En la época de Nicea ya tenían bastante claro cuál era el canon del Nuevo Testamento. Distinguían los libros de origen apostólico que se consideraban inspirados de otros que eran simplemente edificantes aunque no se contaran entre los libros sagrados, y por supuesto rechazaban los apócrifos. Los Padres citan mucho en sus obras los Evangelios y las Epístolas en sus escritos y su correspondencia. Incluso había cánones, el más conocido de los cuales es el de Muratori, bastante completo aunque no se conserva entero. Ya había bastante unanimidad en el año 325, unanimidad que se fue afianzando en los años siguientes. Con tantas herejías, era importante tener claro qué era lo que valía y qué era lo que no.
Marcadores