Está escrito que han de suceder acontecimientos terribles, que pondrán a prueba a muchas fes inconmovibles, pero quien persista será salvo. No importa lo que haya de suceder, sino lo que hagamos cada uno de nosotros y tenemos los elementos, pues en ellos nada ha cambiado, para mantenernos firmes en nuestra catacumba personal, veamos y oigamos lo que sea. Y si el Papa Francisco hace eso que tanto te preocupa pregúntate: ¿será un nuevo Iscariote? ¿Será un instrumento de la Divina Providencia?, incluso si el propio Iscariote no fue el instrumento en aquél momento. Quizás, y a imitación de Cristo, la Iglesia deba ser crucificada antes de resurgir gloriosa y triunfante.