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Tema: Análisis resumido de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium

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  1. #1
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    Re: Análisis resumido de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium

    Evangeli Gaudium contra Hispanismo.org

    Estoy leyendo la exhortación de francisco y la verdad es que es triste ver lo que están haciendo los que han tomado el control de la Iglesia.
    A partir del punto 93 francisco se explaya a gusto contra todos los que queremos ser católicos a la antigua usanza.



    No a la mundanidad espiritual
    93. La mundanidad espiritual, que se esconde detrás de apariencias de
    religiosidad e incluso de amor a la Iglesia, es buscar, en lugar de la gloria
    del Señor, la gloria humana y el bienestar personal. Es lo que el Señor
    reprochaba a los fariseos: «¿Cómo es posible que creáis, vosotros que os
    glorificáis unos a otros y no os preocupáis por la gloria que sólo viene de
    Vale el testimonio de Santa Teresa de Lisieux, en su trato con aquella hermana que le resultaba
    particularmente desagradable, donde una experiencia interior tuvo un impacto decisivo: «Una
    tarde de invierno estaba yo cumpliendo, como de costumbre, mi dulce tarea para con la hermana
    Saint-Pierre. Hacía frío, anochecía... De pronto, oí a lo lejos el sonido armonioso de un
    instrumento musical. Entonces me imaginé un salón muy bien iluminado, todo resplandeciente
    de ricos dorados; y en él, señoritas elegantemente vestidas, prodigándose mutuamente cumplidos
    y cortesías mundanas. Luego posé la mirada en la pobre enferma, a quien yo sostenía. En lugar
    de una melodía, escuchaba de vez en cuando sus gemidos lastimeros [...] Yo no puedo expresar lo
    que pasó en mi alma. Lo único que sé es que el Señor la iluminó con los rayos de la verdad, los
    cuales sobrepasaban de tal modo el brillo tenebroso de las fiestas de la tierra, que no podía creer
    en mi felicidad» (SANTA TERESA DE LISIEUX, Manuscrito C, 29 vo-30 ro, en Oeuvres complètes, Paris
    Dios?» (Jn 5,44). Es un modo sutil de buscar «sus propios intereses y no los
    de Cristo Jesús» (Flp 2,21). Toma muchas formas, de acuerdo con el tipo de
    personas y con los estamentos en los que se enquista. Por estar
    relacionada con el cuidado de la apariencia, no siempre se conecta con
    pecados públicos, y por fuera todo parece correcto. Pero, si invadiera la
    Iglesia,
    «sería
    infinitamente
    más
    desastrosa
    que
    cualquiera
    otra
    mundanidad simplemente moral».

    94. Esta mundanidad puede alimentarse especialmente de dos maneras
    profundamente emparentadas. Una es la fascinación del gnosticismo, una
    fe encerrada en el subjetivismo, donde sólo interesa una determinada
    experiencia
    o
    una
    serie
    de
    razonamientos
    y
    conocimientos
    que
    supuestamente reconfortan e iluminan, pero en definitiva el sujeto queda
    clausurado en la inmanencia de su propia razón o de sus sentimientos. La
    otra es el neopelagianismo autorreferencial y prometeico de quienes en el
    fondo sólo confían en sus propias fuerzas y se sienten superiores a otros
    por cumplir determinadas normas o por ser inquebrantablemente fieles a
    cierto estilo católico propio del pasado. Es una supuesta seguridad
    doctrinal o disciplinaria que da lugar a un elitismo narcisista y autoritario,
    donde en lugar de evangelizar lo que se hace es analizar y clasificar a los
    demás, y en lugar de facilitar el acceso a la gracia se gastan las energías en
    controlar. En los dos casos, ni Jesucristo ni los demás interesan
    verdaderamente.
    Son
    manifestaciones
    de
    un
    inmanentismo
    antropocéntrico. No es posible imaginar que de estas formas desvirtuadas
    de cristianismo pueda brotar un auténtico dinamismo evangelizador.

    95. Esta oscura mundanidad se manifiesta en muchas actitudes
    aparentemente opuestas pero con la misma pretensión de «dominar el
    espacio de la Iglesia». En algunos hay un cuidado ostentoso de la liturgia,
    de la doctrina y del prestigio de la Iglesia, pero sin preocuparles que el
    Evangelio tenga una real inserción en el Pueblo fiel de Dios y en las
    necesidades concretas de la historia. Así, la vida de la Iglesia se convierte
    en una pieza de museo o en una posesión de pocos. En otros, la misma
    mundanidad espiritual se esconde detrás de una fascinación por mostrar
    conquistas sociales y políticas, o en una vanagloria ligada a la gestión de
    asuntos prácticos, o en un embeleso por las dinámicas de autoayuda y de
    realización autorreferencial. También puede traducirse en diversas formas
    de mostrarse a sí mismo en una densa vida social llena de salidas,
    reuniones, cenas, recepciones. O bien se despliega en un funcionalismo
    empresarial, cargado de estadísticas, planificaciones y evaluaciones, donde
    el principal beneficiario no es el Pueblo de Dios sino la Iglesia como
    organización.
    En todos los casos, no lleva el sello de Cristo
    encarnado, crucificado y resucitado, se encierra en grupos elitistas, no sale
    realmente a buscar a los perdidos ni a las inmensas multitudes sedientas
    de Cristo. Ya no hay fervor evangélico, sino el disfrute espurio de una
    autocomplacencia egocéntrica.
    96. En este contexto, se alimenta la vanagloria de quienes se conforman
    con tener algún poder y prefieren ser generales de ejércitos derrotados
    antes que simples soldados de un escuadrón que sigue luchando. ¡Cuántas
    veces soñamos con planes apostólicos expansionistas, meticulosos y bien
    dibujados, propios de generales derrotados! Así negamos nuestra historia
    de Iglesia, que es gloriosa por ser historia de sacrificios, de esperanza, de
    lucha cotidiana, de vida deshilachada en el servicio, de constancia en el
    trabajo que cansa, porque todo trabajo es «sudor de nuestra frente». En
    cambio, nos entretenemos vanidosos hablando sobre «lo que habría que
    hacer» –el pecado del «habriaqueísmo»– como maestros espirituales y sabios
    pastorales que señalan desde afuera. Cultivamos nuestra imaginación sin
    límites y perdemos contacto con la realidad sufrida de nuestro pueblo fiel.
    97. Quien ha caído en esta mundanidad mira de arriba y de lejos, rechaza
    la profecía de los hermanos, descalifica a quien lo cuestione, destaca
    constantemente los errores ajenos y se obsesiona por la apariencia. Ha
    replegado la referencia del corazón al horizonte cerrado de su inmanencia y
    sus intereses y, como consecuencia de esto, no aprende de sus pecados ni
    está auténticamente abierto al perdón. Es una tremenda corrupción con
    apariencia de bien. Hay que evitarla poniendo a la Iglesia en movimiento de
    salida de sí, de misión centrada en Jesucristo, de entrega a los pobres.
    ¡Dios nos libre de una Iglesia mundana bajo ropajes espirituales o
    pastorales! Esta mundanidad asfixiante se sana tomándole el gusto al aire
    puro del Espíritu Santo, que nos libera de estar centrados en nosotros
    mismos, escondidos en una apariencia religiosa vacía de Dios. ¡No nos
    dejemos robar el Evangelio!

  2. #2
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    Re: Análisis resumido de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium

    He realizado una búsqueda exhaustiva palabra por palabra del evangeli gaudium, para saber cuantas veces repetía cada palabra y los resultados que he obtenido son bastante esclarecedores. Allá van:

    -evangelio: 93
    -alegría: 91 -culpa: 0
    -amor: 64 -pecado: 10
    -Jesucristo: 40 -Mesías: 1
    - belleza: 18 - castidad: 0
    - salvación: 12 - castigo: 0
    - pueblo: 61 - redentor: 0
    - cristiano: 20 - católico: 2
    - mundo: 62 - cielo: 5
    - Dios: 87 (-infierno: 0 - satanás: 1 - lucifer: 0)
    -libertad: 12 - miedo: 8
    - María: 10 - virgen: 2 - Virgen María: 1
    - santa: 12 - Santa María: 0
    - diálogo: 26 - penitencia: 0
    - social: 38 - conversión: 9
    - tierra: 20 - eterno: 1 -eternidad: 1
    - deseo: 17 - sacrificio: 3
    - personas: 39 - pecador: 1
    - renovación: 13 - redención: 2
    - dogma: 1 -inmutable: 1 -sólida: 4
    - nueva: 42 - nuevo 25 - reforma: 7
    - escuchar: 21 -afirmar: 0
    - pobres: 40 -trinidad 3 (y sólo 1 vez con santisima)
    - vida: 90 - muerte: 11
    - ternura: 11 - condena: 2
    - entusiasmo: 8 - contricción: 0
    - solidaridad: 12 - virtud: 3
    - compromiso: 25 (social) - deuda: 1 (economicamente)
    -misionero/a (35) - apóstol: 3
    -actual: 26 - antigua: 4
    -gozo: 10 -humillación: 1
    - corazón: 55 -santidad: 4
    - PASIÓN DE CRISTO: 0
    Última edición por tintaverde; 07/01/2014 a las 16:48
    ALACRAN dio el Víctor.

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