Búsqueda avanzada de temas en el foro

Resultados 1 al 12 de 12
Honores9Víctor
  • 1 Mensaje de
  • 2 Mensaje de Hyeronimus
  • 1 Mensaje de venator
  • 1 Mensaje de
  • 1 Mensaje de
  • 1 Mensaje de
  • 2 Mensaje de

Tema: Cristo Rey

Vista híbrida

  1. #1
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Cristo Rey

    El padre Cantalamessa y su laicismo pseudocatolico en la Fiesta de Jesucristo Rey.

    La presencia del padre Raniero Cantalamessa, OFM, redicador de la Casa Pontificia, tiene una ventaja: tiene la portentosa virtud de sintetizar en pocas palabras todos los errores modernos entorno a un tema, presentarlos y hacer creer a todo el mundo que esas palabras son ortodoxas. Y su último comentario sobre la liturgia del domingo en su especialidad ha alcanzado una especie de cumbre en su arte particular.
    El comentario para la Fiesta de Cristo Rey se titula paradigmáticamente “¿Es Cristo rey y señor de mi vida?”, y en ella hace estas asombrosas afirmaciones:
    Para descubrir cómo nos toca de cerca esta fiesta, basta con recordar una distinción sencillísima. Existen dos universos, dos mundos o cosmos: el macrocosmos, que es el universo grande y exterior a nosotros, y el microcosmos, o pequeño universo, que es cada hombre. La liturgia misma, en la reforma que siguió al Concilio Vaticano II, sintió la necesidad de trasladar el acento de la fiesta, haciendo énfasis en su aspecto humano y espiritual, más que en el –por así decirlo— político. La oración de la solemnidad ya no pide, como hacía en el pasado, que «se conceda a todas las familias de los pueblos someterse a la dulce autoridad de Cristo», sino que «toda criatura, libre de la esclavitud del pecado, le sirva y alabe sin fin».
    Como ven, el padre Cantalamessa nos cuenta una fábula en la que la liturgia se convierte en ser consciente que siente la necesidad de trasladar el acento de la fiesta de Cristo Rey de lo que él llama política al aspecto humano y espiritual. Decir y para expresarlo con claridad: de lo social a lo individual.
    Recuérdese que en los sectores católicos infeccionados de modernismo se habla continuamente de “un sano laicismo”, en el cual no se mezcla lo religioso con lo político (Cantalamessa dixit); es decir, la religión se aparta de lo público y social y se vive en el ámbito de lo privado.
    Y no será la primera vez que alguien, seguramente cargado de buena voluntad, nos critica por usar para nuestra Web el título de “Ediciones Catolicas”. Según esa crítica, al hacerlo así hacemos culpable a la Iglesia de nuestros errores. Crítica que nunca nos ha convencido, por lo que nunca hemos sentido la tentación de llamarnos “Ediciones Sanamente laicistas”.
    Pues bien, resulta que el sentido original de la fiesta de Cristo Rey es exactamente la contraria. Y en la Carta Encíclica “Quas Primas”(1925) del Sumo Pontífice PÍO XI, en la que se instituye la Fiesta de Cristo Rey, se explica así el motivo de su institución:
    Y si ahora mandamos que Cristo Rey sea honrado por todos los católicos del mundo, con ello proveeremos también a las necesidades de los tiempos presentes, y pondremos un remedio eficacísimo a la peste que hoy inficiona a la humana sociedad. Juzgamos peste de nuestros tiempos al llamado laicismo con sus errores y abominables intentos; y vosotros sabéis, venerables hermanos, que tal impiedad no maduró en un solo día, sino que se incubaba desde mucho antes en las entrañas de la sociedad. Se comenzó por negar el imperio de Cristo sobre todas las gentes; se negó a la Iglesia el derecho, fundado en el derecho del mismo Cristo, de enseñar al género humano, esto es, de dar leyes y de dirigir los pueblos para conducirlos a la eterna felicidad. Después, poco a poco, la religión cristiana fue igualada con las demás religiones falsas y rebajada indecorosamente al nivel de éstas. Se la sometió luego al poder civil y a la arbitraria permisión de los gobernantes y magistrados. Y se avanzó más: hubo algunos de éstos que imaginaron sustituir la religión de Cristo con cierta religión natural, con ciertos sentimientos puramente humanos. No faltaron Estados que creyeron poder pasarse sin Dios, y pusieron su religión en la impiedad y en el desprecio de Dios. (Quas Primas, 23)
    Es decir, lo que Quas Primas denuncia y frente a la cual levante la Fiesta de Cristo Rey, la peste que hoy inficiona a la humana sociedad y es su principal mal es lo que seguimos llamando el laicismo. Frente al laicismo es frente a lo que Pío XI levanta la fiesta de Cristo Rey.
    ¿Y qué es el laicismo? El llamado laicismo con sus errores y abominables intentos es una enfermedad social que se incubó a lo largo de los últimos siglos. Un proceso cuyas etapas el Santo Padre representa con breves frases:
    1. Se comenzó por negar el imperio de Cristo sobre todas las gentes
    2. Se negó a la Iglesia el derecho, fundado en el derecho del mismo Cristo, de enseñar al género humano, esto es, de dar leyes y de dirigir los pueblos para conducirlos a la eterna felicidad.
    3. Después, poco a poco, la religión cristiana fue igualada con las demás religiones falsas y rebajada indecorosamente al nivel de éstas.
    4. Se la sometió luego a la Iglesia al poder civil y a la arbitraria permisión de los gobernantes y magistrados
    5. Después hubo algunos de éstos que imaginaron sustituir la religión de Cristo con cierta religión natural, con ciertos sentimientos puramente humanos.
    6. Y finalmente no faltaron Estados que creyeron poder pasarse sin Dios, y pusieron su religión en la impiedad y en el desprecio de Dios.
    En esta última etapa se haya el Estado Español y muchos otros estados del mundo. Pero En realidad, ahora estaríamos en una séptima etapa que el Santo padre Pío XI aún no se atrevió ni a presentir: la etapa en la que los miembros de la jerarquía católica osan hablar laudatoriamente del sano laicismo.
    ¿Cuál es la diferencia entre el laicismo sano y el insano? Simplemente que en el sano la Iglesia no es perseguida a cambio, naturalmente, de que ocupe su lugar que es el de la vida privada de los fieles.
    Frente a esa enseñanza del laicismo que infecciona a gran parte de la jerarquía actual, la enseñanza de la Iglesia es clara y diamantina, y dice que todo el bien de los individuos y de la sociedad procede de la realeza de Cristo:
    El es, en efecto, la fuente del bien público y privado. Fuera de El no hay que buscar la salvación en ningún otro; pues no se ha dado a los hombres otro nombre debajo del cielo por el cual debamos salvarnos
    El es sólo quien da la prosperidad y la felicidad verdadera, así a los individuos como a las naciones: porque la felicidad de la nación no procede de distinta fuente que la felicidad de los ciudadanos, pues la nación no es otra cosa que el conjunto concorde de ciudadanos (30). No se nieguen, pues, los gobernantes de las naciones a dar por sí mismos y por el pueblo públicas muestras de veneración y de obediencia al imperio de Cristo si quieren conservar incólume su autoridad y hacer la felicidad y la fortuna de su patria. (Quas Primas, 6)

    En cambio, los frutos de alejarse de la realeza de Cristo son terribles y devastadores y hoy los sufrimos en nuestra carne:
    Los amarguísimos frutos que este alejarse de Cristo por parte de los individuos y de las naciones ha producido con tanta frecuencia y durante tanto tiempo, los hemos lamentado ya en nuestra encíclica Ubi arcano, y los volvemos hoy a lamentar, al ver el germen de la discordia sembrado por todas partes; encendidos entre los pueblos los odios y rivalidades que tanto retardan, todavía, el restablecimiento de la paz; las codicias desenfrenadas, que con frecuencia se esconden bajo las apariencias del bien público y del amor patrio; y, brotando de todo esto, las discordias civiles, junto con un ciego y desatado egoísmo, sólo atento a sus particulares provechos y comodidades y midiéndolo todo por ellas; destruida de raíz la paz doméstica por el olvido y la relajación de los deberes familiares; rota la unión y la estabilidad de las familias; y, en fin, sacudida y empujada a la muerte la humana sociedad.

    Y el origen de todo ese mal es sólo el laicismo, la nefanda patología que pretende, y en gran parte ha logrado, expulsar a Jesucristo de la vida pública. Y frente a eso el cristiano debe luchar con todas las armas a su alcance:
    En verdad: cuanto más se oprime con indigno silencio el nombre suavísimo de nuestro Redentor, en las reuniones internacionales y en los Parlamentos, tanto más alto hay que gritarlo y con mayor publicidad hay que afirmar los derechos de su real dignidad y potestad. (Quas Primas, 25)
    Y como arma para combatir el laicismo rampante en la sociedad de la época de Pío XI (y hoy rampante en el seno de la Iglesia) fue pensada la fiesta de Cristo Rey:
    La celebración de esta fiesta, que se renovará cada año, enseñará también a las naciones que el deber de adorar públicamente y obedecer a Jesucristo no sólo obliga a los particulares, sino también a los magistrados y gobernantes.
    A éstos les traerá a la memoria el pensamiento del juicio final, cuando Cristo, no tanto por haber sido arrojado de la gobernación del Estado cuanto también aun por sólo haber sido ignorado o menospreciado, vengará terriblemente todas estas injurias; pues su regia dignidad exige que la sociedad entera se ajuste a los mandamientos divinos y a los principios cristianos, ora al establecer las leyes, ora al administrar justicia, ora finalmente al formar las almas de los jóvenes en la sana doctrina y en la rectítud de costumbres. Es, además, maravillosa la fuerza y la virtud que de la meditación de estas cosas podrán sacar los fieles para modelar su espíritu según las verdaderas normas de la vida cristiana.(Quas Primas, 33)

    Frente a eso, los católicos infeccionados de herejía modernista enseñan lo contrario; enseñan que Jesucristo debe reinar sólo a nivel de nuestro interior, o con palabras del padre Cantalamessa, debe reinar en nuestra alma y no en el ámbito de la política. Y lo explica así este osadísimo fraile:
    En esta perspectiva, el interrogante importante que hay que hacerse en la solemnidad de Cristo Rey no es si reina o no en el mundo, sino si reina o no dentro de mí; no si su realeza está reconocida por los Estados y por los gobiernos, sino si es reconocida y vivida por mí. ¿Cristo es Rey y Señor de mi vida? ¿Quién reina dentro de mi, quién fija los objetivos y establece las prioridades: Cristo o algún otro? Según san Pablo, existen dos modos posibles de vivir: o para uno mismo o para el Señor (Rm 14, 7-9). Vivir «para uno mismo» significa vivir como quien tiene en sí mismo el propio principio y el propio fin; indica una existencia cerrada en sí misma, orientada sólo a la propia satisfacción y a la propia gloria, sin perspectiva alguna de eternidad. Vivir «para el Señor», al contrario, significa vivir por Él, esto es, en vista de Él, por y para su gloria, por y para su reino. ( “¿Es Cristo rey y señor de mi vida?”)

    Sólo pedimos que los que habitan en tal caos de fe, en tal confusión de ideas, esos que pusieron “su religión en la impiedad y en el desprecio de Dios”, que se arrepientan ahora que aún es tiempo, y que sobre todo cuando son pastores de la Iglesia, que dejen de extraviar a sus rebaños.


    http://www.edicionescatolicas.com/articulo3.asp?Id=1879
    Smetana y Pasiego dieron el Víctor.

  2. #2
    venator está desconectado Miembro graduado
    Fecha de ingreso
    27 mar, 06
    Mensajes
    154
    Post Thanks / Like

    Re: Cristo Rey

    El Salvator Mundi de Leonardo da Vinci. Posiblemente, el Cristo Rey mas sublime que se haya pintado nunca - a destacar sobre todo la nobleza del rostro, donde se reflejan autoridad y fuerza soberanas sin un apice de rudeza, caridad y compasion sin falsos sentimentalismos.




    Saludos en Cristo


    Pd: Comentar, a modo de anecdota, que uno de los discipulos mas interesantes de Leonardo era Jose de Ribera, conocido como el Spagnoletto (Algo extrañisimo si se tiene en cuenta que, segun dicen, España y los españoles son invento modernos)

    http://arte.laguia2000.com/pintura/j...etto-1591-1692
    Pasiego dio el Víctor.

Información de tema

Usuarios viendo este tema

Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)

Temas similares

  1. Comentario sobre el Cid :
    Por Ordóñez en el foro Historiografía y Bibliografía
    Respuestas: 1
    Último mensaje: 22/06/2015, 22:31
  2. Sancho III "el Mayor", un Rey pamplonés e hispano
    Por Lo ferrer en el foro Navarra
    Respuestas: 11
    Último mensaje: 17/08/2014, 22:26
  3. Sancho III "el Mayor", un Rey pamplonés e hispano
    Por Lo ferrer en el foro Biografías
    Respuestas: 7
    Último mensaje: 11/01/2008, 21:33
  4. La Influencia Jacobea y Paulina en el Cristianismo
    Por Ordóñez en el foro Política y Sociedad
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 27/07/2006, 13:04

Permisos de publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •