Re: Renuncia Benedicto XVI
Como no podía ser menos, ya hay quien ha sacado la patita del tiesto. Me refiero a esa abstrusa señora llamada Elena Valenciano, número dos del P$SOE, la cual ha venido a decir que "respetan la decisión, pero que no es la que ellos habían pedido. Ha sido públicamente, en plan gracieta, y fuera de tono y lugar pues ellos son ateos o agnósticos materialistas y nada tienen que decir.
Hay que recordarles que para hablar de la Iglesia hay que hacerlo desde dentro de la Iglesia y, también, que no es la Iglesia la que se tiene que adaptar al Siglo XXI, como ellos sostienen sin enterarse de nada, sino el mundo al Mensaje de Cristo expresado, preservado durante 2.000 años y difundido por la Iglesia. Por que,"La Iglesia es la única cosa que salva al hombre de la degradante esclavitud de ser hijo de su época". Es lo que tiene no leer a Chesterton.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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