No hay que perder nunca de vista que De Prada pertenece al selecto club de opinadores remunerados a tanto por artículo publicado, y lo principal para ellos es tener la escopeta cargada contra todo lo que se mueva, lo que conlleva meterse en todos los charcos, mucho más que las razones que se aporten.Estas cosas son ciertas sí; no obstante, tengo que decir que por lo que llevo leído, la "propuesta" del tal Dreher no deja de ser una americanada completamente inviable y estrambótica (por lo menos en España, o incluso en Europa). Esa ocurrencia de fundar "polis" cristiano-ecuménicas (opulenta palabra, en realidad serían una especie de "barrios cristiano-ecuménicos"), amén de retrotraernos directamente a "Little Italy" o a "Chinatown" nos convertiría sin remedio en otra minoría pintoresca más, como los judíos de Williamsburg (Brooklyn) o si se quiere, los negros de Harlem; para que no se diga que somos elitistas o racistas....Efectivamente, el Sr. de Prada tiene cierta tendencia a sacar los pìes del tiesto, como lo hizo cuando en plena crisis catalana nos salió públicamente con que Cataluña es una nación y que dio lugar a una catarata de críticas, debates, donde dije "digo" dije Diego, incluido este mismo sitio para no ir más lejos. De este señor yo dije ayer mismo que puede escribir lo que le dé la gana, pero su opinión cuando afecta a cuestiones fundamentales debe ser bastante más comedida, pues cobra por exponerla, está dirigida a un lector de perfil muy concreto aunque en muchas ocasiones alimenta al enemigo y, desde luego, son opiniones, no dogmas. En este caso, además, en lugar de dejar lugar a la reflexión, avienta nieblas.
En efecto, al autor se le nota mucho el sesgo norteamericano, lo que es algo lógico y disculpable; y además como ecumenista y liberal, poco puede tener de tradicional. No obstante, se agradece el esfuerzo de querer plantar cara, de alguna forma, a esta sociedad descristianizada.
Pero nuestro sitio como católicos no está en güetos...."nuestro sitio está al aire libre, bajo la noche clara, fusil bajo el brazo[1] y en lo alto, las estrellas"; que diría aquél mártir.
[1] Hablamos figuradamente, de momento.
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