Búsqueda avanzada de temas en el foro

Resultados 1 al 4 de 4

Tema: Notas de Ceniza

Vista híbrida

  1. #1
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Notas de Ceniza


    Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás




    El Miércoles de Ceniza inicia la Liturgia de la Iglesia la solemne apertura del ayuno cuaresmal, el tiempo de expiación próximo a la conmemoración de los grandes misterios de nuestra Redención.


    La Cuaresma fue instituida por la Iglesia por tradición apostólica: 1°, para darnos a entender la obligación que tenemos de hacer penitencia todo el tiempo de nuestra vida, de la cual, según los Santos Padres, es figura la Cuaresma; 2.°, para imitar en alguna manera el riguroso ayuno de cuarenta días que Jesucristo practicó en el desierto; 3.°, para prepararnos por medio de la penitencia a celebrar santamente la Pascuai.


    I. Este día recibe su nombre del rito mediante el cual el sacerdote señala con ceniza la frente de los fieles al tiempo que le repite las palabras: Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás (cfr. Gen 3, 19). Se evoca así la sentencia pronunciada por Dios en el Paraíso. Desde entonces sentimos que el hombre es polvo, solamente los méritos de Cristo nos dan capacidad para sobreponernos a esta realidad y vivir según el espíritu. Esta vida es un “nuevo nacimiento” en Cristo y presupone la muerte de nuestro “hombre viejo”, para que «caminemos en nueva vida».


    El uso de la ceniza como signo de humillación y penitencia es muy anterior a su empleo por la Iglesia como vemos en el Antiguo Testamento. Job cubría de ceniza su carne enferma e imploraba de este modo la misericordia de Dios («He cosido un saco sobre mi piel, he revuelto en el polvo mi rostro», Job 16, 16). El salmista proclama: «Mi comida es ceniza en vez de pan, y mezclo mi bebida con las lágrimas» (Sal 101, 10) y análogos ejemplos abundan en los Libros históricos y en los Profetas del Antiguo Testamento («Levantarán su voz sobre ti y se lamentarán amargamente; echarán polvo sobre sus cabezas y se revolcarán en ceniza»: Ez 27, 30). En la Lectura de la Misa (Jl 2, 12-18), Dios enseña a su pueblo por boca del profeta Joel que el verdadero arrepentimiento, es decir, la sincera contrición, le asegura el perdón de los pecados. «Promulgad un ayuno», porque purifica el alma («con esta aflicción voluntaria la carne muere para las concupiscencias, y el espíritu se renueva con las virtudes», San León Magno)… Que los sacerdotes eleven con lágrimas sus oraciones («La oración sube y la misericordia de Dios baja», San Agustín).


    El rito que celebramos actualmente, hunde sus raíces en la disciplina penitencial de la Iglesia de los primeros siglos. Los culpables de pecados sometidos a la penitencia pública de la Iglesia se presentaban en el templo antes de Misa. Los sacerdotes oían la confesión de sus pecados, y después los cubrían de cilicios y derramaban ceniza en sus cabezas. Finalmente, eran arrojados solemnemente por el Obispo y debían recibir con solemnidad la absolución el Jueves Santo. Después del siglo XI, la costumbre de imponer la ceniza a todos los fieles este día, llegó a generalizarse y comenzó a formar parte de las ceremonias esenciales de la Liturgia romanaii.


    II. Durante la Cuaresma, nos pide la Iglesia unas muestras de penitencia, ahora muy suavizadas (la abstinencia de carne a partir de los 14 años el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, y el ayuno entre los 18 y los 59 cumplidos) y también la oración y la limosna (Evangelio de la Misa: Mt 6, 1-6. 16-18). El desprendimiento de lo material, la mortificación y la abstinencia purifican nuestros pecados y nos ayudan a encontrar al Señor. Estas satisfacciones, ofrecidas a Dios con las del mismo Redentor purificarán nuestras almas y las harán dignas de participar de las alegrías de la Pascua.


    «Alegraos, en cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para también en la aparición de su gloria saltéis de gozo» (1 Pe 4, 13).
    Estas palabras de San Pedro pueden aplicarse al espíritu propio de este tiempo litúrgico y resumen la esencia de la vida cristiana: asociarnos a la muerte de Cristo mediante la mortificación voluntaria y la aceptación diaria de su Cruz para llegar un día a tener parte en la Gloria de la Resurrección.


    Nos gloriamos de tener por Cabeza a Cristo crucificado que nos permite, como miembros de su Cuerpo místico, asociarnos a Él por la fe y apropiarnos sus méritos redentores. «Con Cristo he sido crucificado, y ya no vivo yo, sino que en mí vive Cristo. Y si ahora vivo en carne, vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó por mí» (Gal 2, 19-20). La caridad más grande del Corazón de Cristo ha sido entregarse por nosotros a la muerte para poder proporcionarnos sus propios méritos y hacernos así vivir su misma vida divina de Hijo del Padre.
    «Decididos, pues, sigamos estas huellas sangrientas de nuestro Rey, como lo exige nuestra salvación, que hemos de poner a buen seguro: Porque si hemos sido injertados con Él por medio de la representación de su muerte, igualmente lo hemos de ser representando su resurrección [Rom. 6, 5], y, si morimos con Él, también con Él viviremos [2 Tim. 2, 11] […]Y esta misma lluvia de celestiales gracias será ciertamente superabundante, si no solamente elevamos a Dios ardientes plegarias, sobre todo participando con devoción, si es posible diariamente, del Sacrificio Eucarístico; si no solamente nos esforzamos en aliviar con obras de caridad los sufrimientos de tantos menesterosos; mas si también preferimos a las cosas caducas de este siglo los bienes imperecederos y si domamos con mortificaciones voluntarias este cuerpo mortal, negándole las cosas ilícitas e imponiéndole las ásperas y arduas; si, en fin, aceptamos con ánimo resignado, como de la mano de Dios, los trabajos y dolores de esta vida presente. Porque así, según el Apóstol, cumpliremos en nuestra carne lo que resta que padecer a Cristo, en pro de su Cuerpo místico que es la Iglesia (Cf. Col. 1, 24)»iii.
    Empleemos durante esta Cuaresma los medios de santificación que Dios ha puesto a nuestro alcance: la oración; la Santísima Eucaristía y el Sacramento de la Penitencia; un generoso espíritu de cristiana mortificación; la humildad del corazón, y una tierna y filial devoción a la Santísima Virgen. Que Ella nos alcance las gracias que necesitamos para unirnos a la Pasión de Cristo en esta vida y llenarnos de gozo en la aparición de su gloria.


    Padre Ángel David Martín Rubio



    i Catecismo Mayor de San Pío X.


    ii Cfr. Prospero GUERANGER, El Año Litúrgico, Tomo II, Burgos, Editorial Aldecoa: 1956, págs. 98-102.



    iii Pío XII, Mystici Corporis, nº 49




    Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás | Adelante la Fe

  2. #2
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Notas de Ceniza

    Què vaig fer el Dimecres de Cendra

    Una diada plena de gràcia.


    Es pot canviar? Es pot ser millor? Alguns pensen que no, i potser no s’equivoquen gaire. Canviar costa.
    Potser és impossible. O potser no.
    Ahir vam celebrar el Dimecres de Cendra, el començament de la Quaresma. 40 dies per canviar. 40 dies per aturar-nos, mirar la nostra vida, descobrir i assumir les nostres limitacions i defectes, i tal vegada decidir-nos a ser allò que somiàvem quan teniem 10 anys. Decidir-nos a fer quelcom de gran: ser una bona persona.

    Ahir milions de persones arreu del món van rebre la cendra al cap en senyal de futur: “converteix-te i creu en l’Evangeli”. Sí, algun dia el nostre cos serà pols. És un dels pocs pensaments que pot canviar una vida. Costa, però val la pena.

    Molta gent va fer dejuni, recordant que no vivim només de pa. La voluntat es referma i el sacrifici s’ofereix pel bé d’algú. Costa, però val la pena. I força gent s’ha proposat fe quelcom d’especial cada dia durant 40 dies: visitar el pare malalt, deixar la xocolata, parlar amb aquell que no saluda, somriure l’enemic, demanar perdó. Costa, però val la pena.

    No, per ser una bona persona no cal descobrir continents, guanyar batalles, liderar empreses. Només cal adonar-se de les pròpies imperfeccions, reconèixer la pròpia feblesa, demanar perdó. La Quaresma és especialment útil per fer-ho. Aturem, callem, escoltem. Deixem-nos de política, diaris, televisió. Algú ens estima
    i es prepara a donar la vida per nosaltres.

    Tenim 40 dies per ser millors.
    Canviem de vida?


    PULVIS, CINIS, NIHIL



    De la terra n’he vist poc;
    com més ne veig, menys m’agrada,
    tot hi és ombra i vanitat,
    pols i cendra i terregada.

    L’aigua dolça que jo vull
    enlloc del món l’he trobada,
    pertot allà on ne cerquí
    he trobat la mar salada.
    (Jacinto Verdaguer)


    Què vaig fer el Dimecres de Cendra |

Información de tema

Usuarios viendo este tema

Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)

Temas similares

  1. Memento homo... miércoles de ceniza
    Por Hyeronimus en el foro Religión
    Respuestas: 2
    Último mensaje: 13/02/2013, 13:50
  2. Notas sobre Glenmor
    Por Hyeronimus en el foro Música
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 05/12/2011, 13:19
  3. Notas acerca de un camino.
    Por Donoso en el foro Crisis de la Iglesia
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 11/12/2009, 01:00
  4. Notas de la biografía de la Reina Católica
    Por Juan del Águila en el foro Biografías
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 25/10/2006, 22:04
  5. Notas sueltas... pero con melodía. ...
    Por e-pesimo en el foro Tertúlia
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 08/05/2006, 10:59

Permisos de publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •