SERIE RAZONANDO EL CRISTIANISMO.


3ª.- Parte: EL COMPORTAMIENTO CRISTIANO.


LAS TRES PARTES DE LA MORAL.
Un escolar respondió, a la pregunta ¿como piensas que es Dios?, diciendo que Dios era "la clase de persona que siempre está espiando a ver si la gente se divierte y, entonces, intenta impedírselo"

Me temo que esa es la idea que la palabra moralidad inspira a gran número de personas: algo que interfiere e impide pasarlo bien.

EN REALIDAD LAS REGLAS MORALES SON INSTRUCCIONES PARA EL BUEN FUNCIONAMIENTO DE LA "MÁQUINA" HUMANA.

Toda regla moral está ahí para impedir un desperfecto un esfuerzo desmedido o una fricción en el funcionamiento de la máquina.
Por eso las reglas parecen interferir con nuestras inclinaciones naturales.

Algunos prefieren hablar de "ideales" morales antes que de reglas morales, y de "idealismo" moral antes que de obediencia moral.

Si bien la perfección moral es un "ideal" (en el sentido de que no podemos alcanzarla, así cualquier clase de perfección es, para los humanos, un ideal) no podemos conseguir ser perfectos tenistas, ni conductores, ni panaderos, ...
Pero hay otro sentido en el que resulta EQUÍVOCO llamar ideal a la perfección moral, así cuando decimos que una mujer, una casa, un barco o un jardín es "nuestro ideal" o queremos decir qeu todos los demás deberían tener el mismo ideal. Son temas en los que tenemos derecho a tener gustos diferentes, es decir, ideales distintos.

Por eso ES PELIGROSO describir a alguien que intenta con todas sus fuerzas guardar la ley moral como alguien con "altos ideales" porque puede conducir a EQUÍVOCOS como que: la perfección moral es un gusto particular de tal persona y que el resto no estamos llamados a compartirla. Sería un ERROR desastroso.

Puede que el comportamiento perfecto sea difícil de conseguir (como cambiar perfectamente las marchas) pero es el ideal necesario que se recomienda a todos por la propia naturaleza humana (del miso modo que el cambio de marchas perfecto es un ideal recomendado a todos los conductores por la naturaleza misma de los vehículos que conducen).

Más peligroso aún es pensar en uno mismo como en una persona de "altos ideales" porque uno intenta no mentir (en vez de decir sólo unas pocas mentiras), o nunca cometer adulterio (en vez de cometerlo muy de cuando en cuando) ... esto podría llevarnos a ser unos vanidosos y a pensar que somos especiales que merecen ser felicitadas por su "idealismo" es como si esperásemos ser felicitados porque cada vez que hacemos una cuenta intentásemos que saliera bien.
Sin duda la perfección aritmética es un "ideal", es verdad que cometeremos algunos errores en ciertos cálculos. Pero no es nada extraordinario intentar se exactos en todos los pasos de todas las cuentas. Sería estúpido no intentarlo pues cada error generará problemas más adelante.

Igualmente, todo fracaso moral nos causará problemas, a los demás y a nosotros mismos. Por eso hablar de reglas y obediencia en vez de "ideales" e "idealismo" nos ayudamos a nosotros mismos a recordar estos hechos.

Hay dos formas en que la "máquina" humana se estropea:
Una.- cuando los individuos se apartan unos de otros, o chocan entre sí con daños, engañándose o agrediéndose.
Otra.- cuando las cosas se estropean dentro del propio individuo, cuando las diferentes partes que lo componen (diferentes facultades, deseos, etc.) se separan entre sí o interfieren unas con otras.

Además de ambas condiciones hay que cumplir otra. Imaginemos una orquesta, con todos los instrumentos afinados, y todos entrando en el momento oportuno. Para que la pieza tenga éxito, además, precisa tocar la música que se ha pedido.

LA MORAL SE OCUPA DE TRES COSAS:
Primera: de la justicia y armonía entre los individuos.
Segunda: del orden o armonía en el interior de cada uno de nosotros.
Tercera: del fin general de la vida humana como un todo, aquello para lo cual el hombre ha sido creado.

Hogaño, en el mundo moderno, las personas piensan casi siempre en la primera pero olvidan, frecuentemente, las otras dos.

Cuando la prensa dice que "intentamos alcanzar pautas morales cristianas", generalmetne quieren decir que nos esforzamos por alcanzar la solidaridad y la justicia entre las naciones, las clases, y los individuos; esto es, están pensando sólo en el primer fin.
O cuando alguien dice sobre algo que piensa hacer: "no puede ser malo, porque no hace daño a nadie" se refiere únicamente al primer objetivo.

Cuando pensamos en moralidad es normal empezar pensando en la primera, en las relaciones sociales. Pues los resultados de una mala moral en esa esfera son evidentes y nos influyen a diario: guerra, pobreza, sobornos, mentiras, ... y mientras uno se quede ahí, hay muy poco desacuerdo respecto a qué significa moralidad.
Casi todos (en todas las épocas) han acordado (en teoría) que los seres humanos deben ser honestos, amables y serviciales unos con otros.

Pero si nuestra idea de la moral acaba ahí es casi lo mismo que carecer de moral. A menos que progresemos a la segunda (el orden dentro de cada uno) sólo nos estaremos engañando a nosotros mismos.
¿De qué sirve maniobrar los barcos de una escuadra para evitar que colisionen si cada barco es un montón de chatarra ingobernable?
¿De qué servirá esbozar, en el papel, reglas de comportamiento social si nuestra codicia, cobardía, mal carácter y vanidad no nos permitirán cumplirlas?

No digo que no se deba pensar en mejorar el sistema social y económico, digo que todo ello es papel mojado a menos que nos demos cuenta de que nada, salvo el valor y la generosidad de los individuos, conseguirá que ningún sistema funcione correctamente.

Es relativamente fácil eliminar los sobornos o avasallamientos del presente sistema, pero mientras los hombres sean tramposos y avasalladores encontrarán la manera de seguir con el juego sucio bajo un nuevo sistema.

NO PUEDE HACERSE BUENOS A LOS HOMBRES POR DECRETO, Y SIN HOMBRES BUENOS NO ES POSIBLE UNA BUENA SOCIEDAD NI UN BUEN SISTEMA.

Por eso es tan importante la segunda esfera: la moralidad dentro del individuo.

Pero aún no es suficiente detenerse aquí, pues diferentes creencias sobre el universo conducen a comportamientos diferentes.
Parece lógico detenerse para seguir hablando de las clases de moralidad en las que todos los hombres están de acuerdo ¿Pero podemos hacerlo?
La religión implica una serie de afirmaciones sobre ciertos hechos que deben ser falsos o verdaderos.
Si son verdaderos, ciertas conclusiones se seguirán sobre la correcta navegación de la flota humana; si son falsos, las conclusiones serán enteramente distintas.

Si el hombre que afirma que una cosa no puede estar mal porque no perjudica a nadie. Evidentemente está afirmando, implícitamente, que comprende que no se puede dañar a los demás barcos de la flota humana, pero cree que lo que él haga con su barco es asunto suyo.
Pero ¿no hay una gran diferencia en el hecho de que ese barco sea o no de su propiedad? ¿no hay una gran diferencia entre que seamos los propietarios de nuestra mente y cuerpo o solo inquilinos responsables ante su verdadero propietario?
Si alguien me ha creado para sus propios fines tendré muchos deberes que cumplir, deberes que no tendría si me perteneciera a mí mismo.

Además, según el cristianismo viviremos eternamente. Y esto puede ser falso o verdadero.
Hay muchas cosas sobre las que no me molestaría si sólo viviera 80 años, pero por las que más me valdrá que me moleste, y mucho, si viviré eternamente.
Tal vez mi mal carácter empeoren gradualmente, tan gradualmente que a lo largo de 80 años no sea demasiado evidente. Pero podrían ser un infierno al cabo de un millón de años. De hecho, si el cristianismo es verdad, infierno es el término exacto par describir lo que podría llegar a ser.

Y es la INMORTALIDAD la que marca la diferencia, que además está muy relacionada con la diferencia entre democracia y totalitarismo.
Si los individuos pueden durar 80 años, y un estado, una nación, o una civilización varios miles, éstos son más importantes que los individuos. Pero si el cristianismo es cierto será el INDIVIDUO mucho más importante, incomparablemente más importante, puesto que es eterno.

Así para pensar en la MORAL hay que pensar en SUS TRES ESFERAS:
- relaciones interpersonales.
- qué hay en el interior de cada hombre, y
- relaciones entre el hombre y el poder que lo creó.


Todos más o menos coincidimos en la primera. Con la segunda empiezan los desacuerdos que son mucho más serios con la tercera.
Precisamente en la tercera parte es donde aparecen los mayores desencuentros entre la moral cristiana y las no cristianas.



LAS VIRTUDES CARDINALES.
La división en tres esferas, o partes, de la moral, en el apartado anterior se debe a razones de brevedad, con la imagen de una flota de barcos navegando en formación.

Ahora veremos la idea de otra forma, tal como ha sido tratado por autores antiguos, un poco más larga pero muy instructiva.

Según el esquema antiguo hay SIETE virtudes: Cuatro Cardinales y Tres Teologales.

Son VIRTUDES CARDINALES las que reconocen todos los seres civilizados, las Teologales solo las conocen los cristianos.
Se denominan cardinales (del griego: gozne) porque son el eje sobre el que pivotan nuestras acciones. Y son: Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza.

La PRUDENCIA se refiere al práctico sentido común, a tomarse el trabajo de pensar en lo que se hace y sus consecuencias. Hoy pocos piensan en la prudencia como una virtud.
Basándose en las palabras de Jesús "sólo podrán entrar en Su reino los que se hagan como niños" por lo que muchos piensan que siendo buenos no importa ser un imbécil. Pero es un malentendido pues los niños tienen gran prudencia con las cosas que les interesan, y como señala San Pablo, Cristo no quiso decir que debíamos permanecer como niño en cuanto a inteligencia sino que fuéramos "cautos como serpientes".
Cristo nos desea un corazón de niño pero una cabeza adulta, nos quiere sencillos, coherentes, afectuosos y dispuestos a aprender, pero también quiere toda nuestra inteligencia. El donar dinero a obras de caridad no nos exime de averiguar si es un fraude. El pensar en Dios mientras rezamos no significa que nos satisfagamos con las mismas ideas infantiles que teníamos de Él de niños, etc.
Dios no nos amará o usará menos por haber nacido con una inteligencia limitada, tiene sitios para todos pero quiere que todos hagamos uso de las capacidades que poseamos.

Si alguien piensa en hacerse cristiano hay que advertirle que se embarca en una aventura que EXIGIRÁ TODO DE ÉL, cerebro incluido. Pero también funciona al revés, cualquiera que esté sinceramente interesado en convertirse al cristianismo descubrirá que su inteligencia se agudiza. Una de las razones por las que no se precisa una educación especial para ser cristiano es que el cristianismo es una educación en sí mismo.

La TEMPLANZA es una de esas palabras cuyo significado ha cambiado. Ahora significa abstinencia de alcohol pero antes no se refería, para nada a la bebida, sino a todos los placeres y no significaba abstenerse de ellos, sino no sobrepasarse en su disfrute.
Un cristiano puede creer conveniente renunciar a algunas cosas por motivos especiales: matrimonio, bebida, la carne, la cerveza, o el cine, pero si dice que esas cosas son malas per se, o a mirar despectivamente a los que las practican ha escogido el camino equivocado.
El que convierte el golf, las motos, la ropa o lo que sea en el centro de su vida es tan destemplado como el que se emborracha a diario. Puede que el golf o el juego no sean tan evidentes como la bebida, pero a Dios las apariencias no le engañan.

LA JUSTICIA es más que la que la aplican los jueces, es lo que ahora conocemos por imparcialidad, incluye la honestidad, la flexibilidad y la sinceridad, etc.

La FORTALEZA incluye dos tipos de valor: el que se enfrenta al peligro así como el que resiste el dolor. Hoy se diría tener agallas.
No es posibles aplicar a largo plazo las otras virtudes sin ésta.

Finalmente conviene distinguir entre hacer una acción justa o templada y ser un hombre justo y templado. Un aficionado al tenis puede dar algún buen golpe de vez en cuando, pero eso no le convierte en un campeón.
El que persevera en hacer buenas acciones adquiere un carácter, y es a sea cualidad de su carácter es a lo que nos referimos con el término "virtud" más que a sus acciones en particular.
No hacer esta distinción conduce a tres errores:
1º.- no siempre que hacemos lo correcto, no importa cómo o por qué lo, si es voluntaria o involuntariamente, alegres o disgustados, o por el hecho en sí no, no estamos actuando virtuosamente. Porque las buenas acciones hechas por motivos equivocados no ayudan a construir un carácter virtuoso que en realidad es lo que importa.
2º.- podríamos pensar que Dios sólo quiere una simple obediencia a un conjunto de reglas, cuando en realidad lo que quiere es personas con un carácter virtuoso.
3º.- podría pensarse que las "virtudes" son sólo necesarias para esta vida ... que en el otro mundo podremos dejar de ser justos, templados, valientes, porque allá no es necesario. Y ciertamente es muy probable que no haya ocasiones para acciones justas o valientes más allá, pero habrá todo tipo de ocasiones para ser la clase de personas en las que podríamos convertirnos sólo como resultado de haber llevado a cabo tales acciones aquí.

La cuestión no es que Dios nos deniegue la admisión en Su paraíso si no poseemos ciertas cualidades de carácter, se trata de que si no poseemos al menos un indicio de tales cualidades en nuestro interior, ninguna condición externa hará posible crear un "cielo" para ellas ... es decir, hacernos felices con la profunda, intensa, inamovible felicidad que Dios nos tiene reservada.



MORAL SOCIAL.
Sobre la moral cristiana entre los individuos hay que tener claros algunos puntos:
Primero: que Cristo no vino a predicar ninguna nueva moral. La regla de oro del Nuevo Testamento (haz a los demás lo que quieres que te hagan a ti) es un resumen de lo que todos sabemos que es lo correcto.
Los grandes maestros morales no introducen, nunca, moralidades nuevas; sólo los embaucadores y charlatanes lo hacen.

El verdadero trabajo de todo maestro moral es seguir llevándonos, una y otra vez, a los antiguos y sencillos principios que estamos tan intranquilos por ignorar, del mismo modo que una y otra vez se lleva un caballo a la valla que se ha negado a saltar.

Segundo: el cristianismo no tiene, ni pretende tener, un detallado programa político para aplicar. El "haz a los demás lo que quieres que te hagan a ti" a una sociedad particular en un momento determinado, no podría tenerlo. Va dirigido a los hombres de todos los tiempos y el programa en particular que se adecuase a un lugar o un momento concreto no serviría en otros.
Cuando dice "dad de comer al hambriento" no da clases de cocina.
cuando dice "leed las Escrituras" no da clases de latín o gramática griega.

El Cristianismo JAMÁS FUE DESTIANDO A REEMPLAZAR O IMPONERSE SOBRE LAS ARTES O LAS CIENCIAS HUMANAS, es más un director que las pondrá a trabajar en sus funciones adecuadas o una fuente de energía que les dará a todas nueva vida con sólo ponerse a su disposición.

Cuando se dice "la Iglesia debería darnos una pauta" es cierto si se dice de la forma correcta y falso si se hace de manera equivocada.
Por iglesia (entendida como el cuerpo entero de los cristianos practicantes) y dar una pauta (los cristianos con el talento adecuado deberían ser economistas y hombres de estado, y que todos los economistas y hombres de estado deberían ser cristianos y todos los esfuerzos políticos y económicos dispuestos para hacer a los demás lo que nos gusta que nos hagan a nosotros).

Pero cuando piden una pauta a la Iglesia, la mayoría piden que sea el clero el que proponga un programa, político y/o económico. Y ESO ES ABSURDO, el clero está compuesto por personas particulares dentro de la Iglesia, especialmente preparadas y señaladas para cuidar de lo que nos concierne como criaturas que vamos a vivir para siempre. Si se les pide que hagan un trabajo enteramente diferente para el que no han sido preparados no es razonable.
El trabajo atañe a los seglares. La aplicación de los principios cristianos a la educación, los sindicatos, etc. debe venir de los educadores cristianos, de los sindicatos cristianos, ... del mismo modo que la literatura cristiana vendrá de novelistas o dramaturgos cristianos ... y no de un colegio de obispos que se reúnen para escribir obras de teatro o novelas en sus ratos libres.

El Nuevo Testamento da una idea bastante clara de como sería una sociedad enteramente cristiana. Tal vez nos de más de lo que soportaríamos.
1º.- Nos dice que no habrá parásitos, si un hombre no trabaja, no debería comer. Todos deberían trabajar con sus propias manos, y el trabajo de cada uno producirá algo bueno. No habrá lujos innecesarios ni vana publicidad para inducir consumos inapropiados y desorbitados.
2º.- no deja de insistir en la obediencia y respeto hacia magistrados apropiadamente elegidos, de los hijos a los padres, de las mujeres a los maridos.
3º.- una sociedad alegre, llena de regocijo y que contemple la preocupación o la ansiedad como algo negativo.
4º.- la cortesía es una virtud cristiana.
5º.- el Nuevo Testamento detesta a los chismosos.

Si tal sociedad existiera nos daría una curiosa impresión. Tendría una vida económica muy socializada (y en este sentido "avanzada") pero su vida familiar y sus códigos de conducta serían bastante "anticuados" y ceremoniosos.
A cada uno le gustaría una parte, a muy pocos la sociedad entera. Y eso es justamente lo que cabría esperar si el cristianismo fuera el plan total de la máquina humana.
Todos nos hemos alejado de ese plan total de diferentes maneras y cada uno quiere que su propia desviación del plan original es el plan en sí.
Todos nos sentimos atraídos por unos fragmentos pero queremos dejar fuera lo demás.
Por esa razón no hacemos grandes progresos y personas que luchan por cosas opuestas dicen, ambos, que luchan por el cristianismo.

También hay un sabio consejo que nos han dado los antiguos paganos griegos, los judíos del Antiguo Testamento, y los grandes maestros cristianos medievales y que los sistemas económicos modernos han desobedecido completamente: QUE NO SE PUEDE PRESTAR DINERO COBRANDO INTERÉS (cualquier tipo de interés).
Lo que denominamos INVERSIÓN es la base de todo nuestro sistema económico.

Es posible que de esto no se siga, necesariamente, que estamos equivocados, algunos dicen que cuando Moisés, Aristóteles y los cristianos acordaron abolir el interés (la USURA) no podían prever el mercado bursátil, sólo pensaban en el prestamista privado y que por tanto, no es aplicable hoy.

Como el autor no es economista no puede pronunciarse por desconocer si el sistema de inversiones es responsable de la situación en que nos encontramos.
Lo que no impide que mencione que tres grandes civilizaciones acordaron condenar la operación e la que hemos basado nuestra vida entera.

Finalmente cuando el Nuevo Testamento dice que todos deben trabajar, da una razón para ello: "que todos puedan tener algo que dar a los necesitados". La Caridad, el dar a los pobres es una parte esencial de la moral cristiana.
Muchos dicen hoy que la caridad no debería ser necesaria, que en vez de dar a los pobres habría que crear una sociedad sin pobres.
Puede ser así, pero ello no exime de que entretanto no gocemos de esa sociedad debemos seguir practicando la caridad.

Normalmente el gran obstáculo que nos separa de la caridad no reside en nuestro nivel de lujos o nuestro deseo de más dinero, sino en nuestro MIEDO ... miedo a la INSEGURIDAD.
Incluso nuestro orgullo afecta a nuestra caridad al estar predipuestos a gastar maś de lo que debemos en formas ostentosas de generosidad (propinas, hospitalidad, etc.) y menos de lo que debemos en los que realmente lo necesitan.

Normalmente este discurso enfurece a los izquierdistas por no ir más allá en esa dirección. Pero también a los de ideas opuestas por haber ido demasiado lejos.
Y este es el auténtico obstáculo de este esbozo de una sociedad cristiana. La mayoría no abordan el tema para descubrir lo que realmente dice el cristianismo, lo abordan con la esperanza de encontrar apoyo en el cristianismo para sus ideas. Buscan un aliado allí donde se ofrece un MAESTRO o un JUEZ.

Nunca conseguiremos una sociedad cristiana hasta que la mayoría de nosotros la desee ardientemente. Y eso no sucederá en tanto no seamos totalmente cristianos.

Podemos repetir hasta la saciedad, y más aún, "haz a los demás lo que quieres que te hagan a ti", pero no podré llevarlo realmente a la práctica hasta que ame a mi prójimo como a mí mismo y aprenda a amar a Dios.
Y no puedo aprender a amar a Dios salvo aprendiendo a obedecerle. Y así llegamos a algo más interior ... de los asuntos sociales a los asuntos religiosos. Porque el rodeo más largo es el camino más corto a casa
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LA MORAL Y EL PSICOANÁLISIS.
No llegaremos a una sociedad cristiana hasta que la mayoría no seamos cristianos, eso no significa, que podamos aplazar hacer algo por la sociedad hasta una fecha futura. Lo que significa es que debemos emprender, inmediatamente, ambas acciones:
1ª.- aplicar el "haz a los demás lo que te gusta que te hagan a ti" en la sociedad moderna.
2ª.- convertirnos en la clase de personas que realmente lo aplicarían si supiéramos cómo.

Dado que la moral cristiana es capaz de corregir la "máquina" humana está relacionada con una técnica que se precia de algo similar: el psicoanálisis.
Pero hay que hacer una clara distinción entre dos cosas distintas: las teorías y técnicas médicas de los psicoanalistas y la perspectiva filosófica que Freud (y otros) han añadido a las primeras.

La filosofía de Freud está en contradicción directa con el cristianismo, y con otros grndes psicólogos (Jung).
Además cuando Freud habla de cómo curar a los neuróticos (aparte de sus casos falsificados) habla como especialista en su tema, pero cuando habla de filosofía general lo hace como un aficionado.
El autor ha descubierto que cuando Freud habla fuera de su campo (en uno que el autor domina bien, como los idiomas, demuestra ser muy ignorante).

Por su parte el psicoanálisis en sí, sin las connotaciones filosóficas freudianas añadidas, no es una técnica contradictoria al cristianismo.

La elección moral del hombre implica dos cosas:
- el propio acto de elegir.
- los diversos sentimientos, impulsos, etc. La materia bruta de la elección y que a su vez pueden ser de dos clases:
· normales: los comunes a todos los hombres (miedo a cosas peligrosas)
· anormales debidos a que hay algo mal en el subconsciente (miedo a las arañas).

El psicoanálisis elimina los sentimientos anormales, dar al hombre la mejor materia prima para su elección. La moral se encarga de la elección en sí.
Donde acaba el trabajo del psicoanálisis empieza el campo de la moral en el que el primero no puede hacer absolutamente nada.
Pues por mucho que se mejoren los sentimientos humanos aún hay algo más: el libre albedrío, y esa libre elección es lo único que compete a la moral.

El material psicológico malo no es un pecado sino una enfermedad, no precisa arrepentimiento sino sanación.
Los humanos se juzgan unos a otros por sus ACTOS, Dios nos juzga por las decisiones morales. Por eso se recomienda a los cristianos que no juzguen porque los hombre sólo podemos ver los resultados de las elecciones que se extraen de la materia prima de que parte cada uno.
Dios no juzga, en absoluto, por la materia prima de que goza, sino el uso que hemos hecho con la que teníamos.

Muchos creen que la moral cristiana es una especie de trato con Dios: "si guardáis unas reglas o mandamientos os recompensaré; pero sino lo hacéis os castigaré", pero no parece la mejor forma de considerar el asunto.
Es mejor pensar que con cada elección que hacemos estamos transformando el núcleo central de lo que somos en algo diferente de lo que éramos. Al considerar nuestra vida como un todo, con todas sus innumerables elecciones, estamos transformando el núcleo central en una criatura celestial o infernal.
Somos nosotros mismos, en cada momento, los que progresamos hacia uno u otro lado.

Así se explica lo que extraña a algunos sobre los cristianos: que unas veces parecen tan estrictos pero en otras libres y desenfrenados. Hablan sobre meros pecados de pensamiento como si fueran inmensamente importantes y luego de los más terribles asesinatos como si lo único que hubiera que hacer es arrepentirse y todo perdonado.
Es así porque piensan en la marca que cada uno de nuestros actos deja ese núcleo central que nadie ve en esta vida, pero que cada uno tendrá que lucir (soportar o disfrutar) para siempre.
Un hombre puede estar tan airado que vierta la sangre de otros, y otro situado de forma que por muy airado que esté sólo conseguirá que se burlen de él, pero la marca en el alma de cada uno puede ser similar.
Ambos se han hecho algo a sí mismos que, a menos que se arrepientan, harán que sea más difícil para ellos mantenerse lejos de la ira la próxima vez que sean tentados, y hará que la ira sea peor cuando caiga en la tentación.
Ambos pueden enderezarse de nuevo si se vuelven a Dios, ambos se condenarán si no lo hacen. La importancia o insignificancia de la cosa, vista desde fuera, no es relevante.

La dirección correcta lleva a la paz y al conocimiento, cuando nos vamos haciendo mejores comprendemos cada vez más claramente el mal que aún perdura dentro de nosotros. Cuando nos hacemos peores, comprendemos cada vez menos nuestra maldad.

Un hombre moderadamente malo sabe que no es muy bueno. Un malvado total piensa que está bastante bien. Es lógico, comprendemos el sueño cuando despertamos, no mientras dormimos. Podemos ver los errores de cálculos cuando la mente funciona bien, mientras los cometemos no los percibimos.

La buena gente conoce el bien y el mal. La mala gente no conoce ninguno de ambos.


MORAL SEXUAL.
La moral cristiana sobre sexualidad que los cristianos llaman virtud de la castidad.
Y la regla cristiana de la castidad no debe confundirse con la regla social de la decencia, la que establece que áreas del cuerpo pueden enseñarse, sobre qué temas podemos referirnos y las palabras que deben usarse según las costumbres sociales.

La Regla de la Castidad es la misma para todos los cristianos de todos los tiempos, la regla de la decencia cambia con el entorno social y la época.

Únicamente cuando las personas trasgreden las reglas de la decencia común de su época y entorno con ánimo de excitar la lujuria en ellos y los demás es cuando pecan contra la castidad. Si la transgresión es por ignorancia o descuido sólo serán culpables de mala educación.
Las transgresiones como desafío para escandalizar o avergonzar a otros no están actuando contra la castidad sino más bien contra la caridad pues es poco caritativo congratularse con la incomodidad de los demás.

Normalmente unas estrictas reglas de decencia no son prueba, ni siquiera ayudan, a la castidad y la relajación y simplificación de esas reglas en la actualidad no son perjudiciales. El problema es que personas de distintos entornos y edades pierden las referencias al no reconocer todos el mismo patrón.

LA CASTIDAD ES LA VIRTUD CRISTIANA MENOS POPULAR. La antigua norma cristiana: "o boda, con fidelidad absoluta a la pareja, o abstinencia total" es difícil de seguir por ser del todo contraria a nuestros fuertes instintos, por lo que muchos creen que el cristianismo se equivoca o nuestro instinto sexual, como ocurre hoy, se ha desvirtuado.

Evidentemente los cristianos pensamos que es el instinto lo que está desvirtuado. Pero hay una razón para pensar así.
LA FINALIDAD BIOLÓGICA DEL SEXO ES LA PROCREACIÓN, como el fin biológico de comer es restaurar el cuerpo y darle energía. Un hombre puede comer por dos, pero no por diez. El apetito va más allá de la finalidad biológica, pero no enormemente.
Si un hombre joven satisfaciera su apetito sexual cada vez que se sintiera inclinado a ello, y si cada uno de sus actos produjera un hijo, en diez años podría poblar una pequeña villa, en este caso el apetito sexual está en absurda y excesiva proporción con su función.

Actualmente los anticonceptivos han hecho de la permisividad sexual algo menos costoso dentro del matrimonio y más seguro fuera de él que en ninguna época anterior. La sociedad y la opinión pública son menos hostiles a las uniones ilícitas e incluso a las perversiones.

Además, hay poca gente que quiera comer cosas que realmente no sean comida o hacer con ella otra cosa que no sea comerla. Es decir, hay pocas perversiones del apetito de la comida. Pero las perversiones del instinto sexual son numerosas, difíciles de curar y terribles.

EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS HEMOS SIDO, Y SOMOS, PERMANENTEMENTE ALIMENTADOS CON ROTUNDAS MENTIRAS SOBRE EL SEXO.

Se nos dice hasta la saciedad que el deseo sexual está en el mismo estado que cualquiera de nuestros otros deseos naturales, y que sólo con que abandonemos las "arcaicas" ideas de silenciarlo, todo el jardín será bellísimo. PERO NO ES CIERTO, en cuanto consideramos los hechos y desoigamos la constante propaganda vemos que no es así.

Nos mienten diciendo que el sexo se ha convertido en un lío por mantenerlo en secreto, pero en los últimos tiempos no ha sido mantenido, para nada, en secreto. Se habla de él en todo momento. Y sin embargo sigue siendo un lío. Si el mantenerlo en secreto fuera la razón del problema al hablar de él se hubiera solucionado, no empeorado.

Cuando los "progresistas" dicen que "el sexo no es algo de lo que debamos avergonzarnos" pueden querer decir dos cosas:
1ª.- no hay nada de qué avergonzarse en que los humanos nos reproduzcamos de cierta manera, ni porque ello conlleve placer. Cierto, tienen razón, y el cristianismo piensa lo mismo.
El problema no es el hecho en sí, ni el placer que produce, los antiguos maestros cristianos decían que si el hombre no hubiera caído, el placer sexual, en vez de ser menor de lo que es ahora sería mayor.
El cristianismo es casi la única de las grandes religiones que aprueban el cuerpo totalmente, que cree que la materia es buena, que Dios mismo tomó una vez el cuerpo humano, que recibiremos una especie de cuerpo en el cielo y que éste será parte esencial de nuestra felicidad, belleza y energía.
El cristianismo ha glorificado el matrimonio más que ninguna otra religión, y casi toda la mejor poesía de amor del mundo ha sido escrita por cristianos.
Si alguien dice que el sexo, per se, es malo el cristianismo le contradice inmediatamente.

2ª.- pero si la gente quiere decir "el estado en el que se encuentra ahora el instinto sexual no es nada de lo que debamos avergonzarnos" están equivocados. Hay de qué avergonzarse, y mucho.
No hay nada malo en disfrutar de la comida, pero sí habría de qué avergonzarse si la mitad del mundo hiciera de la comida el mayor interés de su vida y pasara gran cantidad de tiempo mirando fotos y vídeos de comida, babeando y chasqueando los labios.

Crecemos en sociedades inmersas en propaganda favorable a la libertad sexual, muchas personas mantienen inflamados los instintos sexuales y se enriquecen con ello porque es evidente que una persona con una obsesión es presa fácil al que le venda el motivo de la misma.

Antes de ser curados debemos querer sanar, los que realmente desean ayuda la obtendrán; pero para muchas personas incluso esto es difícil. Es fácil pensar que queremos algo cuando realmente no la queremos.
Hay tres razones por las que ahora es especialmente difícil desear, ya no conseguir, la castidad completa:

PRIMERA:
Nuestra naturaleza caída, las tentaciones son constantes con gran cantidad, a todas horas, de propaganda lujuriosa haciéndonos creer que los deseos a los que nos resistimos son naturales, sanos y razonables que es perverso resistirse a ellos. Carteles, películas, fotos, novelas, ... asocian la idea de permisividad sexual con la de salud, normalidad, juventud, franqueza, simpatía, éxito, buen humor, ... TODO MENTIRA. Y como todas las mentiras poderosas está basada en una verdad, la verdad de que el sexo en sí (sin excesos y obsesiones) es normal y sano. LA MENTIRA ES PRETENDER QUE TODO ACTO SEXUAL QUE NOS TIENTA, INCLUSO EL PERVERTIDO, ES IPSO FACTO SALUDABLE Y NORMAL.
Desde cualquier punto de vista, y sin necesidad de relacionarlo con el cristianismo, es MENTIRA E INSENSATO. Ceder a todos los deseos conduce a la impotencia, la enfermedad, los celos, la mentira, la ocultación y todo lo que es opuesto a la felicidad, la franqueza y el buen humor.
Para cualquier tipo de felicidad, incluso en este mundo, se precisa una gran dosis de control de modo que lo que pretende cualquier clase de deseo fuerte, ser sano y razonable, no cuenta para nada.
Todo hombre sano y civilizado debe tener un conjunto de principios según los cuales elija rechazar algunos de sus deseos y permitir otros. Y esto desde principios cristianos, y de higiene y sociológicos.

EL VERDADERO CONFLICTO NO ESTÁ ENTRE EL CRISTIANISMO Y LA "NATURALEZA" SINO ENTRE LOS PRINCIPIOS CRISTIANOS Y OTROS EN EL CONTROL DE LA NATURALEZA.

La naturaleza (los deseos naturales) tendrá que ser controlada de todos modos, a menos que uno prefiera arruinar su vida.
Evidentemente los principios cristianos son más estrictos que otros, pero también los cristianos reciben más ayuda para obedecerlos que no se recibe para obedecer otros.

SEGUNDA:
Muchos temen la perspectiva de iniciar seriamente la práctica de la castidad cristiana porque creen, sin intentarlo, que es imposible.
Pero cuando debe intentarse algo no debe pensarse en la posibilidad o imposibilidad. Enfrentados a una pregunta opcional en un examen podemos considerar contestarla, o no. Enfrentados a una pregunta obligatoria, hay que hacerla lo mejor que se pueda. Podemos obtener una nota baja por no ser del todo correcta, pero no recibiremos nada si la dejamos en blanco.
Y la experiencia demuestra que en las guerras, el alpinismo, aprender a patinar, a nadar, a montar en bicicleta o caballo, incluso abotonarse un cuello duro con dedos entumecidos a menudo la gente consigue hacer lo que, a priori, parecía imposible.
Es sorprendente lo que puede hacer el hombre cuando tiene que hacerlo.

Evidentemente la castidad perfecta, como la caridad perfecta, no serán alcanzadas por nuestros esfuerzos humanos. Debemos pedir ayuda a Dios. Incluso aunque parezca durante un tiempo que no tenemos contestación.
No importa, tras cada fracaso pedid perdón, levantaos y volved a intentarlo.
Por importante que sea la castidad (o el valor, la sinceridad o cualquier virtud) este proceso nos entrena en los hábitos del alma que son mucho más importantes. Nos cura de nuestras ilusiones respecto a nosotros mismos y nos enseña a depender de Dios. Aprendemos que no podemos confiar sólo en nosotros mismos, ni siquiera en nuestros mejores momentos, y por otro, que no debemos desesperar ni en los peores tragos.

TERCERA:
Se ha distorsionado lo que la psicología enseña sobre las REPRESIONES. La psicología enseña que el sexo "reprimido" es peligroso. Pero "reprimido" es un término técnico que no significa "suprimido" (negado, resistido).
Un deseo o pensamiento reprimido es uno que ha sido relegado al subconsciente (generalmente a edades muy tempranas) y que puede presentarse posteriormente disfrazado e irreconocible.

La sexualidad reprimida no le parece al paciente sexualidad en absoluto. Cuando un adolescente (o un adulto) se ocupa de resistir un deseo consciente no está tratando con una represión ni tiene el menor peligro de crear una represión.

Al contrario los que seriamente intentan practicar la castidad son más conscientes, y pronto saben mucho más sobre su propia sexualidad que los otros.
La virtud, incluso la virtud que se intenta, trae consigo la luz, la permisividad trae oscuridad.

Finalmente EL CENTRO DE LA MORAL CRISTIANA NO ESTÁ AQUÍ, si alguien piensa que los cristianos consideran la falta de castidad como el vicio supremo se equivocan.
Los pecados de la carne son malos, pero son los menos malos de todos los pecados.
Los peores placeres son puramente espirituales: el placer de dejar a alguien en ridículo, el placer de dominar, de tratar despectivamente, el del poder o el del odio.

Es así porque en cada uno hay dos elementos, compitiendo con el ser humano en el que debe intentar convertirse: el ser Animal y el ser Diabólico.
Con mucho el Diabólico es el peor de los dos. Por eso un hipócrita, frío y autocomplaciente que acude regularmente a la iglesia puede estar mucho más cerca del infierno que una prostituta. Aunque evidentemente no aspiramos a ser ninguno de ambos.