito nos cite en qué parte del magisterio se ha enseñado esto. De lo contrario, se confirmaría que estamos ante un mito protestante más.

    Por otro lado, el enunciado que dice lo siguiente, no es bíblico: "La Biblia condena tales absurdidades; La participación de la Santa Cena es un recordatorio del sacrificio de Cristo. La presencia espiritual de Cristo se implica en la Santa Cena. (Lucas 22:19-20; Juan 6:35; I Cor 11:26)". Primero, porque la expresión "santa cena" como recordatorio del sacrificio de Cristo no está en la Biblia. Segundo la Eucaristía no es presencia espiritual de Cristo solamente, sino que Cristo está presente en la hostia consagrada real y verdaderamente, cuerpo, alma y divinidad. Lo único en lo hay razón es que este mito protestante es absurdo.
    En las citas bíblicas que se han colocado no se habla de la santa cena protestante como recordatorio del sacrificio de Cristo. De lo contrario, ¿cómo explica el protestantismo que Cristo pudo celebrar un recordatorio de su sacrificio si aún no había tenido lugar dicho sacrificio? Un recordatorio de algo futuro ¿qué recordatorio es?


    Pasemos a las citas:



    Lc 22,19-20: "Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama".

    Jn 6,35: "Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás".

    1Cor 11,26: "Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga".

    Que el lector mismo constate si se habla ahí de la cena protestante como un recordatorio del sacrificio de Cristo. Por otro lado, en Jn 6,11 y 6,23 aparece el verbo "eucharistein" (también en Mt 26,27; Mc 14,23; Lc 22,19; 1Cor 11,24. ¿A qué se acerca más el término: a la "Eucaristía" católica o a la así llamada "santa cena" protesante?


    Esto es lo que enseña la Iglesia católica sobre la transustanciación (cito el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica):


    1376 El Concilio de Trento resume la fe católica cuando afirma: "Porque Cristo, nuestro Redentor, dijo que lo que ofrecía bajo la especie de pan era verdaderamente su Cuerpo, se ha mantenido siempre en la Iglesia esta convicción, que declara de nuevo el Santo Concilio: por la consagración del pan y del vino se opera el cambio de toda la substancia del pan en la substancia del Cuerpo de Cristo nuestro Señor y de toda la substancia del vino en la substancia de su sangre; la Iglesia católica ha llamado justa y apropiadamente a este cambio transubstanciación" (DS 1642).

    1412 Los signos esenciales del sacramento eucarístico son pan de trigo y vino de vid, sobre los cuales es invocada la bendición del Espíritu Santo y el presbítero pronuncia las palabras de la consagración dichas por Jesús en la última cena: "Esto es mi Cuerpo entregado por vosotros...Este es el cáliz de mi Sangre..."

    1413 Por la consagración se realiza la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y substancial, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad (cf Cc. de Trento: DS 1640; 1651).



    Ahora pasemos a la explicación de lo que es la "transubstanciación con las debidas acotaciones históricas".


    Inocencio III fue Papa de 1198 a 1216. Fue autor, antes de ocupar el solio, de diversos ensayos de carácter místico como "Las miserias de la condición humana y los misterios de la Eucaristía". Se los considera eruditos pero carentes de originalidad. Durante su mandato tuvo lugar el IV concilio de Letrán, en noviembre de 1215. Entre sus 70 decretos se ofrece una definición de la Eucaristía en que aparece la expresión no transustanciación ("transubstantiatio"), sino el verbo "transsubstantis"; pero ello no significa que sólo a partir de entonces se creyera en la presencia real de Cristo en la Eucaristía permaneciendo las apariencias del pan y del vino. Este concilio es testimonio de cómo la Iglesia ha ido creciendo en su comprensión de la doctrina eucarística, y no es ninguna invención, sino fruto del esfuerzo por entender mejor qué es lo que ocurre en la consagración. Ciertos cátaros sostenían que Cristo cambió el pan en su cuerpo, pero que sólo lo hizo él, mientras que otros dicen que la Eucaristía no es nad

    Este concilio no se comprendería sin las controversias que le preceden.
    A raíz de la herejía de Berengario de Tours tiene lugar un estudio más profundo sobre el misterio eucarístico [a partir de 1059 se aprecia en Berengario la tendencia a negar la presencia del cuerpo de Cristo en la Eucaristía, de suerte que parece defender una presencia más bien figurativa (F. Vernet Bérenger de Tours DTC 2,729; la obra de Berengario se llama "De sacra coena", cf 100, 248)]. Fulberto de Chartres fue de hecho el que primero utilizó la expresión "mutare in corpus substantiam", así como se aprecia algo similar en las obras de Lanfranco y Guitmundo de Aversa: Lanfranco ya habla de un cambio sustancial: "las sustancias terrenas se convierten en la esencia del cuerpo de Cristo, mientras que permanece la forma exterior, las especies: de hecho nos introduce en la terminología "substantia"/"species" [Lanfranco, De corpore et sanguine... PL 150, 430; ]. Guitmundo de Aversa habla también de "substantialiter transmutari" y distingue claramente entre la sustancia que cambia y los accidentes que permanecen

    Según la narración de los sinópticos y de Pablo, Jesús tomó el pan y el vino y, se los distribuyó a los suyos. Les dijo: «Esto es mi cuerpo... éste es el cáliz de mi sangre».
    Para que estas expresiones sean verdaderas, hay que admitir que el pan ya no es simplemente pan y que el vino ya no es simplemente vino.

    Algunas citas de los santos Padres nos harán comprender que la Iglesia de los orígenes creía en la presencia real de Cristo en la Eucaristía y que no es ninguna invención lo que la Iglesia enseña, sino que lo ha hecho siempre.
    Ignacio de Antioquía escribe contra los que no creen que Cristo haya asumido la carne humana, por ello es que niegan asimismo la Eucaristía, pues no confiesan que la Eucaristía es la carne de nuestro salvador Jesucristo, la misma que padeció por nuestros pecados, la que por su benignidad resucitó el Padre. "Los que contradicen el don de Dios, litigando, mueren. Más les convendría amar para que resucitaran" (Ad Smirniotas c.7, No. 1 PG 5,731).

    Justino hablando de la Eucaristía dice: "Este alimento se llama entre nostros ´Eucaristía´, del cual a ningún otro es lícito participar, sino al que cree que nuestra doctrina es verdadera, ya que ha sido purificado por el bautismo para el perdón de los pecados y para la regeneración; y que vive como Cristo enseñó. Estas cosas no las tomamos como pan ordinario ni como bebida ordinaria, sino que así como por el Verbo de Dios, que se encarnó, tomó carne y sangre para nuestra salvación, así también se nos ha enseñado que el alimento eucaristizado mediante la palabra de oración que procede de él (alimento con el que nuestra carne y nuestra sangre se nutren con arreglo a nuestra transformación) es la carne y la sangre de aquel Jesús que se encarnó" (Apología 1,65,ss).

    Ireneo dice: ¿Cómo, pues, les constará que este pan en el que han sido dadas las gracias, es el cuerpo del Señor y el cáliz de su sangre, si no dicen que él es el Hijo del hacedor del mundo, su Verbo, por el que el leño fructifica y las fuentes manan, y la tierra da primero tallo y despues espiga y finalmente trigo pleno en la espiga? (Adv. Haer 4,18; PG 7,1027). También contra los herejes se pregunta cómo ellos no admiten la resurrección de la carnes, siendo que en la Eucaristía nos alimentamos de la carne resucitada de Cristo (Adv. Haer 4,18; PG 7,1027).

    Hay muchos testimonios más, que no es el caso reproducir: Tertuliano, Cipriano, Clemente de Alejandría, Orígenes, Atanasio, Cirilo de Jerusalén, Gregorio de Nisa, Juan Crisóstomo, Teodoro de Mopsuestia, Cirilo de Alejandría, Teodoreto de Ciro, Juan de Damasco, Ambrosio. Ponemos a continuación la sola enseñanza de san Agustín:
    Dice san Agustín: "Lo que veis, queridos hermanos, en la mesa del Señor es pan y vino, pero este pan y este vino, al añadírseles la palabra, se convierten en cuerpo y sangre de Cristo. Si quitas la palabra, es pan y vino; añades la palabra, y ya son otra cosa. Y esta otra cosa es el cuerpo y la sangre de Cristo. Quita la palabra, y es pan y vino; añade la palabra, y se hace sacramento. A todo esto decís: ¡Amén! Decir amén es suscribirlo. Amén significa que es es verdadero" (Sermón 6,3).

    Pero es que también la liturgia antigua es testimonio de la presencia real de Cristo en la Eucaristía: las plegarias antiguas, las liturgias alejandrinas, antioquenas, antioquenoconstantinopolitanas

    Pues bien, concluyendo, cabe decir que se rinde a la eucaristía el culto de adoración, ya que el Señor sigue estando presente desde la consagración hasta que dejan de perdurar las especies, aun después que haya acabado la misa, y se reserva la eucaristía.


    Catholic.net - Mito 24: El dogma de la Transubstanciacin fue decretado por el Papa Inocencio III, en el ao 1215 A

  8. #8
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Problematica y mitos del protestantismo contra la fe católica

    Mito 25: La confesión de pecados al sacerdote una vez al año fue instituida por el Papa Inocencio II «Hay que decir con firmeza y convicción que el sacramento de la Penitencia es la vía ordinaria para alcanzar el perdón y la remisión de los pecados graves cometidos después del Bautismo» (Juna Pablo II)

    Mito 25: La confesión de pecados al sacerdote una vez al año fue instituida por el Papa Inocencio II, en el concilio de Laterán, en el año 1215 A.D. La Biblia nos ordena a que confesemos nuestros pecados directamente a Dios (Salmo 51:1-10; Lucas 7:48; 15:21; Juan 1:8-9).

    Refutación y Argumentos Católicos

    Cualquiera que conozca un poco la historia eclesiástica sabe muy bien que el IV Concilio de Letrán, celebrado en 1215 lo que hizo fue señalar el tiempo dentro del cual debían los fieles cumplir con el precepto divino de la confesión, es decir: "al menos una vez al año", a fin de estimular a los cristianos perezosos a servirse de este medio de salvación, instituido por Jesucristo.

    Como se ve, en ese Concilio no se estableció la Confesión, al contrario, demuestra que ésta ya existía antes.

    La Didaché (año 98-120) dice: "El día domingo, al reunirnos, fraccionad el pan y dad gracias, después que hayáis confesado vuestros delitos, para que sea puro vuestro sacrificio" (Didaché, Nº 14).

    San Ireneo, en el siglo II, refiere que algunas mujeres que habían sido seducidas por el hereje Marco, al convertirse, confesaron sus pecados e hicieron penitencia pública (Adversus Haereses, Libro 5, capítulo 13)

    Y una prueba más, que destruye el mito:

    Las iglesias cismáticas orientales, que no aceptan la autoridad papal, entre sus sacramentos, tienen la Confesión, la cual consideran instituida por el mismo Cristo. Si la Iglesia Católica hubiera inventado la Confesión, ¿No habrían protestado los Orientales? ¿No lo hicieron cuando Occidente añadió el "Filioque"? Sin embargo, tal reclamo no ocurrió, por que la Confesión fue instituida por el mismo Cristo.

    Por otro lado, en la historia de la Iglesia sí tenía lugar la confesión privada de los propios pecados; sólo que la Iglesia ha ejercido el poder de perdonar los pecados de modos diversos:

    La penitencia antigua: desde los orígenes hasta el S. VI: el cristiano que ha pecado gravemente después del bautismo conserva la posibilidad de hacer penitencia "pública", a fin de obtener el perdón (impureza como adulterio y fornicación, homicidio, aborto, apostasía, idolatría, magia, hurto, embriaguez); los pecados veniales se pueden perdonar con oraciones y buenas obras. La Iglesia siempre ha concedido el perdón y combatido a los herejes como Montano y Novaciano que negaban el perdón en los casos de homicidio, adulterio y apostasía. No hay pecados irremisibles (a menos que se trate del rechazo de la gracia, obstinación en el mal).

    El pecador contrito se solía inscribir en la lista de los penitentes; es separado de la comunión con la Iglesia y excluido de la participación en la Eucaristía. Hace su confesión secreta al obispo que le impone algunos actos de penitencia que ha de cumplir en público. Su duración depende de la gravedad y cantidad de los pecados cometidos y confesados (dos, cinco, hasta diez años incluso). Esta penitencia pública no podía repetirse. Los que reincidían no eran abandonados por la Iglesia: cuando estaban a punto de morir la Iglesia les concedía la absolución privada y el viático. Pero el pecador después de la reconciliación no podía casarse o volverse a casar, etc.

    La penitencia tarifada, desde el S. VII hasta el S. XII. Tiene origen en los monasterios de Irlanda, Inglaterra y Escocia hacia fines del S. VI. Para cada pecado se establece una penitencia bien determinada, como mortificaciones corporales, veladas prolongadas, oraciones sobre todo de salmos, ayunos, limosnas, peregrinaciones, etc.

    La penitencia actual a partir del S. XII. Dios ha dicho en el Antiguo Testamento: "Tendré misericordia de quien tendré misericordia y me apidará de quien me apiadaré" (Ex 33,19). Por lo tanto, el perdón de los pecados ha de venir de Dios y no de lo que subjetivamente yo me perdone (cae con ello el sofisma de que "yo me entiendo personalmente con Dios. Él me perdona y basta").

    En la primera carta de Juan se nos enseña que el pecado se perdona confesándolo: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1Jn 1,9). Esto, a la luz de la cita de Ex 33,19, nos lleva a preguntarnos de qué modo hemos de obtender el perdón de los pecados: el Éxodo nos dice que ha de ser objetivo, la primera carta de Juan nos enseña que ha de ser por la confesión.

    Al final del Evangelio de Juan tenemos la respuesta: "Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos" (Jn 20,22-23).

    Por confesión sacramental no se ha de entender un coloquio tenido con alguien, como psicólogo, o amigo, o incluso sacerdote, a quienes se les desea abrir la propia intimidad aun revelándoles las faltas graves, sino el verdadero hecho de acusarse de los propios pecados, realizado al sacerdote confesor con la intención de recibir la absolución sacramental de parte de él, a fin de obtener el perdón de Dios. Es, pues, un sacramento: "signo eficaz de la gracia". Se lo puede llamar también sacramento de la conversión, sacramento de la penitencia, sacramento de la confesión, sacramento del perdón, sacramento de la reconciliación.

    Las condiciones indispensables que se requieren para obtener la remisión de los pecados cometidos después del bautismo, son: arrepentimiento de los pecados, firme propósito de evitarlos en el futuro, el debido acto de acusarse ante el sacerdote confesor y la aceptación de la penitencia que él impone junto con la absolución sacramental.

    Se compone de tres elementos

    La materia (se les llama "cuasi materia" ya que falta una especie de "sustancia corpórea"): está constituida por los actos del penitente: dolor, propósito, confesiónd e los pecados y aceptación de la penitencia.
    La forma esencial del sacramento se tiene en las palabras de la absolución sacramental: "Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".

    El ministro es el sacerdote confesor que absuelve a nombre de Cristo y de la Iglesia, y dotato de la debida jurisdicción como prescribe el Derecho Canónico (969, 967).

    La gracia

    El efecto principal de la confesión sacramental es la reconciliación del pecador con Dios, que concede la remisión de los pecador mediante la efusión de la gracia santificante: ésta es restituida o, si no se había perdido por el pecado mortal, se aumenta. Con la culpa se remite o perdona también la pena eterna, mientras que las penas temporales no se perdondan siempre del todo. Con la gracia santificante, restituida o aumentada, se concede asimismo la gracia sacramental, que nos ayuda a producir verdaderos frutos de penitencia y a evitar otros pecados futuros, y la recuperación -reviviscencia- de los méritos perdidos con el pecado mortal. Como efecto secundario, la confesión produce gran paz y serenidad en la conciencia, así como consuelo espiritual.

    Institución por parte de Cristo. La confesión sacramental fue instituida por Cristo como Hijo de Dios, Redentor de todos los hombres. El Verbo eterno del Padre asumió la naturaleza humana para redimir y salvar al género humano. Desde el primer momento de su concepción en el seno de María Santísima hasta el último respiro sobre el Calvario, Cristo se ofreció al Padre para expiar los pecados de todos los hombres, pasados, presentes y futuros. Esta obra que Cristo ha realizado se hace eficaz sólo cuando a ella se une la cooperación de cada alma con el arrepentimiento y la conversión. Todas las gracias que Cristo adquirió durante su vida terrena son distrubuidas a cada hombre según las disposiciones de cada uno por medio del miniesterio de la Iglesia, por medio la acción de los apóstoles y de los sacerdotes por medio de la predicación de la palabra de Dios y la administración de los sacramentos, sobre todo del bautismo y de la penitencia.

    La Iglesia y el poder de perdonar los pecados. En Mc 2,7 encontramos el gran interrogante en labios de los escribas: "¿Por qué habla éste así? Dice blasfemias . ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?" Ahora bien, dado que Cristo es Hijo de Dios, con todo derecho puede decir de sí mismo: "El Hijo del hombre tiene poder sobre la tierra para perdonar los pecados" (Mc 2,10). Jesús ejerce dicho poder: "Hijo tus pecados te son perdonados" (Mc 2,5). Pero no sólo, sino que lo confiere a Pedro y a los apóstoles (Mt 16,18-19; 18,18), y lo confirma (Jn 20,21-23).

    El perdón de los pecados realizado pro la Iglesia por medio de sus sacerdotes es igual al de Cristo -no es un simple encubrimiento de la culpa o una mera condonación de la pena- sino un perdón real del pecado (C. de Trento sesión XIV; DS 1668, 1703).

    La Iglesia siempre ha tenido conciencia de poder perdonar los pecados cometidos después del bautismo, aunque en los primeros siglos se ejerció este poder con cierta severidad. Este poder de la Iglesia es verdadero: con la absolución de la Iglesia los pecados son perdonados real y verdaderamente ante Dios. Es un poder universal, ya que se extiende a todos los pecados sin excepción, con las debidas disposiciones del penitente. Se ejerce de modo judicial: dicho ejercicio de perdonar los pecados es un acto judicial (la autoridad está compuesta por el confesor; el conocimiento de la causa consiste en la manifestación de los pecados en la confesión; la sentencia es la absolución). El juicio se tienen en el remitir o retener los pecados: su aplicación no puede ser arbitraria, sino que ha de conformarse a la norma objetiva de la ley de Dios y a las disposiciones del penitente.

    Los actos que se requieren para hacer una buena confesión son cinco

    Examen de conciencia: se ha de pensar en las faltas comeditas (pensamientos, palabras y obras), sobre todo los mortales a partir de la última confesión bien hecha. Se puede examinar la propia vida a la luz de los diez mandamientos, el mandamiento del amor al prójimo, los preceptos de la Iglesia, los pecados capitales, y los deberes del propio estado (familia, profesión, etc.).

    Dolor de los pecados cometidos: tras realizarse el examen de conciencia se ha de pedir a Dios a gracia de tener un vivo y profundo dolor de todos los pecados cometidos, sobre todo de los mortales que han ofendido a Dios. El dolor es la detestación del pecado cometido con el propósito de no volver a pecar.
    El dolor puede ser perfecto o contrición: es el dolor de los propios pecados cometidos por constituir una ofensa a Dios. Este dolor, unido a la voluntad de ir a confesarse cuanto antes en la primera ocasión justifica al pecador: le concede la gracia santificante y si muere, se salva aun antes de que se realice realmente la confesión sacramental. Pero tiene la obligación de manifestar al sacerdote confesor los pecados mortales cometidos (Lc 7,47)
    El dolor puede ser imperfecto o atrición : el dolor que se tiene es debido a los castigos eternos o temporales; es suficiente para el perdón de los pecados en el sacrmento de la penitencia.

    Propósito de no cometerlos más: ha de ser firme, eficaz y universal (que abarque a todos los pecados cometidos, sobre todo los mortales).

    Confesión de los pecados
    Satisfacción: penitencia impuesta por el confesor al penitente para expiar las penas temporales que han quedado después de la remisión de las culpas y de la pena eterna merecida por quien ha cometido pecados mortales.

    Es la voluntad de aceptar y de cumplir la satisfacción o penitencia está implicada en la confesión (pero si no se puede realizar por olvido, etc..., el sacramento no deja de ser válido).

    Catholic.net - Mito 25: La confesin de pecados al sacerdote una vez al ao fue instituida por el Papa Inocencio II

  9. #9
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Problematica y mitos del protestantismo contra la fe católica

    Mito 26: La adoración a la Hostia y la idolatría

    Mito 26: La adoración a la hostia, fue decretada por el Papa Honorio en el año en 1220 A.D. La iglesia Romana adora a un dios hecho por manos humanas. Esto es idolatría y absolutamente contrario al Espíritu del Evangelio. (Juan 4:24)

    Refutación y Argumentos Católicos

    Una vez más se percibe retorcimiento en la expresión del mito: se da a entender que la Eucaristía se adora a partir de 1220, y que por lo tanto, antes la Iglesia no creía que Cristo estuviera realmente presente en ella. De ahí a la siguiente falsedad, hay sólo un paso: "la Iglesia católica adora a un Dios hecho por manos humanas". No es verdad tampoco esto. La Iglesia católica rinde un culto de adoración al Smo. Sacramento porque es verdaderamente Cristo quien está presente en ella, en su cuerpo, alma y divinidad. Es Dios quien por las palabras de la consagración decide de modo misterioso, sacramental y real quedarse siempre en medio de nosotros hasta el fin del mundo.

    No está por demás volver a poner tres testimonios elocuentes de la Iglesia antigua sobre la presencia real de Cristo en la Eucaristía:

    Ignacio de Antioquía escribe contra los que no creen que Cristo haya asumido la carne humana, por ello es que niegan asimismo la Eucaristía, pues no confiesan que la Eucaristía es la carne de nuestro salvador Jesucristo, la misma que padeció por nuestros pecados, la que por su benignidad resucitó el Padre. "Los que contradicen el donde Dios litigando, mueren. Más les convendría amar para que resucitaran" (Ad Smirniotas c.7, No. 1 PG 5,731).

    Justino hablando de la Eucaristía dice: "Este alimento se llama entre nostros ´Eucaristía, del cual a ningún otro es lícito participar, sino al que cree que nuestra doctrina es verdadera, ya que ha sido purificado por el bautismo para el perdón de los pecados y para la regeneración; y que vive como Cristo enseñó. Estas cosas nos las tomamos como pan ordinario ni como bebida ordinaria, sino que así como por el Verbo de Dios, que se encarnó, tomó carne y sangre para nuestra salvación, así también se nos ha enseñado que el alimento eucaristizado mediante la palabra de oración que procede de él (alimento con el que nuestra carne y nuestra sangre se nutren con arreglo a nuestra transformación) es la carne y la sangre de aquel Jesús que se encarnó" (Apología 1,65,ss).

    Ireneo dice: ¿Cómo, pues, les constará que este pan en el que han sido dadas las gracias, es el cuerpo del Señor y el cáliz de su sangre, si no dicen que él es el Hijo del hacedor del mundo, su Verbo, por el que el leño fructifica y las fuentes manan, y la tierra da primero tallo y despues espiga y finalmente trigo pleno en la espiga? (Adv. Haer 4,18; PG 7,1027). También contra los herejes se pregunta cómo ellos no admiten la resurrección de la carne, siendo que en la Eucaristía nos alimentamos de la carne resucitada de Cristo (Adv. Haer 4,18; PG 7,1027).


    En Juan 4,24 no se dice que la adoración a la Eucaristía sea idolatría. Se trata del diálogo de Cristo con la mujer de Samaría que previamente ha hablado de la disputa que había entre judíos y samaritanos sobre el lugar donde había que rendírsele culto a Dios. Jesús le responde: "Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
    Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren" (Jn 4,21-24). Ahora bien, se habla de adoración a Dios en Espíritu y el sacramento se compone de una parte espiritual y una material. La dimensión espiritual está en la presencia real de Cristo a partir del momendo de la consagración; el aspecto material son los accidentes de pan y vino. Así que con la adoración eucarística la Iglesia sigue a Cristo y no se opone a sus palabras: por el aspecto espiritual, la Iglesia enseña que es el mismo Dios quien está presente en el sacramento, y la Iglesia además nos dice que está verdadera y realmente presente. Si esto no es seguir la enseñanza de Cristo, ¿cómo demuestra el protestantismo que sin tener la sucesión apostólica se pueda adorar la Eucaristía en espíritu y verdad, siendo que para ellos consiste en un mero recuerdo de la cena del Señor? Esto sí sería idolatría.

    Veamos ahora qué es lo que enseña la Iglesia católica sobre el culto reservado a la Eucaristía:


    1378 El culto de la Eucaristía. En la liturgia de la misa expresamos nuestra fe en la presencia real de Cristo bajo las especies de pan y de vino, entre otras maneras, arrodillándonos o inclinándonos profundamente en señal de adoración al Señor. "La Iglesia católica ha dado y continua dando este culto de adoración que se debe al sacramento de la Eucaristía no solamente durante la misa, sino también fuera de su celebración: conservando con el mayor cuidado las hostias consagradas, presentándolas a los fieles para que las veneren con solemnidad, llevándolas en procesión" (MF 56).

    1379 El Sagrario (tabernáculo) estaba primeramente destinado a guardar dignamente la Eucaristía para que pudiera ser llevada a los enfermos y ausentes fuera de la misa. Por la profundización de la fe en la presencia real de Cristo en su Eucaristía, la Iglesia tomó conciencia del sentido de la adoración silenciosa del Señor presente bajo las especies eucarísticas. Por eso, el sagrario debe estar colocado en un lugar particularmente digno de la iglesia; debe estar construido de tal forma que subraye y manifieste la verdad de la presencia real de Cristo en el santo sacramento.

    1380 Es grandemente admirable que Cristo haya querido hacerse presente en su Iglesia de esta singular manera. Puesto que Cristo iba a dejar a los suyos bajo su forma visible, quiso darnos su presencia sacramental; puesto que iba a ofrecerse en la cruz por muestra salvación, quiso que tuviéramos el memorial del amor con que nos había amado "hasta el fin" (Jn 13,1), hasta el don de su vida. En efecto, en su presencia eucarística permanece misteriosamente en medio de nosotros como quien nos amó y se entregó por nosotros (cf Ga 2,20), y se queda bajo los signos que expresan y comunican este amor:

    La Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad del culto eucarístico. Jesús nos espera en este sacramento del amor. No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración, en la contemplación llena de fe y abierta a reparar las faltas graves y delitos del mundo. No cese nunca nuestra adoración. (Juan Pablo II, lit. Dominicae Cenae, 3).

    1381 "La presencia del verdadero Cuerpo de Cristo y de la verdadera Sangre de Cristo en este sacramento, `no se conoce por los sentidos, dice S. Tomás, sino solo por la fe , la cual se apoya en la autoridad de Dios´. Por ello, comentando el texto de S. Lucas 22,19: `Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros´, S. Cirilo declara: `No te preguntes si esto es verdad, sino acoge más bien con fe las palabras del Señor, porque él, que es la Verdad, no miente" (S. Tomás de Aquino, s.th. 3,75,1, citado por Pablo VI, MF 18):

    Adoro te devote, latens Deitas,
    Quae sub his figuris vere latitas:
    Tibi se cor meum totum subjicit,
    Quia te contemplans totum deficit.
    Visus, gustus, tactus in te fallitur,
    Sed auditu solo tuto creditur:
    Credo quidquod dixit Dei Filius:
    Nil hoc Veritatis verbo verius.

    (Adórote devotamente, oculta Deidad,
    que bajo estas sagradas especies te ocultas verdaderamente:
    A ti mi corazón totalmente se somete,
    pues al contemplarte, se siente desfallecer por completo.
    La vista, el tacto, el gusto, son aquí falaces;
    sólo con el oído se llega a tener fe segura.
    Creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios,
    nada más verdadero que esta palabra de Verdad.)


    Ahora pasemos al Papa Honorio y a la fecha de 1220:


    Se trata del Papa Honorio III (1216-1227). Se llamaba Cencio Savelli, un piadosísimo anciano, que había repartido sus bienes entre los pobres, fue un distinguido como buen administrador de los bienes de la Iglesia con la redacción de su "liber censuum". Se interesó por fomentar la V cruzada, que desgraciadamente no tuvo el éxito esperado. Fue árbitro entre Felipe II de Francia y Jaime I de Aragón; logró que Francia no invadiera Inglaterra. Ayudó para que Enrique III se ciñera la corona inglesa pese a ser menor de edad. Otros hechos relevantes del Papa Honorio III fueron la aprobación de los dominicos en 1216 y la confirmación de la orden para el año siguiente; la coronación en 1217 de Pedro de Courtnay, emperador latino de Constantinopla; el apoyo prestado a las misiones en los países bálticos, el respaldo de una cruzada contra los moros en España (1218); exhortó a Luis VIII de Francia a intensificar la lucha contra los albigeneses, etc. Glorias dignas de este pontífice fueron la aprobación de las reglas.

    Los datos históricos que consulté afirman que con Honorio se abre una nueva fase en la historia de las colecciones canónicas, como la "Compilatio Quinta" que había iniciado Tancredi y que concluyó en febrero-mayo de 1226, que consistió en la primera recopilación de decretales que se realizó por petición expresa de un Papa, y confirmó el carácter de una "carta universitaria por excelencia". Esta compilación fue dirigida a los estudios de Boloña y París. En 1219 Honorio publicó su célebre bula "Super speculam" con que el Papa reforzaba los estudios de teología en París; en ella se confirman las resoluciones del concilio de Tours (1163).

    Inocencio III decretó la adoración de la Hostia en 1220 no lo he encontrado en los diversos manuales de historia que he consultado.
    Más bien, ¿cómo se explica esta tremenda afirmación con los siguientes testimonios?
    En la Iglesia primitiva la Eucaristía se adoraba públicamente pero sólo en el marco de la Misa y de la comunión. ¿Cómo es que san Agustín dice que no sólo no pecamos adorando la carne que Cristo nos da a comer, sino que pecamos no adorándola"? (Enarr in Ps 98,9; PL 37,1264).

    Lo que ocurre es que en el S. XII se introduce en occidente la elevación de la Eucaristía en el momento de la consagración (cf P. Browe, Die Verehrung der Eucharistie im Tittelalter, Múnich 1993, 28-29), y en el S. XIII comenzó la práctica de la adoración fuera de la misa a partir de la institución de la fiesta del "Corpus Christi" celebrada por vez primera en la diócesis de Lieja, e instituida para la Iglesia universal por Urbano IV en su bula "Transsiturus" de 1264 (surge la costumbre de la procesión eucarística; y en el S. XIV surgirá la de la exposición sacramental; nacen los himnos en honor de la Eucaristía, como el "Adoro te devote" que contribuye tanto a la formación de la piedad católica sobre la Eucaristía) . Asimismo ha de decirse que las colecciones canónicas asumen la doctrina eucarística desde la Burchard de Worms hasta el decreto de Graciano. La piedad popular se concentra en la presencia real del cuerpo y sangre de Cristo como reacción contra las tesis de Berengario. En los monasterios de Bec y Cluny se comienza a doblar la rodilla y a incensar la Eucaristía; se enciende también una lámpara ante las especias consagradas hacia fines del S. XII. No cabe duda que la profundización en el tema de la presencia real de Cristo en la Eucaristía es lo que causa esta devoción, a lo que ha de sumarse el deseo ardiente de contemplación.

    "Vosotros dividís un pan, y este es el remedio para conseguir la
    inmortalidad, bálsamo que nos preserva de la muerte, y nos da la vida eterna
    en Jesucristo. (S. Ignacio, carta a los de Efeso, n. 14, Tric. T. 1, sent.
    2, p. 3 l.)"

    "Jesucristo tomó el pan, sustancia criada, dio gracias a Dios, y dijo: Este
    es mi cuerpo. Tomó el cáliz que también es criatura destinada a nuestros
    usos, y aseguró que era su sangre. Así enseñó la oblación del Nuevo
    Testamento, la Iglesia recibió de los Apóstoles, y ofrece este sacrificio en
    todo el mundo al Dios que nos sostiene como primicias de sus frutos en la
    nueva Ley. La Iglesia es como un paraíso plantado en este mundo. De todos
    sus árboles podemos comer, nos dice Dios, pero no tomemos de la doctrina de
    los herejes, no la toquemos, porque aunque se aprecian de saber del bien y
    del mal, son soberbios que arrojan sus impías doctrinas contra Dios, su
    Criador. (S. Ireneo, sent. 5, Tric. T. 1, p. 86 y 87.)"

    "Si toma el alimento y la santa bebida de la Eucaristía, como que viene del
    Sacramento de la Cruz, pues aquel misterioso madero fue figura suya, el que
    hizo dulces las aguas, del mar, llenará tu alma de verdadera suavidad. (S.
    Cipriano, lib. de la Oración, sent. 35, Tric. T. 1, p. 305.)"

    "Supuesto que Jesucristo asegura, hablando del pan, que aquello es su
    cuerpo, ¿quién se atreverá a poner en duda esta verdad? y pues que dijo
    después, esta es mi sangre, ¿quién puede dudar o decir que no lo es? En otro
    tiempo había convertido el agua en vino en Caná de Galilea con sola su
    voluntad, ¿y no le tendremos por digno de ser creído sobre su palabra,
    cuando convirtió el vino en su sangre? Si convidado a las bodas humanas y
    terrenas hizo en ellas un milagro tan pasmoso, ¿no debemos reconocer que
    aquí dio a los hijos del Esposo a comer su cuerpo y beber su sangre? para
    que le recibamos como que es ciertamente su cuerpo y su sangre, porque bajo
    del pan nos da su cuerpo, y bajo del vino su sangre, para que tomando su
    cuerpo y sangre, nos hagamos un mismo cuerpo y sangre con El y seamos
    Cristíferos, esto es, hombres que llevamos a Jesucristo, en habiendo
    recibido en nuestro cuerpo su cuerpo y sangre, y según la expresión de San
    Pedro, vengamos a ser participantes de la naturaleza divina. (S. Cirilo de
    Jerusalén, Cath. Mystag., 4, sent. 7, Tric. T. 2, p. 337.)"

    No consideréis ya estas cosas como que son pan y vino comunes, supuesto que
    son el cuerpo y sangre de Jesucristo, como El mismo dijo, porque aunque los
    sentidos os digan que no lo es, la fe os debe persuadir y confirmar en que
    lo es. No juzguéis por el gusto, sino por la fe, la que nos debe hacer creer
    con toda certidumbre, y sin que os quede duda en contrario, que os ha dado
    el cuerpo y sangre de Jesucristo. (S. Cirilo de Jerusalén, ibid., sent. 8,
    Tric. T. 2, p. 337.)"

    "¿Cuál es la obligación propia y particular de los que comen el pan y
    reciben la bebida de Dios? Es la de conservar continuamente la memoria del
    que murió y resucitó por ellos. ¿A qué más les obliga esta memoria? a no
    vivir ya para sí, sino par el que murió y resucitó por ellos. (S. Basilio,
    Reg. 80, sent. 58, Tric. T. 3, p. 199 y 200.)"

    "El que es eterno, se nos da a todos para que le comamos con el fin de que
    recibiéndole en nosotros mismos, lleguemos a ser lo que El es, porque dice:
    Mi carne es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida. Cualquiera,
    pues, que ama esta divina carne, no ama la suya; y cualquiera que tiene amor
    a esta divina sangre, está purificado de todos los sentimientos que la
    sangre camal puede causarle. Porque la carne del Verbo, y la sangre de esta
    carne son suaves par los que las gustan, y deseables para los que las
    pretenden. (S. Gregorio de Nisa, in Eccles. 11. 8, sent. 4, Tric. T. 4, p.
    113.)"



    "Así como un poco de levadura, según la doctrina del Apóstol, hace fermentar
    toda la masa, así también el divino cuerpo de Jesucristo, que padeció la
    muerte, y es el principio de nuestra vida, entra en nuestro cuerpo, nos le
    muda y transforma todo en sí. Porque al modo que un veneno que se ha
    derramado por los miembros sanos, los corrompe en poco tiempo, así por
    contraria razón, cuando el cuerpo inmortal de Jesucristo se ha llegado a
    mezclar con el del hombre, que en otro tiempo había comido el fruto
    envenenado, le transforma todo entero en su divina naturaleza. (S. Greg. de
    Nisa, c. 37, sent. 29, Tric. T. 4, p. 118 y 119.)"
    "Sírvanos de ley el hecho de Joseph de Arimatea, para que cuando recibamos
    aquella prenda del sacrosanto cuerpo, no le envolvamos en lienzo de una
    conciencia sucia, ni le depositemos en el monumento del corazón, cuando está
    lleno de huesos de muertos y de todo género de inmundicias. Cada uno se
    prueba y examine, como dice el Apóstol: No le sirva de juicio de condenación
    si la recibe indignamente. (S. Greg. de Nisa, in Christ. Resurr., sent. 19,
    adic., Trie. ´F. 4, p. 364 y 365.)"

    "Con carne y con maná que nos figuran el precioso cuerpo de Jesucristo, se
    alimentó el pueblo de Israel: Jesucristo es para nosotros verdadera comida y
    verdadero maná, no ya en figura, sino en verdad; por su verdadera humanidad
    es realmente carne, y un pan que vive por su divinidad; de suerte, que
    cuando comenos el cuerpo de Jesucristo, participamos de su divinidad y de su
    humanidad. (S. Ambrosio, sent. 26, Tric. T. 4, p. 318.)"

    "Acercaos al alimento del cuerpo de¡ Señor a aquella bebida que de tal
    suerte embriaga a los fieles, que los llena de contento con la remisión de
    sus culpas, y los libra de los cuidados del mundo, del miedo de la muerte y
    de las inquietudes de esta vida. Esta santa embriaguez no hace titubear al
    cuerpo, antes bien, le confirma, no turba el espíritu, sino que le consagra
    y santifica. (S. Ambrosio, in Psalm. 118, sent. 65, Tric. T. 4, p. 326.)"

    "Jesucristo es mi comida, Jesucristo es mi bebida. La carne de un Dios es mi
    comida, la sangre de un Dios es mi bebida. En otro tiempo bajó del cielo el
    pan que llamó el Profeta pan de Angeles: mas aquel no era el verdadero pan,
    sólo era sombra del que había de venir. El Pan Eterno me tenía reservado
    este verdadero pan que viene del cielo, y este es el pan de vida. Aquel,
    pues, que come la vida, no podrá morir, porque ¿cómo había de morir el que
    tiene por alimento la misma vida? (S. Ambrosio, in Psalm. 118, sent. 69,
    Tric. T. 4, p. 326.)"

    "Puede ser que me digáis que el pan que recibís del altar, es pan común y
    ordinario. No hay duda que antes de ser consagrado era pan común; pero al
    punto que se dijeron las palabras de la consagración, se convirtió ese mismo
    pan en la carne de Jesucristo. Si me preguntan: ¿Qué palabras son las que
    sirven en esta consagración? Digo que nos valemos de las palabras propias de
    Jesucristo. (S. Ambrosio, lib. 4, de Sacram. c. 4, setit. 107, Tric. T. 4,
    p. 335.)"

    "Antes de consagrar, no es más que pan; pero pronunciadas las palabras de
    Jesucristo, es el cuerpo de Jesucristo. Oid lo que el mismo dice: Tomadle y
    comedle todos, porque este es mi cuerpo. Antes de las palabras de Jesucristo
    sólo hay en el cáliz vino y agua mezclados; pero después de lo que han
    obrado las palabras de Jesucristo, se convierte en su sangre, la cual
    redimió su pueblo. (,S. Ambrosio, ibid., c. 5, sent, 108, Tric. ibid., ibid.)"

    "Si el pan de la Eucaristía es el pan cotidiano, ¿por qué le recibís una vez
    al año solamente? Recibidle todos los días para conseguir todos los días el
    fruto. Vivid de modo que merezcáis comulgar todos los días, a la verdad, el
    que no es digno de recibirle todos los días, tampoco merece recibirle una
    vez al año. Sabéis que el Santo Job ofrecía sacrificio por sus hijos,
    receloso de que hubiesen pecado en pensamiento o en palabras: ¿cómo, pues,
    sabiendo vosotros que siempre que se ofrece el sacrificio se hace memoria de
    la muerte, resurrección y ascensión de Jesucristo, y de la remisión de los
    pecados? ¿,Cómo, vuelvo a decir, lo que esto sabéis, no recibís todos los
    días este pan de vida´? El que se siente herido, busca el remedio para
    sanar. Todos estamos heridos, pues hemos pecado. Ahora bien, este venerable
    y celestial sacramento es el remedio de todas nuestras heridas. (S.
    Ambrosio, lib. 5, c. 4, sent. 109, Trie. ibid., ibid.)"

    "Llegad a el y saciaos, porque es divino pan: llegad y bebed, pues es
    fuente: llegad a El para ilustraros, pues es luz: llegad y libraos, porque
    en donde está el espíritu del Señor, está la libertad; llegad y quedad
    absueltos, pues es perdón de los pecados. (S. Ambrosío, in Psalm 118, sent.
    36, adic., Tric. T. 4, p. 404.)"

    "Pruébese cada uno, y lléguese después al cuerpo de Jesucristo. No es decir
    que un día o dos que difiera la comunión, haga al cristiano más santo, ni
    que yo merezca mañana o después de mañana lo que hoy no he merecido; sino
    que el dolor que debo sentir de no haberme hallado en estado de comulgar, me
    obligue a separarme por algunos días del consorcio, de mi propia mujer,
    prefiriendo al amor que la tengo, el que debo a Jesucristo. (S. Jerónimo.
    Epist. 48, ad Pammach., sent. 40, Tric. T. 5, p. 245.)"

    "Debemos saber que el pan que partió el Salvador y le dio a sus discípulos,
    era su propio cuerpo, según lo que el mismo Señor dijo: Tomad y comed, este
    es mi cuerpo. Moisés, pues, no fue el que nos dio el verdadero pan, sino
    nuestro Señor Jesucristo: éste es el que está sentado en el convite y el
    mismo es nuestro convite: El es el que come y el que es comida. (S. Jerón.,
    Quaes, 2, ad Hedib., ep. 120, sent. 59, Tric. T. 5, p. 248.)"

    " Como la carne de nuestro Señor es un verdadero alimento, y su sangre una
    verdadera bebida, el único bien que nos resta en este mundo, es comer su
    carne y beber su sangre, no solamente en los santos misterios, sino también
    en la lección de las Escrituras, porque las luces que en estas hallamos, son
    el sustento y la bebida que sacamos de la palabra de Dios. (S. Jerón., in
    Ecclesiast., c. 3, sent. 82, Tric. T. 5, p. 253.)"

    "Vosotros ofrecéis sobre mi altar un pan profanado y manchado. Sin duda
    profanamos y manchamos el pan, esto es, el cuerpo de Jesucristo cuando nos
    acercamos al altar en un estado indigno de participarle: cuando estando
    impuros bebemos aquella sangre pura; y no obstante decimos: ¿Es que es
    despreciada y deshonrada la mesa del Señor? No porque haya quien se atreva a
    decirlo, ni a proferir con delicuente voz la impiedad que tiene su alma,
    pero las malas obras de los pecadores son las que efectivamente deshonran la
    mesa de Dios. (S. Jerón., in Malach., e. 1, sent. 88, Tric. T. 5, p. 25 l.)"

    "Así como aquel que no se siente reo de iniquidad alguna, debe comulgar
    todos los días; por el contrario, el que ha pecado y no ha hecho penitencia
    no lo puede hacer con seguridad ni en los de fiesta. (S. Juan Crisóst.,
    Homil. 31, sent. 26, Tric. T. 6, p. 305.)"

    "Vamos como la Hemorroisa a tocar la orla de la vestidura de Jesucristo, o
    por mejor decir, vamos a poseerle todo entero: pues tenemos ahora su cuerpo
    en nuestras manos. Ya no es sólo su vestido el que permite tocar, sino que
    nos presenta su mismo cuerpo para que lleguemos a comerle. Acerquémonos,
    pues, con ardiente fe, los que estamos enfermos. Si los que entonces tocaron
    solamente la orla de sus vestidos sintieron tan grande efecto, ¿qué no
    podrán esperar los que aquí le reciben todo entero? (S. Juan Crisóst.,
    Homil. 5 1, sent. 62, Tric. T. 6, p. 31 l.)"

    "Cuántos hay que dicen: Yo quisiera ver a nuestro Señor Jesucristo con aquel
    mismo cuerpo con que conversaba con los hombres; mucho me alegraría de ver
    su rostro y su traje. Yo os digo, que al mismo Señor véis, tocáis, y aun
    coméis. Deseáis ver sus vestidos, y veis aqui que os permite tocarle y
    recibirle en vuestro pecho. (S. Juan Crisót., Homil. 83, sent. 70, Tric. T.
    6, p. 312 y 313.)"

    "¿Quién debe estar más puro que aquel que participa de semejante sacrificio,
    que aquella mano que distribuye esta divina carne, que aquella boca que está
    llena de este fuego espiritual y aquella lengua que rojea con esta preciosa
    sangre? Imaginad bien la honra que recibís y a que mesa os sentáis. Aquel
    mismo a quien los ángeles miran con temblor, es el que ahora nos sirve de
    alimento, se une con nosotros, y somos con el un mismo cuerpo y una misma
    sangre. (S. Juan Crisóstomo, ibid., sent. 71, Tric. ibid., ibid.)"

    "¿Qué pastor ha dado jamás su sangre para alimentar sus ovejas? Vemos muchas
    madres que habiendo parido sus hijos, los dan a criar a otras mujeres, pero
    no procede Jesucristo, así con nosotros: El mismo nos alimenta con su carne,
    nos junta y une consigo estrechamente. (S. Juan Crisóst., ¡bid., sent. 72,
    Tric. ibid., ibid.,)"

    "No nos quedemos insensibles a tan grande honra, y a un amor tan religioso.
    Reparad con que ímpetu se arrojan los niños al seno de sus madres, y con qué
    ansia chupan los pechos. Imitémosles acercándonos con las mismas ansias a
    esta divina mesa, bebiendo, por decirlo así, la leche espiritual de aquellos
    sagrados pechos: pero vamos corriendo con mayor ardor para atraer a nuestros
    corazones, como hijos de Dios, la gracia del Espíritu Santo: sea nuestro
    mayor dolor el vemos privados de este alimento celestial. (S. Juan Crisóst.
    Homil., 87, sent. 73, Tric. T. 6, p. 313.)"

    "Si vosotros no os atrevéis a arrojar del sagrado altar los indignos,
    decídmelo a mi, que yo no permitiré que se lleguen a él: porque primero
    perderé la vida, que dar el cuerpo del Señor al indigno; y primero permitiré
    que derramen mi sangre, que presentar tan santo y venerable cuerpo al que no
    se halla en estado de recibirle. Si vosotros ignoráis que los que se acercan
    son indignos, entonces no es falta vuestra, si antes habéis puesto el mayor
    cuidado en conseguir este discernimiento; porque no hablo ahora de aquellas
    personas que públicamente son conocidas por viciosas. (S. Juan Crisóst.,
    íbid., sent. 74, Tric. ¡bid., ¡bid.)"

    "Muchos una vez al año se acercan al Santo Sacramento: otros llegan más a
    menudo. ¿A quiénes estimaremos más? a los que comulgan a menudo, o a los que
    comulgan una vez? Solamente debemos estimar a los que comulgan con
    conciencia pura y sincera, con un corazón limpio y con una vida
    irreprensible; los que se hallan en esta disposición, lleguen todos los
    días; los que no, ni una vez se acerquen: porque no hacen otra cosa que
    irritar contra sí el juicio de Dios y hacerse dignos de la más rigurosa
    condenación. (S. Juan Crisóstomo. Homil. 17, ad Hebr., sent. 147, Tric. T.
    6, p. 327.)"


    Catholic.net - Mito 26: La adoracin a la hostia y la idolatra

  10. #10
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Problematica y mitos del protestantismo contra la fe católica

    Mito 27: La Biblia fue prohibida y colocada en el Indice De Libros Prohibidos por el concilio de Valencia en 1229 A.D. Jesús ordenó que las escrituras fueran leídas por todos. (Juan 5:39; l Tim. 3:15-17)

    Refutaciones y argumentos Católicos

    Para empezar, las citas que nos pone el enunciado del mito no hacen al caso en ni en Jn 5,39 ni en 1Tim 3,15-17, según cuanto se afirma en el enunciado "que Jesús ordenó que las Escrituras fueran leídas por todos".

    Esto dice Jn 5,37-40:
    También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis. Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida.

    Pregunta: ¿Está dando la orden Cristo de que todos lean las Escrituras? No.

    1Tim 3,15-16 (a propósito, no existe el versículo 17 del que habla el enunciado):"para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria".

    Comentario: aquí Cristo no da ninguna orden de que todos lean las Escrituras.

    En cuanto al concilio de Valencia, he de confesar que no he encontrado ninguna referencia sobre este supuesto concilio. Ciertamente si se tuvo, no es parte de los concilios ecuménicos. Por otro lado el índice de los libros prohibidos existió desde 1559 hasta 1966. Que yo sepa la primera condena históricamente cierta es la de Thalías a Arrio en el concilio de Nicea (325). El Papa Anastasio condenó los escritos de Orígenes en cuanto más nocivos para los ignorantes que útiles para los doctos (400). San León Magno rechazó en Roma los escritos maniqueos, y ordenó a los obispos españoles que hicieran algo similar ante los priscilianistas. Inocencio III condenó el escrito de Joaquín de Fiore contra Pedro Lombardo (IV concilio de Letrán de 1215). Pero eso del concilio de Valencia y de la inclusión de la Biblia en el índice es una falsaedad y un anacronismo.



    Más aún, Jesús no siempre cita la Escritura como cuando se aparece a Pablo camino de Damasco:
    "Duro te es dar coces contra el aguijón" (Hechos 26,14): ¿No es Cristo el que se la dirige a Pablo en el encuentro de Damasco? ¿Cómo es que no se encuentra registrada en el Antiguo Testamento? ¿Por qué en la Escritura se cita una obra de Eurípides (Bacantes 794) y de Juliano (Or. 8,246b)?


    Catholic.net - Mito 27: La Biblia colocada en el ndice de los Libros Prohibidos por el Concilio de Valencia...

  11. #11
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Problematica y mitos del protestantismo contra la fe católica

    Mito 28: El Escapulario fue inventado por Simon Stock, un monje Inglés, en el año 1287 A.D.

    El Escapulario es un pedazo del paño marrón, con una imagen de la Virgen y supuestamente es para obtener virtud supernatural y para protegerse contra los peligros a todos los que la vistan. Esto es fetisismo.

    Refutación y Argumentos Católicos

    Para comenzar figuran otra vez las típicas abreviaciones del inglés (AD, cosa que el autor del mito no ha querido nunca revelar). Nada de lo que describe el mito está expresado de modo correcto. El llevar el escapulario tampoco es fetichismo: el criterio de la doctrina y prácticas de la Iglesia católica nunca lo han constituido los pareceres de los protestantes evangélicos.

    ¿Sería fetichismo también esto que nos dicen los Hechos de los apóstoles: <>(Hechos 19,11-12). ¿Otro indicio de idolatría? ¿Cómo van a sanar los paños y delantales de Pablo a los enfermos? ¿Es que Pablo era Dios? ¿Sería fetichismo esto que nos enseña la palabra de Dios?: Dios hace a Adán y a Eva unas túnicas de pieles después que pecaran (Gn 3,21). Jonatán viste a David con su manto y le da otras vestiduras suyas como signo de amistad (incluidos su espada y tahalí) (1Sam 18,4). Dice el Apocalipsis: "El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles" (Ap 3,4-5). “Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas”.

    La palabra escapulario (latín "scapula", espalda) es en su origen una larga pieza de tela que cae sobre el pecho y la espalda. Primitivamente, para los monjes era una vestidura para el trabajo que protegía el vestido ordinario ("scapulare propter opera", dice la regla de san Benito, PL LXVI col 771; CIII col 1231). Con la ceremonia de su imposición se compara con la cruz de Jesucristo, con el yugo del Señor, con una armadura o con un escudo. Hoy día el escapulario se tiene entre las simples cofradías, pero lo empleaban sobre todo los benedictinos, dominicos, y los franciscanos.

    Ell año 1246 san Simón Stock pasó a ser el sexto superior general de los carmelitas. Simón puso a la orden bajo la protección de María. María se le apareció el 16 de julio de 1251, de suerte que le da el escapulario para su orden con una promesa: "Este debe ser un signo y privilegio para ti y para todos los Carmelitas: quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno". No es, pues, una invención de Simón Stock.

    El llevar el escapulario es muestra de un deseo interior y sincero de buscar la perfección religiosa y cristiana la práctica de las virtudes. Se trata, pues, del mismo espíritu de los consejos evangélicos: servir a Dios. Ayuda también a llevar a cabo la comunión de los santos en la tierra y a recibir más abundantemente los frutos de dicha comunión. Quien lo lleva participa en los tesoros espirituales de que Cristo ha dotato a su Iglesia. Con esto queda claro que el escapulario va contra la doctrina protestante de la sola fe; de ahí que los protestantes lo rechacen. Si creo que por la fe me salvo, ¿cómo puedo creer que cuento con un signo y privilegio para la hora de la muerte, ya que al llevarlo me he comprometido a servir mejor a Dios al tiempo que me beneficio de las gracias de la Iglesia?
    Catholic.net - Mito 28: El Escapulario fue inventado por Simon Stock, un monje Ingls, en el ao 1287 A.D.

  12. #12
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Problematica y mitos del protestantismo contra la fe católica

    Mito 29. La iglesia Romana prohibió la copa de la comunión al los laicos, instituyendo una sola clase de comunión en el concilio de Constance en 1414 AD.

    La Biblia nos ordena a que celebremos la Santa Cena con pan sin levaura y la fruta de la vid. (Mat. 26:27; I Cor 11:26-29)

    Refutación y Argumentos Católicos

    De nuevo reaparecen nombres y abreviaciones típicos de la lengua inglesa, e incluso una mala traducción del inglés (debiera decirse "fruto de la vid"): "Constance" y "AD", "fruta de la vid".

    En el enunciado de este mito hay, curiosamente, una contradicción interna: si la santa Cena protestante no es para memorial del sacrificio en la cruz ni creen en la presencia real de Cristo en la Eucaristía, debiera darles igual que la Iglesia no dé la comunión bajo las dos especies. Se ve en el fondo, por tanto, un deseo continuo de contradecir lo que la Iglesia diga o haga.

    En las citas a que alude el mito no se habla de la santa cena protestante. Ni siquiera que Cristo da la orden de celebrar la santa cena protestante.

    Mt 26,27: "Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos". Pregunta: ¿En esta cita a que ha aludido el mito se dice que Jesús ordena que celebremos la santa cena protestante con pan sin levadura y el fruto de la vid? ¿Se dice eso? ¿Cómo sabe el protestantismo que Cristo ha dado esa orden así?

    1Cor 11,26-29: "Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí". De nuevo los interrogantes: ¿En esta cita a que ha aludido el mito se dice que Jesús ordena que celebremos la santa cena protestante con pan sin levadura y el fruto de la vid? ¿Se dice eso? ¿Cómo sabe el protestantismo que Cristo ha dado esa orden así?

    La práctica de la Sagrada Comunión bajo las dos ambas especies en la Misa se tuvo hasta fines del siglo XI. En el siglo XII se habla ya de la comunión bajo una especie es un tipo de "costumbre" de la Iglesia, y se siguió propagando hasta que el Concilio de Constanza pidió que se distribuyera únicamente bajo la especie del pan. Ahora bien, Cristo está presente en cada una de las especies. En la consagración del pan, por obra de las palabras, es signo eficaz no solamente del cuerpo del Señor sino que al ser ahora su cuerpo inseparable de su sangre, con el cuerpo está también presente la sangre «por concomitancia». Lo mismo sucede con la especie del vino: en ella está presente la sangre en virtud de las palabras, y el cuerpo por concomitancia. Y en las dos especies está presente Cristo con su alma, inseparable del cuerpo, y con su divinidad, unida para siempre a la humanidad.

    Catholic.net - Mito 29. La iglesia Romana le prohibi la copa de la comunin a los laicos...

  13. #13
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Problematica y mitos del protestantismo contra la fe católica

    Mito 30: La doctrina del purgatorio fue proclamada como un dogma de la fe por el concilio de Florencia

    No hay una sola palabra en la Biblia que enseñe lo del purgatorio. La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. (I Juan 1:7-9; 2:1-2; Juan 5:24; Rom. 8).

    Refutación y Argumentos Católicos

    "Lo que ocurre es que en el Dial 4,39.57; Ep 2321 san Gregorio Magno demuestra la existencia del fuego purificador con Mt 12,32 como base: "A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero" [cf Altaner, Patrologia (Asís 1997) p 503]. El error del mito es que como san Gregorio muestra esta realidad, se le acusa de invetarla. Como es lógico, la base no es Gregorio, sino la Escritura".

    Por lo tanto, sería bueno que los autores de esta mitología se aclararan sobre la fecha de la proclamación del dogma., ya que el II concilio de Lyón (1274) afirma que los que murieron en la caridad de Dios "con verdadero arrepentimiento de sus pecados, antes de haber satisfecho por ellos con verdaderos frutos de penitencia», son purificados después de la muerte con «penas purgatorias». Dicho concilio afirma también la validez de los sufragios (Profesión de fe de Miguel Paleólogo: DS 856). En cuanto al concilio de Florencia (1439) lo que este concilio hace es recoger los mismos principios en el Decreto para los griegos (DS 1304). El concilio de Trento
    (1536) confirmará la doctrina sobre el purgatorio (DS 1820) contra los reformadores, sobre todo Lutero, que excluía toda posibilidad de purificación personal, basándose en que con ello se negaba la eficacia universal expiatoria de la muerte de Cristo. Por lo tanto, nos encontramos ante una tradición protestante más.

    No ha de olvidarse que el dato más importante de los primeros siglos (I-IV) es la práctica de los sufragios, como se deduce de las inscripciones funerarias, las actas de los mártires, etc. de la Iglesia antigua.

    Por otro lado, los contextos de las citas que coloca el enunciado del mito, ¿contraponen la sangre de Cristo a la purificación del purgatorio? Es decir, si la Biblia, según los protestantes con Lutero a la cabeza no enseña una sola palabra sobre el purgatorio,
    ¿cómo es que ponen esas citas que no dicen nada sobre el rechazo de una doctrina de la que la Biblia no habla?

    Sin embargo, la Biblia sí habla, y mucho, sobre el purgatorio. Otra cosa es que no se emplee el término "purgatorio"; pueden llamarlo como quieran si el nombre lo les gusta. La enseñanza de la palabra de Dios y de la Iglesia en consonancia con ella, es clara. De lo contrario, ¿cómo es que los protestantes aceptan la doctrina del pecado original? ¿En qué parte de la Escritura aparece el término "pecado original" y cómo es que lo aceptan? De lo que sí no dice una palabra la Escritura es del principio protestante de la sola Escritura.

    Las reflexiones que siguen hacen ver que la Biblia sí habla del purgatorio.

    Los protestantes suelen acusarnos de que el purgatorio no figura en la Biblia, de que a su decir para la Iglesia católica no consiste sino en una "teología de segunda oportunidad" (o categoría) y un rechazo de la suficiencia del sacrificio propiciatorio de Cristo. Si hemos de sufrir para que nuestros pecados queden completamente purgados, bien puede deducirse que el sacrificio de Cristo no es suficiente".

    Cabe decir ante todo que hay muchos malentendidos en lo que revela la Biblia y lo que enseña la Iglesia católica

    [1].La Iglesia católica no niega que el sacrificio de Cristo sea suficiente:

    La justificación nos fue merecida por la pasión de Cristo, que se ofreció en la cruz como hostia viva, santa y agradable a Dios y cuya sangre vino a ser instrumento de propiciación por los pecados de todos los hombres (NCIC 1992).

    Cristo es la expiación por nuestros pecados y no sólo por los nuestros sino por los del mundo entero (1Jn 2,2). Además, en ningún documento de la Iglesia aparece "teología ninguna de una segunda oportunidad", pues cuando morimos queda sellado el tiempo de merecer: o estamos en gracia, de suerte que vamos al cielo o no lo estamos, de suerte que vamos al infierno:

    "Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo" (NCIC 1030).

    El mismo catecismo explica:

    "Salvo que elijamos libremente amarle, no podemos estar unidos con Dios. Pero no podemos amar a Dios si pecamos gravemente contra Él, contra nuestro prójimo o contra nosotros mismos: "Quien no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él" (1 Jn 3, 15). Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de El si omitimos socorrer a las necesidades graves de los pobres y de los pequeños que son sus hermanos (cf. Mt 25, 31-46). Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra ´infierno´".

    [2] Esto aclara que no se trata de una teología de "segunda oportunidad"; con todo, los protestantes suelen argüir preguntando en qué parte de la Escritura el cristiano ha de "purgarse de su pecado o imperfecciones".

    La Escritura sí habla sobre el concepto y la realidad del purgatorio. El término "purgatorio" no aparece en la Biblia, pero eso no es ningún requisito para la doctrina cristiana: es como decir que como en la Biblia no se dice que Cristo tuviera orejas, de hecho no las tuvo, o que como Pablo no habla de Belén, Cristo no nació ahí. No aparece la palabra Trinidad y todos creemos en ella.

    En 2Mac 12,39-46 se dice que "Judas Macabeo y su ejército fueron a recoger los cadáveres de los que habían caído y depositarlos con sus parientes en los sepulcros de sus padres. Entonces encontraron bajo las túnicas de cada uno de los muertos objetos consagrados a los ídolos de Yamnia, que la Ley prohíbe a los judíos. Fue entonces evidente para todos por qué motivo habían sucumbido aquellos hombres. Bendijeron, pues, todos las obras del Señor, juez justo, que manifiesta las cosas ocultas, y pasaron a la súplica, rogando que quedara completamente borrado el pecado cometido. El valeroso Judas recomendó a la multitud que se mantuvieran limpios de pecado, a la vista de lo sucedido por el pecado de los que habían sucumbido. Después de haber reunido entre sus hombres cerca de 2.000 dracmas, las mandó a Jerusalén para ofrecer un sacrificio por el pecado, obrando muy hermosa y noblemente, pensando en la resurrección. Pues de no esperar que los soldados caídos resucitarían, habría sido superfluo y necio rogar por los

    Ahora bien, para los hermanos separados estamos ante una obra "apócrifa", sólo que para los católicos es deuterocanónica. Hay dos puntos que tener en cuenta, lo que aquí está en juego no es la canocidad de Macabeos: es innegable que Macabeos 1 y 2 nos proporcionan una información crucial sobre la fe y práctica de los judíos poco antes del tiempo de Cristo. El hecho es innegable: los judíos creían en la oración por los pecados de los muertos y de los vivos para que se les perdonaran los pecados". Segundo, en toda la Biblia no aparece el tema de que Dios creara las cosas de la nada, y es precisamente 2Macabeos el que nos habla de ello: se crea canónico o no, refleja en qué creían los judíos poco antes de los tiempos de Cristo. Católicos y protestantes aceptan que Dios creó las cosas de la nada: "Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra y, al ver todo lo que hay en ellos, sepas que a partir de la nada lo hizo Dios y que también el género humano ha llegado así a la existencia" (2Macabeos 7,28).

    Esa es la fe con que fueron educados Cristo y los apóstoles, y en este contexto ha de leerse lo que Cristo dice en el Nuevo Testamento: "Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero" (Mt 12,32).
    La afirmación de Cristo supone que hay almenos algunos pecados que se pueden perdonar en la otra vida. Si Jesús hubiera querido condenar esta enseñanza, lo habría hecho; en cambio no la modifica, sino que la respeta.

    Se podría objetar también que el libro de los macabeos no habla del purgatorio de los católicos porque los personajes de quienes se habla, habrían sido castigados por su idolatría. Es un pecado mortal según la enseñanza católica, y por ese motivo, el lugar para ese pecado no es el purgatorio, sino el infierno.

    Primeramente, el pecado de tales hombres era llevar pequeños amuletos para ir a la batalla. Podría parecer similar a cualquier cristiano que lleva una pata de conejo, o a un jugador de fútbol que realiza algunas supersticiones cuando anota un gol, va a tirar un pénalty, o un tiro de esquina. Eso era probablemente un pecado venial para tales hombres. Mas aun en el caso de que fuera un pecado grave, creemos que hemos de rezar siempre por las almas que han muerto, ya que sólo Dios conoce los corazones de los hombres (2Crónicas 6,30). Sólo Él conoce el grado de culpabilidad de estos pecadores. Algunos pudieron haberse arrepentido antes de morir. Como cristianos, siempre esperamos y siempre oramos. Pero más importante aún es que el texto de Macabeos indica que los judíos creían en un estado en que se encuentran algunos pecadores hasta que se expíen sus pecados.


    [3] En Mt 5,24-25 Jesús es más explícito sobre el purgatorio. No se ha de olvidar que Cristo pronunció estas palabras durante el Sermón de la montaña.

    Es el sermón en el que nos habló del cielo (v 20), infierno (v 29-30), pecados mortales (v 22) y veniales (v 19). Todo esto indica que el Reino de los cielos es la meta definitiva (vv 3-12). Precisamente en medio de este discurso, Cristo dijo: "ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo". Notemos que esta cárcel es un lugar de castigo, donde la reparación se hace por las ofensas cometidas.

    Se podría objetar ahora que en los evangelios no hay distinción entre pecados mortales y veniales, y que Cristo no habla de una prisión espiritual después de la muerte sino de una cárcel física antes de la muerte. ¿No nos estará enseñando sólo a vivir sabiamente en esta vida? ¿Acaso no nos aconseja más bien que nos reconciliemos con nuestros enemigos ahora, para que no paguemos las consecuencias de la cárcel luego?

    Bien, Cristo es bastante claro en cuanto al tema del pecado mortal y venial. En Mt 5,19 dice el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos". Éstos son los pecados veniales. Una persona puede no observarlos y enseña a los demás a hacer así, e ir de todos modos al cielo. Pero en el v 22 dice que todo el que llame a otro "renegado" será reo de la gehenna de fuego". Y en los vv 29-30 Jesús nos advierte contra contra el quebrantamiento del 9º Mandamiento. ¿Por qué? Porque todo el que lo quebrante será arrojado al infierno. No se pueden buscar mejores definiciones para los pecados mortal y venial.

    En cuanto a que "cárcel" se refiere a esta vida, ¿qué decir del contexto? Mt 5 versa de la eternidad. Cristo dice que si no amamos a los enemigos, ¿qué recompensa tendremos (v 46)? Luego, conforme continúa el sermón, aclara muy bien que tales recompensas no son de este mundo. Son tesoros en el cielo (6,19) y "recompensas de vuestro Padre que está en el cielo" (6,1). Asimismo, san Juan 20,31 señala que su evangelio se ha escrito para que creyendo "tengamos vida eterna". Ello sugiere que la Escritura ha de verse en el contexto de la total realización en el mundo futuro. Nuestra vida presente es "puro vapor, que hoy aparece y que mañana se marchita" (Santiago 1,17). Así pues, cabe preguntarse por qué han de descubrirse principios eternos en las palabras de Cristo durante el sermón de la montaña menos en este caso.

    El contexto es obvio. Jesús está hablando de cosas espirituales, recurriendo a un ejemplo conocido en su tiempo sobre la cárcel, a fin de relacionarlo con una realidad espiritual más profunda. Las parábolas son sus ejemplos más notorios. La "cárcel" es una imgen que resultaba familiar a los oyentes de Cristo sobre la verdad del purgatorio como "estado" (lugar) de castigo tanto temporal como de reparación.

    Se podría decir que Jesús se refería al infierno y no al purgatorio, y que la expresión "no saldrás de allí hasta que hayas pagado hasta el último céntimo" indicaría que de hecho no se puede salir de ahí, pues el precio por el pecado es impagable.

    Sin embargo, no es eso lo que el texto dice: la imagen de Cristo se refiere a un castigo temporal y no eterno y como expiación para un pueblo que creía firmemente en este concepto [cf Pr 6,30-31: "No se desprecia al ladrón si roba para saciarse cuando tiene hambre; mas cuando es sorprendido, paga siete veces; tiene que dar todos los bienes de su casa"]. En tal caso, se ha de decir que Jesús no era un buen maestro, ya que recurre a dicho ejemplo no para hablar del purgatorio sino del infierno eterno. No dice, de hecho que se trata de un castigo "eterno". Cuando Cristo habla del infierno, se sabe perfectamente que habla del infierno. Así, la mayoría de lo que se sabe del fuego del infierno, se debe a que salió de los labios de Cristo. Y es bastante explícito cuando dice que es "eterno" (cf Mt 5,24-25). El término griego para prisión "phylake" es la misma que emplea 1Pe 3,19 para describir el sitio al que descendió Jesús tras su muerte para liberar a los espíritus creyentes del AT que lo estaban aguardando. Es

    [4] Asimismo, 1Cor 3,11-15 es uno de los pasajes más claros para hablar del purgatorio:

    "Pues nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, Jesucristo. Y si uno construye sobre este cimiento con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada cual quedará al descubierto; la manifestará el Día, que ha de revelarse por el fuego. Y la calidad de la obra de cada cual, la probará el fuego".
    Se podría objetar que este texto no habla del purgatorio, sino del juicio final... No hay duda que el texto habla del juicio; sin embargo, se aplica tanto al juicio particular como al final. Ambos son juicios, y este texto enseña algo sobre la naturaleza de ambos. Dejando de lado a qué tipo de juicio se hace referencia, no puede negarse que se habla claramente de un momento de juicio después de la muerte. El texto dice que la calidad de la obra de cada cual la probará el fuego. El fuego en la Escritura se emplea de modo figurado para dos realidades: es agente purificador (Mt 3,11; Mc 9,49) y es agente abrasador (Mt 3,12; 2Tes 1,7-8). Es pues un símbolo conveniente para el juicio de Dios. Algunas de estas obras son quemadas y otras son purificadas según sea su cualidad. Es pues un estado en que se purifica o limpia. No puede ser el cielo, ya que hay imperfecciones que necesitan quemarse (Ap 21,27; Hab 1,13). No es el infierno, ya que en el cielo están los salvados. Es pues un juicio "purificador" que los cató

    [5] ¿En 1Cor 3,11-15 se habla de purgar los pecados, pues sólo se habla de probar la obra por el fuego?

    Parecería, en efecto, que el meollo del asunto es la recompensa para los creyentes por su servicio y no cómo su alma es purificada del pecado. Aquí los creyentes ven cómo sus obras son probadas por el fuego.

    Sin embargo, los pecados son obras malas o imperfecciones: si estas obras no fueran pecados o imperfecciones, ¿por qué necesitan purificarse (Cf Mt 7,23; Jn 8,40; Gal 5,19-21. En segundo lugar, es imposible que una obra sea purificada fuera de la persona que la ha realizado: el obrar depende siempre del ser humano que es el sujeto de tal operación. Quien mata es un asesino... ¿Es que hay obras que flotan por ahí, separadas de la persona que las realiza? La idea de las obras separadas de las personas no tiene sentido, y contradice también el texto: el texto dice que las obras serán probadas por el fuego, pero si la obra sobrevive... él recibirá recompensa. Si la obra es quemada, él sufrirá una pérdida. Obviamente esto no es la salvación, sino sufrimiento real y experimenta una pérdida real, ya que no se puede separar el obrar humano del hombre. Finalmente, los creyentes no ven que sus obras se quemen y escapen del fuego. El texto en el v 15dice "se salvarán como por el fuego" (hôs dia pyrós). Esta es la defin

    La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820: 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7), habla de un fuego purificador: Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquel que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12, 31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, dial. 4, 39) [NCIC 1031].

    Según 1Cor 3, tanto las obras del creyente como el creyente pasarán por el fuego purificador descrito por san Pablo, a fin de poder ser salvo, purificado y preparado para estar en presencia de Dios. Por lo tanto, las obras purificadas no se han de separar del que las realiza y contradice al texto el decir que sólo las obras son las que se purifican.
    [Readaptado y del artículo de Tim Staples, revista Envoy No, 7.1.].

    Catholic.net - Mito 30: La doctrina del purgatorio fue proclamada como un dogma de la fe por el concilio de Florenc

Información de tema

Usuarios viendo este tema

Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)

Temas similares

  1. Acusaciones Contra La Iglesia Católica
    Por Jorge Zamora E. en el foro Religión
    Respuestas: 1
    Último mensaje: 04/03/2021, 16:52
  2. Respuestas: 2
    Último mensaje: 22/05/2018, 16:45
  3. Mitos y realidades del tema vasco
    Por Oestrimnio en el foro Señoríos Vascongados
    Respuestas: 23
    Último mensaje: 11/12/2009, 21:15
  4. La Inglaterra protestante contra la católica España
    Por Hyeronimus en el foro Religión
    Respuestas: 3
    Último mensaje: 25/06/2009, 19:14
  5. Jornada mitos del nacionalismo catalán
    Por Villores en el foro Catalunya
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 11/10/2007, 16:24

Permisos de publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •