PÍO XII: El siglo XIX es el gran responsable del positivismo jurídico. Si sus consecuencias han tardado en hacerse sentir con toda su gravedad en la legislación, se debe al hecho de que la cultura estaba aún impregnada por el pasado cristiano y a que los representantes del pensamiento cristiano podían todavía, casi en todas partes, hacer oír su voz en las asambleas legislativas.
Y llega el Vaticano II y prohíbe a los católicos estar representados en los Parlamentos. Y luego echaremos la culpa a los gobernantes de positivismos y de ataques a la ley natural. Si hoy día en las Cortes a algún diputado se le ocurriera alegar su condición de católico para votar tal o cual, los primeros que se lo comen vivo son los obispos.